3. PROYECTO MKNAOMI
En noviembre de 1953, el científico Frank Olson, que trabajaba en una sección especial del ejército de los Estados Unidos, se lanzó desde un piso alto del Hotel Pennsylvania en Nueva York y quedó hecho pedazos contra el pavimento de la calle. En principio se creyó que se trataba de un suicidio, pero una autopsia hecha a solicitud de su familia muchos años después demostró que Olson había sido golpeado gravemente antes de que su cuerpo fuera arrojado al vacío, lo cual suponía la hipótesis de un asesinato.
A lo largo de todo un proceso sobre este caso salió a la luz pública que Olson era solo la punta de un iceberg tenebroso y macabro. En realidad, él y sus otros colegas estaban trabajando en experimentos químicos y biológicos a nivel bélico, es decir, de qué manera el ejército de ese país podía lograr una supremacía sobre sus enemigos gracias a microorganismos, bacterias, virus y elementos químicos de todo tipo.
Este proyecto desembocó en otros, experimentaron con mezcalina, con escopolamina en los interrogatorios de prisioneros, con sustancias psicoactivas y hasta llegaron a probar con hipnosis como método efectivo de control mental. El objetivo era crear estrategias contundentes para neutralizar a todo un ejército o, inclusive, a todo un país en cuestión de minutos gracias al uso de armas biológicas o químicas. Cómo anular por completo a poblaciones enteras solo envenenando a sus ciudadanos.
El problema fue que el propio Olson sirvió como conejillo de Indias y le suministraron dosis de LSD que lo condujeron a una fuerte paranoia y a una crisis nerviosa severa. La Comisión Rockefeller demostró que él había sido víctima de estos macabros experimentos y en consecuencia el gobierno de los Estados Unidos indemnizó a la familia con una fuerte suma de dinero.
La pregunta que se hacían estos científicos era: ¿cómo había logrado Hitler hipnotizar a todo un país y obligarlo a proyectos tan descabellados como los campos de exterminio y los genocidios a gran escala? ¿Cómo se apropia uno de los cerebros de los otros? ¿Cómo hacen las sectas y las iglesias para que sus feligreses les entreguen sus donaciones mensuales e incluso la totalidad de sus propiedades? ¿Es posible el control del pensamiento?
Después de probar en instituciones mentales con pacientes psiquiátricos, con indigentes que estaban en hogares de paso y con inmigrantes que no conseguían trabajo en ninguna parte, los resultados fueron concluyentes: hay varios métodos para tomarse la psique de una persona y anularla por completo. El tiempo oscila entre tres semanas y un mes. La clave es penetrar en el inconsciente del sujeto e implantar allí una creencia o una idea fija que genere una resonancia en el resto de la conducta. Así funcionan muchas doctrinas religiosas o políticas que conducen a los suyos incluso a entregar sus vidas si fuera necesario. No hay necesidad de inyectarles nada ni de suministrarles agentes químicos.
El lado más oscuro de estos experimentos concluyó que los afectados se encargarán, a su vez, de transmitirle a la segunda generación esas creencias o esas ideas que tienen muy arraigadas en su inconsciente. Esto es, que la educación se puede transformar en un vehículo muy eficaz para mantener el control sobre lo que una población piensa.
Y no es difícil preguntarse: ¿no es exactamente eso lo que han hecho desde entonces, utilizar la religión, la política, la prensa, la educación, el arte y la propaganda para inocular en los espectadores y oyentes cierto tipo de información que les permita continuar en el poder? ¿Por qué nunca somos capaces de rebelarnos de verdad, de escaparnos de todas las tonterías que el sistema nos ha inyectado en nuestros cerebros sensibles y crédulos?