Viernes, 1 de mayo

La abuela ha llamado esta mañana temprano para decir: «Hasta el 40 de mayo no te quites el sayo». No entendí ni una palabra. Pero creo que se refiere a las camisetas.

Me alegra poder decir que Barry Kent y su banda tienen prohibida la entrada en el club juvenil «Fuera de las calles». (Pero esto significa que ahora han vuelto a las calles, vaya desgracia). Llenaron un condón de agua y se lo tiraron a unas chicas haciéndolas gritar. Pandora lo hizo estallar con el alfiler de su insignia y Rick Lemon salió de su despacho y resbaló en el agua. Rick estaba furioso, sus pantalones amarillos estaban llenos de manchas. Pandora ayudó a Rick a echar a la banda, estaba hecha una fiera. Supongo que le darán la medalla al «Miembro más activo del año».

Sábado, 2 de mayo

¡He recibido una carta de Grace Pool! He aquí lo que dice:

Querido Adrian:

¡Gracias por tu encantadora carta de agradecimiento! Ha iluminado mis días. Todas las chicas me toman el pelo por lo de mi pretendiente. El 15 de junio me conceden la libertad provisional y ¿podría ir a verte? Tu tía Susan es una de las mejores carceleras de aquí, por eso, para agradecérselo, hice el estuche para el cepillo de dientes. Hasta el día quince entonces. Tuya, con saludos cariñosos,

Grace Pool

P.D. Me condenaron injustamente por incendiaria, pero eso es ya cosa del pasado.

¡Dios mío!, ¿qué voy a hacer?

Domingo, 3 de mayo

segundo domingo después de pascua (de resurrección)

No hay nada en el congelador, nada en la despensa y sólo pan de régimen en la panera. No sé qué hace mi padre con todo el dinero. He tenido que ir a casa de la abuela antes de morirme de desnutrición. A las cuatro he tenido uno de esos momentos raros de felicidad que recordaré toda mi vida. Estaba sentado frente a la estufa eléctrica de la abuela, comiendo pan con aceite y leyendo News of the World. Había una buena obra teatral en Radio Cuatro sobre las torturas de los campos de concentración. La abuela dormía y el perro estaba tranquilo. De repente, se apoderó de mí un sentimiento de auténtica bondad. A lo mejor me estoy volviendo religioso.

Creo que hay en mí materia para que me vuelva algún tipo de santo.

Llamé a la tía Susan pero está de guardia en Holloway. Dejé un mensaje a su amiga Gloria, pidiendo que la tía Susan me llame urgentemente.

Lunes, 4 de mayo

día de fiesta en el reino unido. luna nueva

La tía Susan me ha llamado para decirme que la libertad provisional de Grace Pool ha sido cancelada porque prendió fuego al taller de bordados y destruyó todos los estuches de cepillos de dientes.

¡No hay mal que por bien no venga!

Martes, 5 de mayo

He visto a nuestro cartero cuando iba al colegio. Me ha dicho que mi madre vendrá a visitarme el sábado. Estoy pensando en denunciarlo al jefe de Correos por leer una postal privada.

Mi padre también había leído mi postal antes de que yo volviera del colegio. Parecía contento y empezó a sacar basura del salón, luego llamó a Doreen Slater para decirle que «tendrían que aplazar lo del sábado para otra ocasión». Los mayores están siempre diciendo a los adolescentes que deben hablar con claridad y luego ellos no hacen más que farfullar tonterías. Doreen Slater se puso a gritar por el teléfono. Mi padre le devolvió los gritos diciendo que no quería una «relación a largo plazo», que «lo había dejado claro desde el principio», que «nadie podía sustituir a su Pauline». Doreen Slater siguió chillando hasta que mi padre le colgó el teléfono bruscamente. El teléfono estuvo sonando hasta que mi padre lo dejo descolgado. Luego se puso a limpiar la casa como un loco ¡hasta las dos de la madrugada!, y eso que estamos a martes. ¿Cómo estará el sábado por la mañana? El pobre tonto está convencido de que mi madre vuelve a casa para siempre.

Miércoles, 6 de mayo

Me enorgullece decir que me han nombrado monitor de las comidas en el colegio. Mi trabajo consiste en ponerme junto a los cubos de basura para vigilar que todo el mundo limpie correctamente los restos de su plato.

Jueves, 7 de mayo

Bert Baxter me ha llamado al colegio para que fuera a verlo urgentemente. El señor Scruton me ha echado una bronca. Dice que el teléfono del colegio no está para el capricho de los alumnos. ¡¡Que te parta un rayo, Scruton, baboso de ojos saltones!! Bert estaba hecho un manojo de nervios. Había perdido su dentadura postiza. La tenía desde 1946, y tiene un valor sentimental, porque antes perteneció a su padre. La busqué por toda la casa pero no la encontré.

Tuve que comprarle en la tienda una lata de sopa y unas natillas instantáneas de caramelo. Es todo lo que he podido hacer por el momento. Le he prometido volver mañana y seguir buscando. Por una vez, a Sabre se le veía contento; estaba en la perrera masticando algo.

Mi padre sigue limpiando la casa. Hasta Nigel comentó la limpieza del suelo de la cocina. Aunque yo estaría más contento si mi padre no se pusiera el delantal; parece marica.

Viernes, 8 de mayo

Encontré la dentadura de Bert en la perrera de Sabre. ¡Bert la lavó debajo del grifo y se la volvió a meter en la boca! Es lo más asqueroso que he visto en mi vida.

Mi padre ha traído ramos de flores para recibir a mi madre.

Están por toda la casa y huelen que apestan.

Por fin han puesto a la venta la casa del señor Lucas. Vi al esbirro del agente inmobiliario poniendo el anuncio. Espero que la gente que venga sea respetable. Estoy leyendo El molino junto al Floss, de un tío que se llama George Eliot.[1]

Sábado, 9 de mayo

Me he despertado con unos fuertes golpes en la puerta principal. Era un empleado de la compañía eléctrica. ¡Me quedé de piedra cuando dijo que había venido a cortar la luz! Mi padre debe noventa y cinco libras con setenta y nueve peniques. Le dije al empleado que necesitamos la electricidad para las cosas esenciales de la vida, como la televisión y el estéreo, pero respondió que la gente como nosotros era la que despilfarra la energía del país. Se acercó al armario del contador, hizo algo con unas herramientas, y la manecilla del reloj de la cocina se paró. Era de lo más simbólico. Mi padre volvió de comprar el Daily Express. Estaba silbando y de lo más alegre. ¡Hasta le preguntó al empleado si quería tomar una taza de té! Este dijo: «No, gracias», se escabulló con paso rápido y se metió en su pequeña furgoneta azul. Mi padre encendió la tetera eléctrica. Tuve que decírselo.

¡Naturalmente que la culpa era mía! Mi padre dice que no tenía que haberlo dejado entrar. Le contesté que tenía que haber guardado el dinero necesario para pagar las facturas cada semana, como hace la abuela. Pero se volvió loco. ¡Y mi madre apareció con Lucas! Fue como en los viejos tiempos, todo el mundo gritando a la vez. Cogí el perro y me fui a comprar cinco cajas de velas. El señor Lucas me dejó el dinero.

Cuando volví, me quedé en el pasillo y oí a mi madre que decía: «No me extraña que no puedas pagar las cuentas, George, fíjate en todas estas flores. Deben de haberte costado una fortuna». Lo dijo con toda la amabilidad del mundo. El señor Lucas dijo que podía prestar a mi padre «una pasta», pero mi padre se puso muy digno y contestó: «Lo único que quiero de ti, Lucas, es mi mujer». Mi madre felicitó a mi padre por lo bien cuidada que estaba la casa. Mi padre parecía triste y viejo. Me dio mucha pena.

Me mandaron fuera mientras hablaban de mi custodia; la discusión siguió largo rato. En realidad, hasta que se encendieron las velas.

A Lucas le cayó en los zapatos nuevos de ante la cera derretida de las velas. Fue el único incidente divertido del día.

Cuando mi madre y Lucas se fueron en taxi me fui a la cama con el perro. Oí a mi padre que hablaba con Doreen Slater por teléfono. Luego la puerta principal se cerró estrepitosamente y desde la ventana lo vi marcharse en el coche. El asiento de atrás estaba lleno de flores.

Domingo, 10 de mayo

tercer domingo después de pascua. día de la madre en ee.uu. y canadá. cuarto creciente

No me he levantado hasta las cuatro y media de la tarde. Creo que sufro una depresión. No ha ocurrido nada en todo el día, salvo una tormenta de granizo a las seis.

Lunes, 11 de mayo

Bert Baxter se ha ofrecido a prestarnos un calentador de parafina. Nuestra calefacción de gas central no funciona sin electricidad. Se lo he agradecido, pero rechacé su amable oferta. He leído que es fácil que se vuelque y nuestro perro armaría un infierno.

Si la gente se entera de que nos han cortado la luz, me corto el cuello. Sería una vergüenza intolerable.

Martes, 12 de mayo

Hoy he tenido una larga charla con el señor Vann, el consejero de orientación profesional. Dice que si quiero ser veterinario, tendré que estudiar física, química y biología en el curso preparatorio.

Dice que el arte, los trabajos en madera y las ciencias domésticas no valen.

Estoy en la encrucijada de mi vida. Una decisión equivocada en este momento podría dar como resultado una trágica pérdida para el mundo veterinario. Soy un desastre en las ciencias. Pregunté al señor Vann qué curso preparatorio tienes que hacer para escribir comedias para la televisión. Dice que no hace falta ninguna preparación, que basta con que seas un cretino.

Miércoles, 13 de mayo

He tenido con mi padre una conversación muy detallada sobre el curso preparatorio; me ha aconsejado que estudie sólo los temas que domino. Dice que los veterinarios se pasan media vida profesional con las manos metidas en el culo de las vacas y la otra media poniendo inyecciones a perros mimados y gordos. Así que me estoy replanteando mi futura carrera.

No me importaría ser buceador de esponjas, pero no creo que tenga muchas salidas aquí en Inglaterra.

Jueves, 14 de mayo

La señorita Sproxton me ha echado una bronca porque mi trabajo de literatura inglesa tenía manchas de cera. Le expliqué que la manga de mi abrigo había tocado la vela mientras hacía mis deberes. Sus ojos se llenaron de lágrimas, dijo que yo era «un muchacho muy valiente», y me dio una nota de buena conducta. Después de una cena de galletitas saladas y una lata de atún, jugamos a las cartas a la luz de la vela. Qué bonito. Mi padre cortó las puntas de nuestros guantes, parecíamos un par de delincuentes huidos.

Estoy leyendo Tiempos difíciles, de Charles Dickens.

Viernes, 15 de mayo

Mi abuela acaba de hacernos una visita inesperada. Nos sorprendió acurrucados alrededor de nuestra cocina nueva de cámping-gas comiendo las judías pintas frías de una lata. Mi padre leía Playboy a la luz de una vela y yo leía Tiempos difíciles con la linterna de mi llavero. Nos sentíamos muy a gusto. Mi padre acababa de decir que era «un buen entrenamiento para cuando se derrumbe la civilización» y, en ese momento, irrumpió la abuela en casa y se puso histérica. Nos ha obligado a ir a su casa, así que ahora duermo en la cama de mi difunto abuelo. Mi padre duerme en la planta baja, sobre dos sillones juntos. La abuela nos ha dado un talón para pagar la luz. Está furiosa porque necesitaba el dinero para volver a llenar el congelador. Cada año compra dos vacas muertas.

Sábado, 16 de mayo

He ayudado a la abuela a hacer la compra del fin de semana. Cómo se puso en la tienda de comestibles; observaba la báscula como un gavilán vigilando un ratón de campo. Luego saltó sobre el empleado de la tienda y lo acusó de darle menos peso en el tocino. El empleado se asustó tanto que añadió una loncha más.

Nuestros brazos estaban rendidos cuando terminamos de subir la cuesta con nuestras grandes bolsas de la compra. No sé cómo puede hacerlo mi abuela cuando está sola. Creo que el ayuntamiento debería instalar escaleras mecánicas en las cuestas; a la larga, ahorraría dinero, porque entonces los viejos dejarían de desplomarse por todas partes. Mi padre ha ido hoy a Correos a pagar la factura de la luz, pero pasará al menos una semana antes de que el ordenador dé el permiso para que vuelvan a conectar nuestra electricidad.

Domingo, 17 de mayo

Mi abuela nos ha hecho levantar temprano para ir a la iglesia. Ha obligado a mi padre a peinarse y a llevar una de las corbatas de su difunto padre. La abuela nos ha llevado del brazo y su rostro resplandecía de orgullo por estar con nosotros. La misa ha sido de lo más aburrido. El párroco parecía el ser viviente más viejo del mundo y hablaba con vocecilla apagada. Mi padre se ponía de pie cuando tenía que sentarse y viceversa. Yo hacía lo que hacía la abuela, nunca falla. Mi padre cantó con voz demasiado alta y todo el mundo lo miraba. Al salir estreché la mano del párroco. Fue como si tocara hojas muertas.

Después de comer hemos escuchado los discos de la abuela de Al Jolson; luego la abuela ha subido para echar un sueño y mi padre y yo hemos fregado los platos. ¡Mi padre ha roto una jarra de leche que tenía cuarenta años! Ha tenido que salir y tomar una copa para recuperarse del susto. He ido a ver a Bert Baxter pero no estaba en casa, así que, en lugar de eso, me fui a ver a Blossom. Pareció muy contenta de verme. Tiene que ser muy aburrido estar en el campo todo el día. No me sorprende que le guste recibir visitas.

Lunes, 18 de mayo

La abuela no le habla a mi padre por lo de la jarra de leche. Tengo ganas de volver a casa, porque allí no importan cosas como jarras de leche.

Martes, 19 de mayo

luna llena

Mi padre tiene problemas porque anoche llegó tarde a casa. ¡No lo entiendo! Tiene la misma edad que la jarra de leche y estoy seguro de que puede volver a la hora que le dé la gana.

Hoy he contado a mi padre lo de las amenazas. No me quedaba más remedio, porque Barry Kent ha estropeado seriamente mi chaqueta del colegio y le ha arrancado la insignia. Mi padre va a hablar con Barry Kent mañana y va a hacerle devolver todo el dinero de la protección, ¡a lo mejor seré rico!

Miércoles, 20 de mayo

Barry Kent ha negado las amenazas y se ha reído cuando mi padre le ha pedido que le devolviera el dinero. Mi padre fue a ver a su padre, y ha tenido una discusión muy seria; lo amenazó con llamar a la policía. Creo que mi padre es muy valiente. El padre de Barry Kent se parece a un gorila y tiene más pelos en el dorso de sus manos que mi padre en la cabeza.

La policía dijo que no puede hacer nada sin pruebas, así que voy a pedirle a Nigel que haga una declaración jurada en la que diga que me ha visto entregando dinero para la protección.

Jueves, 21 de mayo

Hoy Barry Kent me ha propinado un par de puñetazos en el guardarropa. Me ha colgado de una dé las perchas. Me ha llamado «Soplón de la poli» y otros insultos que son demasiado fuertes para anotarlos aquí. Mi abuela se ha enterado de lo del dinero de protección (mi padre no quiso que lo supiera porque tiene diabetes). Ha escuchado todo, luego se ha puesto el sombrero, ha apretado los labios y se ha ido. Ha estado fuera una hora y siete minutos. Ha entrado, se ha quitado el abrigo, se ha ahuecado el cabello, ha sacado veintisiete libras y dieciocho peniques del cinturón antirrobo que lleva alrededor de la cintura, y ha dicho: «No te volverá a molestar, pero, Adrian, si lo hace, avísame». Luego ha preparado la merienda: sardinas, tomates y bizcochos de jengibre. Le he comprado una caja de chocolatinas para diabéticos en la farmacia, como símbolo de mi agradecimiento.

Viernes, 22 de mayo

Todo el colegio sabe que una anciana de setenta y seis años asustó a Barry Kent y a su padre y obligó a aquél a devolverme el dinero. Barry Kent no se atreve a dar la cara. Su banda va a elegir un nuevo jefe.

Sábado, 23 de mayo

Estamos otra vez en casa, han vuelto a conectar la luz. Todas las plantas están muertas. El felpudo de la entrada estaba lleno de facturas pendientes.

Domingo, 24 de mayo

domingo de rogativas

He decidido pintar mi dormitorio de negro; es un color que me gusta. No puedo vivir un momento más con una pared empapelada de Noddy. A mi edad es positivamente indecente que me despierte viendo a Orejas Grandes y a todos los demás idiotas de Juegolandia corriendo por las paredes. Mi padre ha dicho que puedo pintarla del color que quiera, siempre y cuando yo pague la pintura y la pinte yo mismo.

Lunes, 25 de mayo

He decidido ser poeta. Mi padre dice que no existe ninguna carrera estructurada para poetas y tampoco pensiones ni otras cosas aburridas, pero lo tengo decidido. Ha intentado que me interesara en ser analista de ordenadores, pero le he contestado que «necesitaba poner mi alma en mi trabajo y ya se sabe que los ordenadores no tienen alma». Mi padre dijo: «Los americanos trabajan en ello». Pero no puedo esperar tanto tiempo.

He comprado dos latas de pintura satinada negra de vinilo y una brocha de dos centímetros. He empezado a pintar nada más llegar del centro juvenil. Aún se ve a Noddy a través de la pintura negra. Me parece que van a hacer falta dos capas. ¡Vaya suerte la mía!

Martes, 26 de mayo

luna menguante

Ya he puesto las dos capas de pintura negra. ¡Pero todavía se ve a Noddy! Hay manchas negras de patas en el rellano y la escalera. La pintura no se me quita de las manos. Se caen los pelos de la brocha. Estoy hasta la coronilla de todo esto. El dormitorio está oscuro y sombrío. Mi padre no ha levantado un dedo para ayudarme. Hay pintura negra por todas partes.

Miércoles, 27 de mayo

Tercera capa. Ha mejorado algo, ahora sólo se ve el gorro de Noddy.

Jueves, 28 de mayo

la ascensión

He repasado el gorro de Noddy con una brocha para niños y la poca pintura negra que me quedaba, pero las malditas campanillas que cuelgan de su sombrero siguen siendo visibles.

Viernes, 29 de mayo

He repasado las campanillas del sombrero con un rotulador negro, sesenta y nueve esta noche, sólo me quedan ciento veinticuatro.

Sábado, 30 de mayo

He terminado de cubrir la última campanilla a las 11.25 de la noche. Sé exactamente cómo debió de sentirse Rembrandt después de pintar la Capilla Sixtina en Venecia.

2 de la madrugada. La pintura está seca pero, indudablemente, era defectuosa, porque está toda veteada y en ciertos sitios se ven los pantalones a rayas de Gollywog y la nariz del señor Plod. ¡Menos mal que las malditas campanillas ya han desaparecido! Mi padre ha venido para decirme que me durmiera. Dice que mi habitación le recordaba un cuadro de Salvador Dalí, pero es que tiene celos: el papel de la pared de su dormitorio está cubierto de rosas de lo más cursi.

Domingo, 31 de mayo

domingo después de la ascensión

He comprado un pebetero perfumado en la tienda del señor Singh. Lo he encendido en mi habitación para ver si así desaparece el olor a pintura. ¡Mi padre ha entrado en mi habitación y ha tirado el pebetero por la ventana, diciendo que no toleraba que «yo empezara con drogas»! He intentado explicárselo, pero estaba demasiado enfadado para escucharme. Me he quedado en mi habitación durante unas horas, pero las paredes negras me agobiaban tanto que me fui a ver a Bert Baxter. No he conseguido que me escuchara y me he vuelto a casa y he mirado el programa religioso de la tele. He merendado, he hecho mis deberes de geografía y me he acostado. El perro ya no quiere quedarse en mi dormitorio, gimotea para que le deje salir.