ESCENA SEGUNDA
Entran Lucifer y Caín.
CAÍN
¡Qué callados, qué extensos se me antojan
estos mundos sombríos e incontables,
porque parecen ser más de uno sólo
y con más habitantes todavía
que los orbes extensos, luminosos [5]
que antes pudimos ver, cruzando el aire,
tan bellos, tan compactos, tan iguales
a habitantes de un cielo inconcebible
más que a cosas que están predestinadas
a albergar algún día a muchos pueblos; [10]
vi su condensación y crecimiento
al acercarme más; vi la infinita
y palpable materia preparada
más para ser sostén de muchas vidas,
que para ser en sí vida ella misma. [15]
Pero aquí todo son sombras y ocasos
que parecen hablar únicamente
de un día que pasó.
LUCIFER
Este es el reino
donde impera la muerte. ¿Desearías
que para ti estuviera ya presente? [20]
CAÍN
Como ignoro lo que es, por el momento
no puedo contestar. Mas si es aquello
de lo que suele hablar en sus sermones
mi padre con horror, se trata, entonces...
¡No me atrevo a pensar, oh Dios, en ella! [25]
¡Maldito el que inventó tan triste vida
que debe conducirnos a la muerte!
¡O el que no puede hacer que la materia
conserve lo que hay vivo dentro de ella,
debiéndolo entregar sin más remedio [30]
hasta el más inocente!
LUCIFER
Lo que dices
supone maldecir a Adán, tu padre.
CAÍN
Al hacerme nacer, ¿no me maldijo?
Y antes de nacer yo, ¿no hizo lo mismo
al comer, tan audaz, aquella fruta? [35]
LUCIFER
Os habéis mutuamente maldecido
tu padre Adán y tú; eso es muy cierto,
pero ¿y tu hermano Abel y tu retoño?
CAÍN
Habrán de compartir el anatema.
¡Su hermano y padre soy! Lego mi herencia. [40]
¡Oh, dominios sin fin, reinos umbríos
de flotantes espectros y figuras
perceptibles o no, mas todas ellas
potentes, melancólicas, decidme:
¿qué sois? ¿Vivas estáis o habéis vivido? [45]
LUCIFER
Las dos cosas, habrán de responderte.
CAÍN
¿Qué es, entonces, la muerte?
¿No os ha dicho
aquel que os fabricó que hay otra vida?
CAÍN
Nada nos dijo, no, si exceptuamos
que todo ha de morir.
LUCIFER
Acaso un día [50]
habrá de revelaros el secreto.
CAÍN
¡Oh, qué dichoso día!
LUCIFER
¡Sí! ¡Dichoso!:
una revelación entre agonías
y que habrá de imponer otras eternas
a quienes todavía no nacieron, [55]
átomos inconscientes a millares
que sólo con tal fin serán formados.
CAÍN
¡Qué son esos fantasmas formidables
que ahora observo flotando en torno mío?
Su forma no es igual a la de aquellos [60]
a los que vi rondar el paraíso,
nuestro llorado hogar, inaccesible.
No tienen forma de hombres semejante
a lo que observo en mí o en mis hermanos,
ni como mi mujer ni mi progenie. [65]
Y sin embargo tienen un aspecto
que, sin ser semejante al de los hombres
o al que muestran los ángeles, parece
ser algo superior a los primeros:
arrogantes, altísimos, hermosos, [70]
repletos de poder y, sin embargo,
de forma inexplicable, porque nunca
otros iguales vi. Ni tienen alas,
cual las de un serafín, ni rostro humano,
ni forma de animal muy poderoso. [75]
Pero son tan potentes y tan bellos
como el que más poder y más belleza
pudiera lucir hoy. Y, sin embargo,
parecen tan distintos, que es difícil
decir de ellos que son seres vivientes. [80]
LUCIFER
CAÍN
¿Dónde?
LUCIFER
En ese suelo
en donde vives tú. Eso que dices
a veces que es tu tierra.
CAÍN
No es posible.
El primero es Adán.
LUCIFER
Sí, de los tuyos,
pero de éstos más bien es el postrero, [85]
pese a ser tan ruin y miserable.
CAÍN
Pues, ¿qué fueron entonces?
Seres vivos
altos, inteligentes, buenos, graneles,
superiores a Adán en todo punto
y a cuanto en el Edén hubo existido, [90]
lo cual es superior a lo que un día,
tras de sesenta mil generaciones,
será la humanidad vil, decadente,
comparada contigo y con tu prole,
cuya debilidad juzgar podrías [95]
viendo tu propia carne.
CAÍN
¿Y se murieron?
LUCIFER
Sobre su tierra, sí, de igual manera
a como pasarás sobre la tuya.
CAÍN
¿La mía fue la de ellos?
LUCIFER
Sí, muy cierto.
CAÍN
Pero no como es hoy, pobre y angosta [100]
para albergar a seres semejantes.
LUCIFER
También eso es verdad. Era más bella.
CAÍN
Pero ¿por qué cayó?
LUCIFER
Esa pregunta
se la tienes que hacer a quien cayera.
CAÍN
Sí, pero ¿cómo fue?
LUCIFER
Por la más cruda [105]
y veloz destrucción, por el desorden
de elementos indómitos que a un mundo
hundieron en un caos, igual que de otro
un mundo resurgió; tales sucesos
son raros en el tiempo, mas frecuentes [110]
allí en la eternidad. Sigue y contempla
de un tiempo ya pretérito la imagen.
CAÍN
¡Me llena de pavor!
LUCIFER
Es verdadera.
Los fantasmas que ves fueron otrora
materiales también.
CAÍN
¿Y en el futuro [115]
habré de ser igual que ahora son ellos?
LUCIFER
Habrás de formular esa pregunta
a Aquel que te formó. Yo solamente
te enseño a quienes fueron tus ancestros;
viéndote a ti sabrás lo que éstos eran, [120]
aunque en grado inferior, siempre de acuerdo
con lo que son en sí tus sentimientos,
minúscula porción de su elevada
y clara inteligencia, en consonancia
con su ser inmortal. Lo que vosotros [125]
hoy tenéis en común con los que fueron
es el hecho de estar por ahora vivos;
luego será la muerte lo que os una.
Tus virtudes restantes, tan mezquinas,
son las que corresponden a reptiles [130]
engendrados del fango sumergido
de un potente universo aniquilado,
reducido a un planeta sin relieves
y habitado por seres cuyo goce
era sólo vivir, pese a estar ciegos... [135]
Paraíso sumido en la ignorancia,
donde estaba la ciencia suprimida,
cual veneno mortal. Pero contempla
lo que fueron o son esas criaturas
superiores a ti. Si te incomodan, [140]
aún puedes regresar a tus labores,
a cultivar la tierra que has dejado,
pues te he de devolver sin daño alguno.
CAÍN
¡No! ¡Quiero estar aquí!
LUCIFER
¿Cuánto?
CAÍN
Por siempre.
Pues si debo volver desde la tierra [145]
prefiero estar ya aquí desde este instante;
cuanto en el polvo vi tedio me causa;
déjame, pues, morar con los espectros.
LUCIFER
Eso no puede ser. Lo que estas viendo
es sólo una visión, aunque certera. [150]
Para poder vivir en tal morada
habrás de atravesar lo que estos seres
traspasaron un día ya lejano:
las puertas de la muerte.
CAÍN
¿Por qué puerta
hemos entrado entonces?
LUCIFER
¡Por la mía!, [155]
mas sólo a condición de que salgamos;
a tu aliento mi espíritu sostiene,
pues nadie, excepto tú, está respirando.
Contémplalo tan sólo; no pretendas
vivir donde no puedes todavía, [160]
aunque podrás hacerlo tras tu muerte.
CAÍN
¿Tampoco pueden ellos algún día
regresar otra vez a nuestra tierra?
LUCIFER
Lo que su tierra fue, hoy ya no existe;
tanto llegó a cambiar que no podrían [165]
reconocer tal vez paraje alguno
de la costra que ha poco se ha formado,
no endurecida aún. ¡Oh, qué belleza!
¡Qué hermoso mundo fue!
CAÍN
Lo es todavía.
No es con la tierra, no, aunque he de ararla, [170]
con quien en guerra estoy: es ver que nada
de cuanto hermoso cría lo consigo
sin mucho trabajar; es ver que nunca
podré saciar la sed de mis problemas,
que suman más de mil, bebiendo ciencia, [175]
que no puede aliviar todos los miedos
causados por la muerte y por la vida.
LUCIFER
Ese mundo que ves no es sino sombra
de lo que antaño fue pero hoy no existe.
CAÍN
Y esos seres enormes, cual fantasmas, [180]
menos inteligentes que los otros
que antes vimos pasar (así parecen),
semejantes en algo a los salvajes
que moran en las selvas de la tierra
y rugen en los bosques más oscuros, [185]
de tamaño mayor unas diez veces
en altura y horror, más elevados
que el muro del Edén, sólido y grande,
que guardan querubines, cuyos ojos
relucen cual flamígeras espadas [190]
y colmillos cual árboles desnudos,
sin ramas ni cortezas... ¿qué eran éstos?
LUCIFER
Lo que es ahora el mamut en tu planeta,
aunque de éstos encuentras por millares
debajo de tu suelo.
CAÍN
Mas no encima. [195]
LUCIFER
Nadie sobrevivió. Mas si tu raza,
con su fragilidad, los combatiera,
la maldición de nada serviría,
porque pronto sería aniquilada.
CAÍN
Pero, ¿por qué luchar?
LUCIFER
Has olvidado [200]
la terrible sentencia que a tu raza
expulsó del Edén; guerra con todos
y muerte universal e imperdonable;
para la mayoría, enfermedades,
amarguras y lágrimas: son frutos [205]
del árbol de la ciencia que os prohibieron.
CAÍN
Pero, ¿todo animal condena sufre?
¿Comieron del frutal y morir deben?
LUCIFER
Os dijo el Hacedor que fueron hechos
tan sólo para el hombre; en consecuencia, [210]
comparten vuestra suerte. ¿Es preferible
que la tengan mejor, siendo inferiores?
Sin la falta de Adán, los animales
seguirían en pie, con vida eterna.
CAÍN
¡Ay, progenie infeliz, sin esperanza!, [215]
que habréis de compartir la misma suerte
de nuestro padre Adán, sin que ninguno
compartiera también la fruta aquella,
sin disfrutar la ciencia que compraran
con un precio tan alto. Mintió el árbol [220]
prometiendo un saber que no tenemos.
La muerte por la ciencia no es mal trato,
mas ¿qué saben los hombres tras el trueque?
LUCIFER
Tal vez la muerte os guíe hasta la ciencia
segura y superior, porque transmite [225]
el más cierto saber de los saberes:
que tenéis que morir; no mintió el árbol:
verdadera y mortal era su ciencia.
CAÍN
Soy capaz de atisbar estos dominios,
pero ignoro qué son.
LUCIFER
Porque tu muerte [230]
está lejos aún, y la materia
no puede comprender enteramente
lo propio del espíritu; con todo,
no está mal que conozcas su existencia.
CAÍN
Nosotros ya sabíamos que hay muerte. [235]
LUCIFER
Mas no lo que se esconde detrás de ella.
CAÍN
Tampoco ahora lo sé.
LUCIFER
No, pero sabes
que hay un estado más, muchos estados,
además del presente donde vives.
Esta mañana misma lo ignorabas. [240]
CAÍN
¡Pero es todo tan negro y tenebroso!
LUCIFER
Conténtate; verás mucho más claro
cuando seas inmortal.
CAÍN
¿Qué es esa inmensa,
ilimitada y líquida llanura
de refulgente azul, que flota lejos [245]
y agua parece ser, pues se me antoja
el río que, al manar del paraíso,
baña incluso el lugar en donde vivo?
Aunque este mar de aquí no tiene orillas
y es su color etéreo...
LUCIFER
Todavía [250]
hay algo similar allá en la tierra,
aunque es muy inferior; cerca del mismo
deberán habitar tus descendientes...
El fantasma de un mar es lo que observas.
CAÍN
Un mundo diferente me parece, [255]
un derretido sol; ¿y esas criaturas
extrañas que sostiene con gran fuerza
sobre su luminosa superficie?
LUCIFER
Sus moradores son los leviatanes,
que perecieron ya.
¿Y esa serpiente [260]
que levanta su crin húmeda y tiesa,
su cabeza el abismo superando,
aún diez veces más alta que los cedros,
que podría enroscar con sus anillos
los orbes que veíamos ha poco... [265]
¿No es del género igual a la del árbol
que había en el Edén?
LUCIFER
Eva, tu madre,
puede mejor que yo decir qué clase
de sierpe la tentó.
CAÍN
Esta produce
demasiado terror. Mucho más bella [270]
debió aquélla de ser.
¿Nunca la viste?
CAÍN
De su especie sí he visto a muchas otras
(por lo menos así me lo dijeron);
mas en concreto nunca vi a la misma
que la fruta fatal brindó a mi madre. [275]
LUCIFER
¿Tu padre no la vio?
CAÍN
No, fue mi madre
quien ejerció el papel de tentadora
y a la que antes tentó la sierpe aquella.
LUCIFER
¡Ay, qué inocentes sois! Vuestras mujeres
a tus hijos y a ti van a incitaros [280]
a hacer cosas distintas, novedosas.
Cuando llegue ese instante, ten por cierto
que al que antes las tentó ya conocíais.
CAÍN
Ha llegado muy tarde tu advertencia,
porque esas listas sierpes ya no tienen [285]
nada con qué tentar a las mujeres.
LUCIFER
No. Quedarán por cierto algunas cosas
a las que la mujer al hombre puede
inducir todavía, y también luego
el hombre a la mujer. ¡Piensen tus hijos! [290]
Mi consejo es leal, puesto que a costa
de mí mismo lo doy; mas, ciertamente,
como no ha de seguirse, nada pierdo.
CAÍN
No llego a comprender lo que me dices.
LUCIFER
Entonces, feliz tú. Sois todavía [295]
tu mundo y tú muy jóvenes. Te tienes
por el más criminal y desdichado.
CAÍN
Es posible que no, respecto al crimen,
mas respecto al dolor, bien lo he sentido.
LUCIFER
¡Primogénito tú del primer hombre! [300]
El estado en que estás es de pecado,
porque tú eres el mal y, como sufres,
también es de dolor. Y, pese a todo,
vives en el Edén de la inocencia
si te has de comparar con el estado [305]
en que te habrás de hallar dentro de poco,
y ese estado, a su vez, Edén parece,
respecto al que tendrá tu descendencia
cuando transcurran mil generaciones,
como liviano polvo acumuladas [310]
(pues sólo han de añadir polvo y más polvo).
Volvamos a la tierra.
CAÍN
¿Me has traído
para hacerme saber eso tan sólo?
LUCIFER
¿No buscabas la ciencia?
CAÍN
Ciertamente,
pues pienso que me hará feliz tenerla. [315]
LUCIFER
Si lleva la verdad a la alegría,
alegre habrás de estar, porque la tienes.
CAÍN
Luego al prohibir el árbol de la ciencia
hizo muy bien el Dios de nuestros padres.
LUCIFER
Hubiese hecho mejor en no plantarlo, [320]
mas no salva del mal ni tan siquiera
la ignorancia del mal; en cualquier caso,
se tiene que llevar en su corriente
una parte de todo.
CAÍN
No de todo.
No lo puedo creer. ¡Es imposible! [325]
Pues tengo sed de bien.
LUCIFER
¿Quién no la tiene?
¿Quién sabiendo su fin triste y amargo
anhelaría el mal? ¡Nadie! ¡Ninguno!
Mas es la inevitable levadura
de todo en general, sea inerte o vivo. [330]
CAÍN
En los orbes espléndidos que vimos,
lejanos, sin final y deslumbrantes,
antes de penetrar en estos reinos
fantasmales, el mal entrar no puede,
por su belleza enorme.
LUCIFER
Pues lo has visto [335]
de lejos nada más.
CAÍN
¿Y eso qué importa?
La distancia creciente sólo puede
su belleza mermar. Más inefables
sin duda lo serán desde más cerca.
LUCIFER
Acércate a los seres más hermosos [340]
de la tierra y pondera su hermosura.
CAÍN
Ya lo hice alguna vez; y, más cercano,
lo más encantador más bello se hace.
LUCIFER
Debe ser ilusión, en ese caso,
porque ¿qué puede ser lo que más cerca [345]
se te antoje mejor que la hermosura
que puedes atisbar allá a lo lejos?
CAÍN
Mi hermana y mi mujer que llaman Ada;
las estrellas del cielo que relucen,
ese profundo azul de noche oscura [350]
bañado por la luz de un astro bello
que parece un espíritu o su sede,
el dorado arrebol de los ocasos,
la salida del sol esplendorosa,
su puesta indescriptible que me anega [355]
los ojos con un llanto triste y dulce,
al verlo descender, porque desciende
mi corazón con él, cual si cruzara
su edén occidental hecho de nubes;
las sombras de los bosques y las ramas; [360]
el trino de algún pájaro armonioso,
que una canción de amor une a los himnos
que entona un querubín, cuando ya el día
los muros del Edén en sombra deja;
todos esos encantos no son nada [365]
para mi corazón, para mis ojos
cuando miro la faz de Ada, mi esposa,
porque aparto la vista de los cielos
para poder mirarla fijamente.
LUCIFER
Es muy hermosa, sí, mas es aquello [370]
que a una frágil mortal en la alborada,
en el florecimiento de la joven
y lozana creación, en los abrazos
de los primeros padres de la tierra
le es dado producir; pero, con todo, [375]
no es más que una ilusión.
CAÍN
por eso así lo juzgas.
LUCIFER
Sólo siento
cordial fraternidad con quienes nunca
podrán hijos tener.
CAÍN
En ese caso,
no tendrás amistad con los mortales. [380]
LUCIFER
Acaso tú serás amigo mío.
Pero tú, poseyendo una belleza
que se encuentra en la cumbre de lo bello,
según tu parecer, ¿por qué estás triste?
CAÍN
¿Y por qué existo yo? ¿Por qué tú mismo [385]
te sientes infeliz? ¿Por qué motivo
toda criatura lo es? ¡Habrá de serlo
hasta el que nos formó, por haber hecho
tanto ser infeliz! Por otra parte,
la enorme destrucción que está causando [390]
no puede ser efecto de la dicha.
Llama mi padre a Dios omnipotente,
mas ¿por qué existe el mal si él es tan bueno?
Así responde Adán a mi pregunta:
porque ese mal tan sólo fue el camino [395]
que condujo hasta el bien. ¡Raro bien ese
que a su opuesto mortal debe el origen!
Un corderito vi no ha mucho tiempo
al que mordió un reptil; el pequeñuelo
en el suelo yacía tembloroso [400]
con la boca espumante ante el balido
inútil de su madre trastornada.
Mi padre fue a cortar hierbas al monte
y con ellas curóle aquella herida,
recuperando el pobre a duras penas [405]
la vida que a dejarlo comenzaba.
Alzóse por mamar cálida leche
de su trémula madre, que lamía
sus miembros renacientes, ya gozosa.
Entonces dijo Adán: ¡Mira, hijo mío!: [410]
puede brotar del mal el bien buscado.
LUCIFER
Y ¿qué dijiste tú?
CAÍN
Nada, calléme,
por respeto a mi padre, mas pensaba
que mucha mejor suerte hubiera sido
para aquel animal no ser mordido, [415]
que no recuperar su corta vida
a costa de agonías indecibles,
aunque por los antídotos salvada.
LUCIFER
Dijiste que amas más que a ningún otro,
de entre los seres todos que más quieres, [420]
a tu hermana y mujer, la que contigo
la leche de tu madre mamó un día
y que hoy da de mamar a tus retoños.
CAÍN
Es verdad, ¿qué sería yo sin ella?
LUCIFER
¿Qué soy yo?
CAÍN
¿Es que amor por nadie sientes? [425]
LUCIFER
¿A quién ama tu Dios?
CAÍN
A cuanto existe,
según dice mi padre, pero pienso
que distribuye mal ese cariño.
LUCIFER
Y, sin embargo, tú saber no puedes
si tengo amor o no, pues no ves nada, [430]
excepto un general y gran designio,
dentro del cual las cosas singulares
se habrán de derretir como las nieves.
CAÍN
¿Qué son las nieves?, di.
LUCIFER
¡Qué afortunado
eres al ignorar lo que algún día [435]
habrá tu descendencia más lejana
de padecer! Caliéntate entretanto
bajo un clima que ignora los inviernos.
CAÍN
¿Y no sientes amor por ser alguno
que se parezca a ti?
LUCIFER
¿Sientes acaso [440]
amor hacia ti mismo?
CAÍN
Sí, mas amo
con más intensidad a la que logra
hacer mis sentimientos soportables,
y es mucho más que yo porque la adoro.
LUCIFER
La adoras porque es bella, como hermosa [445]
parecióle a tu madre la manzana;
mas cuando llegue un día en que no sea,
tu amor terminará seguramente.
Siempre sucede así a los apetitos.
CAÍN
¿Dejar de ser tan bella? ¿Cómo es eso? [450]
LUCIFER
Con el paso del tiempo.
CAÍN
Ya ha pasado,
y, sin embargo, Adán y Eva, mi madre,
son hermosos aún; no tan hermosos
como Ada y los celestes serafines,
pero muy bellos sí.
LUCIFER
Pues su belleza [455]
en ellos pasará. Lo mismo en Ada.
CAÍN
Mucho lo sentiré, mas no concibo
que este ferviente amor hacia mi esposa
acabe cuando se aje su hermosura.
Pienso que el Hacedor de la belleza [460]
perderá más que yo viendo sus obras
ajarse y perecer llegado un día.
LUCIFER
Siento pena por ti, pues veo que adoras
lo que habrá de morir tarde o temprano.
CAÍN
También te compadezco porque no amas. [465]
LUCIFER
¿No hay en tu corazón para tu hermano
un lugar especial? ¿Es que no lo amas?
CAÍN
¿Cómo no voy a amarlo? ¡Por supuesto!
LUCIFER
¡Y a tu padre también!, pues tu Dios le ama.
CAÍN
Yo siempre lo querré.
LUCIFER
Tu acción es buena, [470]
prenda de mansedumbre.
CAÍN
¿Mansedumbre?
LUCIFER
De carne ya mortal nació el segundo,
pese a lo cual tu madre lo prefiere.
CAÍN
Recoja su favor, pues de ella obtuvo
la serpiente el favor antes que de otros. [475]
LUCIFER
¿Y el favor de tu padre?
CAÍN
¡Qué me importa!
¿Por qué no amar a aquel que todos aman?
LUCIFER
Y el Señor indulgente y bondadoso
que plantó el paraíso y Jehová llaman
también contempla a Abel entre sonrisas. [480]
CAÍN
Ignoro si sonríe. No lo he visto.
LUCIFER
Pero has visto a sus ángeles.
CAÍN
Muy poco.
LUCIFER
Bastante para ver que hacia tu hermano
sienten un gran amor y que aceptados
sus sacrificios son.
CAÍN
¡Pues que los sean! [485]
¿Por qué me cuentas esto?
LUCIFER
Porque antaño
ya lo pensaste tú.
CAÍN
Si lo he pensado,
¿para qué recordar lo que mi mente...?
(Se detiene como agitado)
¡Espíritu!, es tu mundo donde estamos;
no me hables, pues, del mío; me has mostrado [490]
inefables portentos junto a seres
que, antes de ser Adán, ya caminaban
por la tierra, robustos, de los cuales
residuos solamente parecemos.
Mil estrellados mundos he observado [495]
de los que el nuestro sólo es un opaco
compañero distante, indistinguible
en esa infinitud; me has enseñado
las numerosas formas que reviste
esa horrible existencia que mi padre [500]
designa como muerte. He contemplado
muchas más cosas, sí, pero no todo.
Donde habita Jehová no me has mostrado,
su especial paraíso, su escondite,
o aquel donde tú estás. ¿Dónde se encuentra? [505]
LUCIFER
Se encuentra aquí, extendido en el espacio.
CAÍN
Pero tendréis también una morada,
igual que todo ser, cual nuestro barro
tiene como mansión la tierra toda
y tienen habitantes otros mundos. [510]
Las criaturas vivientes, temporales
residen en sus propios elementos
y los que tiempo atrás ya terminaron
de respirar con nuestro mismo aliento
tienen el suyo aún, como dijiste. [515]
¿Dónde mora Jehová? ¿Cuál es tu casa?
¿No compartís los dos igual morada?
LUCIFER
Reinamos juntamente, mas las sedes
difieren entre sí.
CAÍN
¡Cuánto lamento
que no reine uno sólo de vosotros; [520]
la unidad de propósitos podría
juntar los elementos que parecen
combatir en indómita tormenta.
¿Y cómo siendo espíritus tan sabios,
poderosos, sin fin, habéis querido [525]
separaros un día, siendo hermanos
por la comunidad de vuestra ciencia,
por vuestro mismo ser y vuestra gloria?
LUCIFER
¿Acaso tú y Abel no sois hermanos?
CAÍN
Para siempre los dos hemos de serlo; [530]
mas, de no ser así, ¿sucedería
lo mismo en el espíritu y la carne?
Pues ¿cómo puede ser que haya un combate
de lo que es inmortal con lo infinito,
que llena de dolor todo el espacio? [535]
¿Por qué?
LUCIFER
Para reinar.
CAÍN
Pero ¿no dices
que sois ambos eternos?
LUCIFER
Sí.
CAÍN
Y aquella
azul inmensidad que vi de lejos,
¿no carece de límites?
LUCIFER
Es cierto.
CAÍN
¿No podríais reinar entonces ambos?
¿Por qué, pues, combatís? ¿No es suficiente? [540]
LUCIFER
Gobernamos los dos.
CAÍN
Pero uno sólo
es el que causa el mal.
LUCIFER
¿Quién?
CAÍN
¡Tú! Si puedes
hacer al hombre bien, ¿por qué no lo haces?
LUCIFER
¿Por qué no lo hace aquel que os ha formado? [545]
Quien os hizo no soy. Dalo por cierto.
No sois criaturas mías, sino suyas.
CAÍN
Deja, entonces, en paz a sus criaturas
o muéstrame al momento las mansiones
que uno y otro habitáis.
LUCIFER
Muy bien podría [550]
enseñarte las dos, mas te aseguro
que una de ambas verás, llegado un día,
y en ella vivirás eternamente.
CAÍN
¿Y ahora no puede ser?
LUCIFER
Tu mente humana
apenas abarcó lo que he mostrado [555]
con claro pensamiento; ¿y tú pretendes
la grandeza alcanzar de estos misterios?
¡Contemplar a la vez los dos principios
y en sus sedes recónditas mirarlos!
Limita tu ambición, ¡polvo!, ¡si vieras [560]
cualquiera de los dos, perecerías
en ese instante mismo!
CAÍN
Muera entonces,
y así serenamente podré verlos.
LUCIFER
Esas palabras son propias del hijo
de la osada mujer que comió el fruto [565]
vedado del saber. Pero tú sólo
podrías sucumbir. Mirarlos, nunca.
Esa visión se obtiene en otro estado.
CAÍN
¿El estado al que accedes tras la muerte?
LUCIFER
Su preludio es la muerte.
CAÍN
Si eso es cierto, [570]
no la habré de temer desde este instante
porque sé que, al final, ha de llevarnos
a un concreto lugar.
LUCIFER
Y ahora a tu mundo
te quiero conducir, pues en él debes
multiplicar de Adán la triste raza [575]
comer, beber, temblar, constantemente,
reír, llorar, dormir y morir luego.
CAÍN
¿Con qué finalidad me has enseñado
tantas cosas aquí?
LUCIFER
¿No me pedías
la ciencia y el saber? Y con aquello [580]
que a tus ojos mostré, ¿no te he enseñado
a mejor conocerte?
CAÍN
No soy nada.
LUCIFER
Así debe de ser la ciencia humana:
conocer tu mortal naturaleza,
tu pura nulidad; dilo a tus hijos, [585]
enséñales tal ciencia, pues con ella
evitarán tormentos a millares.
CAÍN
Hablas con altivez, ser orgulloso,
mas, pese a tu altivez tan indomable,
tienes un superior.
LUCIFER
¡No! ¡Por el cielo [590]
donde aquel es Señor! ¡Por el abismo
y por la inmensidad de orbes y vidas
que gobernamos juntos! Reconozco
que tengo un Vencedor, mas no me inclino
ante alguien superior. Mil homenajes [595]
de todos recibió, mas nunca el mío;
combato contra él como luchaba
un día en lo más alto de los cielos.
Toda la eternidad, el insondable
abismo de la muerte, los dominios [600]
del espacio sin fin, la nunca exhausta
infinitud de siglos, todo, todo
se lo he de disputar. ¡Mundo por mundo,
estrella por estrella, y universo
también por universo! Temblorosos [605]
deberán oscilar en la balanza
hasta que llegue el fin de ese combate;
si es que puede acabar, pues no lo haría
sino con él o yo a la nada vueltos.
¿Y quién a un inmortal extinguiría? [610]
¿Quién podría apagar nuestro odio mutuo?
El, como vencedor, a su vencido
ha de llamarlo el mal. Pero ¿qué cosa
habrá de ser el bien que él os otorgue?
Sólo de vencer yo, podrán sus obras [615]
considerarse un mal. Pero a vosotros,
novísimos mortales que ha bien poco
acabáis de nacer, ¿cuáles han sido
las cosas que os donó en tu parvo mundo?
CAÍN
Muy pocas y hasta amargas muchas de ellas. [620]
LUCIFER
Vuelve conmigo, pues, a vuestra tierra
y prueba allí las dádivas celestes
que os habrá de entregar. Por propia esencia
tanto el bien como el mal son realidades,
no son un bien o un mal por el Donante. [625]
Llamadle bondadoso si os da bienes,
mas no le deis el mío si os da males.
Hasta que conozcáis mejor la fuente,
por los frutos juzgad, no por palabras,
aun siendo de un espíritu; es lo justo. [630]
La manzana fatal os ha otorgado
un formidable bien que razón llaman.
No dejéis que se rinda ante el tirano,
ni ante una ciega fe contraria a todo
sentido o sentimiento sofocados. [635]
Pensad y resistid...; formaos un mundo
íntimo, impenetrable en vuestro pecho,
frente a todo lo eterno inexpugnable.
Así conseguiréis aproximaros
a la espiritual naturaleza [640]
y ganar en la lid contra la vuestra.
(Desaparece)