ALCMEÓNIDA
INTRODUCCIÓN
1. Época y lugar de composición
Ninguna de las fuentes que nos han transmitido fragmentos de la Alcmeónida nos dan el nombre de su autor. Lo único que podemos es conjeturar el lugar de composición, que parece ser el círculo cultural de Corinto. Se ha sugerido[1] que su autor fuera un adivino, dado el interés que muestra por enlazar a Acarnán, el epónimo de los acarnanios, con el adivino Anfiarao, remitiendo así a este augur mítico la larga tradición profética de los acarnanios. En apoyo de esta teoría puede citarse la habilidad que estos adivinos tenían —extensamente documentada— de utilizar el verso épico para sus profecías, generalmente improvisadas.
La Alcmeónida no se incluye normalmente entre las obras del Ciclo. Welcker[2] llegó a pensar que no era sino otro nombre de Epígonos, pero tal opinión no es defendible. La Alcmeónida es un poema independiente y bastante tardío, ya que cita la colonia de Léucade, fundada por los corintios a fines del siglo VII. Su fecha de composición fue fijada por Wilamowitz[3] como posterior al 600 a. C., sin que se haya discutido posteriormente.
Parece haber sido concebido este poema para servir de enlace entre el Ciclo Tebano y el Troyano, que originariamente nada tenían que ver entre sí. Coincide con Epígonos, obra de la que realmente es una reelaboración, en personajes y en algunas situaciones, pero su intención es fundamentalmente explicar por qué algunos de los Epígonos no acuden a la convocatoria de Agamenón para la guerra de Troya. Esta es la razón de que en nuestra traducción lo situemos en este lugar.
2. Argumento
La Alcmeónida, como su nombre indica, se centra en la saga de Alcmeón, hijo de Anfiarao y Erífila, saga que comportaba fundamentalmente tres episodios: el matricidio, la expedición a Tebas con los Epígonos y las aventuras en Acarnania y Etolia. La inexistencia de un resumen de la obra nos impide, no obstante, establecer de una forma segura la ordenación y correlación de estos episodios, así como la situación de algunos fragmentos conservados dentro del poema.
Comencemos por referirnos al matricidio de Alcmeón. La causa del mismo es la traición de Erífila a Anfiarao, a la que aludimos ya en la introducción a la Tebaida. Alcmeón venga a su padre, matando a su madre. La historia tiene ciertos puntos de contacto con la de Orestes[4]: en ambas hay venganza por la traición de la madre al padre, matricidio, persecución del homicida por la Erinis y expiación final. No obstante, sobre la relación de este tema con la expedición de los Epígonos duda la tradición mitográfica antigua. Unos, como Asclepíades, creen que Alcmeón mata a su madre y luego de expiar su crimen puede ir a la campaña. Otros, como Diodoro y Apolodoro, sitúan el matricidio al regreso de la expedición e incluso culpan a Erífila de un segundo soborno por el que se envía a Alcmeón a la guerra. Probablemente la segunda de las versiones es la de Epígonos (aunque no está claro que el matricidio formara parte de ese poema) y la primera, la de Alcmeónida. Bethe y Severyns[5] apoyan esta posibilidad con el testimonio de un escolio[6], que dice lo siguiente:
Pero (Anfiarao) ordena a su hijo no emprender la expedición con los Epígonos contra Tebas hasta que no hubiera matado a su madre. Se dice que Alcmeón hizo todo ello y que enloqueció por el matricidio. Pero los dioses lo liberaron de su mal porque había sido por obedecer piadosamente a su padre por lo que había matado a su madre.
Sobre los detalles del matricidio no se nos ha conservado ningún fragmento, y ya los mitógrafos antiguos tenían sus dudas al respecto. Así nos dice Apolodoro[7]:
De acuerdo con un oráculo de Apolo, mató a su madre. Algunos dicen que mató a Erífila con su hermano Anfíloco; otros, que fue él solo.
Según las creencias antiguas (compartidas por los antiguos hebreos y por ciertos pueblos africanos), el asesinato de un pariente, como el cometido por Alcmeón, provocaba una contaminación que afectaba a la persona y a la tierra donde vivía. Tal mancha debía expiarse mediante una peregrinación en la que el culpable, enloquecido, era perseguido constantemente por las Erinis, y mediante la celebración de ritos diversos, en los que debían ayudarle otras personas y que en muchas ocasiones resultaban ineficaces. De acuerdo con este esquema volvemos a tomar la narración de Apolodoro:
La Erinis del asesinato materno se le presentó a Alcmeón. Éste, enloquecido, se refugia primero en Arcadia, junto a Ecles[8] y de allí, junto a Fegeo, en Psofis. Una vez purificado por él desposa a su hija Arsínoa y le da el collar y el peplo[9]. Al volverse luego la tierra estéril por su causa y dado que el dios dictó por un oráculo que se dirigiera a Aqueloo y recomenzara junto a él el proceso, acude primero junto a Eneo en Calidón y es alojado en su casa, luego, al llegar junto a los tesprotos, es rechazado de la ciudad. Por fin, cuando arriba a las fuentes del Aqueloo es purificado por él, toma por esposa a su hija Calírroe y habita, tras colonizarla, la tierra de aluvión formada por el Aqueloo.
El motivo de que Alcmeón se purifique precisamente en este lugar y se asiente en la tierra de aluvión nos lo ofrece Tucídides[10], cuando describe las islas Equínades, sitas a poca distancia de las bocas del Aqueloo, y cómo por el acarreo de aluviones algunas islas se han unido al continente. Se remite entonces a la historia de Alcmeón, tomada con toda probabilidad del poema que nos ocupa.
Se dice que a Alcmeón, el hijo de Anfiarao, cuando andaba errante tras el asesinato de su madre, le ordenó Apolo por medio de un oráculo que viviera en aquella tierra, advirtiéndole de que no habría liberación de sus terrores[11] hasta que no habitara, una vez que la encontrase, en una región que, cuando mató a su madre, no hubiera sido vista aún por el sol ni hubiera sido tierra, dado que el resto había sido contaminado por él. Y éste, sin saber qué hacer, según se dice, se acordó por fin de este aluvión del Aqueloo y le pareció que se habría acumulado una zona suficiente para su cuerpo durante el no poco tiempo desde que, tras matar a su madre, había andado errante. Así que, después de establecerse en la zona próxima a Eníadas, reinó allí y por su hijo Acarnán le dio nombre al país. Tales relatos son los que se nos han transmitido acerca de Alcmeón.
Todo lo que Tucídides nos dice acerca del final de la historia, sobre la toma de Eníadas y haber dado nombre al país, es posterior a la expedición que Alcmeón emprendió con los Epígonos. De este episodio (sobre el cual creo innecesario repetir lo ya dicho en la introducción a esta obra) no nos han quedado fragmentos, aunque quizá el fr. 2, que se refiere a una fiesta por los muertos podría atribuirse a las exequias fúnebres consecuentes a esta expedición. Huxley[12] se basa para afirmarlo en un testimonio de Apolodoro[13]:
Cuando los tebanos avanzaron contra ellos, a las órdenes de Laodamante, el hijo de Eteocles, combaten bravamente. Laodamante mata a Egialeo, pero a Laodamante, Alcmeón.
Concluye Huxley que el celebrante de la fiesta mortuoria es el propio Alcmeón, y los cadáveres son, entre otros, los de Laodamante y Egialeo.
Tras esta campaña es cuando hay que situar el final de la narración de Tucídides sobre las aventuras en Acarnania. El fr. 5 garantiza que podemos atribuir a este poema una serie de episodios que tienen como escenario esta región. En él se nos habla de héroes epónimos, esto es, de héroes de cuyo nombre reciben el suyo ciudades o territorios, en este caso los epónimos de Léucade y Alizea. El propio Éforo, que es quien nos transmite el fragmento 5, nos narra en otro fragmento[14] que probablemente se basa en la Alcmeónida, lo siguiente:
Alcmeón, hijo de Anfiarao, que combatió junto a Diomedes y a los demás Epígonos, tras haber llevado a buen fin la guerra contra los tebanos, acompaña a Diomedes y castiga con él a los enemigos de Eneo. Tras cederles Etolia, se dirige por su cuenta contra Acarnania y la conquista. Agamenón atacaba entretanto a los argivos y los vencía con facilidad, dado que la mayoría de ellos acompañaba a los de Diomedes. Al llegar poco después el momento de la expedición contra Troya, temió que al estar él ausente por la expedición, los de Diomedes regresaran a su patria (pues había oído que se había reunido una fuerza importante en torno suyo) y le devolvieran a aquéllos un poder que les correspondía con el mayor derecho (pues el uno era heredero de Adrasto, el otro, de su propio padre). Pensando en eso los llama para que recuperen la soberanía de Argos y para su participación en la guerra. Diomedes se convenció para participar en la expedición, pero Alcmeón, irritado, no quiso. Por esa razón los acarnanios fueron los únicos que no participaron en la expedición con los griegos (…)
Al presentar a Acarnania sometida a Alcmeón ya antes de la guerra de Troya, Éforo muestra también la fundación de Argos Anfiloquia como suya y asegura que se llama Acarnania por Acarnán, su hijo y se denominan Anfiloquios por su hermano, Anfíloco.
Es de suponer que el poema tendría que ocuparse también de la muerte del héroe. Éste, según Apolodoro[15], muere en Arcadia, sufriendo las consecuencias de la desgracia que acarrean los talismanes del collar y del peplo. Así nos lo cuenta:
Como Calírroe codiciaba luego apoderarse del collar y del peplo y como le dijo que no conviviría con él si no los tomaba, Alcmeón se presenta en Psofis y le dice a Fegeo que se había predicho la liberación de su locura cuando llevaran el collar y el peplo a Delfos y los ofrendaran. Él le da crédito y se lo entrega, pero por la delación de un siervo de que se los llevaba a Calírroe, es objeto de una emboscada por los hijos de Fegeo, por encargo de éste, y muere.
Su muerte no obstante será vengada por sus hijos Acarnán y Anfótero[16], que acaban por ofrendar los talismanes en Delfos, tras matar a Fegeo y a sus hijos.
En este contexto, quedan aún los fragmentos 1, 3, 4, 6 y 7, cuya posición en el poema es difícil determinar. Los fragmentos 1 y 4 se refieren a homicidios. El fr. 4, al cometido por Tideo, que justifica su presencia en Argos, tema al que ya hemos aludido en la introducción a la Tebaida. La única diferencia es que en vez de tres asesinatos los de su tío Melante y sus primos Licopeo y Alcátoo, que eran los únicos que al parecer se le atribuían en la Tebaida, aquí se le atribuyen ocho. Tal intensificación de los elementos es un rasgo típico de los poemas cíclicos tardíos[17].
El fr. 1 se refiere al asesinato de Foco a manos de sus hermanos Peleo y Telamón, y constituye quizá el paradigma del asesinato de un pariente, aludido a propósito de los homicidios de Tideo. De otro lado, explica cómo Peleo, que es en origen un héroe tesalio, puede ser hijo de Éaco, cuya leyenda se sitúa en Egina. El homicidio es el motivo de su cambio de región. La historia nos la narra con mayor detalle Pausanias[18].
Cuando Telamón y Peleo indujeron a Foco a competir con ellos en el pentatlón y le llegó a Peleo el turno de lanzar la piedra —pues eso tenían en vez de disco—, alcanza voluntariamente a Foco. Eso agradó a su madre[19], pues ellos habían nacido de la hija de Escirón, pero Foco no era de ella, sino de una hermana de Tetis, si es que los griegos dicen la verdad (…)
Entonces, cuando Foco murió golpeado por el disco, huyen tras embarcar en una nave los hijos de Endeide. Telamón, que envió luego a un heraldo, negaba haber maquinado la muerte de Foco; pero Éaco no lo dejaba desembarcar en la isla, sino que en pie sobre la nave o, si quería, tras hacer un montón de tierra en el mar, le permitía hacer su defensa desde allí. Y así, tras navegar de noche al puerto llamado Secreto, hizo el montón. Terminado éste, aún se conserva en nuestros días. Pero condenado, como no inocente de la muerte de Foco, zarpó por segunda vez hacia Salamina.
Esta historia es un aition para explicar la presencia del montón que existe ante el puerto Secreto en Egina, y es rigurosamente paralela a la que narra el motivo que tuvo Alcmeón para buscar asilo en la zona de aluviones del Aqueloo.
En cuanto al fr. 3 es una invocación a la tierra y a Zagreo, un hijo de Zeus y Perséfone, repetidamente identificado luego con Dioniso. Despedazado por los Titanes, que seguían órdenes de Hera, fue enterrado cerca del trípode oracular de Delfos. El mito de Zagreo tuvo luego gran desarrollo entre los órficos, por lo que se ha querido ver un influjo órfico en este poema. Huxley[20] piensa que la invocación está en boca de Alcmeón en Delfos, cuando el oráculo le comunica que debe ir a la zona que no hubiese visto el Sol. La Tierra y el enterrado Zagreo son lógicamente buena ayuda para identificarla.
El fr. 6 alude a un tema de la saga de los hijos de Pélope, a la rivalidad de Tiestes y Atreo provocada por Hermes. Éste, para vengar la muerte de su hijo Mírtilo a manos de Pélope, introdujo entre los carneros de Atreo uno de oro, que se convertiría en prenda de la soberanía de Micenas. Éste le fue robado luego por su hermano Tiestes, tras haber seducido a la mujer de aquél, Aéropa. El carnero de oro es, de nuevo, un exponente del tema del peligro del oro o del objeto maléfico por la codicia que excita, como lo fueran los talismanes de Erífila[21]. Es posible que como quiere Severyns[22], el poema narrara los precedentes de la historia, esto es, la carrera de los pretendientes de Hipodamía con su padre, Enómao, para conseguir su mano, la traición del cochero Mírtilo, que enamorado de Hipodamía hace perder a Enómao ante Pélope, el posterior intento de Mírtilo de seducir a Hipodamía y la muerte de éste a manos de Pélope.
Por último, el fr. 7 coincide con Hesíodo en la consideración de la Edad de Crono como época feliz del género humano. Es absolutamente imposible determinar en qué lugar de la obra se trataba el tema.
3. Bibliografía
Edición: KINKEL, Epicorum…, págs. 76 y 313 (seguida para nuestra traducción).
Estudios: E. BETHE, S.V. Alkmaionis, en PAULY-WISSOWA, R.E.; SEVERYNS, Cycle…, págs. 224-237; HUXLEY, Greek epic…, págs. 51-54; M. DELCOURT, Oreste et Alcméon, París, 1959.