ARCHIVOS DE LA FAMILIA PETROKOV
Carta con fecha de 1 de septiembre de 1976
Querido Matthew,
Hoy jugaste con tu padre y Emily, los tres reían tan fuerte que hicieron que mi alma se hinchara de alegría. Tu padre está logrando mantener su lucidez durante horas, aunque me pregunto lo que le debe costar.
Hoy recibió otro golpe cuando tu tío Greg decidió provocarle el Silencio. No creo que tu padre esperase que su hermano diera ese paso, pero la capacidad de Greg es más fuerte que la de David. Las pesadillas se reflejan en sus ojos… Me gustaría poder ayudarle.
Pero solo soy un Psy-M, un escáner.
Algunas personas dicen que es porque no entiendo la importancia del Silencio, pero Dios mío, ¿Cómo pueden pensar eso? Estoy casada con un Psy-F, madre de dos pequeños telépatas. Yo sé exactamente el precio, hasta la última lágrima, la última pizca de miedo, los restos de luz en los ojos de tu padre.
Incluso le dije una vez a tu padre que tal vez Greg estaba en lo cierto, que tal vez el Silencio puede ayudar a las personas con su regalo.
Él no se enfadó. Sabe muy bien que lo amo hasta la médula de mi ser, la idea de ver a su mente fragmentarse, verlo quebrarse bajo el peso de la oscuridad de sus visiones… me destroza. ¿Sabes lo que dijo, Matthew?
Dijo que prefería morir como un loco antes que vivir aniquilando todo lo que le hace ser quien es. Prefiere vivir un día con su amor por mí, por ti, y por Emily en su corazón que una vida sin sentir "la furia salvaje e interminable". Tu padre es un poeta a veces.
Apuesto a que no lo sabías. Estoy sonriendo mientras escribo esto, sabiendo lo que hemos hecho a nuestras mentes. Vamos a estar en contra el Silencio. Sin embargo, Matty, me temo que podríamos ser la minoría.
Con todo el amor de mi corazón,
Mamá
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atya fue rigurosamente consciente de la energía apenas contenida en Dev mientras se sentaba a su lado en el airjet. Escoltada hasta la parte de atrás del avión, la habían advertido contra intentar ver quién más estaba a bordo, aunque era difícil pasar por alto a las dos personas que se estaban delante. Uno de ellos era un hombre grande parecido a Dev que se había presentado como Tag y la otra, una Venus de mujer con una elegante cascada de pelo negro azulado y unos deslumbrantes ojos leonados sonrientes, en un rostro con los pómulos de una supermodelo.
Había, lo sabía, alguien más en el avión, pero él o ella se había mantenido fuera de la vista de Katya. Ella no hizo ningún esfuerzo para hacer un barrido telepático para descubrir la identidad de la persona oculta. Dev le había mostrado el inyector de presión en el bolsillo después de que ellos subieran a bordo.
―Oblígame a utilizar esto ―había dicho él, con los ojos oscurecidos y dolorosamente viejos ―, y nunca te lo perdonaré.
En ese momento, había tenido la sorprendente comprensión que estaba viendo al verdadero Devraj Santos por vez primera. Se había retirado detrás de sus escudos un instante más tarde y ahora, tras diez minutos de viaje, él estaba ocupado trabajando en su datapad. No habían cruzado ni una palabra entre ellos desde entonces. Delante, vio a Tag desviar su mirada para seguir el avance de su hermosa compañera mientras caminaba por el pasillo para conseguir un poco de agua. Él movió su cabeza hacia atrás en el instante en que la mujer comenzaba a regresar. Los labios de Katya se torcieron.
―¿Algo gracioso?
Estaba tan sorprendida por la pregunta que se giró para mirar a Dev. Todavía estaba mirando su datapad.
―¿Cómo lo sabes?
―Lo sé.
En el piso había hecho un voto para ser cortés con él, pero nada más. No era su amiga. ¿Cómo lo iba a ser cuando él no creía una palabra de lo que decía? Pero en este momento, sentado junto a él, se dio cuenta de que distanciarse no era la 141
manera de llegar a Dev. El hombre, evidentemente, sabía demasiado sobre ella, él podía paralizarla cualquier día de la semana. Pero la risa... Dev no parecía saber mucho acerca de la risa. Y mientras que ella podría ser una Psy, había encontrado una veta de humor en su nuevo corazón de fénix.
―Tag ―dijo bajando la voz―. Él sigue mirando a esa mujer cuando piensa que nadie está prestando atención.
―Se llama Tiara. ―Dev metió más datos en su datapad―. Hay un libro abierto de apuestas en Shine a cerca de los dos.
Curiosa, ella esperaba que continuara.
―¿Acerca de? ―Le pinchó cuando no lo hizo.
―Sobre cuándo Tag tendrá las agallas para invitarla a salir.
Parpadeando, clavó los ojos en el hombre grande, sólido, con un rostro pétreo.
―Tu amigo no parece como si tuviera miedo a nada. Puedo verle tomando al Consejo Psy sin pestañear.
―Es por eso que es tan divertido.
―¡Oh! ―Ahora ella lo entendía. Por alguna razón, esta Tiara sacudía los niveles más profundos de Tag. ―Cuando yo estaba en la PsyNet ―dijo, cogiendo otro cabo de memoria―, nunca entendí cómo las hembras humanas y las Cambiantes podían confiar en sus machos, sin las sogas del Silencio.
Dev finalmente la miró, esos exóticos ojos fijos.
―Sobre todo ―continuó―, cuando los machos son más grandes y más fuertes.
Al igual que cuando Sascha Duncan desertó para aparearse con el alfa de DarkRiver. Yo simplemente no podía entender cómo podía sentirse segura cerca de él.
―¿No hay violencia hombre-mujer en la Red?
―No, no en el sentido que quieres decir. La violencia doméstica es algo inaudito. Supongo que no hay posibilidad de eso ―dijo, mirando a la cara de un hombre que era el alfa eficaz de su propio pueblo, tan letal, tan peligroso―. Los hombres bajo el Silencio son fríos y controlados. ¿Pero los hombres fuera de él?
Te enfadas tanto, no hay nada que te impida hacer daño a una persona más débil.
De repente, la temperatura bajó hasta que casi podía ver su frío aliento el aire.
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―Tu investigación debe de haber sido muy profunda.
―¿De qué estás hablando?
Dev la miró, su rostro no contenía ninguna emoción. Después de un largo y frío momento, volvió la atención a su datapad.
―Hay un módulo de entretenimiento en la datapad del respaldo frente a ti.
―Ella no supo de dónde sacó el coraje. Alcanzándola, tomó su propia datapad y pulsó el botón de Off. Él simplemente extendió una mano―. Tienes suerte de que el modelo tenga memoria automática.
En lugar de dársela a él, ella la dejó al lado de su asiento ―Voy a bajar a mis escudos.
Un silencio absoluto, ininterrumpido siquiera por los murmullos de los demás en el avión.
―No puedes ―dijo al fin―. ¿A menos que todo el pánico de estar encerrada en la Net sea otra mentira?
Fue un golpe quirúrgico, preciso y mortal, pero se negó a dejar que la confundiera. ―Estoy bloqueada para la Net, pero él no hizo nada para que dejara de usar mis habilidades…
―¿Por qué? ―Interrumpió Dev.
―Probablemente porque esa clase de desconexión requiere una constante vigilancia ―Polvo en la garganta, grava en la boca―, o tal vez es porque él quiere que yo use mis habilidades, pero cualquiera que sea su razón, eso significa que tengo control sobre mis escudos personales. Puedo dejarlos caer.
―¿Es eso una oferta o una amenaza? ―Palabras frías en un rostro inexpresivo.
―Una oferta ―Estaba enferma y cansada de tanta desconfianza―. Dijiste que tenías algo de telepatía. ¿Es suficiente para escanear una mente abierta?
Él no respondió.
Entonces ella actuó por instinto, suponiendo que él podía hacer lo que ella le estaba pidiendo.
―Entra, mira lo que yo sé, ve lo que soy ―Confía en mí, quería decir. Se sentía tan sola. Desde los días en que él la había encerrado en esa habitación, no había dormido más de un par de horas por noche, muy consciente de la vacuidad sin fin de su existencia.
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La piel se apretaba en los pómulos de Dev. ―¿Confías tanto en mí?
―Has ido de cara, si demuestro ser una amenaza, moriré. De lo contrario, no creo que me vayas a maltratar.
Él se estremeció, como si ella le hubiese golpeado.
―Ese tipo de invasión, no es nada que un telépata pueda elegir.
―Yo sí. Te necesito para dejar de tratarme como un fraude. No lo soy.
―No ―Sus mandíbulas marcadas.
―¿Por qué? ―se giró hacia él―. ¿Porque te se sentirías culpable por invadir mi mente? Te voy a dar permiso, Dev.
―Eso no lo hace menos invasivo.
―¿Y esto? ―Ella agitó su mano―. Esto, donde me tratan como una consumada mentirosa, ¿Es mejor?
Él levantó la vista. Después, ella observó a Tiara mirándolos con interés no disimulado. El tono de Dev bajó cuando se volvió hacia ella. ―No vamos a discutiendo esto aquí.
El calor enrollaba su cuerpo, amenazando con teñir su cara. ―Está bien. Pero lo vamos a discutir.
La descarga del airjet fue como un reloj. Cruz y sus guardaespaldas se encontraban en un vehículo al que Dev se dirigió junto con Katya. DarkRiver había enviado una fiesta de bienvenida para cuatro, con dos unidades sobre ruedas.
Un hombre alto, de un característico pelo rubio recogido en una coleta se adelantó. ―Vaughn ―dijo, extendiendo una mano.
―Dev ―A medida que se saludaban, Dev vio cómo los ojos de Vaughn recorrían a Katya, luego volvieron. Consciente de que el hombre era un Centinela, uno de los hombres de más alto rango en el grupo de Lucas, Dev pensó que Vaughn sabía exactamente quién era, pero hizo la presentación de todos modos ―. Esta es Katya.
Vaughn no le ofreció la mano, una muestra de cortesía, ya que la mayoría de los Psy de la Red prefería no ser tocados.
―Ashaya está ansiosa por hablar contigo.
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―No estoy segura de que sea prudente ―dijo Katya, con la cara estirada.
Vaughn no parecía muy preocupado ―. Tenemos refuerzos. Vamos, vosotros dos podéis viajar conmigo y Cory. ¿Conoces a Mercy?
Dev negó con la cabeza. ―He oído que te apareaste con un lobo ―dijo a la bella pelirroja que levantó su mano en un pequeño saludo.
―El trauma está empezando a desaparecer. ―La voz era inexpresiva, pero sus ojos brillaban―. Voy a llevaros con los demás. Este es Jamie. ―Ella señaló con su pulgar al hombre a su lado, con el pelo teñido de un brillante color amarillo caramelo con rayas cobalto―. Él es el vigilante armado.
Vaughn esperó hasta que el primer vehículo se retiró antes de seguir. Ofreció a Dev el asiento del copiloto, pero Dev eligió sentarse en la parte trasera con Katya. La unidad pasó en silencio, en cualquier caso para los pasajeros de los asientos delanteros. Dev era sumamente consciente de la línea rígida de la columna vertebral de Katya y la afilada cuestión que aún colgaba entre ellos.
Quería cogerla de su nuca, que le enfrentara en lugar de mirar por la ventana.
Luchar contra ese impulso le dio un infierno de dolor de cabeza. Como resultado, se encontraba en una mierda de estado de ánimo en el momento en que llegó al lugar que DarkRiver había elegido para la reunión con Sascha.
―Bonito lugar ―dijo Dev. Situado en una gran parcela de tierra que daba privacidad de los vecinos, la casa de una sola planta era lo suficientemente grande para todos ellos. Los otros ya se habían instalado de acuerdo con el mensaje de texto que había recibido de Tiara―. ¿A qué distancia estamos de la ciudad?
―Quince minutos ―respondió Vaughn―. Os dejaremos uno de los vehículos y podemos conseguir otro si piensas que es necesario.
Dev se tomó un momento para pensar en ello, muy consciente de Katya parada en silencio al otro lado del motor. ―Uno más estaría bien en caso de tener que separarse por alguna razón. Los quiero codificados para reconocerme a mí, a Tag y a Tiara.
La mano de Katya se enroscó en un puño en el capó.
―Sólo media hora más o menos ―dijo Vaughn―. Cory codificará este para ti.
Después, tú puedes hacerlo para los demás.
A medida que el joven leopardo macho trabajaba con el sistema Computronic del coche, Dev vio que Katia caminaba alrededor para pararse cerca de Vaughn.
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―¿Está bien Ashaya?
―Sí ―El centinela levantó una ceja―. Pensó en ir a verte.
―Yo no estaba con un buen estado de ánimo entonces. No hubiésemos hablado mucho.
―Ella es feliz ―dijo simplemente Vaughn―. Dorian, ella y el cachorro, hacen una buena familia.
Cory pidió a Dev su huella dactilar para introducirla a continuación, por lo que se perdió los siguientes comentarios. Cuando se dio la vuelta, Vaughn estaba mostrando algo a Katya en su teléfono, los dos tan cerca, que casi se tocaban. Si hubiera sido Tag. . . pero no lo era. Dev no conocía a Vaughn, no confiaba en él.
Todo su cuerpo se tensó, listo para atacar.
Las puertas delanteras de la casa se abrieron en mitad de su lucha con un arranque de celos diferente a cualquier cosa que él jamás hubiera experimentado antes. Mercy y Jamie salieron al porche, capturando la atención de Vaughn. El centinela guardó su teléfono. ―¿Todo listo?
Mercy asintió con la cabeza antes de volverse hacia Dev. ―Sascha estará por la tarde.
―Gracias ―Llegó a sonar civilizado, a pesar de que sentía todo lo contrario.
―Espero que pueda ayudar al…―La pelirroja cerró su boca ante el movimiento rápido de la cabeza de Dev.
A pesar de que Mercy siguió la señal de Dev, Katia se puso tensa. Un instante después, la rigidez se había ido, filtrándose a través de ella como el aire, dejando caer sus hombros. Él no podía soportar verla de esa manera. Dejando a Cory completar el proceso de verificación, caminó hasta estar a su lado, entonces pensó ¡al infierno con esto! y puso su brazo alrededor de su cintura, tirando de ella hacia el calor de su cuerpo.
Ella no se ablandó contra él. . . pero tampoco se alejó.
―Cory ―llamó Vaughn, sin hacer ningún comentario sobre las acciones de Dev―. ¿Lo has hecho?
Mercy, sin embargo, lanzó una mirada dura a Dev. La verdad lo golpeó como un rayo, si Katya se negaba a regresar a Nueva York con él, los leopardos encontrarían alguna manera para que se quedara. Después de todo, no sólo tenían a Ashaya, una fenomenal dotada Psy-M, los leopardos también tenían dos cardinales en su grupo.
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Él sostuvo la mirada de Mercy. Después de un rato, ella le dio la más leve de las sonrisas. ―Supongo que nos veremos antes de partir. Nos vemos más tarde, Dev. Katya, aquí está mi número. ―Ella le entregó una tarjeta―. Llámame si me necesitas.
Dev esperó hasta que los gatos se fueron para decir: ―¿Vas a llamarla?
―No ―Frotando uno de los bordes con los dedos, deslizó la tarjeta en un bolsillo―. Ashaya es una buena persona, pero ella no entiende lo mal que me cambió. Lo veo ahora, ya sabes -Ming- esa marca de nacimiento en su rostro es inconfundible. Su expresión no cambiaba ―murmuró―, sin importar lo que él hacía o lo mucho que suplicaba.
Rabia, repentina e incontrolable, se envolvía alrededor de su garganta mientras él cambiaba su postura hacia abajo para poder mirar su cara. Pero ella no le dio la oportunidad de hablar, poniendo sus manos sobre su pecho y empujándole.
―¿Por qué me estás sujetando?
―Parecía que lo necesitabas.
La respuesta contundente pareció mantener su equilibrio. Pero sólo por un instante.
―No puedes hacer esto, Dev.
―¿Hacer qué? ―Él jugueteaba con un mechón de pelo que estaba coqueteando con la brisa.
Levantó la mano para apartar la suya.
―¡Decirme que has dado órdenes para permitir el uso de una fuerza letal contra mí en un momento y acariciarme al siguiente!
―Yo estaba sumamente molesto cuando te dije eso ―dijo, rompiendo cada una de sus reglas sobre colaborar con el enemigo.
―Porque pensabas que estaba jugando contigo ―Una mezcla furiosa de dolor y rabia―. Y de verdad crees eso.
―¿Qué otra cosa se supone que voy a pensar? ―Él perdió su propio temperamento―. Eres una poderosa telépata de mierda ¿Y sin embargo se te olvidó? ¡Es como si no recordaras que tienes una extremidad!
―¡No es lo mismo! ―Gritó de nuevo, entonces se agarró la cabeza.
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De inmediato él le tomó la mejilla. ―¿Qué es?
―Shh ―Líneas se formaban entre sus ojos.
Esperó casi dos minutos mientras ella estaba allí, con su cabeza ladeada de una forma que parecía estar escuchando, como si estuviera empezando a adivinar los secretos de su pasado. Pero cuando miró hacia arriba, sólo había un tipo atormentado de dolor en sus ojos.
―Estoy empezando a ver incluso las partes que estaban ocultas en lo profundo.
En ese instante, no podía creerla.
―Bien.
―No estoy segura ―Su garganta se esforzaba en tragar saliva―. Hice cosas en esos laboratorios, Dev, cosas que no quiero recordar. ―El miedo en su voz lo sacudió. Se había acostumbrado a verla como la superviviente que había despertado en la cama del hospital, la mujer con voluntad de acero que le había preguntado por una promesa de la muerte. Pero esa mujer había sido una vez un científico Psy, bien podría haber hecho cosas imperdonables.
―Quien fuera esa mujer ―dijo con la voz ronca ―murió en los meses que pasó con ese monstruo.
―Eso es demasiado fácil ―Una decisión implacable―. No, tengo que ver, tengo que saber.
―Entonces lo harás ―Cerró la mano sobre su nuca, calmando su hambre de tocarla, de reclamarla―. Si hay una cosa que sé, es que tu voluntad es inquebrantable.
―Entonces sabes que yo no voy a dar marcha atrás ―dijo ella, mirándole con esos ojos cambiantes. En este instante, a la luz del sol, eran tan claros como para ser transparentes. Pero ese hecho no les restaba decisión―. Quiero que escanees mi mente.
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espués de haber leído el informe que su ayudante le había preparado sobre la situación en Sri Lanka, Kaleb salió a la calle, hasta el mismo borde del patio que sobresalía a lo largo de un desfiladero irregular y abrió los caminos psíquicos de su mente. Pero en lugar de entrar en la Red como Kaleb Krychek, Consejero y cardinal Tk, se envolvió en un cortafuego móvil que desplazaba sin cesar, ocultando su identidad.
Nikita Duncan se había sorprendido mucho al oír que había aprendido el pequeño truco. Él había hecho un seguimiento de Sascha Duncan durante algún tiempo antes de que desertara, la MentalRed había mostrado una decidida preferencia por la hija de la Consejera y él quería saber por qué. Pero no había sido capaz de obtenerlo a través de sus escudos, Sascha Duncan, pensó de manera imparcial, podría ser la mejor técnica de escudo que había visto nunca.
Lo que él había averiguado de las visiones que había capturado de ella antes de que se perdiera en los caminos de la Red había sido más útil que todas las cosas que había averiguado hasta ese momento.
Ahora, con los escudos que lo hicieron efectivamente invisible, él disparó a través de los cielos nocturnos de la red y hacia la difusión de la mancha que había mostrado Nikita. En lugar de tomar la ruta usual, se encontró con uno de los que se incorporan a alimentar la piscina y dejó que le barriera el lugar exacto, como montar un río en el mar.
Él no tenía miedo a la contaminación, reconoció la zona muerta por lo que era.
Conteniendo los ecos de la DarkMind, el silencio doble oculto de la MentalRed, creado a partir de toda la rabia y el dolor que el Psy se negó a sentir. Parte de ese eco existía dentro de Kaleb, también. No era que él fuera un cardinal Tk, era que él era un cardinal Tk muy especial, uno que había sido moldeado por el tiempo y las circunstancias en el conducto perfecto. Así que se montó en los rápidos de la oscuridad con impunidad, al tiempo que le "habló" a la MentalRed.
La neosensibilidad podía decirle nada sobre el levantamiento en Colombo, pero le envió una cascada de imágenes desde el que Kaleb filtraba un solo hilo oscuro que serpenteaba casi directamente al anclaje en esa región.
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No le había mentido a Nikita, no creía que el reciente aumento de la violencia por parte Psy fuese el responsable de este parche sin vida de la Red, pero era un factor… y estaba empezando a socavar los fundamentos mismos de la Red.
Esa desintegración no era una avalancha todavía, y el aumento de rehabilitaciones voluntarias podría retrasarla aún más, pero tarde o temprano algo se tenía que dar.
Cuando lo hiciera, esa mancha se extendería. Y dondequiera que fuera, la muerte le seguiría.
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atya se quedó detrás de la puerta cerrada de su habitación cuando se enteró de que los otros llegaban. Dev no le había ordenado que lo hiciera, ni siquiera había puesto un guardia en su puerta, pero ella no iba a poner en peligro a la gente, porque se sintió herida por haber sido excluida. Tal vez ella tenía razón y Ming no estaba vigilando cada uno de sus pensamientos, todas las señales apuntaban a la falta de control mental, pero
¿Cómo podía justificar estar jugando con la vida con la fuerza de una creencia construida en un terreno inestable?
Pero si ella tenía razón y Ming habían creado efectivamente una valla alrededor de su mente en la PsyNet, ¿Cómo era que la cerca permanecía en su lugar? Por lo que ella podía ver, no tenía ningún enlace psíquico para nada ni nadie aparte de su conexión vivificante a la PsyNet.
Ningún enlace…
―¡Oh! ―dijo en voz alta, dándose cuenta de la profunda habilidad de Ming en combate mental. La cerca, el escudo, la prisión, ella lo estaba alimentando. Él la había encerrado en sí misma y luego, como un insulto final, programado su propia mente para reforzar las paredes que él había puesto en su lugar.
Su mano arañaba en las hojas, en el colchón. Ella no estaba dentro de una prisión, ella fue parte de la prisión en sí misma.
Dev vio a Sascha Duncan sentarse en el otro lado de la cama de Cruz, la mano de su compañero en el hombro. Los ojos de Cruz pasaron de Dev a Lucas y viceversa. Sascha suspiró.
―Vosotros dos ¿Dejaríais de miraros mutuamente como si estuvierais a punto de entrar en un tiroteo?
―No hay armas de fuego ―dijo Dev, sin apartar los ojos del alfa de DarkRiver.
Sascha frunció el ceño.
―Lucas ―una orden para que se comportara.
Los ojos del alfa leopardo se iluminaron con diversión felina.
―Lo haré si él lo hace.
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En la cama, los labios de Cruz se curvaron ligeramente, mientras esperaba respuesta de Dev.
―Puesto que tú eres un invitado —dijo Dev, recostándose contra la pared junto a la puerta―. Supongo que tendré que dejarte ganar esta ronda.
―Generoso por tu parte ―Lucas se movió para repetir la posición de Dev más cerca de su compañera―. Mira, Sascha, todos somos amigos ahora.
En lugar de contestar, Sascha se centró en Cruz.
―¿Cuántos años crees que tienes?
Se hicieron hoyuelos en las mejillas de Cruz al sonreír.
―¿Diez?
La risa de Sascha llenó la sala y por primera vez, Dev comprendido realmente lo que ella era. El número de empáticos había disminuido con los Olvidados, pero muchos se habían quedado, esperando contra toda esperanza que su sola presencia ayudaría a su pueblo. Su bisabuela Maya había sido una niña cuando sus padres optaron por desertar, sus habilidades empáticas estaban en el rango moderado. Debido a ella, él había pensado que conocía empáticos… pero nunca había estado en la presencia de un cardinal Psy-E.
Era, se dio cuenta, sencillamente imposible sentir odio o ira hacia Sascha si tú sentías algún tipo de emoción. Y que, él de pronto comprendió, era la razón por la que los Psy-E fueron asfixiados de manera sistémica en la Red, sus poderes vinculados, ellos eran una amenaza real al poder del Consejo. Debería romper el Silencio, serían los empáticos quienes bien podrían tomar el control.
Pero ella era extraordinaria, él sentía más que admiración hacia Sascha. Ella no despertó ninguno de los sentimientos complejos y turbulentos revividos dentro de él, por la mujer que estaba sentada en silencio en la habitación en la parte trasera de la casa.
Destruyó algo en él, el no poder dejarla en libertad.
Sascha se reunió con su mirada en ese momento, teñida nada más que de calidez.
―Creo que sí puedes confiarme a Cruz ―ella miró por encima del hombro a Lucas―. Vete. Nadie va a saltar por la ventana con la mitad de la manada vigilando.
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Lucas se enderezó de la pared cuando Dev miró para ver si Cruz estaba bien, con estar a solas con Sascha. El muchacho ya tenía una mano alrededor de ella.
―¿Quieres que Tag y Tiara continúen con el escudo?
―Sí. ―Sascha sonrió cuando Lucas se inclinó para besar la parte trasera de su cuello. ―Vamos a empezar con los elementos básicos hoy. Aunque tengo la sensación de que Cruz se dará cuenta rápidamente.
Al salir con el alfa de DarkRiver, Dev cerró la puerta para que Sascha y Cruz pudieran tener privacidad.
―Sascha está muy delgada para estar embarazada.
Lucas se erizó.
―¿Estás diciendo que no sé cuidar bien a mi pareja?
―Deja de enemistarte con él, Dev ―dijo Tiara desde su posición con piernas cruzadas delante de la pantalla de entretenimiento en el salón―. Tú sabes perfectamente bien cómo los hombres cambiantes salvajes y depredadores consiguen que sus compañeras queden embarazadas. Tag, ve a golpear a uno de ellos.
Tag suspiró y miró hacia arriba.
―¿Es realmente necesario, señores?
Lucas, con los ojos humanos una vez más, le pareció ver algo que no debería entre la mirada de Tag a Tiara. Pero no dijo ni una palabra.
―Me gustaría conocer a Katya.
Disgustado por la familiaridad con que el hombre cambiante dijo su nombre, Dev empezó a caminar por el pasillo.
―Ella se queda conmigo.
―Bueno, ahora…―Lucas se encogió de hombros―. Ashaya está unida a ella.
―Sin compromiso.
Lucas le dirigió una mirada astuta.
―Tú hablas con ella de esa manera, ¿también?
―No es de tu maldita incumbencia.
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―Eso es lo que yo pensaba. ―Una sonrisa felina. ―He aquí un consejo: no gruñas a las mujeres, eso las hace enfadar.
―Jódete ―dijo Dev sin pasión.
Lucas se echó a reír.
―Yo no tengo que hacerlo. Tengo una pareja maravillosa.
Katya abrió la puerta en ese momento.
―Me pareció oír…―sus ojos se clavaron en Lucas.
El alfa de DarkRiver era todo ojos verdes y ese cálido encanto de leopardo mientras sonreía.
―Tú debes ser Katya. Soy Lucas.
―Hola ―Katya dio una pequeña sonrisa.
El fuego agitó hasta la columna vertebral de Dev.
―Vamos a salir a la calle a hablar. ―No había forma de que él quisiera al otro hombre en la habitación con Katya.
―No será posible, siempre y cuando Sascha esté en la casa ―dijo Lucas, tomando una posición contra la pared opuesta a la puerta―. Podemos hablar aquí.
―¿ De qué hay que hablar? ―preguntó Katya, agarrando el marco de la puerta.
Los ojos de Lucas se dirigieron a ella que esperaba con los nudillos blancos.
―Ashaya quiere que tú sepas que tienes una salida.
La mandíbula de Dev se apretó.
―No te hagas el alfa aquí, Luc. No tengo ninguna lealtad hacia ti.
―Tengo que cuidar a mi gente, Dev, lo mismo que tú. Y Ashaya considera a Katya una verdadera amiga.
Dev pensó en la determinación de Katya para ir al norte y esperó a ver lo que ella hacía.
―Gracias ―dijo, desenroscando los dedos sólo para envolver sus brazos alrededor de ella misma. Su cuerpo se resistió a la tentación que quería ir hacia ella y abrazarla. Luego habló y su orgullo por ella se convirtió en una llama 154
dentro de él―. Pienso en ella como una amiga, también. Y porque soy su amiga, no voy a poner a su familia en peligro.
―Ahí está tu respuesta ―dijo Dev, asegurándose de que Lucas escuchó la absoluta falta de flexibilidad en su voz―. ¿Algo más?
―Si cambias de opinión Katya, todo lo que tienes que hacer es decirlo ―la cabeza de Lucas ligeramente inclinada hacia la derecha―. Tengo que ir a hablar con mi compañera.
Sabiendo que Tag y Tiara mantenían un ojo en las cosas, Dev se quedó mientras Lucas se marchaba.
―Deberías haber cogido la oportunidad que te dio.
Los ojos de Katya se agrandaron.
Algo primitivo en él lo empujó para terminar de formular su reclamación en la forma más definitiva.
―No dejaré que te vayas.
Katya sabía que debería haber estado enojada, pero no era una amenaza lo que veía en los ojos de Dev. No, lo que se quemaba en esas profundidades de motas doradas era una demanda posesiva que ella sabía que pondría fin a su soledad para siempre… pero sólo si aceptaba sus reglas.
―Puede que estuviera rota cuando llegué ―dijo ella, una parte profundamente femenina de sus sensores se activaron―. Pero ya no es así, las piezas están empezando a unirse.
―Bien ―él tomó su barbilla sujetándola de manera descaradamente posesiva.
Su estómago se llenó de mariposas con el acero y el cálido olor de él en cada respiración, pero ella mantuvo su voz.
―¿Incluso si eso significa que no voy a hacer lo que quieres?
Él frotó su pulgar sobre el labio inferior de ella y sus ojos en la boca de ella.
―Yo nunca dije que quisiera un títere.
―En ese caso ―dijo ella, sus labios rozando el pulgar de él―, considérate avisado. Nada de lo que puedas hacer me va a impedir hacer lo que tengo que hacer.
La expresión de Dev cambió entonces, no se llenó con ira, pero si con desafío.
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―Demuéstralo.
El beso fue duro, rápido, abiertamente posesivo, una advertencia y una promesa en uno.
Caminó por el pasillo hasta encontrar a Sascha saliendo de la habitación de Cruz e ir directamente a los brazos de su pareja, Dev asintió con la cabeza a la pareja para que lo siguiera fuera.
―Tag ―dijo, el sabor de Katya era una dulzura persistente en su lengua―. Uno de vosotros dos debería asistir a esto, también. ―Así uno podría transmitir fácilmente lo que oiría al otro.
Tiara se levantó en un movimiento elegante.
―Voy yo. Mantén tu mente abierta para mí, ¿ok, hombre grande?
Tag hizo un gesto corto, pero Dev vio el destello de hambre en sus ojos. Le hizo preguntarse cómo se sentían los dos telépatas comunicándose, ¿Hacía sentir a Tag algo diferente cuando se iba Tiara? Una parte de él no podía dejar de pensar en cómo sería tener la mente de Katya abierta a la suya.
“Entonces sabes que no voy a dar marcha atrás. Quiero que mires en mi mente”
Cada uno de sus instintos masculinos gruñó el rechazo. Este contacto no tendría nada que ver con la intimidad, sería el peor tipo de violación, una burla de lo que debería ser.
―Dev, ¿Estás bien? ―dijo Tiara en voz baja.
Al darse cuenta de que tenía que purgar sus emociones de su rostro, él asintió con la cabeza.
―Sascha ―dijo, refiriéndose a la empática ya que se acercó a él con Lucas a su lado―. ¿Cuál es tu opinión sobre Cruz?
―Éstá dañado, pero no de manera irreversible así que ―continuó con una sonrisa alentadora—, el niño puede aprender a protegerse.
Tiara dejó escapar un suspiro.
―Maldita sea, me alegro de oír eso. Pero ¿por qué no aprendía las cosas que estábamos tratando de enseñarle?
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―Sus vías ―dijo Sascha―, están tan comprometidas que tengo que idear una forma completamente nueva de protección sólo para él.
―¿Puedes hacer eso? ―preguntó Tiara―. Tag quiere el plan maestro.
―Es un trabajo en curso en este momento, estoy construyendo desde adentro hacia afuera. O más bien, se corrigió, Cruz lo está haciendo de acuerdo a mis instrucciones. Estaré encantada de darle lo que tengo hasta ahora.
―Luc ―dijo Dev mientras las dos mujeres se alejaron―. Tengo algo más que necesito hablar contigo.
―¿Sí?
―¿Tienes algún contacto con el nuevo leopardo de la manada de los Smokies?
―Es la manada de Remi —dijo Lucas con facilidad―. RainFire.
―¿Remi? ―Dev sacudió la cabeza―. Suena como si estuviese cazando cocodrilos en alguna parte.
―Es el diminutivo de Remington. Se molesta mucho cuando alguien utiliza ese nombre.
―Gracias por el aviso.
Lucas sonrió.
―¿Cuánto tiempo ha estado RainFire cerca?
―Más o menos un año. Remi reunió a unos pocos solitarios que conocía a través de su itinerancia que se encontraban en el territorio, y envió la llamada de que la manada estaba abierta. Me han dicho que tiene un grupo razonable ahora.
―¿Cómo está el tema del territorio?
―¿Lo preguntas por alguna razón?
―Tengo a gente nerviosa en la zona, esas personas son dueños de sus tierras de manera legal–una gran cantidad de los Olvidados se habían establecido en esa región, encontrando consuelo en la enorme sombra de las montañas.
Lucas negó con la cabeza.
―No será un problema. Remi compró una enorme extensión de tierra para su pueblo y en virtud de las enmiendas a la Constitución después de las Guerras Territoriales, él tiene los derechos de cambiante a las áreas de propiedad pública.
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Dev había leído esas leyes.
―Mientras que mantenga el paisaje natural y pueda sostenerlo contra otros cambiantes, ¿Es suya? ¿Eso no va en contra de los Acuerdos de Paz?
―Esa área podía ser reclamada ―dijo Lucas―, pero la manada era débil y él podría haber ido después, también. El hecho de que estuviera vacío hizo que fuera aún más fácil.
―¿Y el acceso de mi pueblo a la tierra pública?
―Aún es suyo, pero si Remi tiene éxito en la posesión, van a tener que seguir sus reglas.
―No es exactamente justo.
Lucas se encogió de hombros.
―Si él consigue hacerse con las tierras, también se compromete a ayudar a las personas en su territorio, por lo que los seres humanos y los no rapaces obtienen la protección del leopardo. No es un mal negocio.
―A menos que Remi sea un mierda.
Una sonrisa se dibujó en el rostro del alfa-leopardo.
―Le diré que tú has dicho eso.
―Prefiero que me des su línea directa. No puedo coger al hijo de puta el tiempo suficiente para hablar.
―Está ocupado estableciéndose en su territorio. ―Sin embargo, Lucas sacó su celular y envió los datos de forma inalámbrica al propio teléfono de Dev.
―Remi está bien. Será interesante ver si RainFire pegan juntos, como he dicho, la manada se basa en torno a un grupo de leopardos que optaron por caminar solos hasta Remi y les habló con dulzura para unirse con él.
―Parece que sabes un poco acerca de él. Pensé que las manadas eran independientes.
―Los tiempos cambian ―dijo Lucas, sin diversión ahora en su voz―. La inteligencia es una herramienta útil, incluso para las manadas más aisladas.
Dev miró a los ojos del otro hombre.
―Hay Olvidados a través de todo el país.
―Tal vez deberíamos hablar.
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EARTHTWO COMMAND LOG: ESTACIÓN SUNSHINE
10 de julio 2080: informe Oficial del incidente: Cuatro miembros del personal parecen haber experimentado un episodio alucinatorio de una fuerza significativa. Durante el período de la actividad irregular cerebral, causó grandes daños en los dormitorios principales. Las reparaciones están en marcha ahora.
Todas las personas afectadas fueron verificadas por los médicos y se diagnosticaron estables después de doce horas de observación. El equipo médico no tiene actualmente datos concluyentes, sólo la teoría de que los cuatro podrían haber sido envenenados por un contaminante en la cadena alimentaria. Nuestros suministros están en proceso de ser analizados en busca de toxinas.
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atya pasó la mayor parte del resto de la tarde viendo imágenes de noticias archivadas en la pequeña unidad de comunicaciones en su habitación. Sus recuerdos regresaban cada vez más a menudo y algunas veces tenía que detenerse. Cuando ocurrió demasiadas veces, apagó el panel y decidió estirar las piernas.
Nadie la molestó cuando fue a la cocina. Después de coger una manzana del cuenco del mostrador, abrió la puerta de atrás y salió.
―Va a ser una noche agradable ―dijo Tiara desde donde estaba haciendo una rutina de elegantes ejercicios en el jardín trasero, su pelo recogido en una coleta lisa, su cuerpo cubierto por una camiseta blanca suelta y mallas negras.
Tomando un mordisco de la manzana, Katya levantó la vista hacia el cielo del atardecer.
―¿Cómo puedes decirlo?
―Tengo sentido del tiempo, como diría mi oma.
―¿Oma?
―Mi abuela. ―Tiara estiró sus largas piernas de una manera casi felina. ―Ella nació en Indonesia, pero sus antepasados eran todos marineros de los Países Bajos. Nadie puede leer el tiempo como un marinero.
La manzana dejó un sabor dulce, ligeramente ácido en la lengua de Katya.
Saboreándola, le dio otro mordisco.
―¿Tu familia se casó con gente de Indonesia?
―¿Qué te puedo decir? Soy un perro callejero ―Sólo un inclinado guiño de ojos bastó para susurrar sus lejanas raíces Europas.
Katya no pudo evitar sonreír.
―¿Estás haciendo algún tipo de yoga?
―Es una de las versiones más deportivas. ―Girando en una curva lenta, su pierna se extendió como la de un bailarín, ella sonrió. ―¿Quieres intentarlo conmigo?
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Ser más fuerte, pensó Katya, sólo la ayudaría en su huida.
―¿Lo puedo hacer con esta ropa?
Tiara recorrió con mirada crítica sus pantalones vaqueros y la sudadera.
―No, necesitas algo más ligero. Puedes coger prestado algo mío.
―Eres casi un pie más alta que yo ―señaló Katya.
―Y unas cuantas libras más pesada. ―Tiara sonrió, con una mano en la cadera llena de curvas.
Ella era, pensó Katya, la encarnación del ideal femenino para muchos artistas humanos a los que les gustaba pintar. Todo curvas maduras, alta y con un tipo de belleza casi eléctrico.
―Bien ―dijo Tiara con una inclinación de cabeza―, sé lo que haremos. Quítate la sudadera y deshazte de los pantalones vaqueros. El sol todavía está fuera, por lo que una camiseta valdrá con unos leggins que compré la semana pasada.
Katya volvió a entrar para hacer lo que la había ordenado. Tiara lanzó un par de pantalones un minuto después. Aunque eran lo suficientemente sueltos para su delgada figura y tuvo que usar un alfiler para sujetarlos. Eran finos, le llegaban a la mitad de la pantorrilla, lo que significaba que a Tiara le llegarían a la altura de la rodilla. Recogiendo su propio cabello en una coleta, volvió a salir al césped con los pies descalzos.
Mientras Tiara comenzó a enseñarle los estiramientos básicos, Katya sentía que su cuerpo fluía con el ritmo casi sin pensar. Unos minutos más tarde, la otra mujer le dirigió una mirada y dijo: ―Vamos a intentar algo más.
Katya vio la demostración de Tiara, a continuación, copió el movimiento aparentemente lento.
Tiara asintió con la cabeza. ―Tú has hecho esto antes.
―Sí. ―Katya fluía en otro movimiento. ―Mi cuerpo recuerda, incluso si mi mente no lo hace. ―Su cerebro le suministró la información de que el yoga era considerada una forma valiosa de ejercicio en la Red, ya que significaba entrenar la mente, así como el cuerpo.
―Impresionante. Eso significa que podemos omitir las cosas de principiante.
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―No lo creo ―Frotando sus temblorosos músculos de la pantorrilla, Katia negó con la cabeza―. Mi cuerpo puede estar dispuesto, pero no está tan capaz como debe estar.
Tiara esbozó esa sonrisa de megavatios.
―Si eres bastante fuerte como para replicar a Dev, eres lo suficientemente fuerte como para la Clase de Yoga de Tiara.
―¿Cómo sabes que yo replico a Dev? ―Entrando en la posición, ella movió su cuerpo a través de una lenta rutina básica.
A su lado, Tiara hizo un conjunto mucho más complejo de movimientos.
―Llámalo intuición femenina.
―Sabes ―dijo Katya, sintiendo caer sudor por la espalda―, hay una teoría acerca de que los primeros Psy eran simplemente seres humanos con un sentido muy desarrollado de la intuición.
―Bueno, ellos dicen que provenimos del mismo lodo primordial.
Katya buscó en los bancos de niebla de su memoria, volviendo con más datos.
―Si el Consejo logra mantener el Silencio ―dijo, alineando su cuerpo hasta que cada músculo estaba en perfecta sintonía―, y la mayoría de los Psy sólo se aparean con otros Psy, existe la posibilidad de que evolucionen en una dirección totalmente diferente.
―Ese tipo de evolución llevaría un tiempo cojonudo. Personalmente, no creo que vaya a suceder. ―Hizo un fácil encogimiento de hombros mientras miraba a Katya completar su conjunto. ―Creo que la humanidad de los Psy sube a la superficie.
A medida que los pies de Katya descendían sobre la hierba, sujetándola a la tierra, negó con su cabeza.
―Eso supone que hay un poco de humanidad aún presente en ellos. ―Y
después de sus interminables horas con Ming, ella sabía que no la había.
Dev se disponía a hablar con Katia más tarde esa noche cuando recibió una llamada de Maggie. Como resultado, terminó pasando más de dos horas en una conferencia telefónica con un grupo de personas en lo alto de Shine, todos estaban comenzando a entrar en pánico por la creciente tasa de incidentes.
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Por una vez, sin embargo, la reunión no degeneró en una discusión, a pesar del hecho de que Jack, el primo de Dev, estaba presionando por una solución que Dev se negaba a aceptar. Cuando por fin colgó, estaba con una sensación de cansancio que pesaba sobre sus hombros. Él quería ir con Katya, para estar con ella, incluso si no podía compartir los temores que amenazaban con escindir a los Olvidados, pero eran mucho más de las once y de acuerdo a Tiara, tanto Tag como Katya se habían ido a la cama a eso de las diez, después de que las dos mujeres estuvieran charlando en una cena tardía. Dev no estaba muy seguro de qué hacer con eso. Tiara se llevaba bien con casi todo el mundo, pero también era muy leal a Shine.
Alcanzando de nuevo su camiseta para quitársela preparándose para capturar unas pocas horas de sueño, se congeló con el sonido de un grito breve y agudo, cortado casi antes de empezar.
En el momento en que se estrelló en la habitación de Katia, ella estaba sentada en la cama, mirando fijamente las hojas.
―¿Qué ocurre? ―preguntó, sintiendo a Tiara devolver su reloj a la parte delantera.
―El niño ―susurró―, él era un niño tan hermoso. ―La mano le temblaba cuando ella la subió a su cara. Ella la dejó caer a mitad de camino, como si hubiera olvidado a qué se refería. ―No pude ayudarle.
No la interrumpió, dándose cuenta de que estaba escuchando una pesadilla interior.
―Traté de protegerle, pero Larsen preguntó por él y yo no podía decir nada, no podía detenerlo. ―A su garganta le costaba tragar saliva. ―Quería apuñalar a Larsen atravesándole el corazón con su propio bisturí, pero si lo hacía, entonces Ming LeBon hubiera sabido que éramos traidores y todos los niños habrían muerto.
―El niño sobrevivió ―le recordó―. Te lo dije. No sé por qué Ashaya nunc…
Ella sacudió la cabeza. ―Fue para protegerme. Para proteger a los niños. Cuanto menos supiera, menos podrían tomar de mí si alguna vez me rompía.
―No tienes que preocuparte por eso, no te recuperarán. ―Dev no deja ir lo que es suyo. ―Y Jon, ese es su nombre, está seguro. El Consejo sabe que si tocan al niño, es una declaración de guerra.
―Jon... Jonquil Duchslaya ―murmuró despacio―, me alegro de que esté protegido... Dios, él gritaba mucho. ―Dejó caer la cabeza entre las manos, todo 163
su cuerpo temblaba. ―Y tuve que fingir que no me importaba, que no me importaba.
Su propio cuerpo luchaba por ir hacia ella, pero ¿Cómo iba a ir a ella cuando él se había puesto a sí mismo en una jaula?
―No hubiera debido hacerlo. Estabas en el Silencio, sin emociones.
Ella levantó la cabeza, los ojos brillaban con la luz que entraba desde el pasillo.
―No soy fría y desde luego no carezco de conciencia. Siempre he tenido una conciencia y eso me mantiene despierta todas las noches.
―Katya ―comenzó, sin saber lo que iba a decir.
―¿Tú crees que él me vería? ¿Jon? ―Dobló sus brazos alrededor de sí misma.
―Necesito decirle que lo siento. Necesito hacer eso como mínimo.
Dev sabía acerca de los demonios, vio demasiados en sus ojos. Perdiendo la guerra para mantener la distancia, cerró la puerta y cruzó la alfombra.
―Preguntaré.
―Gracias. ―Ella se sentó de nuevo en la cama. ―Ahora tienes que marcharte.
―No te voy a dejar así. ―Sus ojos eran severos en una cara que se había puesto pálida, su cuerpo temblaba a pesar de las mantas.
―Quiero estar sola.
―Un infierno que lo harás. ―Jurando en voz baja, se metió en la cama y haciendo caso omiso de las protestas de Katya, la colocó en su regazo.
―Tranquila. ―la espetó, cuando ella le empujó.
Ella se quedó inmóvil. ―No sé decir algo apropiado en esta situación.
La respuesta demasiado remilgada debería haberle hecho reír. Pero él seguía sintiendo el terror del recuerdo en su cuerpo, su corazón latiendo tan rápido que pensó que podría magullarse contra sus costillas. Manteniendo un brazo alrededor de su cuerpo y el otro en el pelo, la aplastó contra él, sabiendo que necesitaba la sensación, pero sabiendo también que nunca lo pediría. No ahora.
Poco a poco, la rigidez salió fuera de ella, una de sus manos se arrastró debajo de su camiseta y disparando su pulso. Su mano estaba fría, o tal vez era que su cuerpo estaba demasiado caliente. Como siempre, no podía controlar sus reacciones a su alrededor. No importaba. En lugar de apuntalar sus escudos, 164
todo lo que quería hacer era ofrecer comodidad, darle una forma de salir de ese cuarto oscuro donde había quedado atrapada sin ver, sin sonido, sin tacto.
―Tiara me dijo que estuvo en París no hace mucho.
Sorprendido en su elección del tema, deslizó su mano hasta la nuca, apretando suavemente.
―Hmm.
―Me contó que fue a visitar a sus padres. ―Sus dedos le acariciaban por encima de su piel en un toque que llegó más profundo que cualquier otra persona que alguna vez tuvo. ―Dijo que su madre le hizo pastel y café todas las tardes y le cepillaba el cabello todas las noches, mientras su padre derrochaba en un spa, tanto para ella como para su madre, las llevó de compras y le compró chocolate para picar en el viaje a casa en airjet.
Dev miró hacia abajo, pero Katya había metido la cabeza contra él, sus pestañas eran delicados abanicos contra sus mejillas.
―Suena como si ella hubiera sido mimada.
―Eso es lo que dijo, también. ―Esos dedos acariciaban el inferior, curvándose por encima de sus costillas.
Sabía que debía alejarse de ella antes de que inadvertidamente fuera demasiado lejos, pero no lo hizo. Porque incluso ahora, su piel estaba un poco fría y húmeda, con el corazón inquieto.
―¿Qué más te contó Ti? ―Cambiando su agarre, cerró su mano sobre su muslo.
Ella se quedó donde estaba, aunque sintió el temblor bajo su piel.
―Que esperaba a cualquier hombre que la quisiera echar a perder igual de mal.
―¿Estaba Tag en la habitación cuando ella dijo eso?
―Por supuesto.
Él vislumbró la más mínima sombra de una sonrisa.
―Tú crees que le estaba tomando el pelo.
―Sé que ella le estaba tomando el pelo. Es increíble la cantidad de cosas que los ojos pueden decir.
―Debes de haber aprendido a leer expresiones muy temprano en la Red ―dijo, tratando de ignorar el hecho de que sus dedos estaban trazando el borde 165
superior de sus pantalones vaqueros en una caricia enloquecedora―. Nadie puede controlar movimientos cada minuto.
―Es mucho más difícil con el Silencio ―murmuró ella, metiendo sus dedos en la cadera, un doloroso centímetro debajo de su cintura―. Todo está en incrementos muy pequeños.
―¿Sí? ―Bajando, le tiró de la mano, ningún hombre era tan bueno.
Ella se resistió.
―Te sientes interesante aquí. ―dijo rozándole el hueso de la cadera con su pulgar.
¡Querido Dios en el cielo!
―Katya ―él casi se quejó―, a menos que quieras ser desnudada en menos de dos segundos, no puedes mantener tu mano ahí. ―Ya estaba duro debajo de ella. Un toque más y se rompería.
La vio tragar, pero no retiró la mano.
―Las sensaciones serían increíbles ―murmuró―, si estuviéramos desnudos.
―¡Jesús! ―Retiró la mano antes de que él cediera a la tentación, cerrando la suya a su alrededor―. Tú estás enfadada conmigo, ¿Recuerdas?
―Sí. Pero de acuerdo con Tiara, el contacto sexual no necesariamente tiene que implicar un vínculo emocional.
Dev se preguntó exactamente cuánto tiempo Ti y Katya había pasado juntos.
―Ella probablemente estaba tratando de tirar de la cuerda a Tag.
Frunció el ceño.
―Aun así, es verdad, ¿no? Las personas pueden tener relaciones sexuales sin gustarse.
―Sí. ―Fue una respuesta dicha con los dientes apretados.
Sus ojos se centraron en él.
―¿Alguna vez las has tenido con alguien que no te gustaba?
―No. ―Él no tenía que pensar en ello. ―Tiendo a tomar el sexo en serio.
Una pausa.
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―Sin embargo, tú estás excitado por mí. ―Esos ojos clavados en los suyos de nuevo y su instinto apretó como un boxeador un golpe bajo.
―Y yo ―continuó―, soy alguien que no te gusta mucho.
Inclinándose hacia delante, él tiró de su cabeza hacia atrás.
―No sabía que eras tan buena seduciendo.
Un poco de color atravesó sus pómulos.
―Hay muchas cosas que no sabes sobre mí.
―Por lo tanto, no estaba previsto ―murmuró, sintiendo todo su cuerpo ronronear―. Eso significa que no puedes resistirte al enemigo tampoco.
―Voy a recuperarme ―le espetó afirmando―. Ahora vete.
La dejó revolverse de su regazo, sólo porque sabía que un segundo más y hubiera seguido adelante con su amenaza de rasgar su ropa, dándose un banquete con la desnudez de su exquisita piel.
Pero él no pudo resistirse a sus labios. Fue un contacto breve, lleno de ira en ambos lados. Pero había algo debajo de la ira, una especie de salvaje necesidad que conmocionó el infierno dentro de él y dejó su mirada fija confundida.