Agradecimientos
Quiero dar las gracias a todos aquellos que me ayudaron con este libro. A quienes lo leyeron y me dieron su opinión, a los que contestaron a mis preguntas y me ayudaron a documentarme, y a quienes me dedicaron su tiempo y sus energías. Muchas gracias a mi editor, Jacob Swedberg, por su esmerada edición y su inestimable colaboración. Gracias a Sofie Mikaelsson y Joel Gerdin por la información que me proporcionaron acerca del trabajo policial en general. A Johan Ahlner y Lotta Fornander por los datos que me brindaron. Y a mi hermana, mis padres y mis suegros por alegrarse de mis éxitos y celebrarlos felizmente a mi lado.
Agradezco de todo corazón a mis padres las muchas horas que han pasado leyendo, apoyándome y dándome ánimos. Siempre os he tenido a mi lado. Muy pocas personas tienen la fortuna de contar con unos padres tan leales y entregados.
Gracias a Jonas Carlsson Malm, Jonas Winter y el fallecido Tommy Johansson. Fuisteis los primeros en creer en Almas robadas y en la fiscal Jana Berzelius.
Gracias a mis lectores por esos encuentros tan divertidos, esas conversaciones maravillosas y las muchas risas que hemos compartido en tiendas, librerías, ferias del libro, bibliotecas y redes sociales. Vosotros me procuráis la alegría y la inspiración que necesito para escribir.
Esta es una historia de ficción. Cualquier parecido entre los personajes de este libro y personas de la vida real es pura coincidencia. Los escenarios aparecen descritos, por lo general, como son en realidad, pero de vez en cuando los he distorsionado o he añadido ciertos detalles necesarios para dar coherencia del relato. Cualquier error que se haya colado es culpa mía.
Hay una persona a la que quiero dar las gracias por encima de todas las demás. Pero ¿qué puedo decirle a un hombre que siempre sabe lo que estoy pensando? ¿Que me hace preguntas que me ayudan a encontrar el camino? ¿Que siempre está a mi lado? ¿Que es mi mejor amigo, mi colega, mi compañero? ¿Qué puedo decirte, Henrik Schepp?
Ya sé.
Algo que te digo a menudo, y no con la debida frecuencia.
Dos palabritas.