Domingo, 1 de marzo
quincuagésima. san david
Antes de repartir los periódicos, he llevado un poco de azúcar a Blossom. De algún modo me he sentido más cerca de Pandora.
El esfuerzo de acarrear con los suplementos dominicales me ha hecho daño en la espalda. Como regalo llevé a mi madre el Sunday People que me sobró, pero me dijo que sólo servía para forrar el cubo de la basura. Me han pagado las dos libras y seis peniques que me debían de seis mañanas, ¡esto es peor que los trabajos forzados! Y le he dado la mitad a Barry Kent. El señor Cherry me dijo que había recibido una queja del 69 de Elm Tree Avenue porque no recibieron su The Guardian de ayer. Para disculparse, el señor Cherry les envió un Daily Express, pero el padre de Pandora lo devolvió al quiosco diciendo que prefería «no leer ninguno».
Hoy no me he molestado en leer los periódicos, estoy hasta el gorro de los periódicos. Mi comida del domingo ha sido chow mien y tallos de soja.
El señor Lucas apareció por casa mientras mi padre estaba fuera, de visita a la abuela. Llevaba un narciso de plástico en el ojal de su chaqueta deportiva.
Mis granos han desaparecido por completo. Probablemente se deba al primer aire de la mañana.
Lunes, 2 de marzo
Mi madre acaba de entrar en mi dormitorio para decirme que tenía que contarme algo terrible. Me he incorporado en la cama y he puesto una cara impasible y seria, por si acaso iba a decirme que sólo le quedan seis meses de vida, que la habían detenido por hurtar en las tiendas o algo por el estilo. Después de juguetear con las cortinas y tirar la ceniza de su cigarrillo sobre mi maqueta del Concorde, ha empezado a murmurar algo sobre «las relaciones de los adultos» y acerca de que «la vida es complicada» y que tenía que «encontrarse a sí misma». Ha añadido que me tiene cariño. ¡¡Cariño!! Y que no quería hacerme daño. Luego ha dicho que para algunas mujeres el matrimonio es como estar en la cárcel. Y después, se fue.
¡El matrimonio no es como estar en la cárcel! A las mujeres las dejan salir todos los días para hacer la compra y cosas por el estilo y muchas hasta trabajan. Creo que mi madre se pasa por el lado melodramático.
Terminé Rebelión en la granja. Es puro simbolismo. Lloré cuando se llevan a Boxer al veterinario. Desde ahora trataré a los cerdos con el desprecio que merecen. He decidido boicotear todas las comidas que tengan cerdo.
Martes, 3 de marzo
MARTES DE CARNAVAL
Hoy he dado a Barry Kent su dinero de protección. No sé cómo puede existir Dios. Si existiera, no dejaría que personas como Barry Kent fueran por el mundo amenazando a los intelectuales. ¿Por qué son los chicos mayores tan desagradables con los más pequeños? Puede que sea porque sus cerebros se desgastan más con el esfuerzo adicional que hacen para tener los huesos más grandes o algo así, o quizá sea porque los chicos mayores tienen el cerebro dañado por los deportes que practican. También cabe la posibilidad de que a los chicos mayores les guste amenazar y pelear. Tal vez, cuando vaya a la universidad, estudie el problema.
Haré que publiquen mi tesis y enviaré un ejemplar a Barry Kent. A lo mejor, para entonces, ya habrá aprendido a leer.
Mi madre había olvidado que en este martes es costumbre servir tortitas. Se lo recordé a las once de la mañana. Estoy seguro de que las quemó deliberadamente. Dentro de un mes cumplo catorce años.
Miércoles, 4 de marzo
miércoles de ceniza
Esta mañana he tenido una desagradable sorpresa. Cuando fui a devolver al quiosco del señor Cherry el saco vacío de los periódicos, vi al señor Lucas mirando las revistas que estaban en el anaquel más alto.
Me puse detrás del expositor de Mills y Boon y le vi claramente cómo cogía Big and Bouncy, pagaba y salía del quiosco con la revista escondida bajo el abrigo. Bing and Bouncy es sumamente indecente. Está llena de fotografías repugnantes. Tengo que decírselo a mi madre.
Jueves, 5 de marzo
Mi padre ha recuperado hoy su coche del taller. Lo ha limpiado y lo ha contemplado con perverso placer durante más de dos horas. Me fijé que la pegatina de una mano saludando, que le compré en Navidades, faltaba de la ventanilla trasera. Le dije que debería quejarse al taller, pero me contestó que no quería armar un escándalo. Hemos ido con el coche hasta casa de mi abuela para ver cómo funcionaba. La abuela nos dio una taza de Bovril y un trozo de asquerosa tarta de semillas. No preguntó por mi madre, dijo que mi padre estaba demasiado pálido y delgado y que necesitaba alimentarse.
Me contó que han expulsado a Bert Baxter de los Evergreens por su mal comportamiento en Skegness. El autobús tuvo que esperarlo durante dos horas en la estación. Organizaron un grupo de reconocimiento para buscarlo en los pubs, luego volvió Bert, borracho, pero solo, y tuvieron que enviar un segundo grupo de reconocimiento en busca del primero. Al final hubo que llamar a la policía y tardaron horas en encontrar a todos los pensionistas y meterlos en el autobús.
Dice mi abuela que la vuelta a casa fue una pesadilla. Todos los pensionistas se caían (no del autobús sino unos encima de los otros). Bert Baxter repetía sin parar unos versos verdes sobre un esquimal y a la señora Harrison le dio un aire y tuvieron que aflojarle el corsé.
La abuela dice que dos pensionistas fallecieron después de la excursión, y culpó de ello a Bert Baxter. «Fue como asesinarlos», aunque personalmente opino que fue el viento helado de Skegness lo que los mató. Dije: «Bert Baxter no es tan malo, una vez que lo conoces». Dijo que no entendía por qué Dios, nuestro Señor, se llevó a mi abuelo y dejó a una escoria como Bert Baxter. Luego apretó con fuerza los labios y se tocó los ojos con su pañuelo, así que nos marchamos.
Mi madre no estaba cuando llegamos a casa; se ha hecho de una asociación de mujeres.
Oí a mi padre desear las «buenas noches» al coche. Seguro que se ha vuelto loco.
Viernes, 6 de marzo
luna nueva
El señor Cherry está contento con mi trabajo y me ha subido el sueldo a dos peniques y medio por hora. También me ha ofrecido una ronda vespertina en Corporation Row, pero le dije que no. Corporation Row es donde el ayuntamiento instala a los inquilinos díscolos. Barry Kent vive en el número 13.
El señor Cherry me dio dos ejemplares de Big and Bouncy. Me dijo que no dijera nada a mi madre. ¡Como si fuera a atreverme! Los escondí debajo del colchón. A los intelectuales como yo se nos permite tener interés por el sexo. Es la gente corriente como el señor Lucas la que debe sentir vergüenza.
Hoy he llamado a los Servicios Sociales para preguntar si podían enviar a alguien que ayude a Bert Baxter en su casa. Mentí y les dije que era su nieto. El lunes irá a visitarlo un asistente social.
Utilicé el carnet de biblioteca de mi padre para sacar Guerra y paz. He perdido el mío.
Llevé al perro para que conociera a Blossom. Se llevan bien.
Sábado, 7 de marzo
Después de repartir todos los periódicos me volví a la cama y me puse a leer Big and Bouncy. Me sentí como nunca me he sentido en mi vida.
He acompañado a mis padres a Sainsbury’s, pero las mujeres que he visto me recuerdan Big and Bouncy, ¡hasta las que tienen más de treinta años! Mi madre me dijo que parecía como si tuviera calor y a disgusto y me mandó al aparcamiento multiplanta para hacer compañía al perro.
El perro ya tenía compañía; ladraba y gimoteaba con tanta fuerza que varias personas lo miraban y hacían comentarios de «pobre perrito» y «lo cruel que era dejarlo atado de esa forma». El perro tenía enredado su collar en la palanca del embrague y tenía los ojos como salidos de las órbitas. Al verme intentó dar un salto y por poco se mata.
Intenté explicar a la gente que, de mayor, pensaba ser veterinario, pero no me escucharon y dijeron algo sobre la Sociedad Protectora de Animales. El coche estaba cerrado con llave, así que tuve que romper la ventanilla y meter un brazo para poder abrir la puerta. El perro se volvió loco de alegría cuando lo desenredé y la gente se marchó. Pero mi padre no se volvió loco de alegría cuando vio los desperfectos. Sino loco de rabia. Tiró las bolsas de Sainsbury’s al suelo y rompió los huevos, aplastó los bizcochos y condujo a excesiva velocidad a casa. Nadie dijo una palabra en el camino y sólo el perro sonrió.
Terminé Guerra y paz. No está mal.
Domingo, 8 de marzo
primero de cuaresma
Mi madre ha ido a un taller femenino de preparación para la autoafirmación. Los hombres no pueden ir. Pregunté a mi padre qué quería decir «preparación para la autoafirmación». Me contestó: «Quién sabe pero, sea lo que sea, es una mala noticia».
Nuestra comida dominical consistió en bacalao fresco con salsa de mantequilla, que viene preparado en una bolsa de plástico para meter en agua hirviendo, y patatas demasiado fritas, seguido de una lata de melocotones en almíbar con nata enlatada encima. Mi padre abrió una botella de vino blanco y me dejó probar un poco. No sé mucho de vinos, pero parecía de buena cosecha. Miramos una película en la tele, luego llegó mi madre y empezó a fastidiarnos. Dijo: «Pisa un gusano y se levantará» y «Las cosas van a cambiar mucho aquí» y cosas por el estilo. Luego se fue a la cocina para hacer un plan donde dividía el trabajo de la casa en tres partes. Le indiqué que ya tenía que repartir periódicos, cuidar de un viejo pensionista, dar de comer al perro y también hacer mis deberes, pero no me hizo caso; luego clavó el plan en la pared y dijo: «Mañana empezamos».
Lunes, 9 de marzo
día de la commonwealth
Antes de empezar con la ronda de los periódicos he limpiado el retrete, el lavabo y la bañera. De regreso a casa, he hecho el desayuno, he puesto la lavadora y me he ido al colegio. He dado a Barry Kent su soborno, he visitado a Bert Baxter y he esperado al asistente social, que no ha aparecido. He comido en el colegio. Hoy me ha tocado la clase de ciencias domésticas y he hecho tarta de manzana. He vuelto a casa. He pasado la aspiradora por el vestíbulo, la sala de estar y el cuarto del desayuno. He pelado patatas, picado repollo, me he cortado en un dedo y he limpiado la sangre caída en el repollo. He puesto las chuletas en la parrilla del horno y he buscado en un libro de cocina una receta para hacer salsa. He hecho la salsa. He sacado los grumos con un colador. He puesto la mesa, he servido la cena y fregado los platos. Después he puesto en remojo las sartenes quemadas. He sacado la colada de la lavadora. Toda ha salido azul, hasta la ropa interior y los pañuelos blancos. He tendido la colada. He dado de comer al perro. He planchado mi ropa de deporte y he limpiado mis zapatos. He hecho mis deberes. He sacado al perro de paseo. Me he bañado. He limpiado la bañera. He hecho tres tazas de té. He lavado las tres tazas. Y me he ido a la cama. ¡A mí tenía que tocarme una madre autoafirmada!
Martes, 10 de marzo
fecha de nacimiento del príncipe eduardo, 1964
¿Por qué no nací príncipe Eduardo y el príncipe Eduardo Adrian Mole? Me tratan como a un siervo.
Miércoles, 11 de marzo
Me he arrastrado al colegio después de terminar con los periódicos y las labores de casa. Mi madre se ha negado a darme una nota que me librara del deporte, así que he dejado mi ropa de deporte en casa. No tengo fuerzas para enfrentarme con un viento tan frío.
El sádico del señor Jones me ha hecho correr hasta casa para recoger mi ropa de deporte. El perro debió seguirme, porque cuando llegué a la puerta de la verja del colegio, ya estaba allí. Intenté dejarlo fuera, pero se deslizó entre los barrotes de la verja y me siguió hasta el campo de deportes. Entré a toda prisa en el vestuario y dejé al perro fuera, pero oí resonar sus fuertes ladridos en todo el colegio. Intenté entrar a hurtadillas en el campo de deportes, pero el perro me vio y me siguió, ¡luego vio el balón y decidió unirse al partido! El perro juega de maravilla e hizo reír incluso al señor Jones, hasta que pinchó el balón.
El señor Scruton, nuestro rector de ojos saltones, lo vio todo desde su ventana. Me mandó que llevara el perro a casa. Le respondí que me quedaría sin comer en el colegio, pero dijo que así no volvería a traer a un animal al colegio.
La señora Leech, la supervisora de la cocina, se ha portado muy bien. Puso mi curry con arroz, y las natillas, en el horno, para que se conservaran calientes. El señor Scruton le cae mal a la señora Leech, así que me ha regalado un gran hueso de tuétano para el perro.
Jueves, 12 de marzo
Cuando me he despertado esta mañana, he descubierto que tenía la cara llena de enormes manchas rojas. Mi madre dice que se deben a mis nervios, pero estoy convencido que se deben a mi mala alimentación. Últimamente hemos comido muchas cosas hervidas en bolsas. Puede que sea que tengo alergia a los plásticos. Mi madre ha llamado al doctor Grey para pedirle hora, ¡pero no puede verme hasta el lunes que viene! ¡Por lo que él cree, puedo tener la gripe y estar contagiando a todo el barrio! Dije a mi madre que mi caso era de urgencia, pero me respondió que «como siempre, estaba exagerando». Dijo que unas cuantas manchas no significan que te estés muriendo. No podía creerla cuando me dijo que se iba a trabajar. ¿No debería estar su hijo antes que su trabajo?
Llamé a mi abuela y vino en taxi, me llevó a su casa y me acostó en su cama. Ahora estoy en ella. Es muy limpia y tranquila. Llevo puesto un pijama de mi difunto abuelo. Me acabo de tomar una sopa de cebada. Es el alimento más nutritivo que he tomado en semanas.
Supongo que habrá una trifulca cuando mi madre llegue a casa y descubra que no estoy. Pero, francamente, mi querido diario, ¡me importa un pito!
Viernes, 13 de marzo
primer cuarto creciente
A las 11.30 de la noche el médico de urgencias ha venido a verme a casa de mi abuela. Su diagnóstico es acne vulgaris. Comentó que es tan corriente que se considera un estado normal de la adolescencia. Opinó que era altamente improbable que hubiera cogido la fiebra lassa, porque no he estado en África este año. Le dijo a mi abuela que sacara las sábanas desinfectadas con que había tapado las puertas y ventanas. La abuela comentó que le gustaría tener una segunda consulta. Y el médico se puso a gritar: «¡Por el amor de Dios, el chaval sólo tiene los típicos granos de la adolescencia!».
Mi abuela contestó que pensaba quejarse al Colegio de Médicos, pero él se echó a reír, bajó la escalera y salió con un portazo. Mi padre vino a visitarme antes de ir al trabajo y me trajo mis deberes de estudios sociales y el perro. Añadió que si no me levantaba antes de que él llegara a la hora de comer me iba a dar la mayor paliza de mi vida.
Llevó a mi abuela a la cocina y tuvo una charla ruidosa con ella. «Las cosas entre Pauline y yo están fatales y lo único que discutimos ahora es quién no tiene que cargar con Adrian». Seguramente mi padre se ha equivocado. Tenía que haber dicho quién de los dos se quedará conmigo.
Sábado, 14 de marzo
Ya es oficial. ¡Habrá divorcio! Ninguno de los dos quiere marcharse de casa, así que el dormitorio extra se va a convertir en un apartamento para mi padre. Eso me puede afectar negativamente. Podría impedirme que estudiara veterinaria. Mi madre me ha dado cinco libras esta mañana, pero me ha advertido que no se lo dijera a mi padre. He comprado una pomada para mi piel contra los granos y un nuevo LP de Abba.
He llamado al señor Cherry para decirle que tengo unos problemas personales que no me permitirán trabajar durante unas semanas. Me ha contestado que ya sabía lo del divorcio de mis padres, porque mi padre había anulado la suscripción de mi madre a Cosmopolitan.
Mi padre me ha dado cinco libras, advirtiendo que no se lo diga a mi madre. He gastado una parte en comprar papel y sobres de color morado, para que los de la BBC queden tan impresionados que tengan que leer mis poemas. Lo que queda tendré que dárselo como soborno a Barry Kent. No creo que haya nadie en el mundo tan desdichado como yo. Si no fuera por mis poesías, estaría como un cencerro.
Salí a dar un triste paseo y le llevé dos libras de manzanas al caballo de Pandora. Pensé en un poema sobre Blossom. Lo escribí al llegar a la casa donde vivo.
«Blossom», por Adrian Mole, de casi catorce años
Pequeña yegua parda comiendo manzanas en un prado.
Tal vez algún día
mi corazón sanará.
Acaricio los lugares donde Pandora se ha sentado,
vestida con pantalón y sombrero de montar.
Adiós, yegua parda.
Me doy la vuelta y me retiro.
Mis pies se mojan de tanta lluvia y barro.
Lo he enviado a la BBC. He puesto urgente en el sobre.
Domingo, 15 de marzo
segundo domingo de cuaresma
La casa está muy tranquila. Mi padre está sentado en su habitación, fumando, y mi madre, en la suya, también fumando. Comen muy poco.
El señor Lucas ha telefoneado tres veces a mi madre. Le ha contestado que «Aún no, es demasiado temprano». A lo mejor quiere invitarla a tomar una copa en el pub para distraerla de sus problemas.
Mi padre se ha llevado el tocadiscos a su habitación. Pone los discos de Jim Reeves y mira por la ventana. Le llevé una taza de té y, con voz sofocada, me dijo: «Gracias, hijo».
Mi madre miraba unas viejas cartas con la letra de mi padre cuando le llevé su té; me dijo: «Adrian, ¿qué piensas de nosotros?». Le contesté que Rick Lemon cree que la sociedad tiene la culpa del divorcio. Mi madre replicó: «A tomar viento la sociedad». He lavado y planchado mi uniforme escolar para mañana. Me estoy haciendo un experto en los quehaceres domésticos.
Mis granos son tan espantosos que me siento incapaz de escribir sobre ellos. Seré el hazmerreír del colegio.
Estoy leyendo El hombre de la máscara de hierro. Sé exactamente cómo se siente.
Lunes, 16 de marzo
He ido al colegio. Estaba cerrado. Con tanta angustia, había olvidado que estoy de vacaciones. No tenía ganas de volver a casa, así que decidí ir a ver a Bert Baxter. Me ha dicho que lo ha visitado un asistente social, que le ha prometido conseguir una nueva caseta para Sabre, pero que no iban a concederle ayuda a domicilio (para Bert, no para Sabre).
El fregadero estaba lleno de platos sucios de, por lo menos, una semana. Bert dice que los guarda para mí, porque lo hago muy bien. Mientras fregaba los platos le conté a Bert lo del divorcio de mis padres. Dijo que no estaba de acuerdo con el divorcio. Que estuvo casado durante treinta y cinco miserables años, así que ¿por qué otros se iban a librar del matrimonio? Dice que tiene cuatro hijos y que ninguno lo visita. Dos están en Australia y, por tanto, no se les puede culpar, pero los otros dos deberían sentirse avergonzados. Bert me ha enseñado una foto de su mujer muerta, tomada en los tiempos de antes de que hubiera cirugía plástica. Bert me ha dicho que, cuando se casó, era palafrenero (un palafrenero es alguien que trabaja en cosas con caballos) y no se había dado cuenta de que su mujer se parecía a un caballo hasta que empezó a trabajar en los ferrocarriles. Le pregunté si le gustaría volver a ver a un caballo. Me dijo que sí, así que lo llevé a ver a Blossom.
Nos costó la tira llegar. Bert anda más despacio que un muerto y cada dos por tres tenía que sentarse en el murete de un jardín, pero llegamos por fin. Bert me explicó que Blossom no es una yegua, sino un pony hembra. Le daba golpecitos y repetía: «Qué guapa eres, eh». Luego Blossom se puso a correr y nos sentamos encima del coche abandonado, y Bert fumó un Woodbine y yo me comí una chocolatina Mars. Después volvimos andando hasta la casa de Bert. Fui a la tienda y compré un sobre de chow mein Vesta y una cajita de natillas instantáneas de caramelo para nuestra cena, así que, por una vez, Bert tuvo una comida decente. Miramos Pebble Mill at One, luego Bert me enseñó sus viejos cepillos para los caballos y las fotografías de la casa grande donde trabajó siendo muchacho. Dijo que fue allí donde se hizo comunista, pero se quedó dormido antes de que pudiera explicarme por qué.
He vuelto a casa y he puesto mis discos de Abba a todo volumen, hasta que la mujer sorda de la casa de al lado ha empezado a golpear en la pared.
Martes, 17 de marzo
día de san patricio. festivo en irlanda del norte y en la república de irlanda
He echado un vistazo a Big and Bouncy. He medido mi cosa. Tiene once centímetros.
¡El señor O’Leary, que vive enfrente, estaba borracho a las diez de la mañana! Le habían echado de la carnicería por cantar.
Miércoles, 18 de marzo
Tanto mi madre como mi padre están en conversaciones con abogados. Espero que estén peleando a ver cuál de los dos consigue mi custodia. Seré el hijo amado y codiciado por el que pelean y mi foto aparecerá en los periódicos. Espero que para entonces mis granos habrán desaparecido.
Jueves, 19 de marzo
El señor Lucas ha puesto su casa en venta. ¡Mi madre dice que pide treinta mil libras!
¿Qué hará con todo ese dinero?
Mi madre dice que comprará una casa más grande. ¡Vaya estupidez!
Si yo tuviera treinta mil libras, viajaría por el mundo para tener experiencias.
No llevaría dinero de verdad conmigo, porque he leído que la mayoría de los extranjeros son unos ladrones. En su lugar haría que me cosieran en mis pantalones tres mil libras en cheques de viajero. Antes de irme haría lo siguiente:
a) Enviaría a Pandora tres docenas de rosas rojas.
b) Pagaría cincuenta libras a un mercenario para que le diera una paliza a Barry Kent.
c) Compraría la mejor bicicleta de carreras del mundo y pasaría con ella delante de la casa de Nigel.
d) Encargaría una caja inmensa de comida cara para perros para que el perro estuviera bien alimentado durante mi ausencia.
e) Contrataría a una mujer para que cuidara de Bert Baxter.
f) Ofrecería a mi madre y a mi padre mil libras (a cada uno) para que siguieran juntos.
Al volver de mi viaje por el mundo, estaría alto, bronceado y con muchas experiencias irónicas y Pandora lloraría sobre su almohada por las noches por haber perdido la oportunidad de ser la señora de Mole. Me haría veterinario en muy poco tiempo y luego me compraría una casa de campo. Podría convertir una de las habitaciones en un estudio para tener un lugar silencioso donde ser un intelectual.
¡No malgastaría treinta mil libras en comprar una casa adosada!
Viernes, 20 de marzo
primer día de primavera. luna llena
Es el primer día de primavera. El ayuntamiento ha cortado todos los olmos de la Elm Tree Avenue.
Sábado, 21 de marzo
Mis padres comen cosas distintas a horas distintas, lo que me obliga casi siempre a preparar seis comidas al día, porque no quiero herir los sentimientos de nadie.
La televisión está en mi dormitorio, porque no han decidido a quién pertenece. Puedo tumbarme en mi cama y mirar la película de terror de medianoche.
Empiezo a recelar de los sentimientos de mi madre hacia el señor Lucas. Encontré una nota que él envió; dice: «Pauline, ¿cuánto tiempo más? Por amor de Dios, vente conmigo. Tuyo, para siempre, Bimbo».
Aunque la firma decía Bimbo sé que era del señor Lucas, porque está escrita al dorso de una factura de luz suya.
Habría que informar a mi padre. He guardado la nota debajo de mi colchón, junto a las revistas Big and Bouncy.
Domingo, 22 de marzo
tercer domingo de cuaresma. empieza el horario de verano en gran bretaña
Hoy es el cumpleaños de mi abuela; cumple setenta y seis años y los representa. Le llevé una tarjeta de felicitación y una maceta con una planta. Se llama lirio de leopardo; su nombre extranjero es Dieffenbachia. Había una etiqueta de plástico, metida en la tierra, que decía: tenga cuidado, la savia de esta planta es venenosa. Mi abuela me preguntó quién había elegido la planta. Le dije que mi madre.
¡Mi abuela está encantada con que mis padres se divorcien! Dice que siempre había creído que mi madre tenía una vena libertina y ahora veía que tenía razón.
No me gustó que hablase así de mi madre y me volví a casa. Pretexté que había quedado con un amigo. La verdad es que ya no tengo amigos, debe de ser porque soy un intelectual. Me imagino que la gente me mira con temor reverencial. Busqué lo que quiere decir libertino, en mi diccionario. ¡No es muy bonito!
Lunes, 23 de marzo
Vuelta al colegio, ¡qué horror! Hoy hemos tenido clase de ciencias domésticas. Hemos asado en el horno unas patatas con relleno de queso. Mis patatas eran las más grandes y no estaban cocidas del todo al final de la clase, así que las terminé en casa de Bert Baxter. Quería volver a ver a Blossom y, vaya lata, porque se tarda la tira en llegar allí. De todos modos fuimos, es mejor que tener que asistir a las matemáticas del colegio.
Bert llevó sus cepillos para caballos y, cuando acabó con Blossom, la dejó tan reluciente como una castaña de Indias. Eso lo dejó sin aliento; se sentó sobre el coche abandonado y fumó un Woodbine, luego volvimos andando hasta su casa.
Sabre está de mejor humor desde que tiene su caseta y la casa de Bert está más decente desde que Sabre vive fuera. Bert me ha dicho que el asistente social quiere que vaya a una residencia de ancianos, donde puedan cuidar debidamente de él. Bert no quiere. Le dijo una mentira al asistente social, dijo que su nieto venía todos los días a cuidarlo. El asistente social va a comprobarlo, ¡¡así que podría meterme en un buen lío por suplantación de personalidad!! No sé si podré resistir tantas preocupaciones.
Martes, 24 de marzo
Anoche, muy tarde, vi que mi madre y el señor Lucas salían en el coche de él. Iban a algún sitio especial, porque mi madre llevaba un vestido muy llamativo con lentejuelas. Efectivamente, parecía un poco libertina. El señor Lucas llevaba su mejor traje y muchas joyas de oro. Para ser viejo sabe vestir muy bien. Si mi padre hubiera cuidado más su apariencia, no habría ocurrido nada de esto. Es muy comprensible que una mujer prefiera a un hombre que va trajeado y con un montón de oro a uno como mi padre, que apenas se afeita y lleva ropa vieja y ninguna joya. Me quedaré despierto para cerciorarme de la hora en que vuelve mi madre.
Medianoche. Mi madre no ha llegado aún.
2 de la madrugada. Todavía sin señales de mi madre.
Miércoles, 25 de marzo
anunciación de la virgen maría
Me dormí, así que no sé a qué hora ha vuelto mi madre. Mi padre dice que fue a la cena y baile de Navidades de la compañía de seguros. ¡En marzo! ¡No digas tonterías, papá! ¡Que no nací ayer! Hemos tenido natación en la gimnasia de hoy. El agua estaba helada, igual que los vestuarios. Procuraré tener pie de atleta para no tener que ir la próxima semana.
Jueves, 26 de marzo
La policía ha cogido a Barry Kent por montar en una bici sin luz trasera. Espero que lo envíen a un reformatorio. Le vendría muy bien un buen susto así.
Viernes, 27 de marzo
¡Pandora y Nigel han roto! Lo sabe todo el colegio. Es la mejor noticia que he recibido desde hace tiempo.
Estoy leyendo Madame Bovary, de otro escritor franchute.
Sábado, 28 de marzo
luna menguante
Nigel acaba de marcharse, tiene el corazón roto. Intenté consolarlo. Le dije que aún quedaban muchas más chicas en la playa y peces en el mar. Pero estaba demasiado trastornado para escucharme.
Le he contado mis sospechas sobre mi madre y el señor Lucas y dice que ya llevaban tiempo. ¡Todo el mundo lo sabía menos mi padre y yo!
Tuvimos una larga charla sobre bicicletas de carreras; luego Nigel se marchó a su casa para pensar en Pandora.
Mañana es el Día de la Madre. Todavía no he decidido si le voy a hacer un regalo o no. Sólo tengo sesenta y ocho peniques.
Domingo, 29 de marzo
cuarto de cuaresma. día de la madre
Anoche mi padre me dio tres libras. Dijo: «Hijo, compra algo decente para tu madre, podría ser la última vez».
Como no estaba dispuesto a hacer todo el camino hasta el centro, me fui a la tienda del señor Cherry y le compré una caja de Black Magic y una tarjeta que decía: «Para una madre maravillosa».
Los fabricantes de tarjetas deben pensar que todas las madres son maravillosas, porque no hay ni una sola que no tenga escrita lo de «maravillosa» en algún lugar. Tenía ganas de tachar «maravillosa» y sustituirla por «libertina», pero no lo hice. La firmé «tu hijo Adrian». Se la di esta mañana.
Dijo: «Adrian, no debías haberlo hecho». Tiene razón. No he debido hacerlo.
Ahora tengo que dejar de escribir. Mi madre ha convocado lo que ella llama una «reunión civilizada». El señor Lucas estará presente. ¡Naturalmente, yo no estoy invitado! Los escucharé desde la puerta.
Lunes, 30 de marzo
Anoche ocurrió algo terrible. ¡Mi padre y el señor Lucas se pelearon en el jardín de delante, y todo el barrio salió para verlos! Mi madre trató de separarlos, pero los dos le dijeron: «No te metas». El señor O’Leary quiso ayudar a mi padre, gritaba: «George, dale a ese hipócrita mariconazo un puñetazo de mi parte». La señora O’Leary gritaba cosas espantosas a mi madre. Por lo que decía, llevaba vigilando los pasos de mi madre desde Navidades. La reunión civilizada se acabó hacia las cinco, cuando mi padre se enteró del tiempo que el señor Lucas y mi madre llevaban enamorados.
Tuvieron otra reunión civilizada a las siete, pero cuando mi madre anunció que se marchaba a Sheffield con el señor Lucas, mi padre dejó de ser civilizado y empezó a pelear. El señor Lucas salió corriendo al jardín, pero mi padre lo placó al estilo rugby junto al laurel y empezaron a puñetazos otra vez. Realmente fue muy emocionante. Podía verlo todo desde la ventana de mi dormitorio. La señora O’Leary dijo: «Quien me da pena es el niño», y todo el mundo levantó la vista y me miró, así que puse cara triste. Supongo que la experiencia me creará un trauma en algún momento del futuro. Ahora estoy bien, pero nunca se sabe.
Martes, 31 de marzo
Mi madre se ha marchado a Sheffield con el señor Lucas. Tuvo que conducir ella porque él tenía los ojos demasiado hinchados para ver algo. He informado a la secretaria del colegio del abandono de mi madre. Fue muy amable conmigo y me dio un formulario para mi padre con el fin de que yo reciba gratis las comidas del colegio.
Nigel le ha pedido a Barry Kent que deje de amenazarme durante algunas semanas. Barry Kent dijo que se lo pensaría.