Capítulo 20

 

 

Christophe.

 

Luego de dormir junto a Ashlee, aunque en realidad no supe cómo pude dormir a su lado… sin duda, es fantástico sentirla así de cerca junto a mí.

Por la preocupación, sé que tampoco pudo dormir del todo, se movió por la cama casi toda la noche. Solo espero y ansío que todo vaya bien con los exámenes que deben de realizarse, tanto ella como Ellen.

Ahora mismo, estoy esperándolas en la habitación de Mel, mientras charlamos y me cuenta cosas sobre su hermana.

—Y así como te decía... una vez tuvo que ponerse el pez de su amiga Hayley en la boca, porque sin querer se le cayó la pecera y se rompió. No consideró mejor alternativa para que Hayley no la descubriera, y cuando entró en la habitación tuvo que meterse a Tomy en la boca.

—Jajajaja —en definitiva, Melissa, se sabe unas anécdotas muy graciosas de su hermana. De seguro, me podrán servir para más adelante—. Eres genial, Mel, ahora comprendo porqué tu hermana te adora tanto.

—Ella es mi mejor amiga, nunca haría nada sin antes preguntarle primero, sobre todo si son travesuras.

Mel dibuja una sonrisa traviesa en su boca, la que es totalmente adorable de ver, hasta que, de pronto, somos interrumpidos por la puerta que se abre. De ella asoman Ash y Ellen, se les ve algo cansadas.

—¿Cómo les fue. —pregunto de inmediato.

—Todavía no sabemos. Nos dijeron que tendrían los resultados lo antes posible —me explica Ash, sentándose a mi lado y cerca de Melissa.

—Solo espero que todo salga bien, por mi niña —agrega Ellen, quien se sienta por el otro lado de la cama, tomándole la mano a su hija menor.

—Ya verán que sí, deben tener fe.

—Dios te oiga, hijo. No sé qué haría sin mi niña preciosa —dice, acariciándole la cabeza a Mel de amorosa manera.

—Tranquila, mamá. Como dice mi cuñado Chris, ya verás que todo saldrá bien. —Le guiño el ojo en respuesta.

—Siempre tan positiva, hermanita.

—Tengo que serlo, Ash. Sé que estoy enferma, pero sabes que trato de no deprimirme. No quiero que sientan pena por mí.

—Lo sé, por eso estoy tan orgullosa de ti, sabes cuál es la realidad de tu enfermedad y la afrontas como una adulta.

Seguimos conversando un buen rato, hasta que entra el doctor Phillips en la habitación.

—¿Cómo va todo por aquí. —pregunta cuándo ya está cerca de nosotros.

—Todo bien, doctor. ¿Ya están listos los resultados de los exámenes.

—Todavía no, Ashlee. Mañana por la mañana estaremos en condiciones de dárselos.

—De acuerdo. Solo toca esperar —admite Ellen resignada.

—Tranquila, mami.

—Con su permiso, ya me retiro. Solo pasaba para saber cómo iba Melissa.

Sin esperar respuesta, el doctor se va.

—Bueno, creo que yo también me iré por el momento. Debo hacer algo importante.

—¿Ocurre algo, cariño. —pregunta Ashlee, asustada.

—Ven conmigo afuera y te cuento. —Le guiño el ojo esta vez a ella y nos tomamos de la mano para salir.

Al cerrar la puerta vuelve a preguntar.

—¿Qué sucede. Me dejaste preocupada.

—No te preocupes, nena, pero si te das cuenta, llevo dos días con la misma ropa, incluso la interior y no es agradable. Solo conseguí a alguien para que me ayude con el tema y debo juntarme ahora con esa persona en el centro comercial.

—Cielos, estaba tan preocupada por Mel que había olvidado por completo ese detalle. ¿Quieres que te acompañe.

—No es necesario. Mejor acompaña a tu madre y a tu hermana. Aprovecha de estar con ellas. Te llamo cuando termine y nos juntamos aquí.

—De acuerdo. Ve con cuidado.

—Lo haré. Nos vemos más tarde.

Nos besamos como despedida cuando vuelve a entrar. Por mi parte, me dirijo a la salida del hospital.