6

La mujer de las sombrillas

 

 

Estoy frente a la embajada de Estados Unidos. Dicen que aquí mismo van a construir una plaza que recuerde todo lo que está luchando este pueblo para que nos devuelvan al niño Elián. Mira estas calles llenas de basura. Siempre sucede así después de la manifestación. La gente olvida las banderitas en el piso. Los carteles con consignas si se los llevan porque les puede servir para la próxima concentración.

Pasarán horas antes de que comunales pasen por aquí. Y menos mal que no estamos en carnavales porque entonces que necesitan tiempo. Limpiar La Habana de la mierda es una tarea que merece medallas. En días así es imposible pasar por aquí a las tres de la tarde, cuando el sol te abre la cabeza y el hedor... No hay nariz que soporte esas alcantarillas desbordadas por la pis y la caca de tanta gente.

Ocho y media de la noche. Camino rápido no para qué si no hay apuro. Él no me espera. Lo mismo llego a las nueve que a las diez. Nunca pregunta dónde estuve, qué hice en todo el día, cómo va el trabajo. No sabe que a veces me siento en el quicio de frente, atraso el momento en que abriré la puerta fingiendo de que todo está bien. Pero ayer no pude más y hemos discutido. Tonterías mías. Celos del pasado y de la mujer que ha estado con él, mientras él estaba conmigo. Debí fingir que todo estaba bien, como siempre. Estoy encantada de la vida, la mujer más encantada.

Toco el mazo de llaves por encima del vestido. Tengo una copia de su llave que me hizo para que los vecinos no averigüen. Al principio fue así, preguntaban, señalaban con el dedo, cuchicheaban. Total, ya todos me han visto, se han dado cuenta de que soy yo y nadie más. Ya a nadie le importa porque tienen sus propios problemas y no son pocos.

Me faltan dos cuadras. Estoy en la calle de San Lázaro bajo el balcón desde el cual Sara -una vieja amiga de él- asistió a todas las manifestaciones de los estudiantes de la Universidad contra el régimen de Batista. El balcón está a oscuras y cerrado. Nada raro, Sara vive así desde que se volvió loca. Su locura comenzó cuando le quitaron el carné del Partido a su marido Rigoberto porque tenía hecho Changó. Rigoberto se quejó, pero no le hicieron caso. Entonces fue a la estación de policía y dejó una denuncia de ocho páginas, acusando a sus colegas militantes que escondían amuletos bajo los vestidos. Pasó el tiempo y nadie lo citó en el Tribunal. En tanto, cada mañana pasaba por las puertas del Tribunal y preguntaba si se sabía algo de su caso. Al cabo de dos años, mientras escuchaba un discurso de Fidel sobre la rectificación de errores tuvo la maravillosa idea de escribirle una carta con letra redonda e infantil. Y

El pintor: Siempre te amaré
titlepage.xhtml
part0000_split_000.html
part0000_split_001.html
part0000_split_002.html
part0000_split_003.html
part0000_split_004.html
part0000_split_005.html
part0000_split_006.html
part0000_split_007.html
part0000_split_008.html
part0000_split_009.html
part0000_split_010.html
part0000_split_011.html
part0000_split_012.html
part0000_split_013.html
part0000_split_014.html
part0000_split_015.html
part0000_split_016.html
part0000_split_017.html
part0000_split_018.html
part0000_split_019.html
part0000_split_020.html
part0000_split_021.html
part0000_split_022.html
part0000_split_023.html
part0000_split_024.html
part0000_split_025.html
part0000_split_026.html
part0000_split_027.html
part0000_split_028.html
part0000_split_029.html
part0000_split_030.html
part0000_split_031.html
part0000_split_032.html
part0000_split_033.html
part0000_split_034.html
part0000_split_035.html
part0000_split_036.html
part0000_split_037.html
part0000_split_038.html
part0000_split_039.html
part0000_split_040.html
part0000_split_041.html
part0000_split_042.html
part0000_split_043.html
part0000_split_044.html
part0000_split_045.html
part0000_split_046.html
part0000_split_047.html
part0000_split_048.html
part0000_split_049.html
part0000_split_050.html
part0000_split_051.html
part0000_split_052.html
part0000_split_053.html
part0000_split_054.html
part0000_split_055.html
part0000_split_056.html
part0000_split_057.html
part0000_split_058.html
part0000_split_059.html
part0000_split_060.html
part0000_split_061.html
part0000_split_062.html
part0000_split_063.html
part0000_split_064.html
part0000_split_065.html
part0000_split_066.html
part0000_split_067.html
part0000_split_068.html
part0000_split_069.html
part0000_split_070.html
part0000_split_071.html
part0000_split_072.html
part0000_split_073.html
part0000_split_074.html
part0000_split_075.html
part0000_split_076.html
part0000_split_077.html
part0000_split_078.html
part0000_split_079.html
part0000_split_080.html
part0000_split_081.html
part0000_split_082.html
part0000_split_083.html
part0000_split_084.html
part0000_split_085.html
part0000_split_086.html
part0000_split_087.html
part0000_split_088.html
part0000_split_089.html
part0000_split_090.html
part0000_split_091.html
part0000_split_092.html
part0000_split_093.html
part0000_split_094.html
part0000_split_095.html
part0000_split_096.html
part0000_split_097.html
part0000_split_098.html
part0000_split_099.html
part0000_split_100.html
part0000_split_101.html
part0000_split_102.html
part0000_split_103.html
part0000_split_104.html
part0000_split_105.html
part0000_split_106.html
part0000_split_107.html
part0000_split_108.html
part0000_split_109.html
part0000_split_110.html
part0000_split_111.html
part0000_split_112.html
part0000_split_113.html
part0000_split_114.html
part0000_split_115.html
part0000_split_116.html
part0000_split_117.html
part0000_split_118.html
part0000_split_119.html