Capítulo 21
Me despierto el viernes más confundida que nunca. He dormido mal y he tenido un sueño extraño con Sawyer. Y Finn. Hasta aparecía el amor de mi infancia, Timmy Stuart. En el sueño, Tim había crecido, pero todavía tenía el corte de pelo que le hice cuando teníamos seis años.
He soñado que me había casado con Tim, que vivíamos en Ridgefield, nuestra ciudad natal, en Connecticut, y que pagábamos todo con Skittles verdes. Era uno de esos sueños horribles que parece que duran horas a pesar de que los científicos insisten en que solo duran minutos. Fuimos a la pizzería local, Venecia, y, mientras Tim estaba contando Skittles verdes para pagar la cuenta, alcé la mirada y vi a Finn. Estaba allí con una mujer. No era nadie que yo reconociera. Me sentí aliviada de que no fuera esa estudiante de postgrado a la que detesto, la que lleva echándole el ojo durante meses, pero nada más. Hacían buena pareja, parecían felices, y yo solo sentí una curiosidad despreocupada por ver con quién había terminado él. Entonces Sawyer entró con una mujer y el sueño tomó un rumbo totalmente diferente. Tenía el brazo apoyado en la parte baja de la espalda de ella y la guiaba hacia la mesa de Finn. Me sentí como si me hubieran dado un puñetazo en el estómago. Tim me preguntó qué me pasaba, así que me metí con prisas un puñado de Skittles de los que no eran verdes en la boca para evitar responder, cosa que lo molestó mucho. Por lo visto, los Skittles amarillos se usaban para arrancar el coche. Nada tenía sentido. Los sueños son muy estúpidos.
Sin embargo, no puedo quitarme de la cabeza que significa algo. No dejo de pensar en ello durante toda la mañana. Mientras me ducho y me visto. Mientras me seco el pelo hasta dejarlo perfectamente liso y brillante y me pinto las uñas del color naranja A Good Man-darin is Hard to Find, que quiere decir algo así como «Un buen hombre es difícil de encontrar».
Cuando termino las clases de la tarde, camino hasta el edificio Hymer, donde Finn tiene el despacho. Necesito verlo. No estoy segura de por qué quiero ver a Finn, ni de si voy a hablar con él, pero camino hacia él de todas maneras. Necesito ponerle una especie de punto y final a una relación que nunca ha existido. Porque incluso cuando salía con otros chicos, Finn siempre estaba ahí, en mi mente, como un «chico con quien estar para siempre» idealizado. Durante la mayor parte de mi vida, mis planes giraban en torno Finn. Estaba tan confiada. Tan segura de adónde me dirigía. Hasta esta semana. Esta mierda de chica indecisa no me va, y ya estoy harta. Voy a olvidarme de esta idea que tengo de Finn. Porque Sawyer es real.
Cuando llego al pasillo del edificio me encuentro la puerta del despacho de Finn abierta y la luz encendida. Por una vez ha sido suerte, y no porque haya planificado encontrarme con él. Está solo y sonríe felizmente cuando me ve. Se alegra muchísimo, lo cual es raro. Me hace sentir solo curiosidad, que supongo que es lo que he venido a confirmar aquí. Que el enamoramiento infantil ha acabado como quien se arranca una tirita. De forma rápida y eficiente, con solo un poquito de dolor.
—¡Everly! —Finn se levanta de la silla, rodea la mesa y me abraza antes de saber qué pasa. ¿Qué? No estoy acostumbrada a que Finn me dé muestras de afecto repentinas cuando no se lo pido. Ni siquiera cuando se lo pido, ahora que lo pienso.
—Hola, Finn —murmuro como respuesta cuando me suelta y retrocede. Entonces se sienta en el borde del escritorio con las manos en el filo y una sonrisa todavía en la cara.
—Tú y Sawyer —responde.
¿Yo y Sawyer qué?
—Nunca me habría esperado lo vuestro —continúa, sacudiendo un poco la cabeza y más satisfecho de lo que lo he visto nunca—. Pero tú eres exactamente lo que él necesita.
—¿Qué?
En serio, ¿qué?
—Creo que eres la única chica del planeta que podría domarlo tan rápido —prosigue con una carcajada—. Vaya, Everly Jensen y mi hermano. Eric se va a enfadar.
¿De qué coño habla? Me vibra el móvil en el bolsillo y me acuerdo de que lleva en silencio unas cuantas horas. He tenido un examen durante la última clase, y teníamos que desconectar los portátiles y los móviles, así que llevo desconectada desde la hora de la comida. Me vuelve a vibrar el móvil, lo saco del bolsillo y veo que se ilumina la pantalla debido a las notificaciones.
—En fin —continúa Finn, y me doy cuenta de que me he perdido lo que fuera que estuviera diciendo.
¿Qué estaba insinuando sobre Sawyer y yo? ¿Sawyer le ha dicho que va detrás de mí? Supongo que eso tiene sentido. Está claro que Finn le contó a Sawyer lo de mi amor no correspondido y las consiguientes travesuras, así que por supuesto que Sawyer se lo habrá contado a su hermano.
—¿Querías algo? —pregunta Finn mientras se aparta del escritorio y mira el reloj—. Tengo clase en diez minutos.
—No, no quería nada. Solo pasaba por aquí y quería saludar. —Hago una pausa—. Y disculparme. —Me detengo y respiro hondo—. Por ser como un grano en el culo.
Finn se limita a asentir a modo de respuesta mientras me rodea el hombro con el brazo y me acompaña a la puerta.
—Siempre has sido impredecible y divertida —contesta impávido.
Me río mientras me marcho del despacho y me dirijo al exterior. Llego hasta el final del pasillo antes de que mi móvil vuelva a vibrar y me acuerdo de todas las notificaciones. Doy unos cuantos pasos más y entonces me veo obligada a detenerme y concentrarme en el teléfono, porque lo que veo no tiene sentido. Un mensaje de voz de Eric y otro de texto correspondiente en el que me dice: «LLÁMAME». Una llamada perdida de Sophie y un mensaje que dice: «¿Confundida?». Y un mensaje de Facebook de Chloe —«Los mujeriegos siempre serán mujeriegos; los confabuladores siempre serán confabuladores»— seguido de un montón de emoticonos que lloran de la risa.
Pulso la pestaña de notificaciones y bajo hasta las de hace unas horas. Lo de siempre. Varios «Me gusta», comentarios, peticiones de amistad… Un momento. La mayoría de «me gusta» y de comentarios parecen estar en… ¿mi situación sentimental? Yo nunca he usado eso. O sea, jamás. Hago clic en una de las notificaciones para que me lleve a la publicación.
«Everly Jensen tiene una relación con Sawyer Camden».
Un segundo. Espera. Un. Puñetero. Segundo.
Ni siquiera soy amiga suya. Lo sabría. No soy una chica de esas que añade como amigo a cualquiera. Siempre compruebo quién es primero y estoy segura de que yo no lo he añadido a él.
Salvo que parece que sí lo he hecho. La actualización de mi muro anterior a mi recién descubierta situación sentimental es: «Everly Jensen y Sawyer Camden son amigos». Pone que ha sido hace dos horas. Hace dos horas, cuando estaba en clase, sin internet.
Ese hijo de puta me ha hackeado la cuenta.