Primer bloque
Peletería FUKS. Este tras el mostrado. Del otro lado, sombrerito tipo Mike Hammer y eterno pucho en los labios. MINCHIK.
FUKS: La pucha. Klein… nada menos.
MINCHIK: Por eso le digo, no podemos dejarlo en la calle… ¿Qué van a pensar de la colectividad?
FUKS: ¿Y usted por qué no lo lleva en su gira?
MINCHIK: No se puede trabajar más con él, Fuks. Yo sé lo que me duele decirlo.
FUKS: ¿Se olvida de todo…? Memoria ya no.
MINCHIK: Intacta. La memoria intacta, pero habla de más, no se controla. Dice sus parlamentos y agrega y agrega, y uno no sabe cuando va a terminar… no es la memoria, es la cabeza. Usted lo dijo, nada menos que Klein. ¿Cómo lo vamos a abandonar? Yo mismo pongo una parte de la mensualidad, y el resto se recolecta entre los paisanos.
FUKS: ¿Ya habló con él de esto?
MINCHIK: Ni una palabra. Antes quería saber qué me contestaba usted… y si puede, le iba a pedir que me acompañe a decírselo. No va a ser fácil convencerlo, pero usted es el presidente del asilo, puede contarle cómo se lo va a tratar… decirle que es un honor tener a Klein ahí adentro.
FUKS: Y es cierto. ¿Dónde está?
Corte: Café Venus. Ámbito donde se junta gente grande del espectáculo. Segundones irremediables, oscuros artistas, soñadores constantes, cirqueros, y toda la imagen del deterioro. El que regentea es un gallego. Un detalle fundamental es que allí se alquilan salas de ensayo. Un cartel escrito a mano con tiza hace alusión al hecho. Contra el mostrador están dos músicos conversando en una mesa. KLEIN rodeado de un grupo de cirqueros (con la variedad de exponentes que ello implica).
Música: Es la presentación del local. Y el paneo correspondiente nos muestra a gente tan igual y tan distinta a la vez. El GALLEGO que es a la vez mozo. El sonido ambiente se da cuando el GALLEGO recibe las llaves de un grupo que se retira.
GALLEGO: ¡Listo la uno! ¡Los cirqueros!
Algunos de los que rodean a KLEIN se incorporan ante el anuncio.
KLEIN: ¿Para qué la quieren?
GALLEGO: Pero el reloj corre y se pierde el tiempo ahora, que después no me pidan ni un minuto más.
KLEIN (Tratando de volver a sentar a alguno): ¡Esperen! (Al GALLEGO) ¡Si ellos mismos quieren hablar conmigo!
GALLEGO: Que no ensayen entonces, pero a mí me pagaron dos horas, ahí tienen la sala. Si ellos quieren perder el tiempo.
KLEIN: ¿Perder el tiempo? ¿En su vida, cuántos actores como yo van a encontrar? ¡Y las celebridades que trataron como a Ben Ami… todos! ¿Quién no actuó conmigo?
Cámara panea a la puerta donde un cartel indica «Sala de ensayos». Un grupo que sale. Muchachos jóvenes con los típicos instrumentos de rock. Incluyendo batería. El GALLEGO que recibe la llave, indica entonces a los músicos que están en el mostrador.
GALLEGO: La dos.
MÚSICO: ¡Sí… falta uno! Cuando venga… entramos.
El GALLEGO les indica entonces un sitio habitual seguramente, y a la vista, donde queda colgada la llave.
KLEIN: Yo te pregunto a vos, Gallego. ¿Qué es más importante para esta gente? ¿Ensayar… ellos o…? (Advierte algo que requiere de atención) Che, Minchik, ¿estas son horas de llegar?
Llega MINCHIK con FUKS. Este algo corto y aquel con reservas respecto del resultado del encuentro.
MINCHIK: Me atrasé. La verdad…
KLEIN: Embromate, te perdiste una canción que le canté a los muchachos, va a ser furor en Centroamérica… y vos sabés que en una hora más tengo a mi alumno. Y mi clase es sagrada.
MINCHIK: El señor Fuks… (Presentándolo)
KLEIN (Arriba): ¿Fuks?
FUCKS (Frío): ¿No se acuerda de mí?
KLEIN: Y… Fuks, son muchos… (A MINCHIK) ¿Él paga toda la gira? (Sin esperar respuesta se refiere a FUKS ahora) ¡No se va a arrepentir! Minchik, Sally Picon y yo, juntos… ¿Sabe qué?
FUKS: No, no soy productor.
MINCHIK: ¿El señor es el presidente de la comisión directiva de «Los cabellos de plata»?
Se sienta MINCHIK y este indica a FUKS que lo haga.
KLEIN: ¡Ah!… (Luego, deduciendo el motivo de la presencia. Responde. Contundente) Sí como no. Ni una palabra más. ¿Una función gratis para los viejitos? ¡No hay problemas! (A MINCHIK ahora) ¿Qué preparamos? (La continuidad a FUKS) Usted me vio trabajar me imagino.
FUKS: Soy un gran admirador suyo…
KLEIN: Entonces sabe más que yo. Lo que quiera. (A MINCHIK) Podés preparar algo vos y Sally, y yo otra cosa por mi cuenta. (A FUKS ahora) ¿Un clásico? Shakespeare, Molière, no… Para los viejitos mejor la comedia. La vida también es una sonrisa. ¿No, señor Fuks?
FUKS: Claro, señor Klein…
MINCHIK: Escucha…
KLEIN: No, nada… Yo preparo algo de comedia ¿O acaso Laurence Olivier no hizo cositas livianas? A mí no se me va a caer ningún pergamino por no hacer teatro serio, ¿no? (A FUKS)
FUKS: Claro, señor Klein.
KLEIN: ¿Qué? ¿Voy a llevarle a esos viejitos teatro serio?… No, que se rían un rato, demasiado tienen los pobres con estar en un lugar así.
FUKS: Están muy bien allí. Nadie se olvida de ellos.
MINCHIK: ¿Escuchaste…? Nadie se olvida de ellos. ¿Dónde vas a estar mejor que allí?
Perplejidad en KLEIN. Enmudece.
FUKS: Usted tiene una idea equivocada del «Caballero de plata». El nuestro no es como los demás asilos…
MINCHIK: ¿Te creés que sino yo te dejaría?
FUKS: Le prometo que usted allá va a hacer lo que quiera. Drama o comedia. El actor del asilo… (Se corrige) Allí lo espera una familia.
KLEIN (A MINCHIK): ¿Vos armaste esto?
MINCHIK: Es lo mejor… yo mismo hubiera ido si no… (El subtexto es: si no tuviera a nadie) Es lo mejor para todos.
FUKS: Yo, como presidente del hogar, me voy a encargar de que no le falte nada.
KLEIN (Digno, se incorpora): Ahora, no me falta nada.
MINCHIK: Pero che…
FUKS: ¿Cómo no? No tiene una casa, un sueldo, una familia. Pero es un orgullo para la colectividad, deje que lo atendamos como se merece.
KLEIN: ¿Y así? ¿Así me merezco? ¿Así, Muchnik?
Acto seguido se dirige desconcertado a todos hacia donde está la llave.
KLEIN: ¡Pero no me van a llevar! ¡Ni me van a llevar ni me vuelven a ver! (Toma las llaves de una de las salas de ensayo)
GALLEGO: ¿Qué hace?
KLEIN: No vivo más en una pensión… ¡Mi casa ahora es una sala de ensayo! ¡Y no me sigan porque se van a arrepentir!
Entra.
GALLEGO (A los dos amigos): Oigan… háblenle. ¡Se volvió loco! MINCHIK le hace un gesto para que se serene y deje hacer a KLEIN.
GALLEGO (A los dos amigos): ¡No sé qué pasa con ustedes pero qué culpa tengo yo!
Llega un músico con un contrabajo. El músico indica ahora al GALLEGO que ya lo observó entrar.
MÚSICO: ¡Ya estamos!
GALLEGO: Sí, pero no hay sala.
MÚSICO: ¿Cómo que no hay sala? ¡Está reservada! ¡Le dije recién que esperaba un músico y ya llegó!
GALLEGO: Sí, pero… (Invierte en advertir a los dos paisanos de KLEIN) ¿Ven, no? ¿Ven?
MINCHIK que en su gesto le pide paciencia.
MÚSICO: ¿Qué? ¿Por qué se metió ese tipo? ¿Ahora nos va a dejar esperando? Dígale que es nuestro turno, o sino dejá que se lo digo yo. (Dispuesto a ir)
MINCHIK: ¡No! Espere por favor…
El músico se defiende.
MÚSICO: ¿Que espere qué?
MINCHIK: Mi amigo acaba de recibir una muy mala noticia y está nervioso, comprenda.
MÚSICO: ¿Qué tengo que comprender yo? Vengo con mis músicos a ensayar, reservé la sala. ¿Y ahora? ¿Ahora qué?
GALLEGO: Y… ya sabe… hay dos nomás, en una están los cirqueros y en la otra se metió Klein. Si esperan un momento, a lo mejor se le pasa esa locura.
MÚSICO (A sus músicos. Definitivo): Vamos. (Inicia mutis. Se frena luego y advierte al GALLEGO) Aquí, nunca más.
Estupefacto el GALLEGO no atina a reaccionar. Sólo puede recriminar a MINCHIK.
GALLEGO: ¡Se dio cuenta! Encima me espanta los clientes.
FUKS: Espere. Yo pago. Téngale paciencia que yo pago el alquiler de esta gente que se fue.
GALLEGO: ¿Pero por qué me hace esto a mí? Le sirvo todos los días un café con leche. Ahora, sin ir más lejos le llega un alumno y él le da clase en una de las sala. ¡Gratis! ¡Todo gratis! ¿Y cómo me paga? ¡Así!
MINCHIK: ¿Y a qué hora viene ese alumno?
Corte. Casa de SUÁREZ. Humilde. Un cordón que da a un patio. En el comedor. En la tarde cercana a la noche. El hombre que termina de planchar una camisa. La mujer, nerviosa, con calor. Trata de hacer dormir a una pequeña criatura. Dos de los otros hijos que corren por el comedor donde esta la mujer. En el comedor sólo está SUÁREZ.
SUSY: ¡Yo no recibo ninguna ayuda, pero te pasas el tiempo atendiendo a ese viejo!
SUÁREZ: ¿Qué te molesta que atienda al maestro?
SUSY: ¿Y qué querías? ¿Que lo hiciera yo? ¿No alcanza con la casa y los chicos?
SUÁREZ: ¡Nadie te dice nada! Pero dejame hacer mis cosas también… ¿Podés calentar un poco el guiso?
SUSY: ¡Encima eso!
Corte: Bar. En apariencia hay normalidad. La gente instalada en las mesas. El GALLEGO advierte a unos músicos.
GALLEGO: No hay más salas… (A una mesa) ¡Sale ese café!
Llega SUÁREZ. El GALLEGO lo advierte y lo anuncia a MINCHIK y FUKS que esperan en una mesa. SUÁREZ con un instrumento bandoneón y su ollita más un paquete.
GALLEGO: ¡Aquí lo tienen!
SUÁREZ: Buenas noches… (Va a seguir hacia la sala de ensayo)
GALLEGO: ¡Espere!
SUÁREZ: ¿No está el maestro?
GALLEGO: De eso le van a hablar estos señores, del «maestro».
SUÁREZ no entiende; los otros se le acercan y rodean. Corte.
Sala de ensayo. Un gran espejo. Un piano, un atril. Una colchoneta en el piso. KLEIN sentado frente al espejo. Manos que llaman a la puerta.
KLEIN: ¿Quién?
SUÁREZ (En off): ¡Suárez, maestro!
KLEIN que va a abrir con precaución. Ingresa SUÁREZ. KLEIN lo recibe como «si nada».
KLEIN: Buenas noches, muchachos…
SUÁREZ: ¿Cómo está, maestro?
KLEIN: Yo bien. Empecemos, empecemos cuanto antes.
SUÁREZ: Sí, antes tenga las camisas limpias y sopa de comida, pero caliéntela en la pensión antes de comerla.
KLEIN: Gracias, che. Decile a tu mujer que un día de estos le voy a hacer un gran regalo.
SUÁREZ: Por favor, si ella… lo hace de corazón.
KLEIN: Me quiere. No la conozco pero me doy cuenta que me quiere. Bueno, a nuestra clase. Abrí allí che, que entre un poco de aire.
SUÁREZ va hacia una ventana. Abre, y por allí asoman los tres personajes.
GALLEGO: ¿Y, Klein? ¡Que no se termina más esta cabronada!
KLEIN: ¡Pegale!
SUÁREZ: ¿Cómo pegale?
KLEIN: ¡Sí, pegale a él y a los otros!
SUÁREZ: Son sus amigos, maestro.
KLEIN: ¿Esos?
MINCHIK: ¡Nosotros! Sí… si no fuera por este hombre… ¿Dónde dabas tus clases? ¡Gratis! ¡No te niega un plato de comida, o una ginebra! ¿Y así le pagás? ¡Y el señor Ruka que viene a ofrecerte un hogar! ¿Te acordás la última vez en San Pablo?
KLEIN (Perdiéndose en el recuerdo): ¿Cómo me voy a olvidar? Si vos me llevaste porque la colectividad me pedía. ¡Soy el famoso! ¡No, sos sonso vos! Si cuando hago Los hermanos Ashkenazi la sala se viene abajo. (A SUÁREZ) Gran obra: dos hermanos que se encuentran… la tengo acá. (El corazón) Pero claro, el rasca quiere hacer obritas picarescas, porquerías.
MINCHIK: Qué picarescas, si la dama joven tiene más de cincuenta años. Que hable de San Pablo… Se esfumó. Llega la hora de la función y el señor no está… La gente esperando y él que… ¿Para qué queres que te lleve de gira, Klein? ¿Para hacerme mala sangre? ¡Salí! Haceme el favor.
KLEIN: ¿Para qué? ¿Para que me lleven al asilo?
MINCHIK: ¡No es un asilo!
KLEIN: ¿No? ¿Y qué es el «Cabellos de plata»?
SUÁREZ (A MINCHIK): ¿Cómo, a un asilo?
MINCHIK: ¿Y qué es mejor, joven? ¿Qué ande dando lástima por…?
KLEIN (Interrumpe): ¡Esto es mejor! ¡Esta sala de ensayos! ¿Sabés cómo me sacan de aquí? ¡Con los pies para adelante!
MINCHIK: El dueño del bar vive también con el alquiler de las salas. ¡Las necesita! ¡Recién me mandaron a mudar los músicos que tenían el turno! ¡Salí de una vez!
KLEIN: ¡No salgo! ¡Más que el gallego la necesito yo, pero para vivir! ¡A que no sabes esto, Minchik! ¡También me quedé sin la pieza de la pensión! ¡Pero aquí tengo todo! (Va al espejo y se pinta algo) El espejo para transformarme. (Va al piano y ejecuta algo) ¡La música! (Canta y comenta) ¿Te acordás, Minchik? ¡La gente no me dejaba bajar en Rosario!
MINCHIK: Rosario… ya no estás para eso… ¡Tenés que agradecernos, nos preocupamos por vos!
KLEIN (No quiere escucharlo): ¡Cerrá, muchacho! ¡Prefiero el calor antes que escucharlo a ese! Cerrá…
SUÁREZ que va a cerrar.
MINCHIK: Hacele caso a este muchacho, por lo menos.
GALLEGO: ¡No me haga perder más plata!, ¡salga de ahí!
Suárez, mientras cierra, les hace un gesto a los de afuera pidiendo calma.
KLEIN: Eso… vos y yo, no hace falta nadie más… Y empezá, vamos a ver cómo andás… Acordate: tocar es una cosa, interpretar es otra…
SUÁREZ: Sí, maestro…
SUÁREZ no siente ganas de su clase, su preocupación es otra. Por eso antes que nada necesita abocarse a la misma.
SUÁREZ: Maestro, en serio… ¿Confía en mí?
Corte.
Café. Allí está con FUKS y el GALLEGO, arreglando en términos comerciales.
MINCHIK: Pero no lo maltrate, nosotros pagamos…
Llega SUÁREZ, dispuesto a retirarse.
GALLEGO: ¿Y, muchacho?
SUÁREZ: Voy a ver qué puedo hacer… Usted sabe mejor que yo que él no es para estar encerrado en un asilo.
MINCHIK (A FUKS): ¡Escucha! No podemos invitarlo a que vea al «Cabello de plata»…
FUKS: Ahí tenemos a nuestra gente sin que le falte nada.
SUÁREZ: Le va a faltar lo que más necesita el maestro.
MINCHIK: Usted habla así porque es muy joven todavía. Lo que más necesita Klein es un plato de comida, ropa limpia y una pieza decente, no una sala de ensayo.
MINCHIK: ¡Y le pensamos hacer la despedida que Klein se merece!… toda la colectividad va a estar presente… más vale que se retire así.
SUÁREZ: Yo le dije. Pero el maestro dice que se va a despedir del arte…
MINCHIK: (Interrumpe, completando) ¡Cuando se muera!… ¡si se lo habré escuchado!… pero dando lástima lo único que va a ganar es perder todo lo que cosechó… está solo, por eso nosotros queremos hacer lo que hace una familia: ¡porque lo queremos!
SUÁREZ: Ya lo sé. Tiene razón, pero también tiene razón el maestro. Un artista como él, la única despedida que puede tener es la muerte… ya le dije: yo voy a ayudar, lo voy a sacar de esa sala, se lo prometo.
MINCHIK: ¡¿Y dónde lo va a poner?!…
Corte.
Casa SUÁREZ. Pieza. Noche. En una cama duermen dos chicos. En la propia cama de matrimonio otro más. La esposa, sobresaltada, ya acostada, que responde a pie de letra. SUÁREZ, aún no se ha descambiado.
SUSY: ¡¿Aquí?!… ¡pero entonces vos no entendés nada!… dos en el comedor, estos acá, ¡¿y vos hablás de meternos ese viejo entre nosotros?!
SUÁREZ: Más respeto cuando hablás del maestro.
SUSY: ¿Ah, y cómo querés que lo respete? ¡¿Lavando su ropa y haciendo su comida, aunque no lo conozco?! Hacé lo que quieras pero si pisa esta casa, agarro los chicos y me mando a mudar. Vas a tener que elegir: ¡o él, o nosotros!
Y en SUÁREZ, la desilusión que nace ante el primer fracaso.
CORTE COMERCIAL