ARCHIVOS DE LA FAMILIA PETROKOV
Carta con fecha del 17 de enero de 1969
Querido Matthew,
En la reunión de hoy de los jefes de gobierno, el Consejo ha propuesto un enfoque radicalmente nuevo a los problemas que hemos tenido que hacer frente. Supe que iba a venir, pero aún así, no puedo imaginar cómo va a funcionar.
El objetivo de este nuevo programa sería el condicionamiento de todas las emociones negativas con la llegada de la generación Psy. Si pudiéramos curar la rabia, la gran ventaja sería que gran parte de la violencia podría ser detenida, tantas vidas salvadas.
Sin embargo, los teóricos han ido aún más lejos. Dicen que una vez que tengan manipulada la rabia, pueden ser capaces de controlar otros eventos emocionales perjudiciales, cosas que provocan las fracturas que conducen a la enfermedad mental.
Soy cautelosamente optimista. Dios sabe, esta familia ha pagado el precio de sus dones demasiadas veces.
Con todo mi amor,
Mamá.
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l sabe... Acerca de los niños. Sobre el muchacho.
Tuvo que obligarse a esperar hasta las nueve, Dev hizo una llamada codificada a Tallin con las manos impacientes, los hombros apretados por la tensión. La mujer rubia se había caído hacia atrás inconsciente después de pronunciar esas palabras, pero Dev no había necesitado nada más, sus entrañas le dijeron que solo podría haber una respuesta.
―¿Dev? ―apareció la cara arrugada por el sueño de Talin en la pantalla transparente de su equipo, ella bostezó sin sorprenderse dado que acababan de dar las seis en su parte del país― Creo que nuestro encuentro era a las 10:30
costa Este.
―Cambio de planes ―consideró sus siguientes palabras con cuidado. Tallin era pragmática, pero también estaba muy apegada a sus cometidos― Tengo que preguntarte algo sobre Jon.
Ella hizo una mueca.
―Él no va a cambiar de opinión acerca de ingresar en la escuela Shine. Pero me aseguro de que lee todo lo que Glen le envía, y el Psy de la manada le está ayudando a entrenar sus habilidades.
―Está establecido en DarkRiver ―Dev había llegado a esa conclusión después de una visita personal a la base de la manada leopardo en San Francisco―
Pienso que es el mejor lugar para él.
―¿Entonces. . .?
―¿Cuánta gente sabía acerca de Jon en el laboratorio Psy, después de haber sido secuestrado?
El muchacho era, genéticamente hablando, más del cuarenta y cinco por ciento Psy y había nacido con un tipo único de capacidades vocales. Jonquil Duchslaya, literalmente, podría convencer a la gente de hacer lo que quisiera.
Fue un regalo por el que muchos derramaron sangre para controlar. Pequeñas líneas se desplegaron por las comisuras de los ojos de Tallin mientras su mirada se afilaba.
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―Ashaya, por supuesto. Fue la científico líder.
Ashaya Aleine ahora también estaba apareada con un leopardo de DarkRiver, y no haría nada para poner a Jon o cualquiera de los otros niños Olvidados en peligro.
―¿Quién más?
―Nadie vivo ―la voz de Talin vibró con el eco de la rabia más pura―. Clay se hizo cargo de Larsen, el hijo de puta que estaba experimentando en los niños. Y
tú sabes, que el Consejo destruyó laboratorio de Ashaya después de que ella desertó, matando a todos sus asistentes de investigación.
Hielo se clavó en su pecho, frío, mortal, rígido.
―¿Tan segura estás de eso?
―DarkRiver tiene contactos en la Red. Lo mismo ocurre con los lobos ―agregó ella, en referencia al aliado más cercano de DarkRiver, los Snow-Dancers―. No había ni siquiera un indicio de un superviviente.
Pero los Psy, sabía Dev, eran expertos en guardar secretos. Especialmente, Psy como Ming LeBon, se rumoreaba que el Consejero había estado detrás de la destrucción del laboratorio.
―Si te envío una foto, ¿puedes ver si Jon reconoce a la persona que hay, si formó parte de su secuestro?
―No. ―Una respuesta irrevocable, su expresión tan feroz como la de los leopardos en su manada― Finalmente está empezando a actuar como un niño normal, no quiero que le recuerden lo que le pasó en ese lugar.
Dev había conocido Talin el tiempo suficiente para comprender que ella no cedería.
―Entonces necesito el número de Ashaya.
―Ella estaba bastante rota por la pérdida de su pueblo ―una pausa―. Sólo ten cuidado con ella.
Dev oyó lo que ella no estaba diciendo.
―¿Tienes miedo de que me vaya a golpear su respuesta?
―Tú has cambiado, Dev―una respuesta tranquila― Te has vuelto más duro.
Se trataba de una acusación a la que él se había enfrentado muchas veces en los 16
últimos meses. “¡Bastardo sin corazón! ¡Los metes en el hospital! ¿Cómo puedes vivir contigo mismo?”
Arrinconando el filo del cuchillo de la memoria, se encogió de hombros.
―Parte del trabajo
Eso era verdad hasta donde era, pero incluso si él dejaba de ser el director de Shine mañana, su habilidad le aseguraba que el frío se extendería por su alma.
Paradójicamente, tanto hielo lo hizo mejor persona para funcionar en Shine, sabía cómo pensaban los Psy.
―Aquí.
Observó que el número de Talin aparecía en la pantalla.
―¿Podemos posponer nuestra reunión?
Un guiño.
―Hazme saber lo que descubres.
Poniendo fin a la llamada, Dev marcó el número de Ashaya. Le respondió en el otro extremo un niño de ojos grises, con un sedoso pelo liso y negro.
―Hola. ¿Puedo ayudarle?
Dev no había pensado en nada que pudiera hacerle sonreír hoy, pero él sintió que sus labios se curvaban en un solemne saludo.
―¿Está tu mamá por ahí?
―Sí ―Los ojos del chico brillaban, repentinamente se volvieron más azul que gris―. Ella me está haciendo galletas para el jardín de infancia.
Dev no lograba conciliar la idea de la científica Psy Ashaya Aleine como una madre, que hacía galletas para su niño pequeño a las seis y cuarto de la mañana.
―¿No deberías estar durmiendo todavía?
Antes de que el muchacho pudiera responder, un ceño fruncido de mujer llenó la pantalla.
―¿Con quién hablas…? ―su mirada se posó sobre él― ¿Sí?
―Mi nombre es Devraj Santos.
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Recogiendo su hijo, Ashaya le enganchó por encima de su cadera. El chico inmediatamente acurrucó su cabeza en su hombro, extendió una pequeña mano en el azul pálido de su camisa. Ojos inteligentes miraban a Dev con disimulado interés.
―La Fundación Shine ―dijo Ashaya, ajustando el cuello de la camisa del pijama de su hijo con los movimientos ausentes de una madre acostumbrada a hacer esas cosas.
―Sí.
―Talin ha hablado acerca de ti ―escondió un mechón de pelo rizado negro que se había escapado de su trenza― ¿Qué puedo hacer por ti?
Los ojos de Dev se posaron en su hijo. Tomando la indirecta, Ashaya besó al niño en la mejilla y sonrió.
―¿Keenan, quieres cortar algunas galletas mientras hablo con el señor Santos?
Un guiño entusiasta. La madre y el niño desaparecieron de la pantalla durante un minuto, y como esperaba, Dev se preguntó si alguna vez llevaría a su propio niño en sus brazos… incluso si hubiera confiado en su herencia genética, había hecho demasiado, visto demasiado. No había dejado ninguna suavidad en él.
La cara de Ashaya volvió a la pantalla, sus ojos estaban llenos de remanentes de risas.
―Vamos a tener que ser rápidos… Keenan es muy bueno, pero sigue siendo un niño de sólo cuatro años, con masa de galletas.
Sabiendo que estaba a punto de acabar con esa alegría brillante de sus ojos, no trató de suavizar el golpe, no trató de endulzar las consecuencias.
―Te necesito para ver si puedes identificar a alguien.
Entonces él le habló acerca de la mujer que había encontrado arrojada delante de la puerta de su apartamento.
La cara Ashaya palideció bajo la piel oscura.
―¿Tú crees que…?
―Puede que no sea nada ―se interrumpió―, pero es una posibilidad que tengo que descartar.
―Por supuesto ―su garganta se movió cuando ella tragó―. Si el Consejo sabe sobre las habilidades únicas que se manifiestan en los niños Olvidados, existe la 18
posibilidad de que vuelvan a empezar a intentar experimentar con los niños una vez más ―una pausa―, creo que Ming los matará si no puede usarlos.
La mandíbula de Dev estaba apretada. Eso era exactamente lo que le preocupaba, el Consejo no apoyaría la idea de otro grupo con acceso a los poderes psíquicos, mucho menos con la creciente intensidad que se manifestaba en algunos de los suyos.
―¿Es segura esta línea?
―Sí.
Él envió una fotografía.
―Ella no se verá como solía hacerlo.
Asintiendo, Ashaya respiró hondo y abrió el archivo adjunto. Él supo al instante que ella había reconocido a la mujer en la foto. Triturando el alivio, la ira y el dolor invadió todo su rostro en un ola violenta.
―¡Querido Dios! ―Se tapó la boca con los dedos― Ekaterina. Es Ekaterina.
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l Consejo Psy se reunió en su ubicación habitual, una bóveda mental profunda dentro de la PsyNet, la red psíquica que conecta no sólo a todos los Psy del planeta, sino también a los renegados. Un interminable panorama negro, cada mente Psy representada por una única estrella blanca, la Red tenía una especie de belleza cruda. Pero, por supuesto, aquellos dentro de la red ya no comprendían la belleza.
Al igual que su Consejo, ellos sólo entendían la lógica, el sentido práctico, la economía.
Encerrada dentro de las sólidas paredes negras de la bóveda, Nikita miró a Ming.
―¿Usted tenía algo que discutir?
―Sí ―la mente del otro Consejero era una cuchilla, precisa, fría como el hielo―
He sido capaz de recuperar algunos de los datos que Ashaya Aleine mantenía ocultos antes de su deserción.
―Excelente.
La voz mental de Shoshanna Scott tenía la misma frialdad elegante que como era en persona. Por eso fue una de las dos caras públicas del Consejo. Su
"marido", Henry, su relación fachada para calmar a los miembros humanos y cambiantes, era la otra mitad. Aunque, Nikita creía, que los dos no habían estado trabajando como una unidad cohesiva en los últimos meses.
―¿Cualquier cosa que podamos utilizar? ―dijo Shoshanna de nuevo.
―Posiblemente ―Ming hizo una pausa―. Lo estoy subiendo ahora.
Flujos de datos se desplazaron hacia abajo por las paredes negras, una cascada plata sólo comprensible para las mentes Psy más poderosas. Nikita absorbía la información, escaneado a través de los puntos más destacados.
―Se trata de los Olvidados.
―Parece ―dijo Ming―, que sus descendientes más recientes nacen con 20
habilidades que nunca se vieron en la Red.
―Eso es sorprendente ―la voz suave de Kaleb.
Nikita lo consideraba el miembro más letal no sólo del Consejo, sino de la propia Red. En la actualidad, se había unido a ella en ciertos temas, pero ella no tenía ninguna duda de que la mataría sin dudarlo si lo considera conveniente.
—Consejero Krychek, es correcto ―dijo Tatiana, hablando por primera vez―.
Hemos hecho una práctica de eliminación en las mutaciones de la reserva genética, excepto cuando esas mutaciones son esenciales para mantener la funcionalidad de la Red.
Nikita sabía que la indirecta iba dirigida a ella, un recordatorio de la genética inaceptable de su hija.
―La designación E no es una mutación ―dijo con una calma que había sido condicionada en ella desde la cuna―. Los empáticos son un componente crítico de la Red. ¿O has olvidado las lecciones de la historia?
La última vez que el Consejo había tratado de suprimir la designación E, mediante la destrucción de todos los embriones que dieron un resultado positivo para esa capacidad, la PsyNet había llegado críticamente al borde del colapso.
―No he olvidado nada ―la voz de Tatiana estaba completamente sin inflexión―. Volviendo al tema que nos ocupa, la eliminación de las mutaciones ha hecho más fuertes nuestras habilidades básicas, más puras, pero con el efecto secundario inevitable de retrasar el desarrollo del crecimiento de nuevos talentos.
―¿ Es realmente un problema? ―Anthony Kyriakus preguntó, desapasionado como siempre― Seguramente si los Olvidados hubieran desarrollado algunas habilidades nuevas y peligrosas, las habrían utilizado contra nosotros ya.
―Esa fue mi conclusión ―dijo Ming―. Sin embargo, si nadie está en desacuerdo, me gustaría dedicar una pequeña fracción de los recursos del Consejo para el control de la población de los Olvidados por si hay evidencia de mutaciones más graves, tenemos que asegurarnos de que nunca volverán a ser lo que eran antes.
No hubo objeciones.
―Nikita ―dijo Tatiana cuando los datos de Ming desaparecieron de las paredes― ¿Cómo va la rehabilitación voluntaria en tu sector?
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―El ritmo es constante.
Permitir a la población optar por tener su condicionamiento revisado y, si es necesario, reforzado, en lugar de obligarlo a él, había cosechado divisiones más allá de lo que Nikita había esperado― Sugiero seguir permitiendo que la gente venga de forma voluntaria, la Red ya se está volviendo más tranquila.
―Sí ―dijo Henry―. Los estallidos de violencia han cesado.
Nikita no había sido capaz de desenmascarar a la persona que había orquestado el reciente aumento de la violencia asesina pública de los Psy, pero ella sabía que lo más probable era que hubiese sido alguien de esa sala. Si el objetivo del individuo había sido expulsar a la gente y que se aferrase al Silencio, él o ella había tenido éxito.
Sin embargo, esos hechos de sangre habían dejado el eco-psíquico de que la Red era un sistema cerrado.
Lo que entra, se queda dentro.
Los otros Consejeros parecía haberse olvidado de eso, pero ella lo no había hecho. Ya estaba en la construcción de sus escudos, esperando el momento en el que ellos pagaran el precio de esa pieza de violenta estrategia.
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eis horas después de su llamada temprana de la mañana, Dev se encontró conduciendo a Ashaya Aleine hasta la planta médica. Su pareja, Dorian, caminó a su lado, con un mohín triste en su boca.
―Si Ekaterina fue encontrada en el laboratorio cuando fue destruido, lo más probable es que haya estado en manos del Consejo desde hace más de cinco meses.
Ashaya emitió un sonido ahogado de dolor, por lo que Dorian juro por lo bajo.
Arrastrando a su compañera a su lado, acarició los rizos electrizados de su cabello.
―Lo siento, Shaya.
―No ―Ella contuvo el aliento―. Tienes razón.
―Y si eso es cierto ―Dev, dijo―, ahora saben todo lo que hizo.
Ashaya asintió con la cabeza.
―Ming LeBon hubiera roto su mente, abriéndola. Él estaba detrás de la destrucción del Laboratorio, por lo que ha tenido que ser él quien se la llevara.
Una violación mental, pensó Dev con un estallido de cólera fría, que la hubiera consumido por completo. Un asalto psíquico dejaba a la víctima sin ni siquiera la más delgada vía de escape, no había ni un lugar donde pudiera pretender que todo estaba bien.
―¿Por qué dejarla en la puerta de tu casa? ―dijo Ashaya, con la voz agitada―
¿Una advertencia?
―Una burla, me gusta más ―Dev se había convertido en un experto analizando al enemigo―. Guerra psicológica.
Dorian asintió. ―Podría ser que Ming quisiera asustarte para que hagas algo imprudente.
―Todos los niños Shine están a salvo ―dijo Dev, después de haber pasado las últimas horas verificándolo―. Por desgracia, todavía estamos en la zona gris 23
hasta donde los hemos rastreado, pero ellos aún no han accedido a aceptar nuestra ayuda.
El último espía del Consejo había tomado ventaja de esa zona gris, usando a los niños para experimentar después de haber entrado en el campo de las oficinas, y antes de que hubieran estado amparados bajo el paraguas de Shine.
Cada solitaria muerte perseguida. Porque Shine estaba completamente seguro sobre la ubicación de los Olvidados, quienes habían estado perdidos, aislados del grupo, cuando el Consejo comenzó la caza de sus antepasados. Pero en vez de un refugio seguro, era solamente muerte lo que esos niños habían encontrado… mientras la vieja junta Shine se había sentado enterrando sus cabezas en la arena.
Dev había estado a punto de matarlos por su ceguera, su negativa a ver que el sacrificio había comenzado otra vez, y según algunos, él casi lo había logrado.
Un miembro de la junta había tenido un ataque al corazón después de que Dev lanzó las imágenes de los cuerpos rotos de los niños delante de él. Otros habían estado cerca del colapso nervioso.
Pero nadie lo había detenido al tomar el relevo, cuando fue tras el espía con una sola idea en la cabeza.
―De esta manera― dijo, llevándolos por un pasillo en silencio.
―Tally te dijo que cerró el proceso de contratación por última vez ―Dorian le miró, sus ojos brillantes de un azul aún más vivo en contra de su distintivo pelo rubio― ¿Vas a hacer aquello, esta vez también?
―Ellos necesitan un espía para encontrar a los niños ―dijo Dev, su tono de voz plano―. Y el informador está muerto.
Ashaya parpadeó, mirando de él a Dorian, pero no dijo una palabra.
Su compañero asintió con la cabeza. ―Bien.
Dev utilizó la impresión de la palma de su mano para escanearla y pasar a través de una puerta de seguridad.
―No puedo justificar el cierre del programa de nuevo tan pronto, sin una prueba sólida de los problemas que nosotros pasamos por mucho tiempo y nos esforzamos en la búsqueda de los descendientes de los rebeldes originales por una razón. Hay niños por ahí que están enloqueciendo porque creen que son humanos.
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Después de cien años de Silencio, de los Psy permaneciendo bloqueados dentro de su propia cultura, nadie se había tomado la molestia de probar las habilidades psíquicas. Nadie se dio cuenta de que algunos de esos chicos locos eran en realidad capaces de oír voces en su cabeza. Algunos eran telépatas latentes cuyos dones se había abierto paso en pubertad. Algunos eran empáticos débiles, agobiados por las emociones de los demás. Y algunos...
algunos eran tesoros secretos, con dones que ascendían a más de un siglo de deriva genética.
Al ver a Glen salir de una habitación, saludó al médico con un gesto. El otro hombre se apresuró con círculos oscuros bajo sus ojos.
Dev cogió la ropa arrugada de su amigo, la forma de su rojizo pelo atrapado en mechones desordenados. ―Pensé que estabas fuera de turno.
Glen introdujo una mano entre su pelo, electrificando aún más sus hebras.
―Quería estar aquí, en caso de que nuestra invitada despertase. Dormí algo en la sala de descanso.
Las presentaciones sólo tomaron un par de segundos, y luego fueron caminando a la sala de Ekaterina. A Dev le sorprendió ver que estaba despierta y sentada, bebiendo algo de una taza pequeña. Echó un vistazo a Glen.
―Sólo hace diez minutos… ―murmuró el doctor.
Ekaterina miró directamente a Dev, sus ojos patinaron sobre Ashaya como si su ex-colega no fuera real.
―Las telarañas están empezando a desaparecer ―Su voz era ronca, como si no hubiera sido utilizada durante mucho tiempo... o como si hubieran sido rota de la manera más brutal.
Caminando hacia su lado, Dev tomó la taza que ella sostenía, atrapado por las sombras que se arremolinaban en las profundidades verdes doradas de sus ojos― ¿De cuánto te acuerdas?
Tragó saliva, pero no rompió el contacto visual.
—No sé quién soy.
Fue una declaración de culpabilidad, aunque su voz no tembló, sus ojos no brillaron. Sin embargo, Dev escuchó el grito: un fino y penetrante llanto que lo apuñaló justo en el corazón.
Una parte de él, pequeñísima, apenas rescatable, quería ofrecer consuelo, pero 25
esta mujer, simplemente por existir, era un peligro para su pueblo. Era Psy. Y
una Psy conectada a la Red no podía ser de confianza. No importaba que ella actuara más humana que sus hermanos, tenía que tratarla como un arma, llevando dentro de ella las semillas de la destrucción de Shine. Y si ella resultaba ser eso, él tendría que tomar la más letal de las decisiones... incluso si mataba el último resquicio de humanidad que le quedaba.
―Ekaterina ―La voz de Ashaya, gentilmente, persuadiendo.
La mujer en la cama parpadeó, sacudiendo la cabeza. ―No.
―Ese es tu nombre ―dijo Dev, negándose a dejarla mirar hacia otro lado.
Esos cambiantes ojos de color avellana parpadearon y se apagaron, muriendo la llama en ellos. ―Ekaterina está muerta ―Respondió con una calma absoluta―.
Todo está muerto. No hay nada. ―Sus dientes castañearon, a la vez que su cuerpo sufría fuertes convulsiones.
―Glen ―Atrapándola antes de que ella se destapara de la cama, Dev trató de evitar que se lastimase a sí misma, sus huesos eran sorprendentemente frágiles bajo sus manos.
―Dilo.
Ella mantuvo sus labios cerrados.
―Dilo.
No. No. No.
―Dilo.
Él no se cansaba, no se detuvo, no empujándola en su mente. El horror de la espera por el dolor, el terror, de alguna manera era peor que la propia violación.
―Dilo.
Ella se aferró a su salud mental a través de los primeros días, las primeras semanas.
Pero aún así él no cedería.
Su lengua se sentía tan espesa, tan seca. Le dolía el estómago. Pero ella resistió.
―Dilo.
Se necesitaron tres meses, pero finalmente cedió. Ella lo dijo.
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―Ekaterina está muerta.
―Está inconsciente ―Glen vio brillar una luz en los ojos de Ekaterina mientras yacía hundida en las almohadas―. Podrían ser los restos de las drogas en su sistema, pero creo que el gatillo era su nombre, una especie de granada psíquica.
―Parece más una combinación ―dijo Ashaya, a continuación, desgranó los compuestos químicos de los somníferos que Glen había anotado en la tabla―.
Algunos de estos agentes causan la pérdida de la memoria en los Psy.
Los ojos del doctor se iluminaron por haber encontrado a un colega. ―Sí. Existe la posibilidad de que algunas drogas combinadas con otros métodos fuesen usados para quebrarla psicológicamente.
Dev se quedó mirando la cara llena de arañazos y moretones de Ekaterina Haas, preguntándose a qué había renunciado para salir viva de todas esas torturas... lo que había dejado a sus captores poner dentro de ella. Sus manos en el interior de los bolsillos de su pantalón se transformaron en puños-cualquier trato que hubiera hecho, no la había salvado.
―Lo que dijiste cuando llegaste por primera vez ―murmuró a Dorian, mientras que el médico y Ashaya estaban distraídos―, no puede pasar.
―Shaya quiere estar encerrada ―Dorian se cruzó de brazos, mirando a su pareja―. Le devastó el pensar que Ekaterina murió.
―Lo que fuera que le pasó ―dijo Dev, incapaz de retirar sus ojos de la delgada figura en la cama―, lo que la han hecho, tu pareja ya no la reconoce, no es la mujer que ella conocía. Somos mucho más capaces de monitorearla.
―¿Y si ella demuestra ser una amenaza?
Dev se encontró con la mirada del otro hombre ―Sabes la respuesta a eso.
Dorian era un centinela DarkRiver. Y la manada de leopardos no había llegado a su estado actual como uno de los grupos cambiantes más dominantes en el país por ser débil… o perdonar fácilmente.
Resoplando suavemente, Dorian volvió a poner su atención en su pareja.
―Debes tomar esa decisión y decírmelo. Debes dejarme prepararla. ―Su voz era una orden severa, baja.
Dev estaba más acostumbrado a dar órdenes que a recibirlas, pero Ashaya había salvado la vida de los niños Olvidados arriesgando la suya. Entonces ella había sacado a la luz las perversiones secretas del Consejo de par en par. Eso le 27
hizo ganar su respeto.
―Está bien. ―Sin embargo, mientras observaba como el pecho de Ekaterina subía y bajaba en lo que parecía ser un ritmo peligrosamente superficial, se preguntó una vez más, si él sería capaz de hacerlo, si llegaba el momento.
¿Podría romper ese cuerpo que ya había sido roto tan cruelmente?
La respuesta le vino de la parte de si mismo que había sido perfeccionada en la sangre y el dolor. Sí.
Porque cuando peleabas con monstruos, a veces, tenías que convertirte en otro.