Capítulo 24
Tomé el autobús de la ciudad para ir a la escuela el lunes. La abuelita tenía un refriado, y su artritis le hacía más difícil salir en la mañana ahora que estaba frío y húmedo todo el tiempo. Le hice prometer que por la noche llamase a la Sra. Burkente si necesitaba algo. Odiaba no estar allí para ayudarla.
Mientras tanto, tenía mis propios problemas por los que preocuparme. Pase el trayecto del autobús mirando a la gente a mí alrededor, preguntándome si estaba siendo seguida. El chico con el sucio sombrero café que cubría sus ojos –¿él podía ir tras de mí?
¿Qué de la mujer con el vestido floreado? ¿Era eso realmente un bolso lo que estaba llevando? ¿Había algo adentro –tal vez una pistola?
El autobús me dejó en el estacionamiento aproximadamente veinte minutos antes.
El terreno estaba oscuro, y hasta donde podía decir, vacío. Sabía que otras personas comenzarían a llegar en unos cuantos minutos, pero al menos por ahora, estaba sola. Me quedé parada allí por un minuto, temblando ante el frío aire matutino. Luego pateé la grava por un rato y me preocupé por ver a Jack y a Cam. Eso no hacía ningún bien a mis nervios, así que me preocupé por mi tarea de álgebra. Finalmente decidí que necesitaba algo que me distrajera de lo que estaba por venir.
Caminé por el árbol deforme hasta el extremo más alejado del estacionamiento y estudié las ramas más cercanas al suelo. Montones de hojas café, muertas, colgaban al final de las ramas, crujiendo suavemente mientras una brisa las atravesaba. Con un chequeo rápido para estar segura de que todavía estaba sola, dejé caer mi mochila, me froté las manos, y me enfoqué en una única hoja grande.
Segundos después, mi cuerpo estaba hormigueando y la hoja estaba volando hacia el suelo. Miré hacia arriba, y una segunda hoja navegó al lado de la primera.
Después contemplé la rama. Era delgada y se bamboleaba delicadamente bajo una carga de hojas muertas. Me enfoqué en esta, y con una crujido satisfactorio, se rompió en
la unión con una rama más grande, colgó en un ángulo loco por un momento, luego cayó directamente al suelo delante de mí.
Miré hacia abajo con una mezcla ahora-familiar de triunfo y miedo. Aún no entendía el poder, pero me estaba acercando. Después de dos días de práctica había aprendido a llamar a ese hormigueo familiar cada vez que lo quería. Me estaba volviendo más experta en leer la maraña de fuerzas alrededor de mí, aunque aún no sabía precisamente lo que eran. Al menos supuse que algo de lo que estaba sintiendo era la gravedad –la gravedad del sol y la luna, y la gravedad de la tierra. Hasta ahora, todo lo que podía hacer era acercarme a esas fuerzas, alterar su balance mientras estas actuaban sobre objetos alrededor de mí. Pero me preguntaba qué pasaría si las desenredaba, o accidentalmente las colocaba permanentemente en alguna dirección alternativa. No creía que tuviera la habilidad para hacer eso, pero ¿qué si la tenía y simplemente aún no lo sabía? Mientras más pensaba en ello, más nerviosa me ponía. Habíamos aprendido el año pasado en mi clase de estudios sociales que la bomba atómica funcionaba dividiendo algunas de las uniones de un átomo. No recordaba exactamente cuáles, pero recordé que la bomba sólo representaba una diminuta fracción de la energía que podía ser soltada. Si cortaba algunas de esas uniones, podríamos estallar todos al otro reino. Esa única posibilidad me convencía de intentar más duro entender lo que yo estaba haciendo, y me hizo sentir desesperada por hablar con alguien sobre ello.
Mi única opción para eso, por supuesto, era Jack.
¿O era eso? Ahora que sabía sobre Jack, no podía evitar preguntarme otra vez lo que estaba pasando realmente en Delcroix. Porque era difícil de creer que fuera solo coincidencia que dos de nosotros, con nuestros poderes extraños, hubiésemos terminado en la misma escuela.
Sin embargo, éramos diferentes de los otros niños de Delcroix. Esther y Hennie tenían dones increíbles, pero estaban solo allí, al descubierto. Todos sabían de ellos. Jack y yo no éramos así. No teníamos dones como el de los otros estudiantes.
Pero éramos los únicos que el Sr. Judan y Cam reclutaron personalmente.
¿Por qué?
El crujido familiar de llantas sobre la grava interrumpió mis pensamientos. Me di la vuelta, esperando que quienquiera que estuviese en el coche no me hubiese visto
jugando con las hojas. Estaban todavía lo suficientemente lejos que dudé que pudieran ver los palos a mis pies, y menos notar unas cuantas hojas bailando sobre la tierra.
Ese coche era el primero del torrente que ahora entraban desde la carretera. El tiempo para los juegos había terminado. Caminé hacia el centro del terreno y dejé que la multitud me rodeara.
Esther llegó más o menos cinco minutos después. Ella me encontró con extraña rapidez, y corrió hacia mí, su pecho y su mochila rebotaban en un ritmo disparejo. ‚¿Por qué no me llamaste este fin de semana?‛ Ella gritó cuando todavía estaba a veinte pies.
‚¡Se suponía que hablaríamos de Hennie y Yashir!‛
‚Tenía demasiada tarea. La abuelita no quiso que llamara a alguien hasta que la terminara.‛
Esther se detuvo delante de mí, su cabello era una nube espumosa negra alrededor de su cabeza. ‚Eso est{ bien, pero tenemos que conseguirte un celular así podemos enviarnos mensajes de texto la una a la otra, al menos.‛ Ella debió haberme visto mirando su cabello, porque lo señaló e hizo una mueca. ‚Lo peiné. Es como un tic nervioso o algo.‛
Ambas nos reímos, y traté de no pensar acerca de cuán vergonzoso era ser la única chica en toda la escuela sin un celular. Esther dejó caer su mochila al lado de la mía y escudriñó el estacionamiento. ‚¿Has visto a Hennie?‛
‚Todavía no.‛
Me pregunté si debería sacar a colación el tema ahora, o debería esperar hasta más tarde. Me percaté de que probablemente debería esperar, pero prácticamente estaba explotando. Sólo teníamos un teléfono en casa, y el cordón no se extendía hasta mi cuarto, o la habría llamado el fin de semana y le habría preguntado. Simplemente no quería a la Abuelita escuchando a escondidas mi conversación.
‚¿Esther, realmente has besado a muchos chicos?‛
‚Bueno,‛ ella dijo casualmente, todavía mirando alrededor del terreno, ‚No a muchos, pero sí a unos cuantos. ¿Por qué?‛ Ella se volteó y me dio una mirada perspicaz.
‚¿Esto tiene algo que ver con Cam? ¿Te besó o algo?‛
‚¡No, no!‛ Levanté mis manos en protesta. ‚Definitivamente no. Simplemente tenía curiosidad, porque, bueno, porque no lo he hecho. Y solo estoy preguntando. Sobre besar, digo. En caso de que surja en el futuro.‛ Sonaba como una idiota, balbuceando nerviosamente mientras sus duros ojos parecían perforar directamente a través de mí.
‚Claro, seguro.‛ Ella rodó sus ojos. ‚De acuerdo, la verdad es que es un poco extraño al principio, pero completamente divertido. Tú solo espera. Ya ver{s.‛
‚¿Qué si no estabas segura de si te gustaba alguien o no, y luego lo besaste?‛ Me percaté que ésta era una pregunta muy riesgosa de hacer, porque sería sujeta a interrogatorio por todo el camino. Pero si alguien sabía la respuesta, esa sería Esther.
‚¿Podría decirte si est{n destinados a estar juntos? Por besarlo, digo‛
Eso me había estado volviendo loca todo el fin de semana.
Si yo quería estar con Cam, ¿por qué me había gustado besar a Jack? Sabía que Jack no era correcto para mí, y sabía que yo no podía ser la novia que él necesitaba, aún así me había besuqueado con él en mi patio trasero. ¿Por qué? Podía culpar al poder, el cual siempre me dejaba un poco mareada y abrumada, o al hecho de que era mi primer beso y tenía curiosidad por finalmente ver de qué iba todo ese alboroto. Pero terminó volviéndose contra mí, besando a Jack por mi libre albedrío.
‚¡Oh! Bueno, tú sabes, no estoy realmente segura.‛ Ella frunció el ceño, como si se sorprendiera por este aparente hueco en su enciclopedia de conocimientos. ‚No estoy segura de que siempre tiene que gustarte alguien que al te guste besar. Pero cuando tú les gustas a ellos, es asombroso. Como cuando besé a Sam Hopkins por primera vez.
Wow.‛ Su cara se puso toda soñadora. ‚Pensé que estaba en el cielo.‛
‚El cielo, ¿huh?‛
Su descripción me hizo sentir un poco mejor. No llamaría a lo que sucedió en mi patio trasero el cielo. Lo había disfrutado, pero hubo un borde de incomodidad en toda la experiencia –como si supiese que no estaba del todo bien.
Sería mucho, mucho mejor si Cam me besase. El cielo, probablemente.
No es que eso pareciera una seria posibilidad. Habíamos estado frecuentándonos por semanas, y nunca había dado un paso hacia mí –y él había tenido un montón de
oportunidades. Si yo le gustaba a Cam más que solo como amiga, él tenía una curiosa forma de mostrarlo.
‚¿Est{s segura de que no est{s haciendo esta pregunta por una razón?‛ Ella entrecerró sus ojos. ‚¿Est{s absolutamente segura?‛
‚Oh, mira.‛ Apunté al otro lado del terreno, esperando distraerla. No estaba segura de si podría ser una mentirosa muy convincente, especialmente si tenía que repetir lo que había dicho a Hennie. Ella vería a través de mí en un instante. ‚¿No es ese el coche de Hennie?‛
‚Sip, ese parece ser.‛ Ella sacudió su dedo en mí. ‚Pero ni pienses que voy a olvidarme de nuestra pequeña conversación.‛
‚Est{ bien, est{ bien.‛ Esta cosa de los amigos era una espada de doble filo. Era agradable poder hacer este tipo de preguntas, pero también significaba que no podías mantener secretos. O por lo menos no podías mantener secretos sobre cosas como los chicos.
Hennie llegó, lucía bellísima como siempre en una minifalda jean y una camisa color rosa. Esther solo tuvo que decirle exactamente lo que yo había preguntado. Oír la pregunta de nuevo me hacía retorcer de vergüenza. Hennie me miró con su usual mirada profunda y suave, y tuve el presentimiento de que ella ya sabía exactamente por qué lo había preguntado.
Pero no dijo nada sobre Jack o Cam. En vez de eso dijo, ‚Casi no tengo tanta experiencia como Esther con los chicos. Pero el último año en el campamento, Walter Maitland y yo nos besamos, y me había enamorado de él para siempre.‛
‚¿Walt Maitland?‛ Esther interrumpió. ‚¿Est{s de broma?‛
‚Él es mucho m{s lindo que cuando lo conociste,‛ Hennie dijo. ‚Juega fútbol ahora.
De cualquier manera, iba a decir que Walt resultaba ser un completo idiota. Pero era tan lindo, que ni siquiera me importó. Todo lo que sabía en ese momento era que finalmente estaba besando al chico que me había gustado desde siempre.‛
‚¿Y…?‛ Apremié.
‚Sí, ¿y…?‛ Esther dijo. ‚No puedo creer que nunca me hayas contado esta historia antes.‛
‚Y era un gran besador,‛ ella pronunció con una sonrisa. ‚Adoré el momento.‛
Esther y yo gemimos.
‚Entonces, ¿me est{s diciendo exactamente lo opuesto a lo que Esther dijo?‛
Pregunté.
‚No necesariamente. Solo estoy diciendo que él definitivamente no era el chico para mí, pero aún así quería estar con él por un ratito.‛
‚B{sicamente tampoco hay nada de ti que me pueda decir,‛ dije.
‚Bastante,‛ Esther dijo.
‚Gracias por aclarar eso.‛
‚Cuando quieras.‛ Esther soltó una risita.
Un familiar coche negro con una abolladura en el costado chirrió en el estacionamiento. Al mismo tiempo, la Bala de Plata llegó al otro lado de la verja de hierro. Jack salió del coche, los anteojos oscuros ocultaban sus ojos, aunque el sol apenas había salido. Parecía mas duro de lo habitual, con una chaqueta de cuero abierta en el cuello y un par de vaqueros negros pendiendo alrededor de sus caderas.
‚¿Cómo puede un novato llegar conduciendo, de cualquier manera?‛ Esther preguntó, mordiendo su labio perspicazmente mientras lo observaba deambular a través del terreno.
‚Consiguió una licencia falsa,‛ dije sin pensar, y luego me patee en mi interior.
Probablemente no él habría querido que yo pasara esa información.
‚Oh.‛ Los ojos de Esther se ampliaron.
Los ojos de Hennie se estrecharon, y recorrió la mirada entre él y yo. Prácticamente podía ver las ruedas moviéndose en su cerebro, y me pregunté si estaba escuchando esa
segunda voz sobre la que nos habló en la biblioteca. Sin embargo, afortunadamente para mí, ella era lo suficientemente amable para no decir nada inmediatamente.
Esther y Hennie no eran las únicas que habían visto a Jack. Noté al menos que una docena de otras cabezas se habían volteado, la de Allie estaba entre ellas. Esto me inspiró una sacudida de algo –¿celos? ¿orgullo? Estaría mintiendo si no admitiese que parte de mí quería que todos supieran que él me había besado, que yo había atraído la atención de alguien guapo y peligroso. Pero una parte mayor tenía una sensación de arrepentimiento.
Observarlo ahora con ojos ligeramente más clínicos de los que tenía antes, me sentía más segura de que siempre había hecho la decisión correcta.
La pesada puerta de hierro se replegó, y la voz metálica sonaba lo suficientemente alto para oírse a través del estacionamiento. ‚¡Atención, las puertas se est{n abriendo!
¡Atención, las puertas se est{n abriendo!‛
La Bala de Plata salió lentamente y se estacionó en la parada. Allie corrió para caminar con Jack el resto del camino hacia el autobús. Poco antes de desaparecer de mi vista, levantó sus anteojos oscuros y pasó su mirada alrededor del terreno. Pudo haber estado buscando cualquier cosa, pero sabía que él me estaba buscando. Se detuvo un segundo después, con sus ojos fijados en los míos.
Aparté mi mirada.
‚Jolines, Dancia, él parece enojado,‛ Esther dijo con voz silenciada. ‚¿Qué le hiciste?‛
Temblé, incapaz de evitar mirarlo de nuevo. Su mirada hostil duró sólo un minuto antes de volver a colocar sus gafas en su nariz. Luego se volvió hacia Allie, y se alejaron de mi vista.
‚Es difícil explicar,‛ dije, derrotada. Jack había sido mi única oportunidad de amigo que entendía cómo era tener poderes psíquicos. Nunca debí haberlo besado. Debí haberlo apartado desde el principio. Entonces tal vez no hubiera llegado tan enojado conmigo, tan herido.
‚Tuviste que rechazarlo, ¿no?‛ Hennie dijo quedamente.
Asentí. Hennie palmeó mi brazo, y Esther chasqueó con simpatía en el fondo.
‚Como sea,‛ dije, rompiendo el hechizo. ‚Se acabó. Deberíamos subir al autobús.‛
Habíamos atravesado la mitad del estacionamiento antes de que Hennie se percatara de que había dejado su mochila sobre el suelo donde habíamos estado paradas.
La observamos mientras corría de regreso a recuperarla.
‚¿No es ese Yashir?‛ Esther dijo mientras una forma familiar con rastas salía de un coche al otro lado del estacionamiento.
‚Sí.‛ Hice gestos con las manos.
Yashir se dirigió hacia nosotras, en un camino directamente en línea con Hennie.
Podría decir el momento en que ella lo notó, porque bajó la velocidad y su espalda realmente se irguió. Miró a sus pies y luego pareció que deliberadamente levantaba la cabeza.
‚Va a hablar con él,‛ susurré en el oído de Esther. ‚Realmente va a hacerlo.‛
Yashir notó a Hennie al mismo tiempo. Le dijo algo a ella, pero estaban demasiado lejos para que yo pudiera escuchar lo que era. Por su sonrisa un momento después, asumo que Hennie le contestó.
Estaban teniendo una conversación real.
Esther apretó mi brazo. ‚Esto es enorme,‛ dijo. Los observamos mientras intercambiaban palabras, todavía caminando hacia el otro. Ahí fue cuando Esther jadeó con horror. ‚Dancia, mira la mochila de Hennie. ¡Hennie se dirige directo a ella!‛
La dulce y torpe Hennie estaba teniendo su primera conversación con el chico de sus sueños, e iba directo a una colisión con su enorme mochila de cuero. Si tropezaba ahora, nunca se recobraría de la vergüenza.
Pensé r{pidamente. ‚Esther, ¿es ese Chris? ¿Con una chica?‛ Señalé en dirección opuesta hacia un chico en la fila para subir al autobús. Esperaba que no fuese realmente Chris, el chico que a Esther le gustaba, porque tenía su brazo colgado alrededor de los hombros de una rubia llamada Liz, del equipo de carrera a campo traviesa.
‚¿Qué?‛ Esther se dio la vuelta.
En el momento que ella apartó la mirada, me enfoqué en la mochila y situé el hormigueo familiar de energía. Metí fuerzas actuando sobre ello, como lo hice con la rama del árbol, pero lo único que hizo fue tambalearse unas cuantas pulgadas y luego quedarse en el mismo lugar. Desesperadamente, sabiendo que sólo tenías unos pocos segundos, me imaginé empujando un lado de esta, como un tiddledywink, y bastante sorprendentemente, funcionó. Torpemente, el robusto bolso saltó unas cuantas pulgadas a la izquierda, aterrizando justo fuera del camino de Hennie. Afortunadamente, Yashir y Hennie estaban demasiados enfocados el uno al otro para notar el extraño comportamiento de la mochila.
‚Ese no es Chris,‛ Esther proclamó, volte{ndose de regreso para ver a Hennie parada al lado de Yashir, todavía hablando. Ella sonrió. ‚Oh, gracias a Dios no tropezó.
Pensé que estaría casi muerta.‛
Un sentimiento c{lido se propagó a través de mí. ‚Sí, gracias a Dios.‛
Jack no me dijo una sola palabra por los siguientes pocos días, y yo traté de no mostrar cuán dolida estaba. Parecía una locura, porque sólo nos habíamos conocido hace un par de meses, pero había llegado a confiar en él aún más de lo que pensaba. Sin Jack para hablar, mis clases se volvieron interminablemente interminables, mi tarea era imposible, no tenía ni idea de qué música escuchar, y las burlas y sarcasmos de Catherine eran demasiado para soportar.
Para el jueves estaba hecha una ruina. Aunque debería haber estado emocionada de que había encontrado la manera de usar mi poder y no lastimar a nadie, tratar con el enojo de Jack me quitaba toda la alegría. Mientras tanto, apenas y hablaba con Cam. El lunes me dijo que estaría ocupado toda la semana con un par de grandes proyectos. Aún así lo buscaba todos los días en almuerzo y estaba ridículamente desilusionada cuando él no estaba allí.
18 Es un juego que consiste en arrojar discos pequeños llamados “winks” (guiños) con la ayuda de una especie de resorte casero (o mini catapultas) y así tratar de meter los discos en una taza que se encuentra en el centro de la mesa de juegos.
Supongo que fue por lo que pasó con Jack, no lo sé, pero estaba desesperada por hablar con Cam. No era como si fuésemos mejores amigos, pero lo extrañaba y a las pequeñas caminatas que solíamos tomar, y también la vez que nos trepamos juntos a ese árbol en el bosque. A veces cuando pasaba por el pasillo y me saluda, sentía como si fuese alguien que había visto en una película pero que realmente no conocía.
Eso me hacía sentir incluso peor, como si hubiese lastimado a Jack por un sueño que nunca se haría realidad.
Finalmente, después de una mañana interminable de miradas furiosas de Jack hacia mí y maestros quejándose de tareas asignadas que yo no había terminado, corrí hacia la cafetería. Parada en la entrada de la sala de almuerzo, traté de parecer como si estuviera checando las opciones del menú en lugar de tratar de localizar patéticamente a Cam en la multitud.
Mi respiración se cortó cuando, por el rabillo de mi ojo, vi a Cam saludándome con las manos mientras se dirigía a su mesa habitual, Anna a su derecha. Traté de parecer sorprendida, como si no lo hubiese notado. Me hizo una señal para que los siguiera.
Anna sonrió y repitió el gesto de Cam, y luego dejó en claro las cosas colocando su brazo sobre el de él, como si él fuese de su propiedad.
Ella siempre era así. No estoy segura de si ella estaba celosa, precisamente, pero ciertamente me dejaba saber que no iba a interponerme entre ella y Cam.
Mientras maniobraba mi camino alrededor de la multitud, Catherine me dio su usual mueca desdeñosa, desde una mesa con un montón de otros Botones-abajo. Hennie me saludó mientras recogía su postre. No vi a Jack, pero eso no era inusual.
Cuándo llegué a su mesa, Cam y Anna estaban sentados, y él había comenzado a cavar en un plato de espagueti y albóndigas. Se tragó un bocado apresuradamente, y limpió su limpia cara.
‚¿Cómo te va?‛ dijo. ‚Parece como si no te hubiese visto en años.‛
‚Sí. Supongo que has estado ocupado.‛ Lamenté las palabras tan pronto como las dije. Lo último que quería era sonar como si me quejara de que no me prestara la suficiente atención.
‚Lo sé. Es totalmente mi culpa y lo lamento realmente. Te resarciré, lo prometo.‛
Cam sonaba ansioso de hablar conmigo. De hecho, tan ansioso, que se me hizo sospechoso. Él cambió de posición para encararme más directamente, lo cual significaba que Anna tenía que mover su brazo. Ella me lanzó una privada mirada furiosa y luego puso sus manos en su regazo.
Las palabras de Jack ardían en mis orejas, y tenía que forzar una sonrisa acogedora, incluso hacia Cam.
La sensación de alguien observándome subió por mi columna vertebral. Di una mirada rápida alrededor. En efecto, Jack había aparecido por la entrada la sala de almuerzo, y estaba mirando directamente hacia nosotros.
‚Deberías acercar una silla,‛ Cam ordenó. ‚Podemos hacer un lugar.‛
‚No, est{ bien.‛ Pudo haber sido el hastío de Anna dirigido hacia mí, o quiz{ la voz de Jack sonando en mis orejas, pero de cualquier manera, el pensamiento de sentarme al lado de Cam había perdido un poquito de su magia. Señalé con la cabeza hacia Esther, quien estaba formada en la línea para el almuerzo. ‚Le dije a mis amigos que me sentaría con ellos.‛
‚Somos tus amigos también,‛ él protestó.
¿Lo son? Quise preguntar. ¿Realmente lo son? En vez de eso dije, ‚Lo sé, pero lo prometí. Vamos a comparar nuestra tarea de Cívica Mundial.‛
Anna se deslizó m{s cerca de Cam y ronroneó, ‚Dancia, ¿todavía quieres ir a correr conmigo? El entrenador tuvo que cancelar la práctica de hoy, así que podríamos correr juntas esta tarde.‛
Había estado postergando correr con Anna desde que Cam lo había sugerido. Por este punto habían pasado todas las excusas que podía imaginar. La idea de estar a solas con ella era casi tan nauseabunda como comer con ella, pero manejé una sonrisa falsa.
‚Cielos, Anna, eso es tan agradable de tu parte. Gracias. Me encantaría.‛
‚He estado dese{ndolo,‛ contestó dulcemente.
Tenía la sensación de que Anna y yo nos entendíamos, y que nuestro entrenamiento sería cualquier cosa excepto diversión.
‚Supongo que te veré después, Cam.‛ Comencé a alejarme. Se levantó de un salto y me siguió a unos pocos metros de la mesa.
‚No dejes que Anna te intimide,‛ dijo suavemente. ‚La verdad es que ha estado un poco extraña desde que rompimos el verano pasado. Debería decirle que retroceda, pero no tengo el corazón para herir sus sentimientos. ¿Sabes qué quiero decir?‛
Sus ojos me suplicaban. Se veía sincero, pero no estaba convencida, y supongo que debí haberlo mostrado.
Él puso una mano sobre mi brazo, y salté, golpeada como siempre por la manera en que su toque me hacía querer derretirme sobre el piso. ‚Tienes sala de estudios en el sexto periodo, ¿no? Yo tengo mi seminario de éticas el quinto y sexto período. Estamos comenzando el estudio independiente mañana, así que puedo ir a la biblioteca si quiero.
Podría decirle a la Sra. Langdon que me estás ayudando con mi proyecto, y podríamos estar juntos.‛
Vacilé. Cam tenía el poder para hacer que mis entrañas se retorcieran y mi mente quedara en blanco, pero eso también significaba que él tendría el poder de convertirme en una idiota llorona si resultaba ser un falso. Mi corazón peleó con mi cabeza por un minuto, pero mi corazón prevaleció. ¿Cómo podría rechazar mi sueño?
‚Bien. Supongo que podría aprovechar un poco de tiempo en la biblioteca.‛
Él me dio su sonrisa del millón de dólares. ‚Iré a buscarte.‛
Tragué duro e hice mi camino con pies inseguros hacia donde había visto a Esther, ni siquiera noté cuando Jack se levantó y se dirigió a mi dirección. Me alcanzó unas pocas mesas después.
‚Entonces, ¿le dijiste al Príncipe Encantador lo que estabas haciendo el viernes pasado?‛ preguntó.
Traté de no reaccionar a la hostilidad en su voz. ‚No seas así, Jack.‛
¿No podemos ser sólo amigos, Jack? ¿Por favor, por favor, por favor?
‚Encontré algo interesante esta mañana. Pensé que podrías querer echar un vistazo.‛
Suspiré y me volví para confrontarlo. ‚¿Qué es?‛
‚Un regalito que encontré en el cuarto de tu novio. Algo que podría hacerte pensar dos veces antes de continuar dejando que te siga a todos lados.‛ Él sostenía un pedazo de papel blanco que parecía un formulario que alguien había empezado a llenarlo.
‚¿Qué estabas haciendo en su cuarto?‛ Lo miré boquiabierta, asombrada, aunque supongo que no debería haberlo estado. ‚¿Forzaste la entrada? Eso es ilegal.‛
‚No forcé nada, y re-ensamblé la puerta antes de salir. Nunca sospecharán. Pero pensé que merecías saber la verdad.‛
‚¿Qué te hace estar tan seguro de saber cu{l es la verdad?‛
‚Tengo buenos instintos,‛ dijo, sus labios apretados en una línea dura. Fui momentáneamente distraída por el recuerdo de cómo se sentía tener esos labios sobre los míos, pero recobré de nuevo la atención cuando Jack apuntó hacia el papel. ‚Échale un vistazo. Se trata de ti. Eso no es ilegal, ¿verdad? ¿Robar algo sobre ti? ¿Por alguien a quien tú le importas? ¿O pensabas que le importabas?‛
Le arrebaté el papel de su mano. En efecto, en la parte superior de la página se leía,
‘Candidata: Dancia Lewis’. Debajo de esto decía, ‘Observador: Cam Sanders’. Había un espacio para la fecha, y luego la siguiente línea decía, ‘Registre cualquier contacto que tuvo con el candidato hoy’. Había algo de espacio para una respuesta, y alguien había escrito un bloque de letras azules, ‘Encontré a la candidata en el autobús y en el almuerzo.’
Mi mano comenzó a temblar.
‚Esto no es gracioso, Jack,‛ dije, mi voz era temblorosa. ‚Te inventaste esto, ¿no?‛
‚¿Por qué haría eso?‛
‚Para dejar en claro lo de Cam. Para hacerme sentir como la mierda.‛
‚Sigue leyendo. Me dir{s si he inventado esto.‛ Apuntó la mitad de la p{gina en una nueva pregunta que decía, ‘Anote cualquier preocupación que tenga sobre la candidata aquí, y sus recomendaciones para ocuparse de esas preocupaciones.’ Con la misma caligrafía impecable decía en respuesta, ‘La Candidata parece pasar muchísimo tiempo con el Candidato Landry. (Las preocupaciones por este candidato están anotadas en anteriores reportes.) Trataré de animar a la candidata para que guarde su distancia de Landry. Trataré de construir una relación más fuerte con la candidata para permitir una mejor vigilancia.’
El sabor del ácido llenó mi boca.
‚No lo ves ahora,‛ Jack susurró, inclinado hacia mi oreja, ‚pero tu Observador nos está mirando. No creo que a él le guste verme tan cerca de ti. Me pregunto qué pondrá en su reporte de esta noche.‛
Agarré el papel de su mano. ‚Eres una persona horrible. Si esto es verdad, no culpo a Cam por escribir esto sobre ti.‛
Incapaz de pensar claramente, eché a andar hacia la puerta de la sala de almuerzo, mi único deseo era estar lo más lejos posible de Jack, de Cam y de todo el mundo en Delcroix. Pero luego vi a Cam pararse y deambular hacia una puerta, y a Trevor hacer su camino a la otra. Se movían casualmente pero resueltamente. Era como mirar una película.
Estaban vigilando la salida así podrían seguirme si salía de la sala.
No podía estar segura de que el papel fuese real, me recordé a mí misma. Jack era incapaz de inventar algo así. Tal vez era coincidencia, la forma en que Cam y Trevor ahora estaban situándose por las puertas. Tal vez había una explicación razonable para todo esto. Como un proyecto de la feria de ciencias o algo por el estilo.
Me dije a mí misma que permaneciera calmada. Miré alrededor y vi a Esther y a Hennie sentadas en una mesa cerca del fondo de la sala. Giré mis talones y me dirigí en su dirección.
No tenía idea de lo que estaba pasando, o si Cam y Trevor realmente estaban vigilando. Pero si lo estaban, no iba a dejarlos verme llorar.