[608-610]. Compárese esto con el desafío de Satán en El Paraíso perdido, I, 137 y siguientes: «¿Qué importa fracasar en la batalla? No todo se perdió si mantenemos esta sed de venganza y este empuje, el odio sin final y esta entereza que no se ha de rendir ni someterse. ¿Quién puede proclamar que me ha vencido? Nunca me ha de impedir gozar mi gloria su potente furor...».<<