en este asunto. Mi amiga, la muchacha asesinada hoy, apareció desangrada, aunque posiblemente no guarde relación alguna con tu fantástica historia de brujería.

 

—Demasiadas coincidencias, ¿no crees? Sutton asintió.

Endureciendo las facciones.

 

—Sí... demasiadas. ¿Nos vamos? Trataré de convencer al sheriff Collins. Nos hemos hecho muy amigos.

 

—Ya no es sólo el sheriff, Jeffrey. Una comisión investigadora de San Francisco se ha hecho cargo del caso.

—Confía en mi, ¿de acuerdo?

Por primera vez los verdes ojos de Stella Dawn se iluminaron con un brillo de esperanza.

 

—Si, Jeffrey.

—Entonces en marcha.

 

Abandonaron el Fairy pasando a la pequeña barca. Jeffrey Sutton comenzó a remar.

 

Frente a él, Stella le contemplaba con sus verdes ojos. Ahora luminosos como las mismísimas estrellas.

 

Ya mucho antes de llegar a puerto escucharon el ulular de las sirenas. También divisaron a lo lejos el rojizo y veloz paso de los coches patrulla con la luz giratoria en la capota.

—¿Qué puede haber ocurrido?

Sutton comenzó a remar con más fuerza.

 

—No lo sé, pero algo grave para tanta movilización de vehículos de la policía. Arribaron a puerto subiendo precipitadamente la escalinata de acceso.

 

Terminaba Jeffrey Sutton de sujetar amarras cuando fueron enfocados por los faros de un auto patrulla.

 

Se escuchó un estridente chirriar de frenos.

 

Descendieron cuatro hombres. Cuatro agentes uniformados. Uno de ellos era el sheriff de Reed City.

 

—¡Registrad todo el muelle! —vociferó Collins—. ¡Que no salga ninguna embarcación sin ser registrada!

 

—Llamada del auto RC-4, sheriff —avisó el agente que permanecía frente al volante—. El tráiler sospechoso ha resultado ser una falsa alarma.

—¡Maldita sea...!

 

—¿Qué ocurre, sheriff? —interrogó Jeffrey Sutton, aproximándose a grandes zancadas.

Jerry Collins sonrió.

Una mueca carente de alegría.

 

—Nada de importancia. Los cuatro cadáveres. Sus cuatro cadáveres decapitados han desaparecido.

—¿Desaparecido?

—Sí, Sutton. Han desaparecido del depósito. ¡Se han largado!