ARCHIVOS DE LA FAMILIA PETROKOV

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Carta con fecha del 24 de diciembre de 1978.

Querido Matthew,

Es la víspera de Navidad, pero el mundo está extrañamente silencioso. Normalmente, los cambiantes estarían jugando sus juegos anuales. Siempre medio esperaba encontrar un tigre sentado en mi porche cerca de medianoche, como lo hice una vez cuando eras un niño. Él me trajo un ramo fresco de acebo, ¿te imaginas?

Pero este año, hasta los cantantes de villancicos humanos se fecha delhan quedado en casa. Todos estamos esperando que caiga el hacha, el Consejo está a punto de tomar una decisión. Si esto sigue de esta manera en que yo predigo, cualquier persona en la Net será separada de la gente que ama para siempre.

El Consejo ha reconocido que los adultos no pueden ser condicionados, pero los que se quedan en la Net tendrán que seguir pautas estrictas. Si no lo hacen, cogerán a sus hijos para poderlos controlar. Mi mano tiembla mientras escribo esto. Nadie me va a separar de ti o de Emily.

Mamá.

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ev hizo el camino desde el avión hasta la casa de su primo, justo al sur de la

frontera con la Columbia Británica, utilizando el vehículo alquilado para la nieve que Maggie había previsto. Dada la velocidad del avión, no estaba tan lejos de donde Michel custodiaba a Katya.

Al llegar a casa de su primo, salió y se dirigió directamente a la puerta principal. Michel abrió la puerta cuando él estaba levantando el puño para golpearla.

―Es Toda tuya, Santos. ―Empujando su sombrero, Michel dijo― Si yo fuera tú, me pondría un chaleco antibalas.

―Gracias por la advertencia.

Su primo inclinó la cabeza y se dirigió hacia su propio vehículo. Tratando de conseguir dominar un humor que en un principio se negaba a responder al roce del metal, Dev entró por la puerta y siguió el eco de la presencia de Katya en la cocina, dónde la encontró comiendo calmadamente un enorme bollo de arándanos, a un lado una taza de lo que parecía chocolate caliente. Jesús, había incluso malvaviscos en el condenado chocolate.

―Parece que Michel cuidó muy bien de ti.

Una mirada que no le decía nada.

―Él sabe cómo tratar a una mujer.

Bueno, eso era algo.

―¿Contrariamente a?

Un encogimiento de hombros.

Vio como ella escogió un arándano y se lo metió en la boca.

―¿De verdad creías que ibas a escapar?

―Ceder no es algo que haga.

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Fue una bofetada. Y si derramaba más agua fría sobre su humor, él temía, irracionalmente, convertirse en su padre. ¿Qué demonios había esperado que haría Katya? ¿Sentarse tranquilamente mientras la mantenía cautiva?

La mujer que había sobrevivido a la tortura de Ming Lebon no eran de las que se quedan sentadas.

Suspiró, cruzó los brazos sobre su chaqueta.

―¿Cuánto de cerca estás de donde ibas?

Se quedo inmóvil, luego pareció sacudirse.

―Estoy cada vez más cerca.

―¿Aún no has determinado el lugar?

―Es al noroeste... creo que posiblemente Alaska, a pesar de que fácilmente podría estar en Yukon.

Dev se acercó lo suficiente para juguetear con uno de los mechones de su cabello. Ella no se apartó, pero tampoco desvió su destructora concentración de la magdalena. Lo estaba ignorado de nuevo. Se dio cuenta de que debería haberle irritado, sin embargo solo curvó sus labios. Soltándole el pelo, se movió hasta su espalda, colocando sus manos sobre el mostrador una a cada lado de ella.

Katya dio otro mordisco a la magdalena.

Sonriendo, apartó su cabello a un lado y le dio un beso en la delicada piel de su nuca.

Un escalofrío.

―Devraj Santos ―dijo con una tranquila contundencia―, no vas a volver a encantarme.

La besó de nuevo, a lo largo de la curva de su esbelto cuello.

―¿Quien dijo algo sobre encantar? ―murmuró, mordisqueándole la oreja―.

Estoy planeando seducirte.

Dejó la maldita magdalena.

―Dev, ¿Por qué no me gritas?

Otro beso y la levantó en toda su altura, envolviéndola con sus brazos, dejando caer su barbilla por encima de la cabeza de Katya.

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―Eres demasiado obstinada para responderte gritando. ―Ella había sobrevivido a algo que no estaba seguro de que él pudiera, un hombre sería estúpido si no respetase ese tipo de voluntad en su mujer.

―Pero todavía estas arrastrándome hacia atrás. ―Su mano se cerró en un puño sobre el mostrador― ¿Por qué? Lejos de ti no soy una amenaza.

―Tengo que considerar que podrías haber aprendido en el tiempo en el que estuviste con nosotros, por si das media vuelta y atacas.

Esa mano flexionada, y luego se cerró de nuevo.

―Nada de lo que diga va a cambiar tu mente, ¿Verdad?

Él sabía lo que debía hacer. Hasta que había entrado en la cocina, esa pregunta aun no se había formulado en su mente. Pero…

―Puedo darte tres días.

Ella contuvo el aliento.

―¿Dev?

—Vamos a tomar un avión hacia el norte hasta que te sientas cómoda, y luego alquilaremos un coche.

―Me alegro de que estés conmigo ―le respondió para su sorpresa, apoyándose en sus brazos―. Una parte de mí tiene tanto miedo de lo que voy a encontrar,

¿Y si no hay nada?

―¿Katya?

―Significaría que mi cerebro está realmente dañado ―susurró―. Si tengo esa compulsión, y no hay nada que la respalde.

De pronto comprendió su necesidad de seguir su impulso mucho mejor de lo que había hecho antes.

―No tienes el cerebro dañado ―le dijo Dev apretándola con más fuerza―. Si fuera así, te aseguro que no habrías conseguido escabullirte por debajo de mi nariz ensangrentada.

Katya escuchó un borde de disgusto en ese comentario, lo que aligeró su corazón.

―Lo hice bien, ¿no? ―Su sonrisa vaciló― ¿Como está Tiara?

―Ella hizo subir las apuestas sobre lo lejos que llegarías antes de que te cogiera.

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―¿Ah?

―Sí, y ella apostó por la distancia más larga.

―¿Y Tag?

―Digamos que él no es tu nuevo mejor amigo.

Ella hizo una mueca e iba a preguntar por el chico antes de darse cuenta que podía meterlo en problemas.

Dev rió entre dientes.

―El chico está bien, y hemos aprendido a ser extremadamente cuidadosos con sus escudos.

―Él es fuerte ―le contestó Katya, temerosa sobre lo que podría significar―. Si el Consejo se entera de que los Olvidados tienen ese nivel de habilidad psíquica...

―Deja que yo me preocupe por eso. ―Le dio un beso en la sien, lo que le permitió girarse y enfrentarse cara a cara― Dime todo lo que puedas sobre el impuso que sentiste de ir al norte. ¿Alguna otra información?

―No. Pero oí algo. Allí… en el cuarto negro.

La rabia se reavivó, oscura y con la necesidad de hacer manar sangre.

Conscientemente tenía que centrarse para hablar más allá del vicioso poder de esta.

―¿Por qué habrían hablado de algo tan sensible en tu presencia?

―Cometieron un error ―dijo ella, con la voz entrecortada, como si estuviera reconstruyendo fragmentos de memoria―. Ming me rompió, pero incluso rota, tenia orejas, tenia ojos. Me trataba como si yo fuera un insecto que había aplastado bajo su bota, no valía la pena preocuparse.

La rabia en él era una cosa salvaje, una ira animal… su angustia.

―¿Qué? ― se obligó a preguntar Dev ― ¿Qué oíste?

Katya levanto la vista al sonar la voz de Dev, como una espada afilada. Su ira era un azote en el aire, un latigazo de fuego. Pero de alguna manera en vez de incitarle miedo, la hacía sentir más fuerte. ―Montones de cosas.

Dev la miró con aquellos increíbles ojos y ella supo, supo que mataría por ella.

Esto la sacudió, el conocimiento de hasta qué punto estaban profundamente unidos. ¿Qué pasaría si...

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―No ―dijo Dev―. No pienses sobre nada de esto. Vamos a averiguar el resto más tarde.

Ella asintió, con movimientos nerviosos.

―No tengo todas las piezas todavía, pero sé que tengo que ir. Tengo que verlo.

La mano de Dev contra su mejilla. Cálida. Protectora.

―¿No tienes idea de lo que estás buscando?

―Algo malo. ―Ella le devolvió la caricia― Cuando pienso en eso, tengo estas nauseas aceitosas en el estomago.

El mal, pensó. Era algo malo esperándola, una cosa que su mente le negaba a mostrar, pero cuya sombra malévola se superponía a cualquier otro pensamiento.

EARTHTWO COMMAND LOG: ESTACIÓN SUNSHINE

17 de Septiembre de 2080 : La Productividad ha bajado en un cincuenta y siete por ciento en los últimos tres días, mientras el personal se quejaba de dolor de cabeza.

Podría ser aconsejable considerar el retiro de todo el personal hasta que el área haya sido analizada contra contaminantes biológicos y/o químicos. Por favor aconsejadme.

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ev le dio un beso en la frente, ese inesperado gesto de ternura hizo que los ojos de Katy ardieran.

―Será mejor comenzar tan pronto como sea posible.

Ella sabía que los tres días que le había dado tendrían un precio para él, pero él iba a recibir el golpe, por ella.

―Dev… te podría estar conduciendo a una trampa. ―A pesar de lo lejos que había llegado, su mente seguía siendo un laberinto salvaje, lleno de agujeros y decepciones.

Dev acarició su mejilla con el pulgar.

―Todavía no lo entiendes, ¿Verdad, Katya? Me ocupo de lo que es mío.

―No quiero que te hagan daño. ―Comenzó, pero la contractura de su mandíbula le dijo que estaba gastando saliva― ¿Naciste terco?

―Mi madre solía decir que era medio mula.

Esto la hizo sonreír.

―Entonces significa que uno de tus padres era una mula. ¿Tu madre?

―Ella nunca lo admitió. ―Sus ojos enfocaron con una tristeza tan profunda, que sintió como su garganta se bloqueaba― Nunca tuvo la oportunidad.

Vaciló, insegura de sus instintos, de su mente, su alma… pero no de su corazón.

―¿Qué le pasó?

―Mi padre la mató. ―Una contundente respuesta que la dejó sin aliento.

Ella todavía estaba tratando de encontrar las palabras con las que responder, cuando él continuó.

―Fue entonces cuando comprendí por primera vez por qué algunos de nuestros antepasados eligieron el Silencio. Mi padre nunca fue un maltratador. Fue su don lo que le convirtió en un asesino.

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Acercando una mano, la cerró sobre la de él.

―La ShadowNet ―dijo Dev, mirando sus manos enlazadas―, es un animal completamente diferente a la PsyNet, pero tenemos algunas similitudes.

―Dev ―dijo, interrumpiéndolo a pesar de que era la última cosa que quería hacer―. No tienes que decirme nada más. ―Si ella lo traicionaba, incluso aunque no fuera por elección propia, la destrozaría–sabía que no volvería a recuperarse. No después de eso.

Su rostro de repente era el del conquistador que una vez había visto en él.

―Vamos a liberarte, Katya. Incluso si tengo que matar a Ming LeBon con mis propias manos.

―No. ―Ella cogió sus manos―. Él es mi monstruo, al que debo matar. De ninguna manera te quiero cerca de él.

―¿No me crees capaz de hacerlo?

Ella lo miró, sus ojos fríos y su cuerpo musculoso, la paciencia de un soldado, y le dijo:

―Sé que puedes. Y eso es lo que me aterra.

Un silencio de espera.

―No quiero que te conviertas en lo que él es ―susurró ella, sabiendo que dentro de Dev existía una crueldad que lo podía convertir en un sanguinario asesino con un único y brutal objetivo. No tenía ninguna duda de que lo alcanzaría -sin embargo él podría perderse en el proceso―. Temo que si lo cazas, cambiarás, convirtiéndote en un reflejo de Ming.

Él no contestó, y ella sabía que si presionaba, Dev iría tras Ming. Y si eso ocurría, solo habría una opción. Una que haría sin pestañear. Se estaba convirtiendo en la debilidad de Dev. Cortaría su existencia y la debilidad no perduraría.

Dev recibió una llamada de Aubry diez minutos después que ellos se fueran, el vuelo avanzó rumbo fijo al norte. Katya no estaba oficialmente en la lista de pasajeros, lo que significaba que técnicamente estaría ilegalmente en el otro lado de la frontera, si necesitaban aterrizar en Canadá, pero Dev tenía maneras de evitar el problema si se llegara a eso.

―¿Qué es? ―preguntó él, consciente de Katya poniéndose los auriculares y subiendo la música.

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―Jack piensa que le estás puteando. Está molesto.

Dev se apretó el puente de la nariz con los dedos.

―¿Puedes mantenerlo en calma durante tres días?

―Tal vez esperará un día más, dos a lo sumo. ―El tono de Aubry cambió― Dev, lo que está diciendo, no le sale del culo. Tiene sentido.

―Sé lo que le da sentido a lo que hace Jack. ―Dev había visto al hijo de Jack, William después del primer episodio, Jack se había mantenido cuando el otro hombre se rompió. Él tenía un profundo conocimiento de la angustia que llevó a su primo a realizar cada acción―. Ese placer de hacerlo. Mira, le llamaré.

―¿Y estarás de vuelta en Nueva York en tres días?

Sabiendo que Tag y Tiara serían capaces de manejar a Cruz ahora que Sascha se había involucrado, dijo.

―Sí. Organiza una reunión con Jack.

―Supongo que no se puede escapar de algunas cosas ―dijo Aubry al colgar, y Dev sabía que no estaba hablando de la reunión.

Tecleó el número de móvil de Jack y esperó. El otro hombre respondió tras un par de segundos.

―Ya era hora, Director.

―Dame un respiro ―murmuró Dev―. Uno pensaría que no estábamos relacionados, con la forma en que me dejaste colgado.

―No me prepares una tarjeta de felicitación. ―Pero su tono se hizo menos duro― ¿Me has estado evitando, Dev?

―No. Hemos tenido alguna otra mierda golpeando el ventilador. ―Metiendo la mano por el pelo, se recostó en el asiento. ―Di lo que quieras, te escucho.

―Bien. ―Una pausa― Joder, Dev, yo no tenía la intención de ser un dolor en tu culo, y te aseguro que no quiero desenterrar viejos recuerdos, pero tenemos que negociar con esto.

―No hay manera de que pueda apoyar lo que quieres, ya lo sabes. Nuestros antepasados lo dieron todo por nuestra libertad. ¿Cómo diablos puedes dar la espalda a eso?

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―Debido a que mi hijo está tan aterrorizado de sus propias habilidades que está demasiado asustado para hacer amigos. ―El tormento de Jack llenó la línea―. Es un niño, pero tiene tanto miedo de lastimar a alguien que se queda en su habitación todo el día. Tú trata con eso todos los días y luego me dices que la elección no es mía.

La voz de Jack tomó un respiro, Dev se enderezó.

―¿Qué es lo que no me estás contando? Pensé que por ahora Will se mantenía estable. ―Había creído que tenían tiempo para encontrar otra respuesta, una en la que no se destruiría el corazón de la identidad de los Olvidados.

―Algo pasó. Yo no… ―Una respiración irregular―. Tengo que confirmarlo.

Pero yo sé que Will está empeorando.

Dev pensó en el niño de siete años, que lo llamaba tío Dev, se acordó también, de los otros en el borde.

―Es una vuelta hacia atrás. ―Las extrañas nuevas habilidades que apareciendo en los Olvidados, estaban trayendo el mismo tipo de locura que provocaba el Silencio en los Psy―. Pero has visto cómo el Silencio no es la respuesta a todo, no es el ejemplo que queremos seguir.

―Te has vuelto frío, Dev ―dijo Jack―. Te vi hacerlo. Te dedicaste a las máquinas y te has vuelto frío. ¿Qué pasará si no puedes?

Dev sabía demasiado bien lo que se siente al ser un cohete fuera de control.

Sobre todo ahora, con una mujer que se deslizaba por debajo de la capa metálica como si no existiera.

―Yo puedo volverme frío, pero sigo siendo humano, Jack. Lo percibo.

―Demasiado. Demasiado fuerte.

―Es una mala elección, ya lo sé ―admitió Jack―. Pero si sólo hay malas decisiones…

―Vamos a encontrar otro camino. ―Dev no iba a perder a su familia, ni a su pueblo― He conseguido a Glen y a su equipo día y noche. Y estoy trabajando con todos los contactos que tengo, simplemente… no hay que tomar decisiones precipitadas. ¿Me puedes dar unos días más? ¿Puede Will? ―Porque si el muchacho estaba en un estado crítico, Dev regresaría en el vuelo de vuelta. Él tenía toda la confianza que la mujer que estaba a su lado lo entendería.

―¿Qué es tan importante que no puedes hablar conmigo hoy?

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Dev echó un vistazo a la cabeza de Katya, se volvió hacia la ventana del avión.

―Estoy luchando para salvar otra vida, otra mente.

Jack contuvo el aliento.

―Maldita sea, sabes cómo darle a un hombre. Te voy a dar unos días más.

―Llámame al instante ante cualquier cambio. ―Porque, a pesar de que los instintos de protección de Dev gritaban repudiando violentamente esa idea, el pequeño gran ojo de William era el barómetro de ellos, y sus hilos de cordura estaban a punto de romperse. Tragando ese nudo en la garganta, ni siquiera hacía un esfuerzo para ocultar su propia preocupación por Will―. Llámame y vendré. ¿Lo has entendido?

Una pausa llena de cosas no dichas, y Dev sabía que Jack comprendió la brutal verdad, una verdad a la que ningún padre debería hacer frente.

―Sí ―su primo, finalmente respondió―. Tengo que ir a casa de Melissa. Esto es una jodida mierda. ―La última frase sonó a cansancio.

Mientras Dev colgaba, sintió lo mismo. Se volvió y encontró a Katya mirándolo.

Se quitó los auriculares inalámbricos cuando él deslizó el teléfono en un bolsillo.

―Me gustaría demasiado preguntarte que es lo sucede para que tu cara esté así

―dijo ella, colocando una mano sobre la suya.

―Katia, hay una posibilidad de que debamos retroceder. ―Apretó los dedos sobre los de ella― Pero si lo hacemos, te traeré de vuelta. Te lo prometo.

Y a pesar de que sabía lo mucho que deseaba llegar a su destino, ella hizo un gesto inmediato.

―Tu palabra es más que suficiente para mí.

Su corazón se expandió, hasta que él ni siquiera podía recordar lo que el metal le hacía sentir.

―¿Cómo de segura es tu mente?

―Es una bóveda. Nada puede entrar, ni salir de la red. Pero como dijiste, Ming debe tener la llave para abrir psíquicamente esa bóveda, podría utilizarla en cualquier momento.

Él entendió lo que ella le estaba diciendo, pero los posibles beneficios superaban los riesgos en este caso.

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A punto de preguntarle lo que necesitaba saber, él frunció el ceño.

―Tienes una hemorragia nasal.

Hizo una pequeña exclamación, y se llevó la mano a la nariz, cogiendo un pañuelo de papel que él arrancó de los packs que estaban en los bolsillos traseros de los asientos.

―Es la altura ―dijo.

Él no estaba tan seguro.

―¿Cómo está tu cabeza?

―Bien. ―Tirando el pañuelo en la bolsita de basura, ella hizo una mueca―

Nunca he sido una buena viajera. ¿Cuál era tu pregunta?

Todavía no estaba demasiado convencido, hizo una nota mental de que Glen la chequeara a su regreso.

―¿Qué sabes acerca de la génesis del Silencio?

―Aparte de lo que es de dominio público, ya no es tan eficaz como al Consejo le gustaría fingir, las anclas, es decir los Psy fuertes de la red tienen que mantenerse a sí mismos. Ellos son extremadamente vulnerables a la sociopatía.

Dev había adivinado.

―Pero ¿Es efectivo en un cierto nivel?

―Sí ―Ella asintió―. Sabes que hay habilidades que predisponen al individuo a las enfermedades mentales, o que los conducen hacia este tipo de enfermedades porque es lo que ellas exigen.

―Sigue.

―Por ejemplo, algunos telépatas de alto gradiente tienen problemas para construir escudos como si sus habilidades fueran demasiado fuertes para contener las fugas de energía. Con el Silencio, por lo menos tienen una barrera efectiva contra las emociones–incluso si estas cosas se infiltran, no les afectan tan profundamente.

Dev consideró eso.

―La justicia Psy tiene un representante.

―Sí. Debido a que el trabajo de los Psy-J es demasiado cercano a los humanos, son más propensos a las roturas del silencio.

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Y cuando la Justicia Psy se rompía, algunas personas tenían una manera muy desagradable de acabar muertas. Dev pensó que no era necesariamente algo malo, pero si el altamente capacitado Psy-J no era capaz de controlar las habilidades de todos ellos, ¿Qué podía esperar de un niño asustado de siete años?

―¿Es por eso que los Psy–J siempre toma descansos entre los casos?

Katya asintió.

―Hasta donde yo sé, por lo general trabajan alrededor de un mes, a continuación, regresan por un reacondicionamiento intensivo antes de que les den su próximo caso. ―Sus ojos permanecieron en él― Todos venimos del mismo tronco ―murmuró―. Es inevitable que, incluso en una población mestiza, las mutaciones y la recombinación en la reserva genética puedan producir un individuo tanto cerca de los Psy como de los humanos.

Había sabido que ella lo entendería, era demasiado inteligente como para no hacerlo.

―Estoy bastante seguro de que el Consejo lo ha averiguado, también.

―Es una posibilidad. Pero hay una cierta arrogancia entre los más altos niveles del Consejo de la superestructura: los Psy se han acostumbrado a pensar que son las personas más poderosas del planeta que no fallarían en darse cuenta de algo tan simple y tan poderoso, como la naturaleza. ―Esta vez, sus ojos se turbaron― Dev, si tu gente está pensando en lo que creo, no.

―Me acabas de decir que algunos dones, solo tienen una única opción.

Su mano se cerró alrededor de la de él.

―Pero esto mata algo en el individuo y en el grupo. La PsyNet… es hermosa, pero se está muriendo, poco a poco lentamente. ¿Cómo no? No le damos nada más que vacío.

Dev entendió que ella le hablara de la Red como una presencia viva. La ShadowNet, también era un tipo de entidad que era su alma, su impronta, a pesar de que era mucho, mucho más joven que su homólogo en la PsyNet.

―He oído rumores de la MentalNet.

―También hay una Darkmind. ―Su voz era hueca― Ming me lo dijo, supongo que pensó que yo no lo recordaría, o no le importaba. La MentalNet se ha dividido en dos.

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Ella no tenía que decir nada más, si el tejido de la propia Red estaba siendo desgarrado, entonces ¿Cómo podría ser posible silenciar la respuesta? Y sin embargo…

―Todavía hay asesinos en la Red, pero menos.

―Sí. ―Ella tragó― Creo que, por un tiempo, esto hizo las cosas mejor. Fuimos capaces de respirar sin temor a lo que podríamos hacer, qué podrían hacernos.

Pero aquello pronto se convirtió en el sustituto de otro tipo de miedo.

―El Consejo ―Dev pensó en las consecuencias―. Ese tipo de estructura de poder es inevitable una vez que abrazan el Silencio–esto premia la carencia de emociones naturales, en las personas con poca o ninguna empatía.

―Los sociópatas.

―Es un fallo en el sistema que nos hemos vuelto incapaces de ver. ―Katya apoyó la cabeza contra su hombro.

―¿Qué vas a hacer?

―Luchar por mi pueblo.