Capítulo 7

Me tomó un segundo deshacerme de mi sorpresa.

"¿Quién eres tú?" Pregunté.

Esther, la traidora, me abandonó en cuanto me había ofrecido su amistad. Ella estaba ahora sentada al lado de Hennie y charlando a un ritmo frenético. Estaban tomadas de la mano como amantes perdidos hace mucho tiempo, con grandes sonrisas en sus rostros. Si no estuvieran tan felices podría haber dolido un poco que fuera tan fácilmente olvidada y dejada a los tiburones.

Er... el tiburón. Wow. Una vez me centré en él, me di cuenta de que el tiburón lucía de mejor manera de lo que recordaba. Él no se debía de haber duchado esa mañana, o estar enfermo o algo así, porque se veía totalmente diferente ahora. Él tenía pelo negro y espeso que cubría su frente y parcialmente cubría sus ojos gris-plateado. Las puntiagudas líneas de un tatuaje se asomaban desde el borde de su camisa. Su cara estaba en todos los ángulos, con pómulos salientes y huecos debajo y una afilada barbilla. Él vestía una camiseta oscura que abrazaba su fibroso torso.

Él giró sus ojos. "Vamos, tú me conoces", él dijo. "De hecho, te debo un favor."

"¿Qué quieres decir?" Intenté no mirar el tatuaje, pero este se mantenía capturando mi mirada, como algo que estaba arrastrándose en su brazo.

"Tú alejaste a ese tipo de mi rabo. Así que estaré para siempre a tu servicio." Él se inclinó en una torpe medio reverencia.

"Olvídalo." Yo subrepticiamente me gire en el autobús buscando otro puesto vacante. La última cosa que quería era pensar sobre ese día y lo que casi le había hecho al

tipo de las Gafas de Sol. El sólo recuerdo de su coche estrellándose, y la mirada de miedo en la cara del chico cuando tomó mis hombros, fue suficiente para hacerme enfermar de nuevo.

"¿Puede todo el mundo sentarse para que podamos seguir adelante?" Cam llamó desde la parte delantera del bus.

El chico le dio unas palmaditas al asiento a su lado. "Yo no muerdo, lo juro."

Cuando continúe dudando, el me dio una pequeña sonrisa, casi de disculpa. "Supongo que debería presentarme. Mi nombre es Jack, y sin tener en cuenta lo que podrías estar pensando, soy una persona muy agradable."

"¿De verdad?" Dije con desconfianza. "¿Por qué estaba ese tipo siguiéndote?"

Jack menospreció la pregunta. "Oh, fue un malentendido. No es gran cosa."

"¿Un malentendido? No se veía de esa manera. Te veías asustado."

Él se movió en su asiento, la sonrisa desvaneciéndose. ‚Síp, bueno, no me gusta ser seguido." Él miró por la ventana y apretó un poco los nudillos. Un segundo más tarde se giro hacia mí de nuevo. "Creo que están esperando por ti", dijo, asintiendo con la cabeza hacia la parte delantera del autobús.

Me di cuenta con horror que era la última persona en pie, y Cam estaba mirándome expectante.

"Oh. Si." Me escabullí en el asiento y forcé una risa. "Así que eres sólo Jack,

¿huh? ¿Sin apellido?"

Él sonrió, desplazando sus largas piernas y moviendo su mochila así teníamos más espacio. "Jack Landry."

Los asientos del autobús eran piel artificial verde oscuro, suficiente espacio para dos, pero apenas. Intenté asegurarme de que nuestras piernas no se tocaran mientras cambiábamos nuestras posiciones en el asiento y el bus comenzó a retumbar en el estacionamiento. Pero Jack no parecía tener la misma preocupación. Todo el tiempo que se apoyaba contra mí tuve que pararme de tambalear fuera del asiento.

El problema era, podría haber estado sentada junto a un extraño por toda la experiencia que tuve con chicos como Jack. Mi escuela intermedia no estaba exactamente hasta los topes de chicos de aspecto peligroso con tatuajes. No es que hubiera pasado mucho tiempo designando los chicos en la intermedia de Danville. Desde que me di cuenta que los novios estaban por encima de los mejores amigos como para hacer estallar potencialmente mi poder, no me molesté. Los ignoraba, y en su mayor parte ellos me ignoraban.

"Yo lo aprecio", él dijo. "No todo el mundo saldría de su camino para ayudar a un extraño."

"No hay problema." Desvié mi mirada, esperando que abandonara el tema.

"¿Qué le dijiste? Pensé que estaba justo detrás de mí."

"Yo le dije que no te había visto, como dijiste."

"¿Eso es todo? Debes de ser muy convincente." Una nota de escepticismo parecía subyacer en sus palabras.

¿Estaba escéptico de mí? ¿Qué podría él quizás pensar que había hecho?

Me encogí de hombros, intentando parecer despreocupada. "Bueno, tú eres el que me dijo que se lo dijera. Debes haber pensado que iba a funcionar."

"Supongo." Me miró como si estuviera esperando algún tipo de explicación.

Mientras estaba pensando algo que decir que podría distraerlo, el bus se detuvo y todos se callaron. Una nube de polvo flotaba en nuestra ventana abierta. Las grandes puertas de hierro que rodeaban la escuela se alzaban frente a nosotros. El conductor levanto algo con un dispositivo cuadrado y negro que se hallaba justo a la izquierda de la carretera conduciendo hasta la escuela. Este emitió un fuerte pitido, y entonces, con un sonido como una montaña rusa subiendo la primera gran colina, la puerta lentamente comenzó a retraerse.

Cuando la puerta se había abierto suficientemente amplia para el autobús, nos arrastramos adelante. Perdí de vista la puerta después de que autorizamos la apertura, pero no podías perder la voz mecánica llamando en voz alta, "¡Atención, las puertas se están cerrando! ¡Atención, las puertas se están cerrando!"

Un segundo después el sonido metálico de pesadas barras de metal chocando entre sí hizo eco a través del bus.

Jack saltó y giró rápido su cabeza alrededor, como esperando ver a alguien escondido detrás de él.

El bus quedó en silencio. Todo el mundo parecía ver, obsesionado, mientras la puerta desaparecía de vista. Entonces alguien rompió el silencio con un eructo, y casi podrías oír el alivio en la voz de la gente mientras se echaban a reír y reiniciaban sus conversaciones.

"Supongo que algunos chicos creen que todavía están en la escuela intermedia."

Intenté sonreír, pero era difícil cuando el rostro de Jack se veía tan pálido. Él no respondió.

Estudié mis uñas. Las manos de Jack estaban en su regazo, sus nudillos blancos. Cuando miré hacia arriba, vi su garganta moviéndose mientras tragaba. Él estiró su cuello para mirar a la carretera detrás de nosotros.

"Tienen que tomar en serio toda la cosa de seguridad", ofrecí.

"¿Seguridad?", preguntó Jack.

"Tú sabes, proteger a los estudiantes y visitantes." Hice un gesto hacia el resto del bus. "¿Mantener los chicos malos fuera?"

"¿Mantener a los chicos malos fuera, o a nosotros adentro?"

Lo dijo en voz baja, y no estaba segura de si él quiso decirlo como para que le escuchara. Pero sus palabras se posaron entre nosotros, pesadas e imposibles de ignorar. Cuando miré hacia abajo, me di cuenta que había cerrado mi mano en un puño. Deliberadamente, solté cada dedo, uno por uno.

"Estás bromeando, ¿cierto?"

Él bufó. "Síp, estoy bromeando. ¿Por qué nos querrían mantener dentro? Sólo somos niños, ¿cierto? Sólo un grupo de niños."

Él se giró para mirar por la ventana, una pequeña sonrisa maligna jugando alrededor de sus labios. Consideré decir algo más, pero los ojos de Jack no se veían muy bien, y no podía decir si estaba bromeando o no. Me gire hacia el pasillo, donde Cam estaba de pie junto al conductor.

"Ahora que estamos aquí", dijo Cam, "Me gustaría contarles un poco más sobre el lugar donde pasarán los cuatro mejores años de su vida. O por lo menos, los mejores cuatro años hasta el momento." Un grupo en la parte trasera del bus abucheó y aplaudió, y el ruido ahogó lo siguiente que dijo Cam.

Enormemente aliviada por la presencia de alguna manera reconfortante de Cam, giré mi cara hacia él e intenté borrar el recuerdo de las puertas cerrándose de golpe detrás de nosotros.

Cam comenzó describiendo la historia de Delcroix: Había sido fundada hace casi sesenta años por una pareja que quería asegurarse de que los niños con regalos especiales fueran educados y desafiados. Sus nombres eran Peter y Cindy Delcroix, y murieron en los años ochenta. Dejaron a la escuela una gran dotación para mantenerla en marcha.

Lo que siguió fueron más detalles sobre Delcroix que cualquier estudiante no querría saber—excepto tal vez Esther. Estoy segura de que ella estaba fascinada. No habría creído posible que Cam fuera aburrido, pero me encontré perdiendo el interés y mirando con disimulo a Jack. Con un dedo él golpeó un ritmo en su pecho unas pocas pulgadas por debajo de su clavícula, ni siquiera fingiendo escuchar. Él había recuperado algo de su color—aunque su piel era todavía increíblemente pálida—y sus ojos habían perdido el desenfreno que había visto antes.

"¿Estás bien?" Pregunté finalmente.

"Seguro", dijo. "Estoy bien." Su voz se quebró y se aclaró la garganta. "Estoy bien", repitió.

Dudé y luego dije, "También estoy nerviosa, si eso te hace sentir mejor."

Jack puso su cabeza contra el asiento. "No he conseguido dormir mucho últimamente", admitió.

"Yo tampoco".

"Desearía que no tuviéramos que vivir en el campus", dijo. "No me gusta la idea de estar rodeado por la noche por un grupo de profesores. Me da escalofríos."

"Dijeron que podíamos ir a casa los fines de semana. ¿Tu familia está cerca?"

Él sacudió su cabeza. "Yo soy de Portland. Pero puedo dormir con un amigo. ¿Y

tú? ¿Vives en Danville?"

Asentí con la cabeza. "Yo vivo con mi abuela. Ella es bastante vieja. Necesito ir a casa los fines de semana para ayudarla en las tareas domésticas."

"¿Tu abuela, huh? ¿Cómo es ella?", Preguntó.

"¿La abuela?" La pregunta me tomó por sorpresa. Nadie preguntaba por mi abuela. "Ella está bien. Mis padres murieron cuando era pequeña, por lo que ella es como mi madre, supongo. ¿Y tú? ¿Tus abuelos están alrededor?"

Jack sacudió su cabeza. "Realmente no lo sé", dijo. "Nunca nadie nos presentó."

Me reí con inquietud. "¿No es algo que los padres suelen hacer?"

"No mis padres."

"Oh." Conocía un montón de otros chicos en la escuela con padres jodidos. De hecho, a veces me preguntaba quiénes eran esos niños, en todos esos programas de televisión, que tenían madres que se quedaban en casa y los ayudaban con su tarea, y papás que se ponían corbata y se iban a trabajar en brillantes coches negros. Quiero decir, no estoy diciendo que esos chicos no existan. Sólo me preguntaba si alguna vez habría de encontrar alguno.

Se me ocurrió que Esther era probablemente una de esas chicas. Y Hennie. Tal vez Delcroix estaba lleno de ellos, y yo era la única con una familia jodida.

Yo y Jack, tal vez.

"Así que... ¿cómo se siente ser invitada a la gran Academia Delcroix?", Preguntó Jack.

Yo me reí. "Si es tan grande, no estoy segura de por qué me quieren alrededor."

Jack me empujó con su codo. ‚Vamos, debes tener algún talento especial. ¿Atleta matemática de clase mundial? No te ves como un geek de computador. ¿Tal vez abeja reina de ortografía?"

"Apenas. No estoy segura de por qué estoy aquí, en realidad. Soy más o menos mediocre en todo. ¿Y tú?"

"Yo soy su pobre niño de muestra. Diversidad económica y todo eso."

"De ninguna manera." Sacudí mi cabeza y comencé a relajarme por primera vez esa mañana. "Ellos ya me tienen."

Diez minutos más tarde, después de un tour de los suelos que apenas escuché porque Jack y yo estábamos ocupados comparando nuestra falta de talentos, el bus se detuvo en frente del edificio de la escuela—creo que Cam lo llamó la Sala Principal. Jack repentinamente dejó de hablar, y ambos miramos boquiabiertos nuestra primera vista completa de la escuela.

Un par de dragones de piedra custodiaban el exterior del edificio—Creo que Cam mencionó algo acerca de ellos siendo la mascota de la escuela sólo antes de que espaciara. Una serie de escalones de mármol llevaban hacia el interior oscuro de la escuela, con un par de columnas blancas que enmarcaban la puerta. Exuberante vegetación verde rodeaba el edificio de ladrillo rojo, muy lejos de mi curtida escuela intermedia con sus rododendros y hierba muerta.

Un camino corría por el lado del edificio, y podías ver la esquina de otra estructura de ladrillo rojo escondido detrás de la Sala Principal. Esa debía de ser La Res. Un tercer edificio, una casa blanca cuadrada con postigos en las ventanas y un amplio porche frontal, se hallaba justo a la izquierda de la Sala Principal. Asumí que este era la casa donde la mitad de los profesores vivian durante la semana, los que no conducían a trabajar en la mañana. Cam lo llamó el Bly. Al parecer alguien llamado Bly había muerto y dado el dinero a la escuela para construirlo. Un rosal gigante se arrastraba hasta el lado del Bly, y aunque había tenido un caliente verano, las hojas eran aún verdes, y varias rosas rojas florecían en torno al segundo piso de la casa.

Nuestros rosales en casa tenían hojas amarillas con manchas y una o dos flores muriendo.

Todo en Delcroix era diferente, incluso las flores.

Jack y yo esperamos, ambos en silencio, mientras el bus se vaciaba a nuestra alrededor. Los edificios parecían tan serios, como un colegio de lujo o una prepa, recordándome una vez más que estaba fuera de mi liga. Lo que había dicho a Jack era dolorosamente cierto. Yo no era alguien Súper-inteligente, el genio superdotado y talentoso. Yo era un fraude, una chica que ellos creían que era un héroe pero en realidad era una cobarde, y era sólo cuestión de tiempo antes de que entendieran eso.

Me bajé del autobús en frente de Jack. Él me siguió escaleras abajo, pero cuando me di la vuelta se había alejado. Tenía las manos hundidas en sus bolsillos, su mandíbula apretada mientras él miraba las enormes columnas. Miró hacia atrás y hacia adelante entre la multitud y la escuela, mirando a todos los que caminaban muy cerca. Supuse que estaba nervioso, pero él parecía realmente intimidante, así que me aleje.

Fue un poco decepcionante, porque me había sentido tan a gusto con él, y había sido un gran alivio encontrar a alguien que sentía lo mismo que yo sobre Delcroix. Pero era lo mejor.

Después de todo, no estaba aquí para hacer amigos.

Subí los escalones blancos, tratando de no parecer una turista mientras investigaba todo. En el interior, la escuela parecía a la Escuela Secundaria de Danville, sólo que más pequeña. En las paredes aparecían tablones de anuncios, vitrinas de trofeos, y fotos de los directores anteriores. Pero a diferencia de Danville, increíbles pinturas colgaban por todas partes, junto con fotografías en blanco y negro plateado con marcos metálicos con mate. Recortes de periódicos ampliados mostraban una nueva compañía de ballet abriendo en Texas, un chico en un uniforme del ejército estrechando la mano del presidente, y un médico cortando una cinta junto a las puertas de un hospital. Antiguos alumnos, supuse.

Todo el mundo parecía salir del autobús con un grupo de amigos, y aunque quería estar sola, era difícil ver a todo el mundo riendo y saliendo juntos. Supongo que por eso, cuando Esther y Hennie corrieron hacia mí unos segundos más tarde, no pude reunir una mirada aburrida.

Hennie era aún más linda estando de pie que cuando había estado sentada, pero a los pocos pasos se tropezó con los cordones de los zapatos, y si Esther no la hubiera cogido, ella habría hecho una espectacular cara plantada justo en el centro de la sala. Esther tosió con la risa. Hennie, con su hermosa piel dos tonos más oscuros, trató de

parecer indiferente ya que recuperó el equilibrio. Pero luego se volvió hacia Esther y rompió en risas incontrolables.

"¡Hennie, eres tan torpe como siempre!" Esther bromeó.

"Dancia, no creerías cuántas veces he salvado a Hennie del desastre total. Lo juro, ella es la persona más descoordinada que nunca encontraras."

"Muchas gracias", exclamó Hennie. "Por lo menos no sueno como una hiena cuando me río".

Por alguna razón esto provoco a Esther de nuevo, y se rieron juntas hasta que ambas estaban limpiando las lágrimas de sus rostros. Eran infecciosas, y no pude evitar sonreír.

"Ahora Dancia vas a pensar que estamos completamente locas", dijo Esther.

"No reconozco lo loco‛ dije. "Pero no normal. Lo cual es genial, si me preguntas."

Hennie asintió con gravedad. "Tuve la sensación de que lo entenderías".

Esther sonrió y coloco su brazo atreves del mío. Se dio la vuelta lentamente en la sala. "¿No es increíble la escuela? ¡Mira todas estas fotos! Es como un galería de arte."

"Mi mamá dijo que escuchó que tenían que tener un sistema de seguridad sólo para el arte. Y oí que Kofi Annan vino a visitar el año pasado. ¿Lo puedes imaginar?" Hennie preguntó.

No tenía ni idea de quién estaba hablando, pero traté de lucir como que sabía mucho. "Síp, es increíble."

Esther la empujo en las costillas. "¡Eres tan seria, Hennie! Vamos a hablar de algo mucho más importante—¿Viste todos los chicos lindos en el bus? ¿Y con quién estabas sentada, Dancia? ¿Cuál es su historia?"

Examinaba con indiferencia a la multitud para ver si Jack estaba al acecho cerca. Él estaba, todavía en pie en el borde de la multitud con una mueca en su rostro. Dirigí a Hennie y a Esther más lejos y les susurre, "Él solo me había visto por ahí. En realidad no nos conocemos el uno al otro."

"Bueno, él es sexy, así que será mejor que nos presentes", dijo Esther en un tono severo.

"¿Eso crees?" Lo miré de nuevo por el rabillo de mis ojos. La cara de Jack parecía mayor que la de los otros chicos, pero su cuerpo parecía como el de un chico—con brazos y piernas delgados.

"A Esther le gustan los chicos oscuros y atormentados", observó Hennie.

"¿Y a ti te gustan los rubios y felices?" Esther le preguntó. "Eso es nuevo."

Hennie miró a su alrededor y luego asintió con la cabeza hacia un muchacho alto y flaco con un piercing en la nariz, las cejas y los labios, y largas rastas.

"¿Él?" dije, sorprendida. A pesar de lo que dijo Esther, tuve un momento difícil imaginando a la dulce y torpe Hennie yendo por un chico con un aro en la nariz. "¿Te gusta?"

"Él es un artista", dijo Hennie soñadora. "Lo vi dibujar mientras estábamos esperando el bus."

"Oh, Dancia, estamos en problemas ahora", se quejó Esther. "Una vez Hennie pone su mente en alguien, ella habla de él sin parar. Pero ella es tan tímida, que nunca va a hablar con él."

Hennie rió, lo que provoco a Esther, y antes de darme cuenta, las dos se estaban riendo de nuevo. Empecé a reír también, una cálida sensación extendiéndose a través de mí.

No estoy segura de lo que trajo de vuelta mis sentidos. Tal vez fue Jack, que pasó junto a nosotras, sus manos profundo en sus bolsillos y una mirada de desprecio en su rostro mientras observaba a la multitud. Tal vez era la droga de la risa desapareciendo, o el bullicio de la multitud mientras Cam y Trevor y algunos otros usando camisetas de personal comenzaron a pastorearnos en un grupo al final del pasillo. Lo que fuera que lo provocó, un dolor sordo lentamente ahogo la buena sensación que Esther y Hennie habían inspirado.

Los amigos te hacen vulnerable, me recordé. Te hacen propensa a hacer cosas estúpidas y enviar a la gente al hospital. Sin amigos y sin cariño era la forma de Dancia Lewis. Tenía que ser.

"Por favor diríjanse al auditorio, todo el mundo", Cam gritó por encima del estruendo. "La directora Solom les dará a todos su bienvenida oficial".