Ha pasado una semana desde la operación de Melissa. Su recuperación es asombrosa. Como Christopher es un hombre totalmente sano, el cuerpo de mi hermana no rechaza parte de la médula ósea donada por mi novio.
No quiero irme del lado de mi familia, pero el trabajo no puede seguir esperando. Christopher ya debe volver. Michael, su socio, necesita cerrar algunos tratos importantes con la firma de Chris, por lo que decidimos regresar con la esperanza de que sea muy pronto el reencuentro.
Melissa está feliz, y cuando le contamos acerca de la boda me pide, más bien, me exige ser la dama de honor. Por supuesto, así será. Ella es mi mejor amiga y siempre pensé en alguien como ella para ocupar ese puesto.
Todavía no hemos podido organizar nada. Está claro que es muy pronto; no porque mi relación con Christopher haya avanzado a pasos agigantados quiere decir que nuestro matrimonio también deba hacerlo.
Todavía me es raro pensar en ello, ya que hace solo tres semanas que somos novios de manera oficial y ahora vamos a casarnos. No es que esté arrepentida ni nada, solo que aún estoy incrédula ante la situación.
—¿Qué piensas, mi amor.
—En todo lo vivido últimamente.
—Te entiendo. También me pasa, pero prometimos volver pronto, así que no debes preocuparte por ello.
—Lo sé, aunque ahora mi hermana ya se recuperó y todo, no quisiera dejarla.
—Ya veremos más adelante. Lo importante es que se recuperó y podrá vivir su vida como debe ser.
—Y todo gracias a ti, amor —le doy un abrazo mientras estamos sentados en el avión para nuestro regreso.
Estar en sus brazos es una sensación de calma enorme para mí, aunque ya lo he dicho antes, y sobre todo a Chris, estaré siempre agradecida de lo que hizo por mi hermana.
—Y bueno, futura señora Adams... ¿Qué le parece si comenzamos a pensar en una fecha para nuestra boda.
—La verdad, todavía no me he puesto a pensar en ello —confieso.
—¿En serio. Pensé que sí. Con eso de que a las mujeres les fascina el tema «boda».
—Sí, pero no me pongas en el mismo saco. Sabes que soy diferente a las demás.
—Lo sé, y es por eso que me encantas.
—¿Cómo lo haces.
—¿El qué.
—Siempre sabes qué decir, y cómo decirlo, para ponerme nerviosa.
—Es porque te amo, Ash, y ya te conozco perfectamente.
—Yo también te amo, mi amor.
Nos acercamos, como si quisiéramos estar aún más unidos. Chris me hace dar vuelta y quedar de espaldas a él, abrazándome por detrás y colocando su cabeza sobre mi hombro para darme besos en la mejilla y la nuca.
—No quisiera volver a trabajar. La pasé muy bien en estas mini vacaciones junto a ti.
—Yo tampoco quisiera volver, pero sabes que Michael te necesita. Además, cuando le cuentes el motivo del viaje y sobre nuestro matrimonio, te aseguro estará muy sorprendido.
—En eso te apoyo, porque jamás pensó que yo pasaría por esto. ¿Y ahora ves. Nos encontramos en la misma situación.
—Quizás, podamos salir de nuevo los cuatro. Esa noche la pasé muy bien.
—Yo también. Ya hablaremos con ellos para quedar otra vez. Lo prometo.
—Gracias, amor.
—¿Y eso por.
—Por ser perfecto —admito, mirándolo a los ojos y siendo sincera al cien por ciento.
—No creo serlo pero… por ti, seguro que lo intento —me lo dice sonriendo consiguiendo, como siempre, que me derrita de amor por él—. Te amo.
—Te amo —le respondo muy segura de mis sentimientos.
Nos mantenemos abrazados durante todo el vuelo de regreso. Prácticamente, hasta dormí por un momento entre sus brazos. Solo me doy cuenta que hemos llegado cuando siento que me dan un ataque de besos por todo el rostro para que logre despertarme.
—Despierta, dormilona.
—¿Ya llegamos.
—Sí, nena. Ven. —Me ofrece su mano para levantarme y así salir juntos.
Mientras vamos bajando debemos llevar con nosotros las pequeñas —aunque no tan pequeñas—, maletas con la ropa que Chris compró tanto para él como para mí.
—Vamos, te llevo a tu departamento.
—De acuerdo —afirmo todavía con algo de sueño y con bostezo incluido.
Luego de bajarnos del avión y subir al auto de Chris, que nos espera junto a Michael en el aeropuerto, comenzamos el rumbo a mi departamento.
Al igual que como Chris predijo, Michael se encuentra totalmente sorprendido cuando le contamos la noticia y, por supuesto, nos felicita. Promete, además, que hablará con su novia Rachel para que salgamos nuevamente los cuatro.
****.
Llegamos a mi edificio, y al estacionar, Chris me ayuda a bajar el equipaje y me acompaña hasta mi puerta, mientras tanto, Michael nos espera en el auto.
Al cabo de unos minutos, nos despedimos y nos prometemos ver al día siguiente en la oficina. Hemos llegado temprano, pero en el camino le mencioné a Chris que quería el resto de la tarde para mi sola. Necesito descansar, y estoy segura que con él a mi lado no podré hacerlo. Por suerte, consigue comprenderme.
Una vez adentro, voy directamente a la ducha. Necesito relajarme un poco y un baño es perfecto para mí en este momento.
Al terminar, voy a mi dormitorio para ponerme algo más cómodo. Solo escojo un pantalón holgado y una polera de tirantes, además de mi ropa interior, esta vez de color negro.
Una vez que estoy lista, incluyendo el secado de mi pelo, me dirijo hasta la cocina por algo de comer. Elijo hacerme un sándwich de queso fundido, junto a un vaso de jugo. Un ratito después, me siento en una de las bancas del mesón de la cocina con mi celular. Decido a mandarle un mensaje a Sophie.
«Mañana regreso a la oficina. Tengo algo importante para contarte..
Dejo el teléfono a mi lado, y al cabo de un par de minutos mi celular suena, indicando que ha llegado un mensaje.
«Nos vemos, amiga. Te he extrañado mucho. Yo también tengo algo que contarte..
Mi respuesta no se hace esperar.
«Entonces, hablamos mañana. Un beso..
Justo cuando termino de enviar el mensaje, debo dejar el equipo a un lado y abrir la puerta de entrada. Alguien acaba de tocar. Era raro. No espero a nadie. Vuelven a tocar cuando me dirijo a abrir. Antes de hacerlo, miro por el pequeño visor de la puerta, pero ahí no hay nadie. Bufo. Abro de todas maneras, y efectivamente no veo a nadie allí. Salgo a mirar por el pasillo, pero no encuentro a nadie, por lo que regreso a mi departamento, cuando siento que algo me roza el pie descalzo. Me agacho y cojo una hoja de papel escrita con recortes. Tiene un mensaje.
«HE VUELTO, Y ESTA VEZ PARA QUEDARME. DESEO ME SIGAS ESPERANDO COMO TANTO ANHELO..
Me asusto de inmediato, ya que este mensaje es algo aterrador. No sé quién pudo haberlo enviado. No tengo enemigos ni nada por el estilo.
Con la hoja de papel en mano, entro a mi departamento con la esperanza de que esto solo sea una especie de broma.
Para distraerme, me pongo a mirar algo de televisión. Me siento en mi sofá, y con el control remoto enciendo el aparato. Hago zapping por algunos canales, hasta que encuentro una película que me gusta y donde actúa mi actor favorito, Josh Duhamel.
Encantada con la película, decido llamar a mi restaurante favorito de comida china para pedir comida a domicilio. Mientras espero que llegue mi pedido voy acomodando algunas cosas en la mesa ratona de la sala.
Luego de comenzar a ver una segunda película —esta vez elijo una de Jennifer López—, suena el timbre. ¡Por fin ha llegado mi comida.
Al abrir la puerta, la recibo, pagando lo correspondiente al pedido. Me despido del joven que lo trajo y vuelvo a acomodarme en el sofá de la sala. Por suerte no me pierdo mucho de la trama de la película.
Empiezo a comer y a degustar una cervez. “Corona., una de mis favoritas. De pronto, suena mi teléfono, interrumpiéndome de probarla a gusto, porque a él ha llegado un mensaje. Al abrir, constato que es de mi novio.
«Te extraño, nena. Ya quiero verte mañana..
«También quiero verte. ¿Cómo va tu día..
«Aburrido sin ti..
«Eres un meloso..
«Orgulloso de serlo ;).
«Nos vemos mañana..
«Ya lo deseo..
Un momento después, nos despedimos. Por mi parte, sigo mirando la película hasta que termina.
Narrador Omniscient.
Ahí estaba él, pensando en cuál sería su próximo paso a seguir, luego de haberle dejado aquel mensaje a Ashlee en su departamento. Añoraba verla, porque había transcurrido mucho tiempo desde la última vez, cuando todo fue parte de un plan el que, ahora mismo, tenía pensado concluir para estar finalmente junto a ella.
—¿Qué es lo próximo que harás. —preguntó su amigo.
—Todavía no lo sé. Antes que nada, debo ver en que está su vida ahora y tratar de acomodarme a ella sin que lo note —le respondió.
—¿Y cómo tienes pensado hacerlo.
—Es muy sencillo. Ya logré averiguar dónde vive, luego de llegar aquí, por lo que solo la seguiré. Ya se me ocurrirá qué hacer más adelante.
—Espero te vaya bien. Ya sabes cómo es ella de terca cuando se lo propone.
—Eso ya lo sé. Tengo claro que no lo tendré nada de fácil.
—Entonces, te deseo suerte. Ya debo irme.
—Muy bien. Te llamaré si te necesito.
—De acuerdo. Sabes que cuentas conmigo.
Su amigo se marchó, dejándolo a solas, mientras la evocaba a ella. Porque no fue fácil dar con su paradero, por lo que ahora tendría que pensar muy bien en su próximo paso a ejecutar. Nunca se arrepintió, todo lo que hizo en su momento fue para tener un mejor futuro junto a ella.
Por lo tanto, buscó a alguien que pudiera ayudarlo a cumplir su cometido, y cuando encontró a su víctima, constató que había hecho lo correcto.