Capítulo 1

¡Dancia!‛

‚ Me saqué los audífonos y esperé, esperando que estuviera escuchando a la TV

y no a mi Abuela llamándome. Comprobé el reloj: diez quince, lo que significaba que The Price is Right1 estaba dando y mi Abuelita debería de estar ocupada.

Vino de nuevo, esta vez desde el vestíbulo fuera de mi cuarto. ‚¿Dancia, puedes salir, por favor? Hay alguien aquí que quiere verte.‛

La música retumbaba a través de los audífonos, y me incliné para bajar mi antiguo Reproductor de CD plateado. Seguramente había escuchado mal a mi Abuela. ¿Alguien quería verme? ¿A Dancia Lewis, la increíble chica invisible? De ninguna manera.

Abrí de golpe la puerta del dormitorio, esperando ver a mi abuela de cuatro pies de alto entreteniendo al gato de algún vecino en nuestra sala. En lugar de eso, un par de desconocidos bien vestidos estaban sentados sobre el sofá, se volvieron hacia mí al unísono, se pusieron de pie, y sonrieron.

Restringí el impulso de cerrar de golpe mi puerta. A la derecha, estaba parado un adolescente con espeso cabello castaño, con ojos café chocolate, y con la clase de mandíbula perfectamente cuadrada que yo pensaba que sólo existían en los modelos. Él vestía pantalones caquis y una camisa blanca—la clásica ropa de la prepa, sin embargo en él se veía increíblemente ardientes.

El hombre a la izquierda tenía el pelo negro con alas de blanco puro en las sienes, e increíbles ojos azules del color del Mar Caribe. No es que alguna vez haya visto el Caribe, 1 pero juro que podías haber cortado y pegado sus ojos directamente en una publicidad para las Bahamas.

Mientras tanto, yo lucía como si no supiese cómo manejar una lavadora. Mis shorts del gimnasio tenían un pegote de gelatina de fresa del desayuno sobre ellos, mi arrugada camiseta gris parecía como si yo me hubiese quedado dormida (lo cual había hecho), y mi gorra de béisbol de los Seattle Mariners tenía un anillo oscuro alrededor del borde.

Mi abuela prácticamente hizo una mueca mientras su mirada viajaba de arriba hacia abajo por mi vestimenta. Su gusto tendía a ser una combinación de chándales de terciopelo, así que usualmente, yo no me preocupaba mucho por su opinión. Sin embargo, esta vez parecía que ella tenía razón.

Ella se movió rápidamente, sacando la gorra de mi cabeza, y sentí que mis rizos volvían instantáneamente a su lugar. Sin pensar, traté de alisarlos hacia abajo con mis manos. Debería haber sabido que era una causa perdida. Solía trabajar muy duro para ser poco interesante, pero no había nada que pudiera hacer con mi cabello. Era rubio claro y súper rizado. Y muy difícil de ocultar. Yo era la chica blanca con el afro, si sabes lo que quiero decir. Traté de teñirlo una vez, pero no puedes imaginarte lo que le ocurre al cabello seco y muy crespo cuando lo tiñes. No es bonito.

Mi abuela me arrastró, los diez pies que hay desde mi dormitorio hasta el sofá.

‚Ésta es mi nieta, Dancia Lewis,‛ ella dijo orgullosamente.

‚Señorita Lewis, gusto en conocerla. Soy Richard Judan, reclutador principal para la Academia Delcroix.‛ El hombre mayor dio un paso adelante y estrechó mi mano. Su voz era profunda y suave, como un político o el reportero de TV.

‚¿Delcroix?‛ Repetí, como un loro idiota.

La Academia Delcroix era este lujoso colegio privado en las afueras de Danville, dónde mi Abuela y yo vivimos. Hay alrededor de ochenta millas desde Seattle; demasiado lejos para viajar por trabajo, pero he oído que algunas personas compran casas entre Seattle y Danville simplemente para que puedan enviar a sus niños a Delcroix y mantener sus trabajos en Seattle. Porque, realmente, ¿quién viviría en Danville si no tuviese que hacerlo?

El colegio está colocado sobre una colina con vista a nuestra ciudad. Una verja de hierro rodea los céspedes interminables, los cuales son verdes incluso en la mitad del verano, cuando el resto de la hierba de Danville se marchita y muere. Los enormes portones principales se abren sólo para los autobuses que llevan y traen a los niños de la escuela cada día. Las personas tienen que dejar sus autos en un estacionamiento especial en la base de la colina y tomar los autobuses para subir, incluso los maestros. Creo que es una cosa de seguridad. La mitad de los chicos son probablemente de la realeza de algún país extranjero. Definitivamente no permanecen en la ciudad. Los chicos en mi escuela se burlan de ellos de la manera en que te burlarías de una estrella de cine, o del presidente.

Las personas famosas te ven desde lejos, pero nunca planeas conocerlas.

‚Sí, Delcroix.‛ El tipo de los Ojos Azules Caribeños me dio una sonrisa tan blanca que resplandecía, luego gesticuló hacia su compañero. ‚Éste es Cameron Sanders. Él ser{

un junior2 en Delcroix este otoño, y es uno de nuestros estudiantes reclutadores. Él trabaja conmigo durante el verano para identificar los posibles nuevos estudiantes de primer año y hablarles sobre la escuela.‛

‚Ll{mame Cam.‛ El chico me acerco su mano para que yo la estrechara. Él era alto, mucho más alto que yo, y eso que yo tengo unos buenos cinco punto nueve pies. En la escuela intermedia3 realmente tenía que encorvarme para esconder el hecho de que era la chica más alta en mi clase. Naturalmente, mi Abuela siempre está sobre mí intentando ponerme derecha.

‚Hola, Cam.‛ Traté de limpiar mi mano furtivamente sobre mis shorts, porque repentinamente se había puesto húmeda, y lo último que yo quería era que él pensara que yo era una esas personas que siempre tenían palmas sudorosas. No podía evitar encontrar sus ojos, así que lo miré, e instantáneamente tuve este sentimiento de mariposas en mi pecho. Aunque sabía que era imposible para un chico tan atractivo notar alguna vez a una chica como yo, su mirada se sentía cálida y acogedora. Tenía un aire de campista atlético, como si él pudiera correr un maratón o escalar una montaña y verse bellísimo haciéndolo.

A regañadientes, extendí mi mano.

‚Es grandioso conocerte al fin, Dancia.‛ Él cerró su palma sobre la mía, y apenas pude evitar saltar cuando una sacudida eléctrica ondeó a través de mi brazo.

Suena extraño, pero en serio sentí algo, como cuando tenía cinco años y accidentalmente puse mi dedo en un enchufe. La electricidad estática de la alfombra, supongo, pero se sintió más fuerte que eso. Sabía que no podía estar imaginándolo, porque no era exactamente un buen sentimiento, y si había imaginado tocar a Cam, se habría sentido bien.

Sobresaltada, alejé mi mano y dejé caer mis ojos, pero no antes de atraparlo sonriéndome. Era una sonrisa reconfortante, como si él hubiese sentido la sacudida también, y quisiera decirme que todo estaba bien.

El Sr. Judan sonrió también. Pero su sonrisa no era reconfortante. Era triunfante.

Como si se hubiera ganado la lotería o algo por el estilo.

Todos nos quedamos de pie allí por un minuto, cambie de posición ansiosamente en mis pies y distraídamente me frote las manos antes de percatarme de que todos estaban esperando que me sentara. Agarré una silla de madera de la mesa del comedor—

lo llamamos así aunque no tenemos un comedor, y la mesa siempre está colocada en un espacio entre el vestíbulo y la sala—y me senté al lado de Cam.

‚Ahora bien, ¿qué podemos hacer por ustedes?‛ Mi abuela le preguntó a los desconocidos. Su sonrisa brillante-dentadura centelleó a través del cuarto, y sabía que estos hombres habían levantado las esperanzas de la pobre. Reclutador… Delcroix…

podía verla poner las piezas juntas. Probablemente ella ya estaba teniendo visiones de mí andando en ese autobús por la carretera hacia los mágicos portones, lo cual era descabellado porque 1) no somos ricos, 2) no soy particularmente lista, y 3) no somos tan ricos.

Mi Abuela había estado encargándose de mí desde que tenía cuatro años, cuando mis padres murieron, y nos mantuvimos viviendo de su seguro social. Mi Abuela posee esta casa, la cual no está demasiado lejos de mi colegio, y tenemos suficiente como para comer. Yo cuido algunos niños de la iglesia cuando quiero comprar música nueva o un libro que la biblioteca no tiene. No puedo permitirme un teléfono celular, pero no es como si tuviera amigos para chatear, así que realmente no tiene importancia.

De cualquier manera, definitivamente no podíamos permitirnos pagar la matrícula de un colegio privado.

‚Estamos aquí para hablarle a usted y a Dancia sobre Delcroix, Sra. Lewis.‛

‚¿Por qué?‛ Pregunté, tratando de no sonar tan desconfiada como me sentía. A pesar de mis mejores esfuerzos para mantener mi mirada plantada en el Sr. Judan, seguía robando pequeños vistazos a Cam por la esquina de mi ojo. Incluso sentado él era impresionante. Sus manos, los cuáles estaban descansando sobre sus rodillas, se veían fuertes y bronceadas. Traté de ignorarlo, pero algo en él irradiaba señales ultradulces y alentadoras, como si él no estaría del todo molesto si yo me metiese en su regazo.

El Sr. Judan extendió sus manos mientras él hablaba. ‚Dancia, estoy seguro de que esto es inesperado, pero la decisión de la junta de directores fue unánime. Nos gustaría que te unieras a la clase entrante del primer año en Delcroix.‛ Su voz prácticamente ronroneaba con calidez.

Mi Abuela inhaló su respiración. ‚¿En serio? Pero no podemos… Cómo podríamos…‛ Ella gesticuló alrededor del cuarto, y un sonrojo se extendió por sus suaves mejillas delgadas como papel.

Fue entonces cuando comencé a enfurecerme. No con mi Abuela, claro está, pero sí con el Sr. Judan. Porque era obvio que no podíamos permitirnos Delcroix, y no era justo hacerle pasar aquella vergüenza a mi Abuela, y menos de esa manera. Digo, ¿Por qué estaban bromeando? Los niños que iban a Delcroix vivían en mansiones y tenían sirvientes. No eran como mi Abuela y yo.

‚El costo no es un asunto, Sra. Lewis. Muchos de los estudiantes de Delcroix asisten bajo una beca completa. Cameron es uno de nuestros estudiantes becados, de hecho.

Dancia tendría todos sus gastos pagados por completo.‛

‚Incluso podrás vivir en el campus,‛ Cam me dijo. Cuando el sonrojo de mi Abuela se hizo más profundo, él le recurrió a ella y agregó, ‚No hay nada malo con su casa, por supuesto. Pero en el campus, Dancia puede usar la biblioteca o el laboratorio de computación a cualquier hora que ella quiera.‛

Lindo rescate, pensé. La verdad era que, nuestra casa no tenía mucha para mirar. Dos dormitorios diminutos, una cocina pequeña, un cuarto de baño pequeño, y una sala.

Puedes aspirar la casa entera desde el enchufe en el vestíbulo afuera de mi puerta. Lo sé porque yo hago la mayoría de la limpieza por aquí. Mi Abuela tiene artritis y no puede aspirar, o fregar los mostradores, o limpiar la nevera, o muchas de las cosas que requiere esfuerzo físico.

‚Ya veo.‛ Mi Abuela se restregó los ojos y se recostó en su silla mientras Cam hablaba. Mi abuela tiene los ojos azules nebulosos que lagrimean todo el tiempo, así que ella constantemente está limpiándose sus esquinas. Aún así, ella es una porfiadora de las apariencias. Incluso cuando esta vestida con sus chándales—uno rosado hoy, con adorno púrpura—su cabello está perfectamente rizado y siempre lleva maquillaje.

Es un poco inquietante saber que tu abuela gasta más tiempo en su apariencia del que tú gastas.

‚¿Qué si no quiero vivir allí?‛ Pregunté. No era como si yo pudiera simplemente abandonar a mi Abuela. Ella apenas podía llevar las bolsas de la abarrotería adentro del coche.

‚Le pedimos a todos los estudiantes que vivan en el campus durante la semana,‛ el Sr. Judan contestó. ‚Es una parte importante de la experiencia Delcroix, y un tiempo para afianzarse con sus compañeros de clase. Pero eres libre de ir a tu casa el fin de semana.‛

‚Estaba preocupado por eso también, cuándo era un novato,‛ Cam dijo. ‚Pero lo amarás. Llegarás a conocer a todos realmente bien porque pasaran muchísimo tiempo juntos. La comida es genial, y la biblioteca es perfecta para estudiar. Mi papá vive en Seattle, y ni siquiera me percaté de qué tan ruidoso era nuestro apartamento hasta que llegue a Delcroix. Voy a casa en vacaciones y en los largos fines de semana. Es perfecto, y mi beca lo cubre todo. La tuya también lo har{.‛

Tuve que admitir estar impresionada por la manera casual en la que él transmitió esta información, como si no estuviera al menos un poco avergonzado por estar becado en la escuela de unos niños ricos.

‚¿Por qué yo?‛

‚Delcroix es lo que nosotros llamamos un programa de-solo-invitación, Dancia,‛ el Sr. Judan dijo, alisando una arruga invisible en sus pantalones. ‚Seleccionamos a cada estudiante individualmente por los dones especiales que él o ella traerá a nuestro campus. Buscamos a un cuerpo estudiantil muy diverso. Algunos de nuestros estudiantes son bailarines, algunos son matemáticos dotados, otros son poetas. Todos ellos tienen talentos diferentes, pero tienen una cosa en común: Después de que se gradúan, esperamos que ellos hagan cosas asombrosas para mejorar la humanidad, y lo hacen. Nuestros estudiantes proceden a ser senadores, CEOs, bailarinas principales, y laureados del Nobel. Y nos gustaría que tú seas parte de nuestra escuela.‛

‚Pensamos que eres algo especial, Dancia,‛ Cam dijo mientras se inclinaba, como si intentara usar todo su cuerpo para convencerme de su sinceridad. ‚No estaríamos aquí de lo contrario.‛

Resoplé. Era poco atractivo, seguro, pero yo no podía evitarlo. Todo el asunto era absurdo.

‚¿Especial?‛ Dije, manteniendo mi voz calmada. ‚Creo que quizá ustedes me han confundido por alguien más. Soy la única con el promedio B y con habilidades mediocres manejando la pelota.‛

Mi Abuela me miró furiosamente, pero me mantuve firme y arqueé mis cejas hacia el Sr. Judan. Nadie era menos excepcional que Dancia Lewis. Me había asegurado de ello.

A menos que de algún modo ellos supieran sobre…

El Sr. Judan interrumpió mis pensamientos con una voz que pudo haber apaciguado a un pit bull enojado. ‚ Eres especial, Dancia.‛

Él era bueno. Encontré a mis hombros relajándose aún cuando quería mantenerlos tensos.

‚Para ser honestos,‛ él continuó, ‚no podríamos habernos enterado de ti si el Danville Chronicle no hubiera corrido una historia sobre lo que pasó en el hospital. Una vez que oímos de eso, empezamos a hablar con tus profesores en la escuela intermedia.

No paso mucho tiempo antes de que supiéramos que tú serías perfecta para Delcroix.‛

Mi corazón empezó a correr mientras me dejaba completar a mí misma el pensamiento: A menos que de algún modo ellos supieran sobre… mi poder.