Capítulo 7
Presente
—No te estarás reservando para él, ¿no?
Estoy mirando Facebook
cuando empieza a hablar otra vez. Me detengo en una foto de mi
página de inicio. Mi amiga Sophie acaba de subir fotos del Día de
Acción de Gracias con su nuevo novio. Esos dos parecen estar
asquerosamente juntos. Veamos qué más ha subido este fin de semana.
Hago clic en su perfil, pero no consigo ver mucho porque un segundo
después me quita el móvil de las manos y se lo mete en el bolsillo
interior de su americana
—Es mi móvil.
—Es mi coche.
—¿Y?
—Que nos estamos conociendo y estás siendo maleducada.
¿El tío este está chiflado? Fijo la mirada en su bolsillo y decido que es una causa perdida mientras esté conduciendo. Con un suspiro, cruzo las manos en el regazo y observo el tráfico.
—No nos estamos conociendo. Solo me llevas a casa y punto final. —Levanto un dedo y nos señalo a los dos.
—Volviendo a mi pregunta, ¿te estás reservando para Finn?
Ladea la cabeza hacia mí y levanta una ceja a modo de interrogación.
¿En serio me está preguntando si soy virgen?
—Tengo veintidós años, capullo. Estoy practicando para Finn, no reservándome.
Hay un asomo de sonrisa en su cara que me hace querer darle un puñetazo, o ver porno con él. No estoy segura de cuál de ambas opciones y eso me confunde. Ojalá no fuera tan atractivo. Sería más fácil ignorarlo.
Se pasa una mano por la mandíbula. Creo que intenta borrar la sonrisa de suficiencia de su irritante cara.
—Me alegra oírlo, Everly, me alegra oírlo.
—¿Te alegra? —No me importa lo que piense de mi vida sexual. Mi pregunta es sarcástica, como mucho—. Yo creo que es raro que opines sobre mi vida sexual y que eres un maleducado por mencionar el tema. —Bien dicho.
Él asiente.
—Me alegra saber que apreciarás lo que tengas.
—¿Qué? —exclamo.
—Me alegra que vayas a apreciarme. —Me apoyo en la ventana y me quedo mirándolo—. Yo también he estado practicando— continúa.
—Durante mucho más tiempo —interrumpo.
Él sonríe ampliamente.
—Cierto. He estado practicando más tiempo que tú y me alegro de que tengas referencias a partir de las que juzgarme.
—Referencias. —Me giro un poco para poder subir la pierna izquierda al asiento—. ¿Estamos llamando «referencias» a mi experiencia sexual?
Se encoge de hombros.
—Sí. A menos que quieras decirme sus nombres, nos quedamos con referencias. ¿Querías entrar en detalles? —Me recorre la cara con la mirada mientras subo la pierna derecha en el asiento y me pongo muy cómoda.
—¿Porque tú eres mejor?
—Sí.
—Creído.
—Seguro de mí mismo.
Levanto una mano.
—Entonces te alegras de que me acueste con otros. ¿Porque crees que me voy a acostar contigo en algún momento y me vas a dejar flipando con tus increíbles habilidades sexuales?
—De que te hayas acostado. —Levanto una ceja a modo de pregunta—. Me alegro de que te hayas acostado con otros. En el pasado. —Comprueba el retrovisor y cambia de carril. Yo observo su perfil mientras maniobra con el volante. Es un hombre seguro de sí mismo, eso lo admito. Desde el momento en que lo conocí, hace una hora, no me ha demostrado otra cosa que no sea una seguridad agotadora—. Eres un poco más joven que yo.
—Mucho —confirmo.
Echa chispas por los ojos.
—Soy cuatro años mayor que Finn. Apenas hay diferencia.
Me encojo de hombros.
—Entonces eres más joven que yo —continúa—. Me alegro de que no tengas que preguntarte si somos diferentes. Porque sabrás que lo somos. En cuanto te ponga un dedo encima, lo sabrás.
¿Veis lo que decía sobre la seguridad en sí mismo?