CAPÍTULO III

TÍTULO V

 

 

Más allá de lo conocido

 

En fila caminaban por el bosque siguiendo la misma ruta que tantas veces habían tomado en sus muchas expediciones. No lejos de donde caminaban terminaba la tierra conocida y comenzaba el dominio de las aguas de la Gran Charca.

Dos jornadas después de haber salido encontraron donde antes había agua, una extensa llanura con hierba tierna y pocos árboles. De lejos veían algunos animales comiendo hierba, ajenos a los posibles peligros que les pudieren acechar.

―¡Hasta aquí llegaron las otras expediciones! ―dijo Drako, que había participado en muchas de ellas.

―Ya es tarde para seguir caminando por tierras desconocidas, descansemos y comamos aquí ―dijo Hulk.

Buscaron un buen lugar que les protegiese de algún ataque por sorpresa de alguna fiera, aunque hacía bastante tiempo que no habían visto ninguna. En ese lugar prepararon un circulo con piedras para evitar que el fuego se propagase. En el centro del circulo encendieron la fogata. Hulk, mandó a dos voluntarios para que llenasen unas bolsas de frutas maduras que no lejos de allí había en abundancia. Sacaron para comer la última carne que les quedaba de los animales de agua que se habían traído de la cueva, así como, algunas raíces y bulbos que habían recogido por el camino.

―¡Habrá que cazar, ya no queda carne para comer! ―dijo Hulk.

―Nos conviene un animal mediado y que sea fácil de transportar ―dijo Elsa.

―¡Allí, vi muchos de esos animales! ―dijo Cala, señalando el lugar con la mano.

―¡Uhm…!, veremos la jornada que viene si cazamos alguno ―dijo Draco, que llegaba junto a Buck de llenar unas bolsas con frutos maduros.

―¡Seguro, seguro que cazaremos alguno! ―afirmó Hulk, sonriendo.

―¡Este, está tan seguro porque algún espíritu se lo ha contado! ―dijo Elsa a Cala, susurrando para que Hulk no lo escuchase.

―¿Qué susurráis vosotras dos? ―preguntó Hulk.

―¿Quiénes? ¿Nosotras…? ¡Qué va! ―respondió Cala.

―Entonces, ¿de qué hablabais? ―preguntó Hulk.

―¡Huy, huy!, de la buena caza que tendremos la próxima jornada ―respondió Elsa.

―¡Ah…!, buena, muy buena será la caza ―contestó Hulk.

―¡Eh…tú!, lo que yo te decía, a este, se lo cuentan los espíritus ―susurró muy bajito Elsa a Cala.

―Sí, sí, pero igual le cuentan, también, lo que hablamos ―contestó Cala, poniéndose la mano en la boca.

―¡Mmmm!, que bien huele la carne de los animales de agua asada ―dijo Buck.

―Buck, a ti te gusta esa carne más que la carne de los comedores de hierba ¿no? ―dijo Cala.

―¡Jua, jua, jua!, claro, esta carne, la come bien con los pocos dientes que tiene ―respondió Draco, acercando su palo con el trozo de carne a las brasas.

―Pues tú, al paso que vas, pronto estarás con menos dientes que yo ―respondió Buck.

―¡Uhm…!, es verdad, ya me faltan más que dedos tengo en una mano ―contestó, palpándose la boca para contar los que le faltaban.

―Hulk, ¿los espíritus también tienen dientes? ―preguntó Cala, acariciándose el mentón de la cara con la mano libre que le quedaba.

―¡¿Cómo no van a tener dientes?! ¿Con qué comerían pues? ―dijo sonriendo, Drako.

―¡Uf…!, pues…, pocos dientes les deban quedar con los muchos años que deben tener ―respondió Elsa, agitando la mano.

―¡Dinos Hulk! ¿Tienen dientes los espíritus? ―dijo Cala.

―¡Comamos!, comamos que la carne cuando pierde el calor sabe de otra forma, y esta, es la última que nos queda ―respondió Hulk, dando un buen mordisco a su carne.

Poco después habían terminado de comer y Cala seguía chupando el palo que sostenía la carne.

―¡Ey!, deja el palo ya, a ver si te lo vas a comer ―dijo riendo Drako.

―¡Mmmm…!, es que a mí me gusta chupar el palo, sabe bien, aunque no le quede carne que comer ―respondió Cala, continuando chupando el palo.

―¡Huy, huy…! ¿Qué rara eres Cala?, a nadie del grupo le gustan los palos excepto a ti ―dijo Drako, rascándose la cabeza mientras pensaba.

Tenían por costumbre, que después de comer, si alguien tuviese algo que contar lo contase, más aún, si lo que contaba era gracioso y hacía reír a los demás. Poco importaba que fuese verdad o no lo fuese, lo que realmente se valoraba, era, si los demás reían cuando lo contaba.

―¿Alguno quiere contar algo? ―preguntó Hulk.

Nadie respondió, estaban demasiado cansados y querían dormir. Avivaron el fuego y se recostaron unos con los otros buscando la mejor comodidad para dormir.

Aún no había amanecido cuando despertó Buck, posiblemente por ser el de mayor edad del grupo, aunque se llevaba poca diferencia con Hulk, que fue después de este, quien despertó.

Unos estiramientos de brazos indicaban que los otros tres compañeros también se habían despertado.

―¡Levántate Drako! ¿Qué haces ahí recostado? ―dijo Elsa, tirándole de la piel.

―¡Déjame un poco, Elsa que estoy muy cansado! ―respondió.

―¿Cansado…? ¿No dormías…tú? ―preguntó.

―¡Uf! ¡Uf…!, me he pasado toda la noche corriendo detrás de un animal con cuernos ―respondió Drako.

―¿Cómo? ―dijo Buck, que lo escuchó.

―¡Uf…! Sí, sí, y no veas cómo corría ―dijo, agitando la mano.

―Pe…Pero si no te has movido de aquí ―respondió Elsa.

―Pu…Pues no sé, pero estuve corriendo todo el tiempo ―respondió.

―¡Oye…!, pues hace unas jornadas también me cansé yo mientras dormía, y no dije nada ―respondió Elsa.

―Hulk, ¿por qué será…? ―preguntó Buck.

―¡Uhm…!, eso, aún no me lo han dicho los espíritus ―contestó Hulk, agachándose para hacer sus necesidades.

Después de que todos hiciesen estiramientos y sus necesidades, apagaron el fuego y empezaron a caminar hacia la parte que había pocos árboles. Al fondo, sabían que, durante el día, se veía un río que llegaba hasta la Gran Charca.

―¡Por aquí, no hace falta que andemos en fila!, no hay árboles que sortear―dijo Hulk.

Empezaba a amanecer cuando vieron unos cuantos animales comedores de hierbas que no lejos de ellos comían tranquilamente.

―¡Uf…!, estos son demasiado grandes para transportar, mejor, busquemos alguno más pequeño ―dijo Hulk.

Continuaron caminando durante casi media jornada más y no vieron animales medianos. Frente a ellos vieron una hilera de altos árboles, y decidieron acercarse allí para descansar.

―¿Tendrán frutos esos árboles de allí? ―preguntó Elsa.

―¡Uf!, espero que sí, con tanto andar… ―dijo Drako.

Cuando llegaron, vieron que los árboles no daban frutos de ninguna clase, sin embargo, vieron una pequeña charca donde había agua, que parecía buena para beber.

―A ver…, a ver que pruebe esta agua ―dijo Buck.

―¡Mmmm…!, sí es buena, sí ―dijo satisfecho.

Bebieron y llenaron varias de las bolsas que llevaban, luego, se sentaron debajo de uno de los altos árboles que había cerca de la charca.

Pasó poco tiempo cuando vieron a muchos animales de mediana estatura que se acercaban a la charca para beber.

―¡Eh! ¡Mirad allí! ¿No son aquellos animales los que buscábamos para cazar? ―dijo Cala.

―¡Oh…!, es verdad, y hay muchos de ellos ―dijo en voz baja Elsa.

―Agazapémonos bien, a ver si cazamos alguno de ellos ―dijo Hulk, y continuó diciendo:

―Buck y Drako que vayan por aquella parte, Elsa y Cala que vayan por esta parte, y yo iré por el centro para espantarles y que vayan a alguna de las dos partes. Cuando los tengáis cerca, salís de las hierbas y lanzáis las varas al animal que tengáis más posibilidades de acertar.

Alterados, cambiaron el orden que había indicado Hulk, al verlos partir en distinto orden al que él había indicado dijo para sí:

―¡Uhm…!, la próxima vez lo diré cambiado, para que ellos mismos lo arreglen después.

La estrategia de Hulk dio resultado y cuando Hulk se acercó a los animales levantando los brazos, muchos escaparon por un lateral de la charca, otros, escaparon por la parte opuesta. Escondidos les esperaban; dos en una parte y dos más de los compañeros en la otra, y cuando estuvieron cerca, se levantaron y lanzaron sus varas contra los animales. Hulk, por su parte corriendo llegó cerca de la charca, allí quedaba un animal, seguramente desorientado por no saber por dónde ir. Hulk, le lanzó su vara y la clavó en el costado del animal, que tumbado cayó al suelo.

Después de la polvareda que dejaron los animales en su escapada fueron a contar los animales que habían matado entre los cuatro.

―¡Eh…!, por esta parte no hay ningún animal muerto, solo están las dos varas clavadas en el suelo ―dijo uno.

Recogieron las dos varas y fueron en busca de los otros dos compañeros que, puesto en pie uno de ellos gritaba:

―¡No puede ser! ¡Seguro que le clavé la vara en el costado a uno de los animales!

―¿Cómo le vas a clavar la vara, si tú vara está ahí en el suelo al lado de la mía?

―¡Huy…!, pues es verdad ―respondió.

Algo más lejos se escucharon las risas de Hulk:

―¿Qué? ¿Cuántos habéis cazado entre los cuatro? ¿Comeremos carne, o no comeremos?¡Ja, ja, ja ¡―reía mientras hablaba.

―Encima, se ríe ―dijo Cala, tapándose la boca.

―¡Vayamos a ver lo que nos tiene que decir! ―dijo Elsa.

Los cuatro se acercaron donde Hulk estaba y no dejaba de reír:

―¿Por qué ríes tanto si no hemos cazado nada entre los cuatro?

―¡Escarbemos la tierra para buscar algunas raíces y bulbos para comerlos después! ―dijo Drako.

―¡Esperad! ¡Mirad allá lo que esta clavado en mi vara!

―¡Oh…!, si es uno de los animales, corramos a ver ―corriendo llegaron y vieron a uno de los animales clavados en la vara de Hulk.

―Y…, ¿cómo lo hiciste tú?, si tú, no tenías que cazar, solo debías espantar a los animales, nada más.

―¡Ja, ja, ja!, sabía, que vosotros no los cazaríais y lo cacé yo por vosotros.

―¿Cómo que tú lo sabías? ¿Quién te lo dijo? ―preguntó Drako, rascándose la cabeza.

―¿Quién crees que se lo va a decir, Drako?, ¿no sabes que es el Chamán y habla con los espíritus? ―dijo Elsa, agitando la mano.

―¡Uhm…!, veo Elsa, que lo has acertado. Aquí el Chamán soy yo, y nadie más habla con los espíritus ―respondió Hulk, levantando la cabeza para hablar.

―¿Por qué nos mandas a cazar, si tú no necesitas a nadie para hacerlo? ―dijo Drako.

―Y…, a la hora de comer ¿la querréis comer vosotros también?, o la comeré yo solo ―respondió.

―¡Ey…!, que a nosotros también nos gusta esa carne ―respondió Cala.

―Bu…Bueno, ¡cargad el animal sobre una camilla y prosigamos caminando! ―dijo Hulk.

Poco después, pasaron cerca de unas altas hierbas y Hulk dijo:

―Ve y recoge un montón de hierbas olorosas de las que hay junto a esas altas hierbas y ponlas sobre el animal muerto, así evitaremos que algún animal huela el cadáver que llevamos y nos lo quiera quitar.

Después de una breve pausa prosiguieron caminando no lejos de donde el río corría hacia la Gran Charca.

Caminaron durante casi un cuarto de jornada y Hulk dijo:

―¡Busquemos un sitio para comer y pasar la noche!

―¡Allá se ven muchas piedras amontonadas! ¿A ver si también hay alguna cueva? ―dijo Cala, que tenía buena vista.

―¡Vayamos a ver! ―dijo Hulk.

Vieron que aquel era un buen lugar para acampar, aunque, cueva no vieron ninguna por mucho que miraron por todas partes.

―¡Preparad el fuego aquí! ―dijo Hulk, señalando un buen lugar para acampar.

Delante de ellos se veían nuevamente muchos árboles y matorrales que les obligarían a caminar otra vez en fila.

―¡Uf! ¡Mirad allá cuantos árboles hay!, será difícil caminar por allí ―dijo Buck, sentándose sobre una de las piedras que habían colocado cerca del fuego.

―¿Quién se encarga de descuartizar al animal? ―preguntó Hulk.

―¡Yo, yo lo haré, a ver cómo tiene las entrañas! ¡Mmmm! ―dijo Elsa, con el cuchillo en la mano.

―Buck, detrás de ti se ven palos buenos para insertar, ¡coge uno para cada uno! ―dijo Drako, señalando el sitio.

―¡Ah…!, ¡sí!, ¡ya los veo ya! ―respondió Buck.

―¡Haz los trozos bien grandes Elsa, que tengo mucha hambre! ―dijo Drako, relamiéndose la boca.

―¡Comes más que cazas, Drako! ―dijo Cala, riendo.

―¡Uf…!, mira quien fue a hablar, la que casi me clavó a mí su vara en vez de clavarla al animal.

Todos empezaron a reír, excepto Cala que, sin poderse aguantar, poco después, empezó a reír también.

―¡Están bien de grandes los trozos así! ―dijo Elsa, dándole el primer trozo de entrañas a Hulk.

―Sí, sí, continua así con los otros trozos ―dijo Drako, paseando la lengua por fuera de la boca.