Notas
[1] El autor se refiere a dos célebres diamantes: primeramente, al Orlov, robado por un soldado francés de una estatua brahmánica, comprado por el príncipe Orlov y regalado por éste a Catalina II de Rusia. La segunda referencia es más significativa. El Koh-i-Noor, o Montaña de Luz, fue parte del botín de la segunda de las Guerras Sij (1848-1849) entre el imperio Sij y la British East India Company. Fue expropiado por el Tratado de Lahore (5 de abril de 1849) y regalado por la British East India Company a la reina Victoria, emperatriz de la India. Después de ser exhibido en el Crystal Palace de Londres, se envió a Ámsterdam para que fuera debidamente tallado y, de esa forma, pasar a formar parte de las joyas de la corona de la reina. Algunas de las vicisitudes del Koh-i-Noor tienen su correlato con las de la Piedra Lunar en la novela, incluso en el aspecto de la maldición. Pocos días antes de recibir el obsequio, la reina sobrevivió al atentado de un húsar demente, y corrió la superstición de que la muerte en 1862 de su marido, el príncipe Alberto, fue una de las «desgracias» asociadas al diamante. [Esta nota, como las siguientes a menos que se indique lo contrario, es del editor.] <<
[2] Rafael. Se trata probablemente de una referencia a la estética prerrafaelita, muy de moda en aquellas fechas. <<
[3] Balada sentimental de Thomas Moore (1779-1852), muy popular en la época. <<
[4] Nota añadida por Franklin Blake. La señorita Clack puede perder cuidado en este sentido. Nada se añadirá, alterará o suprimirá de su manuscrito, ni de ninguno de los otros manuscritos que han pasado por mis manos. Sean cuales fueren las opiniones que puedan expresar los distintos narradores, o las peculiaridades de sus respectivos tratamientos, que acaso puedan menoscabar, incluso desfigurar en un sentido literario, las narraciones que estoy compilando, ni una línea se alterará en parte alguna, desde el principio hasta el final. Como documentos genuinos me han sido enviados, y como documentos genuinos me propongo conservarlos, debidamente refrendados por las declaraciones de los testigos que pueden arrojar alguna luz sobre los hechos. Resta añadir que «la persona de la que principalmente se ocupa» la señorita Clack en su relato se encuentra perfectamente feliz en este momento, no sólo en condiciones de arrostrar con valentía el finísimo ejercicio de la pluma de la señorita Clack, sino incluso de reconocer el incuestionable valor de su testimonio como instrumento para la exhibición del carácter de la autora de esta narración. <<
[5] Nota de Franklin Blake. La pobre criatura estaba equivocada. Yo no había reparado en ella. Ciertamente mi primera intención era darme una vuelta por los arbustos. Sin embargo, al recordar entonces que mi tía podía querer verme tras mi regreso de la estación, cambié de idea y fui hacia la casa. <<
[6] William Benjamin Carpenter (1813-1885), fisiólogo y naturalista. El pasaje que se reproduce a continuación es de su obra Principles of Human Physiology (1852, 4.ª edición). <<
[7] John Elliotson (1791-1868), médico, fundador y presidente de la Sociedad Frenológica inglesa. Estaba convencido de las aplicaciones terapéuticas del mesmerismo, lo cual le valió no pocos conflictos con las instituciones médicas. Enseñó a Dickens la técnica de la hipnosis y W. M. Thackeray le dedicó su novela Pendennis (1848-1850). Su Human Phisiology se publicó en 1840. George Combe (1789-1858) fue un célebre frenólogo, autor de A System of Phrenology (1836), obra de la que procede el pasaje —incluido en la Human Phisiology de Elliotson— citado a continuación. <<
[8] En las ocasiones en que el informe se refiera a los sucesos del día del cumpleaños, o de los tres días posteriores, compárese con la narración de Betteredge, capítulos VIII a XIII. [Nota del sargento Cuff.] <<