LA MASTURBACIÓN
La masturbación es lo contrario del sexo grupal. Se la llama también «vicio de Onán» y «pecado solitario». La segunda denominación sólo es adecuada si no está acompañado por otros vicios, como las revistas pornográficas, los videos de clasificación X y el cine erótico, tres pecados que suelen ir de la mano de la masturbación. De la otra mano, es decir.
En cuanto al tal «vicio de Onán», sabemos por la Biblia que Onán no era propiamente dado a la autocomplacencia, sino que, como ciertos corredores de bicicleta, recorría casi toda la etapa en equipo, pero le gustaba llegar a la meta en solitario. El equipo de Onán era ni más ni menos que su cuñada, que había quedado viuda y solicitaba que Onán le echara una mano.
A pesar de la impropiedad de la definición, pues, se conoce a la masturbación como onanismo. Cuando el abuso de esta práctica impide que el adolescente crezca, se llama enanismo.
Hay quienes señalan a la masturbación como «mal de Robinson». El pobre náufrago la definía como «bien de Robinson».
La masturbación tiene otra denominación popular muy difundida, que se origina en el antiguo relleno de los colchones, sobre los que se realizaba la mayoría de estos actos de amor propio. Más tarde ese relleno fue reemplazado por la lana, y se llamó al autoerotismo «hacerse la lana». Actualmente, y a raíz de la llegada de los materiales plásticos, la Real Academia Española ha aceptado la forma «hacerse el poliuretano».
Durante el siglo XIX los padres intentaban desalentar la masturbación, por lo que obligaban a sus hijos a usar camisas de fuerza y guantes metálicos. Los médicos recomendaban a los padres envolver a los hijos en sábanas mojadas y frías y atarles las manos a los postes de la cama. Aunque, para ser sinceros, también los médicos y los padres debían atarse las manos a los postes de la cama, usar camisas de fuerza y envolverse en sábanas frías.
Como manera de conocer las propias capacidades sensoriales, la masturbación ofrece una interesante oportunidad de educación: las personas que pasan mucho tiempo de obligado aislamiento, como los presos, marineros, astronautas y religiosos, suelen ser personas muy educadas.
Para la Iglesia, la masturbación es un pecado. La Iglesia considera que el sexo es algo muy delicado, y se opone a que sea manoseado.
Existen muchos mitos acerca de la masturbación y todos ellos son falsos. La masturbación no puede causar problemas a nadie, mientras no se la realice en lugares públicos. Tampoco existe evidencia de que la masturbación conduzca a alguna forma de enfermedad mental: sólo se ha comprobado que algunas personas que se masturban muy frecuentemente tienden a repetir palabras y a repetir palabras.
No hay un estándar aceptado por los médicos que determine cuándo la masturbación es excesiva. Pero si usted la está realizando en este preciso momento, le rogamos que, por respeto, preste un poco de atención a lo que lee. Nosotros no queremos estar haciendo lo mismo que usted hace, pero por escrito.