ARCHIVOS DE LA FAMILIA PETROKOV

Carta con fecha del 25 de Mayo de 1975

Querido Matthew,

Tu hermana Emily duerme a mi lado, pero incluso su dulce sonrisa no puede detener el dolor que destroza mi corazón. Tu padre… siempre supe que como previsor, tenía un riesgo mucho mayor a la enfermedad mental que la mayoría de la población. Y, sin embargo intenté no saberlo. Porque él es mi corazón, no sé qué haría sin él.

Se recluyó a sí mismo en un hospital psiquiátrico hoy. Le rogué que no fuera. Tengo miedo de las corrientes en la Red, la ola de apoyo para el Silencio. Desde que los Adelajas proporcionaron la "prueba" de sus hijos, más y más personas están siendo influenciadas por el pensamiento del Consejo. Qué prueba, te pregunto. ¿Dónde están Tendaji y Naeem? ¿Por qué nunca se les ve?

Nadie va a responder a mis preguntas, y ahora tengo miedo por mi posición en el ministerio. Estoy hablando en voz muy alta. No está en mi naturaleza cerrar la boca, pero necesitamos el dinero. Así que voy a tratar de escuchar en su lugar. Y voy a rezar para que tu padre llegue a casa pronto.

Con todo mi amor,

Mamá.

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atya había estado pensando en cada habitación del apartamento. Tenía un generoso dormitorio, baño y una cocina pequeña que iba hacia la ancha sala de estar principal. Pero no había manera de escapar excepto atravesando la puerta de enfrente, sin otras salidas para escapar de alguna manera. Incluso los cuchillos de la cocina eran pequeños, apenas lo suficientemente afilados como para cortar la fruta.

Devraj Santos no era un hombre estúpido.

Al menos, pensó, tratando de encontrar un resquicio de esperanza, respetaba sus habilidades lo suficiente como para ponerla en un lugar donde únicamente un teletransportador podría ser capaz de escapar. Lástima que no formaba parte de su conjunto de habilidades psíquicas.

Otra pieza más se introdujo dentro del rompecabezas de su mente.

Sus ojos se abrieron. ―Por supuesto. ―Ella había estado ignorando la misma cosa que la hacía diferente, que la hacía única. Sí, era una telépata de nivel 4,5

en el Gradiente. Eso significaba que era, simplemente, una gama media Psy-Tp.

Sin embargo también era un Gradiente de 4,9 Psy-M.

Dos capacidades de gama media.

Lo que ella había descubierto es que una persona con dos capacidades de rango medio a veces puede crear un efecto de amplificación, usualmente en una sola de sus capacidades por lo general. Sin embargo, ese efecto era tan impredecible que podría estar oculto para el propio usuario y ella había ocultado el suyo, de lo contrario, ella habría sido presionada para un tipo muy diferente de servicio.

Por esa razón, pensó, viendo un pedazo completo de su pasado en un limpio barrido, ella y Ashaya habían trabajado tan bien juntas en sus actividades rebeldes. Katya había sido capaz de transmitir mensajes a casi todo el mundo de la resistencia. Porque cuando ella usó su capacidad para amplificar, su capacidad Tp pasó de 4,5 a 9 en el Gradiente.

Y con un nivel 9 de telépatía podía hablar con quien le diera la gana. Pero, frunció el ceño, no lo había hecho en los últimos meses. ¿Por qué? Levantó sus manos a la cabeza, las puntas de las palmas presionando contra las sienes.

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Un dardo de dolor la atravesó, pero siguió arrancando cosas de su memoria a través de él.

“―Todo lo que puede ser hecho ―la familiar voz de Ashaya― lo hacemos de esa manera.

―Él sospecha de ti, Ekaterina. Y te necesito demasiado para perderte por él.

―Mi telepatía haría las cosas más fácilmente cuantificables.

―No si estás muerta. Necesitas energía para poder combinar tu capacidad .Se percibirá si aumentas la ingesta de nutrientes, si duermes más.”

Katya se tambaleó mientras su mente rebotó de vuelta al presente. Ashaya había estado en lo cierto, aquella sombra de sus recuerdos... Ming, otro flash de su memoria, la identidad de su torturador delineado con impecable claridad había sospechado de ella. Pero ahora no había nadie para observarla, para ver si, de repente, cambiaba sus hábitos alimenticios o de sueño. Ming había bloqueado su acceso a la Red, pero él no había hecho nada para sofocar su capacidad de usar sus talentos innatos. Un escalofrío recorrió su corazón, incluso podría haber programado el uso de esos talentos exactamente como ella estaba pensando en hacer.

Un momento de parálisis. ―No. ―Levantó la barbilla, obligándose a respirar.

Si dejaba que el miedo la detuviera, él habría ganado realmente. Tenía que seguir creyendo que sus acciones eran propias, confiando en que de alguna manera había surgido de las cenizas, que estaba empezando a reformar su personalidad, transformándose en el ave fénix que vivía en su alma.

Seguro, seguro que Ming no había previsto su reacción a la tormenta de fuego de Dev, o cómo esa reacción la haría querer ser más fuerte, para poder oponerse contra la fuerza implacable de él ―La única manera de saberlo es intentarlo.

Tomando aire profundamente, se relajó en un sillón y cerró los ojos. Por lo general, cuando utilizaba el Tp, estaba apuntando a un destino específico, una mente en particular. Pero, como telépata, también podría “oír” a los demás, si abría los sentidos. Sin embargo, al igual que la mayor parte de su designación, mantuvo ese aspecto de su mente bloqueada la mayoría de veces, incluso en la PsyNet, había individuos cuyos escudos filtraban un flujo constante de pensamientos. Multiplica esa irritación por miles y tenías una receta para la locura.

¿Y aquí, fuera de la red? Era probable que fuera un millón de veces peor. La mayoría de los seres humanos no tienen nada y sus escudos eran de lo más básicos. Teniendo en cuenta su historia, los Olvidados eran probablemente un 124

poco más sofisticados, pero aún habría un número de fugas, de voces.

Calmando las mariposas en el estómago con el conocimiento que podía apagar las fugas en cualquier instante, se aferró a los brazos del sillón y bajó los escudos internos.

Un instante de silencio puro.

¡¡¡¡¡¡WHTIOSKTNIHIGHNSTIONTIJO!!!!!!!

Su cabeza cayó hacia atrás contra el reposacabezas al igual que sus escudos se cerraron con una fuerza brutal. Le tomó varios minutos para que la cabeza parase el timbre. Su columna vertebral estaba húmeda de sudor en el momento en que volvió a reabrir sus ojos, su pelo pegado a la frente.

―Está bien ―dijo―, está bien .―Calmar sus rápidas palpitaciones lo suficiente para poder forzar su mente a cooperar, le costó otros cinco minutos. Por último, cuando fue capaz de pensar otra vez, se aferró a los brazos de la silla aún más y bajó los escudos internos, una vez más, esta vez por una mínima fracción.

Dev estaba hablando con Cruz sobre diferentes modelos de coches, recordando un pasatiempo de cuando era joven para divertirse antes de que hubiera sido colocado en estado de atención, cuando alguien llamó a la puerta. Dev se levantó. ―Voy a tener que ver lo que es. No interrumpirían, a menos que fuera importante.

La frente de Cruz quedó surcada por pequeñas líneas. ―Casi puedo oír algo ―Él negó con la cabeza―. Se ha ido. Se espantó ―Haciendo caras, Cruz ahuecó la almohada y fulminó la puerta.

Con las cejas arqueadas, Dev abrió la puerta y salió para encontrarse cara a cara con Tag. El gran telépata tenía una mirada atronadora en su rostro.

A pesar de que el otro hombre hizo un esfuerzo extremo para no parecer una amenaza, los instintos de Dev se pusieron en alerta.

―¿Qué?

―Cierra la puerta. ―Su voz temblaba de furia.

―Me sentaré con Cruz. ―Caminando hacia dentro, Glen cerró la puerta tras de sí.

Dev encontró los ojos de Tag. ―Parece que quieres matar a alguien.

―En ese caso sería a ti ―murmuró Tag sucintamente―, debería golpear tu 125

obstinada cabeza contra el suelo.

―Podrías intentarlo.

―Chico bonito, te podría aplastar con un puño. ―Soltando una bocanada de aire, Tag le encaró. ―Tienes un maldito poderoso telépata arriba y… ¿no pensabas avisarme?

Dev se congeló. ―¿De qué estás hablando? Ella es de gama media, más débil que…

―Tonterías ―interrumpió Tag―. Tu pequeño secreto está más cerca del más alto grado del espectro. ―Tag sacudió su cabeza, frotándose las sienes. ―Sólo atrapé su mente como si cepillara la mía. No sabía lo que estaba buscando, pero espero como el infierno haberla asustado lo suficiente como para que pare.

Dev ya se estaba moviendo, la ira hirviendo dentro de él como una ola. Un telépata tan fuerte podría hacer demasiado daño. Katya podría romper los escudos de los miembros más débiles de Shine, dejando a su pueblo siendo nada más que vegetales. Y él la había traído hasta aquí. La había mantenido a salvo.

Golpeando fuera de sus sentidos, tocó cada gota de metal del edificio. Como resultado, su furia se había convertido en una especie de rabia fría en el momento en que llegó a la habitación de Katya. Usando sus habilidades para abrir la puerta antes de llegar allí, se abrió paso con toda la intención de desollarla con su lengua.

Eso fue antes de verla derrumbada en medio de un sillón, sangrando por la nariz.

¿Qué había hecho Tag?

Poniendo los dedos en el pulso de su cuello, exhaló un suspiro de alivio. Por qué, él no lo sabía.

Su muerte hubiera hecho su vida mucho más simple. Dejando a un lado su rechazo violento hacia ese pensamiento, sacó su celular y llamó a Tag. ―Está inconsciente.

―Debe estarlo ―dijo Tag―. Le envié un grito a través de la línea telepática.

La mano de Dev apretó el teléfono. Tag había hecho lo correcto, pero deseaba darle un puñetazo en la cara. Dios, se estaba volviendo patético. Esta mujer 126

había jugado con él desde el primer día y todavía quería protegerla. ―¿Se recuperará pronto?

―No tardará mucho. Va a darle una lección. ―La voz de Tag cambió―. Un telépata nunca debería abrir sus escudos Dev. Ella debería saberlo. Si yo hubiera querido, podría haberle enviado algo más que un grito.

A pesar de la rabia de un infierno helado en su interior, Dev sabía por qué Katya había tomado esa oportunidad. ―La puse en una prisión. ¿Qué habrías hecho?

―Probablemente hubiera hecho lo mismo. —Tag respiró hondo―. Eso no quiere decir que podamos darnos el lujo de sentir lástima por ella. Tus escudos son de titanio, pero los de ella son lo suficientemente fuertes como para romper los escudos de la mitad de las personas en Shine.

―Me aseguraré de que no haya una próxima vez. ―Colgando el teléfono, deslizó éste en el bolsillo antes de entrar en el baño y regresó con una toalla húmeda. No había mucha sangre, pero había dejado la toalla manchada al final de la mesa, mientras esperaba a que ella despertara, lo que era un recordatorio visual explícito de lo que ella acababa de intentar.

Mientras esperaba, deslizó una mirada crítica sobre su cara. Imposible que fuera pero parecía como si hubiera perdido varios kilos en el poco tiempo desde que la había visto por última vez. Pero eso, pensó rechazando sus instintos naturales, no era su problema. Esta vez, él no iba a dejarle usar su apariencia de mujer débil y vulnerable en su contra. Si ella quería morir de hambre, la dejaría.

La cabeza de Katya tenía un palpitante moretón, oscuro y moteado, cuando por fin logró abrir los ojos.

Su estómago se rebeló casi al mismo instante y ella cayó hacia delante, sintiéndolo ascender por su garganta.

―¡Respira!

El chasquido de la orden atravesó cada célula, enfriándola con su completo control. Cuando un vaso fue empujado debajo de su nariz, ella lo tomó y se levantó lentamente hacia arriba en su inicial posición de sentada.

―Bebe ―ordenó Dev, con una crueldad en su rostro que nunca antes había visto―. Vas a hacer que tu sistema funcione más rápidamente.

Desde que se sentía como si hubiera sido atropellada por un camión, no iba a discutir con todo lo que la hacía sentirse mejor. Aproximando el vaso a los 127

labios, bebió profundamente. Tenía un sabor ligeramente dulce, con un regusto medicinal fuerte. Adivinando que había mezclado el agua con vitaminas, se bebió todo el vaso antes de ponerlo sobre la mesa al lado del sillón.

―¿De quién es la sangre? ―preguntó, al ver la toalla húmeda.

―¿De quién piensas que es?

Tragó saliva y miró al peligroso hombre sentado en el sillón frente a ella, con un pie enganchado con facilidad sobre la rodilla opuesta. No lo hizo menos intimidante. De hecho, su calma absoluta aceleró su pulso. Estaba enojado, tan enojado que sus propias células estaban inoculadas con el miedo.

―Dev.

Empezó a decir.

―¿Cuando precisamente ―interrumpió―, ibas a decirme que eras una telépata con el poder suficientemente concebible para volar una mente? ―Su tono frío, la enunciación perfecta, los ojos observándola como un firme objetivo.

―No lo sabía .―Ella envolvió sus brazos alrededor de su torso, sintiéndose inexplicablemente expuesta― Te juro que yo no lo sabía hasta poco antes de que decidí explorar.

―¿Explorando? ―Él levantó una ceja―. Vamos a dejar eso de lado por un minuto, exactamente ¿Cómo de estúpido te crees que soy?

―Yo no…

―Para. ―Fue una sola palabra concisa que le cortaba la respiración― La amnesia no se está yendo a volar.

La emoción se alzó en la cresta de la ola. ―Es la verdad. Me estoy acordando de más, pero no…

―Me importa una mierda ―dijo en esa misma voz aterradoramente calmada―, lo único que me interesa son tus órdenes.

―¡No lo sé! ―El oleaje de la emoción estaba llenando sus miembros, convirtiendo su voz ronca―. Y no me importa cuántas veces me preguntes, todavía no voy a recordar mientras los recuerdos no regresen. Podría no recordar incluso entonces, dependiendo de la programación.

―Hemos hablado de esto, en cuanto a Shine se refiere, tú eres un agente encubierto completamente funcional.

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Shine.

No Dev.

―¿Y tú? ―preguntó―, ¿Qué piensas?

Una mirada fresca, con un borde oscuro que nunca antes había visto ―Creo que he sido un chivo expiatorio.

―Pero nadie puede decir que no aprendo de mis errores.

―Dev.

Se agachó para poner sus manos sobre los brazos de su silla, bloqueándola ―No vuelvas a tratar de buscar a nadie en Shine de nuevo. He autorizado el uso de la fuerza letal contra ti.

Todo el aire abandonó su cuerpo. Su corazón se sentía como si se hubiera convertido en piedra. Pero ella se negó a dejárselo ver, se negó a darle la satisfacción de saber que había atacado salvajemente a algo creciendo dentro de ella.

―Entendido, señor Santos.

Su rostro, su expresión, nada de eso cambió. ―Bueno. Asegúrate de que siga siendo así.

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atya estuvo mirando a la puerta durante mucho tiempo después de verla cerrarse tras la espalda de Dev. No hacía mucho tiempo, ella le pidió que la matara si fuera necesario. Ahora, la idea de la vida era un impulso rebelde en su interior. Había vencido esto, sólo para mostrar a Devraj Santos que ella no era un problema que podría bloquear lejos de su vista. Ella era Katya Haas y era una persona. Se había desangrado por su derecho a ser persona. ¡Ella había sobrevivido!

Tomando el vaso sobre la mesa, con una precisa sangre fría, lo tiró en la puerta.

Hizo un ruido muy fuerte al estrellarse. Esperaba que Dev no estuviera llevando zapatos la próxima vez que entrase en el apartamento. De hecho, deseó, cogiendo un jarrón de la mesita de café, que se destrozasen sus pies.

¡Crash¡ otro estrépito, los fragmentos de porcelana del jarrón se mezclaron con los del cristal.

Mientras buscaba otro objeto frágil, una gota de agua cayó sobre su mano. Ella bajó la mirada, confundida. ¿De dónde había salido? El techo estaba seco y el agua, cuando ella se la llevó a su boca, sabía a sal.

Lágrimas.

Ella estaba llorando. Levantó sus dedos temblorosos hacia sus mejillas, y se restregó asombrada la humedad.

Había llorado antes, lo sabía. En ese cuarto oscuro donde había enterrado a Ming, había derramado demasiadas lágrimas. Sin embargo, ninguna de ellas habían sido como estas. Limpias. Enojadas. Decididas. Esta vez, ella no se sentía una víctima, sino una mujer que había sido tratada muy injustamente e iba a conseguir su venganza.

Devraj Santos no sabía con quién se estaba metiendo.

Una hora después, Dev aún estaba rojo de la furia, cuando llamó a Ashaya.

El M-Psy respondió casi de inmediato ―¿Está Katya bien? —Fueron sus primeras palabras.

—¿Sabes la poderosa telépata que es?

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Los ojos de Ashaya se agrandaron. —Sí, pero ella nunca lo usaría para hacer daño.

—Tú no sabes lo que esa mujer puede hacer, —espetó reveladoramente—. No tienes ni puta idea de lo que podría hacer ahora.

La cara de Dorian reemplazó a la de Ashaya. —Es suficiente —gruñó—. Es jodido que hagas esa pregunta. No digas eso de mi pareja.

La ira de Dev le fustigó la espalda. Él sabía que Dorian tenía razón, lo había sabido antes de llamar. Respirando profundamente, dijo —Lo siento.

Dorian se despidió con la mano —¿Le hizo daño a alguien?

—No esta vez, pura suerte ciega, debido a que Tag había estado ahí—. Tengo que hablar con Sascha.

—Ella no puede hacer mucho como telépata.

—Tenemos un niño con problemas de protección, y de acuerdo a la información, DarkRiver ha permitido a Tallin compartirla, Sascha es uno de los mejores constructores de escudo dentro o fuera de la red.

—Llama a Lucas —dijo Dorian— .No vale la pena perder mi vida por darte el número de móvil de Sascha.

—¿Por qué?

—Sólo tienes que llamar a Luc. Aquí está el código —una pausa—. Y la próxima vez que le grites a mi mujer, te voy a rasgar tu garganta. ¿Quedó claro? —Los ojos del leopardo en busca de un rostro humano.

Dev miró fijamente a sus ojos, sabiendo que era una demostración de dominio.

—Cristalino, pero no me consideran una presa fácil—. Cuando hablas con cambiantes depredadores, parecer débil podría ser fatal.

A Dorian le brillaron los ojos. —Siempre y cuando no tires esa mierda de nuevo, no vamos a tener que descubrir quién de nosotros es más mortal.

Tranquilizó su genio en ese instante con un correo, el número de entrada de Lucas se reveló en el panel principal de comunicación. El rostro del alfa de DarkRiver apareció en la pantalla un instante después —Santos —dijo Lucas, con los ojos verdes de un gato curioso— ¿Es acerca de Noor y Jon?

—No —Dev negó con la cabeza ante la mención de los dos niños Olvidados que Talin había adoptado—. Necesito un favor.

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—¿Te das cuenta de que seguimos una pista?

—Sí. DarkRiver no se había convertido en uno de los principales grupos en el país por ser suave.

—Te lo debemos.

—¿Y?

—Necesito la ayuda de Sascha.

La mirada de Lucas quedó en silencio, con el pedido. Pero todo lo que dijo fue,

—explícamelo.

Dev le dio un esbozo escueto —Espero que Sascha le pueda enseñar a construir algunos escudos de los suyos. No sé si es posible, pero si es tan buena como dice Talin…

—Ella es la mejor —interrumpió Lucas, marcando el orgullo en cada palabra.

—Pero me estás diciendo que este muchacho está dañado, si el daño está en el cerebro mismo, Sascha no será capaz de hacer nada.

—Todos nuestros escáneres muestran que su cerebro está funcionando al cien por cien. Él tiene los máximos niveles en el plano psíquico.

—Las lesiones psíquicas pueden ser tan brutales como las físicas.

—Pero —dijo Dev—, habrá una probabilidad ligeramente mayor de que se recupere.

Lucas asintió con la cabeza. —Le preguntaré a Sascha.

—Gracias.

—No me des las gracias todavía. —Los ojos de Lucas se mantuvieron humanos, pero sabía que estaban revelando de quien estaba hablando la pantera—. Incluso si ella dice que sí, conociendo el corazón de mi mujer, ella no pondrá un pie fuera del territorio DarkRiver.

Las primeras palabras de Dorian pronto tuvieron sentido,—Sascha está embarazada, ¿no?

Un pequeño guiño. —Mantenedlo en secreto. No queremos que el Consejo ponga sus ojos en ella.

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—¿Estás diciendo que voy a tener que viajar donde estáis si quiero la ayuda de Sascha?

—Lo siento por el chico, —dijo Lucas—, pero Sascha es lo primero. Como es ella, probablemente tendré que encadenarla para asegurarme de que no se meta en tu cabeza.

—¿Pero qué voy a decirle? —Preguntó Dev.

—Cuando te cases, trata de mentir a tu pareja y verás a dónde te lleva. Volveré a llamarte después de hablar con Sascha.

Sabiendo que había hecho todo lo posible en ese frente, Dev salió a hablar con Maggie. —Dime quien dispara, tengo que ponerlo fuera y quienes sean pueden esperar.

Su secretaria, una elegante mujer de cuarenta y ocho años con el pelo plateado que ella había convertido en una declaración de moda, levantó una ceja. —

Bueno ¿por dónde empiezo? Jack y los otros quieren otra reunión.

Dev apenas pudo detenerse apretando los dientes —¿Cuándo?— Evitarlos no era una solución y de esta manera, por lo menos podía mantener un ojo en el problema.

—Están en la ciudad.

—Se reunirán esta tarde. —Con un movimiento de cabeza, asintió para que continuase.

—¿Siguiente?

—Glen dice que se va a asegurar de que al paciente X se le dé un alto contenido de calorías. —No había curiosidad en su voz. Maggie probablemente sabía todos los detalles sobre la paciente X, había una razón por la que la había contratado entre los nuevos y brillantes graduados que habían solicitado el puesto.

—Siguiente. —Él todavía estaba tan enojado que casi no se atrevía a pensar en la mujer que se había deslizado por debajo de sus defensas... apuñalándole en el corazón.

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pesar de que Dev colgó a Lucas y ocupó su mente en otras cosas, algo inexplicable estaba pasando en el territorio del alfa de DarkRiver.

Judd Lauren, rebelde Psy, antiguo asesino y un maldito hijo de puta peligroso según todos los que lo conocían, miró desconcertado a la niña que lo miraba, con sus enormes ojos en un rostro en forma de corazón.

—¿Sí? —se agachó hasta llegar al suelo del bosque, tratando de parecer amenazante—. ¿Quieres algo?

Ella sacudió la cabeza, con sus brillantes rizos negros rebotando sobre sus hombros.

Judd se había convertido en el mejor tratando con niños desde que dejó la PsyNet, pero en este momento, se sentía completamente desorientado.

Normalmente cuando bajaba a entrenar con Dorian, sólo se encontraba con Keenan.

Y el hijo de Dorian estaba más interesado en copiar sus movimientos que en charlar.

—Noor —intentó de nuevo—. ¿Estás buscando a Keenan? —Sabía que los dos eran amigos.

Recibió otra negación con la cabeza.

Él miró hacia atrás, con la esperanza de que Dorian saliera a rescatarlo. No hubo suerte.

—¿Quieres jugar? —en general era lo que Ben, uno de los cachorros SnowDancer, quería cuando rastreaba después a Judd.

Pero Noor negó con la cabeza otra vez.

La desesperación se apoderó de él.

—¡Ah!… —no entendía nada.

Ella sonrió, la confianza pura brillando en sus ojos.

—Tengo un regalo para ti —levantó un pequeño puño.

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—¿Oh? —sorprendido, él levantó la mano con la palma hacia arriba—. ¿Por qué?

—Porque somos lo mismo.

Judd cerró la mano sobre la suave piedra de río que ella le puso, sabiendo que no era nada como el brillo de su inocencia. Su habilidad lo había convertido en un asesino, después en un sanador, pero aún así sería muy fácil para él matar.

Sólo el amor por Brenna, su familia y amigos, su particular mochila, le impidió cruzar la brutal línea.

—¿Sí? ¿Cómo te has dado cuenta de eso?

Una sonrisa beatífica.

—Yo sólo lo sé.

Entonces ella se inclinó hacia delante para envolver sus brazos alrededor de su cuello.

Abrazó su espalda con toda la delicadeza que tenía en él, se puso de pie, llevándosela. Y mientras caminaba de regreso a Dorian, se preguntó qué similitudes podía tener con una niña cuyo nombre significa “Luz”.

Hace un tiempo, le habría quitado importancia y se distanciaría. Ahora, la besó en la mejilla y aceptó el regalo de su confianza.

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atya se comió todo lo que le dieron durante los siguientes tres días. No trató de escapar, a pesar de que hizo secretamente un recuento del dolor y los medicamentos contra la gripe que encontró en el baño, no le hicieron mucho bien y tampoco trató de usar la telepatía. En cambio, se concentró en el fortalecimiento de sí misma usando las rutinas de ejercicio que se había descargado de la consola del ordenador en la pared.

Ese equipo sólo le permitía acceder a lo más básico, pero estaba bien. Ella tenía todo lo que necesitaba.

Empujó todos los muebles de la sala hacia las paredes, hizo un espacio donde poder estirarse y comenzar a poner su cuerpo en forma. Incluso despejó el vidrio y los fragmentos de porcelana, resistiéndose a dejar ver a Dev la profunda manera en que la había herido. Su objetivo era volverse lo suficientemente fuerte para poder escapar en cuanto tuviera oportunidad.

Y entonces… tuvo una pesadilla frente a ella.

En el cuarto día después de que la habían golpeado hasta quedar inconsciente, Dev finalmente regresó. Ella lo ignoró iniciando su rutina de estiramiento. Él se paró en el borde del espacio despejado.

—Recoge tus cosas. Vamos a movernos.

Su intestino giró de la excitación, pero su rostro permaneció inexpresivo.

—¿Dónde?

—Vas a estar cerca de Ashaya.

Sacudiendo la cabeza.

—Hemos hablado de esto. No puedo estar cerca de ella.

—Es por eso que voluntariamente vas a tomarte un sedante suave.

El estómago se le cayó.

—No —estaría desorientada, la dejaría indefensa. Completamente desvalida.

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Dev cruzó los brazos sobre el pecho en el que se había dormido tan pacíficamente hacía unos días.

—Está bien. Debes estar lista en diez.

Podía sentir sus uñas clavadas en sus palmas.

—¿Quién va a golpearme para dormirme? —le preguntó, lo suficientemente furiosa como para drenar su sangre—. ¿Tú?

Salió sin contestar, rompiendo su recién encontrada calma.

Tag estaba esperando afuera de la habitación de Katya, cuando Dev salió.

—¿No te fue bien?

—No va a tomar el sedante.

—¿De verdad creíste que lo haría?

—No —él tampoco lo haría—, pero ya que tanto tú como Tiara venís, ella también tiene que venir con nosotros cuando vayamos a ver a Sascha. Y de ninguna manera puedo llevarla cuando podría ser una amenaza. Lucas me cortaría el cuello.

—No hay otra opción —señaló Tag—. Glen podría inducirla médicamente a un estado de coma, mientras que nosotros nos vamos.

Dev sintió como todo su cuerpo se estremecía con violencia.

—Si lo hacemos, sería torturarla otra vez.

La romperíamos de nuevo, la devolveríamos a esa habitación donde no había sido capaz de ver, oír ni tocar.

—Sí —Tag resopló—. Tienes un poco de telepatía, ¿Puedes decir cuando está usando sus habilidades?

—Ahora que lo sé puedo vigilarla y si estoy cerca, sí.

Tag enderezó su enorme cuerpo contra la pared.

—Entonces quédate cerca. Lo suficientemente cerca para incapacitarla físicamente si es necesario.

El estómago de Dev se irritó.

—Yo lo haré.

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Fue la oferta tranquila de un hombre que sabía que Dev era mejor que la mayoría.

—No —se quedó mirando la puerta que había parado de golpear hacía unos minutos—. Ella es mía.

—Querrás decir tu responsabilidad —le recordó deliberadamente.

—No te preocupes, no me estoy dejando llevar por otra cosa que no sea mi cabeza.

—Bueno, ella es guapa ahora que ha empezado a engordar. —Tag se encogió de hombros—. Y todos sabemos cómo eres con los seres indefensos.

—Pero ella no está exactamente desvalida, ¿verdad? —estuvo a punto de sentirse orgulloso de ella. Dios, ¿Cómo era posible?

Sin embargo... si hubiera estado diciendo la verdad, si hubiera sobrevivido, no sólo a la tortura, sino a la destrucción de su mente, de su propia personalidad,

¿No debería ser ese el motivo de orgullo?

—No —la respuesta de Tag fue un jarro de agua fría sobre sus pensamientos—.

¿Qué vas a decirle a Lucas?

—La verdad —se obligó a apartar la mirada de la puerta, de la furia provocada por esa mujer, que ya no era la criatura rota que había encontrado, sino alguien mucho más peligroso… mucho más convincente—. Si es necesario, le inyectaré los sedantes yo mismo.

Una vez más, Tag se encogió de hombros.

—Dev, no te tortures así. Dame esa responsabilidad.

—No —simplemente, no había lugar para el compromiso—. Hay que controlar a Cruz que es mucho más intenso, Tiara no puede hacerlo por su cuenta.

—Sí, el chico está todavía muy descontrolado si no lo estás bloqueando.

Si tan sólo -pensó Dev- ellos pudieran neutralizar a Katya con la misma facilidad, se le haría una amenaza mucho menor. Pero Katya no era simplemente Psy, era un adulto. Incluso si Tag o Tiara pudieran bloquearla, ella lucharía contra ellos y al hacerlo, drenaría la energía que necesitaban para garantizar la seguridad de Cruz.

—Si Katya te dejase entrar en su mente —le dijo a Tag—, si fuera capaz de bajar sus escudos telepáticos, ¿Podrías bloquearla?

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—Tendría que estar monitorizándola todo el tiempo y ella lo odia. —Le respondió Tag—Con Cruz es diferente, no le gusta pero lo acepta. Sabe que necesita los escudos que ponemos a su alrededor, hacen que se sienta seguro.

—Pero a Katya le haría sentirse violada.

—Y atrapada.

—Entonces no vamos a tenerlo en cuenta —fue una decisión instantánea, realizada en el núcleo primitivo de su alma—. Ella ya ha sido desconectada de la PsiNet. Si lo hacemos, efectivamente la mutilaremos.

—¿Crees en su historia?

—No sé qué creer —mirando hacia arriba atrapó la expresión de Tag—. Dilo.

—Sabes lo que voy a decir. —Tag se encogió de hombros—. Necesitas entregarla a otra persona. —sus sentimientos no deberían contar aquí—.

Necesitamos contenerla de la manera más eficaz posible.

Dev lo sabía. Él también sabía lo que estaba sucediendo. Ella era suya, pasara lo que pasara, no iba a permitir que nadie interfiera.

—Quizás esta vez, el Consejo hizo lo correcto —empezó a alejarse de la suite de Katya.

—Tal vez —Tag se puso a su lado—. Y tal vez desconocen que no te sabe tan bien como ellos piensan.

—¿Quieres decir que no soy un tonto para las mujeres que sufren? —había sido reconectado de esa manera al día siguiente de su noveno cumpleaños. Nadie sería capaz de cambiar eso.

—Es posible que tengas una debilidad —le replicó Tag a medida que entraban en el ascensor—, pero no te impide hacer tu trabajo como director.

—Así que el hecho de que soy un frío hijo de puta hecho de piedra, ¿Es mi salvación?

Tag dibujó una delgada sonrisa.

—La última barca estaba llena de hombres y mujeres bonitas. El Consejo casi nos comieron vivos. Prefiero confiar en un tiburón como líder.

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