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Aquella noche, mientras el Corazón de Oro procuraba poner varios años luz entre su propio casco y la Nebulosa Cabeza de Caballo, Zaphod holgazaneaba bajo la pequeña palmera del puente tratando de ponerse en forma el cerebro con enormes detonadores gargáricos pangalácticos; Ford y Trillian estaban sentados en un rincón hablando de la vida y de los problemas que suscita; y Arthur se llevó a la cama el ejemplar de Ford de la Guía del autoestopista galáctico. Pensó que, como iba a vivir por allí, sería mejor aprender algo al respecto.

Se topó con un artículo que decía:

«La historia de todas las civilizaciones importantes de la galaxia tiende a pasar por tres etapas diferentes y reconocibles, las de Supervivencia, Indagación y Refinamiento, también conocidas por las fases del Cómo, del Por qué y del Dónde.

»Por ejemplo, la primera fase se caracteriza por la pregunta: ¿Cómo podemos comer?; la segunda, por la pregunta: ¿Por qué comemos?; y la tercera, por la pregunta: ¿Dónde vamos a almorzar?»

No siguió adelante porque el intercomunicador de la nave se puso en funcionamiento.

—¡Hola, terráqueo! ¿Tienes hambre, muchacho? —dijo la voz de Zaphod.

—Pues..., bueno, sí. Me apetece picar un poco —dijo Arthur.

—De acuerdo, chico, aguanta firme —le dijo Zaphod—. Tomaremos un bocado en el restaurante del Fin del Mundo.

FIN