La exclamación de Salkow fue coreada con diferentes matices por gran número de los allí presentes.

 

Cuatro ataúdes iguales. En tamaño y diseño.

 

Sobre la tapa de cada uno de ellos, un extraño escudo. La madera negra. Con profusión de grabados y signos.

 

Jeffrey Sutton fue el primero en reaccionar a la inmovilidad de todos los presentes. Atrapó una de las herramientas levantando con facilidad la tapa del ataúd más cercano. John Salkow y dos hombres más le imitaron.

 

Las tapas de los cuatro ataúdes fueron descubiertas.

 

Y los más próximos, especialmente las mujeres, comenzaron a gritar. Janet era la que más gritaba.

Un espeluznante alarido de terror.

 

Jeffrey Sutton giró lentamente hacia et representante de la ley. Con marcada palidez en el rostro.

 

—Sheriff... tenía razón. No me pertenece. Son suyos. El sheriff Collins no respondió.

 

También estaba pálido.

Contemplando alucinado los cuatro cadáveres.

 

Cuatro cuerpos incorruptos. Tres mujeres y un hombre. Sin cabeza. Cuatro cadáveres decapitados.

 

* * *

 

—No es nada grave. Un ataque de nervios. Le he proporcionado un calmante y dormirá toda la noche.

 

—Acompaña al doctor, Jeffrey —dijo Carol al pie del lecho—. Yo me quedaré al cuidado de Janet.

 

Sutton abandonó la habitación en compañía del doctor. Se encaminaron hacia el ascensor.

 

—No debe preocuparse, muchacho. Estoy al corriente del hallazgo de la playa. Es lógica una crisis nerviosa en una joven sensible. Seguro que no fue un espectáculo agradable.

—No... No lo fue.

En la recepción del Kane Hotel, abonó los honorarios del doctor.

 

—Si me necesitan de nuevo ya disponen de mi número de teléfono; aunque la joven ya está del todo tranquila. Mañana despertará del todo recuperada. Buenas noches.

—Adiós, doctor.

Jeffrey Sutton pasó al contiguo salón social.

 

En el mostrador del pequeño bar, estaba Mark Sullivan. Frente a una jarra de cerveza con ginebra.

—¿Cómo se encuentra Janet?

Sutton se acomodó en un taburete contiguo.

 

—Bien. Ahora duerme. El doctor dice que es una simple crisis de nervios pasajera. Un ataque de nervios originado por el macabro espectáculo de la playa.

—Nosotros sabemos que es algo más.