Capítulo 44

Gabriel se hallaba parado frente a sus padres y al jerarca Johan, de la mano de Aniel. Se habían reunido para discutir las últimas decisiones que Aniel y Gabriel habían tomado respecto al futuro que debían afrontar de ahí en más.

––Quiero manifestar mi agradecimiento a los jerarcas de la Orden Superior por haber levantado los cargos contra mí ––exclamó Gabriel a los presentes––. Y me siento en verdad honrado con las nuevas tareas que me han sido asignadas. Por un lado, poder trabajar con el octaedro sagrado activado junto a mi señora álmica silverwalker y, por el otro, ser una especie de mentor para ella, que me permitirá ayudarla a desempeñar su nuevo rol como silverwalker dentro de la casta y la Estirpe.

»Pero para que ambos podamos desempeñar nuestras tareas de manera conjunta, hace falta que nos reunamos en un mismo plano de existencia. Por lo expuesto, acudo a mi derecho, como miembro de la Estirpe de Plata, de enviar a la multidimensionalidad la solicitud de abandonar la dimensión de la materia para regresar a ella y poder permanecer junto a mi señora álmica.

––Y ambos están de acuerdo. ––Más que una pregunta de la madre de Gabriel, parecía una afirmación.

––Sí ––respondieron los dos. Y Gabriel continuó––: Aniel y yo nos hemos reconocido y estamos dispuestos a vivir como silverwalkers al servicio de la Estirpe, pero juntos y desde la multidimensionalidad. Las profecías se han cumplido.

El jerarca Johan contempló a Gabriel con intenso respeto. Parecía admirar la seguridad y templanza del caminante. Luego dirigió su mirada a Aniel.

––Antes de proseguir, quiero decirte algo a ti, nieta mía.

––Lo que desees, abuelo.

––El que le pidió a tu madre no intervenir hasta que cumplieras tus veintitrés años he sido yo. —Aniel lo miró con los ojos grandes, sorprendida––. Yo sabía acerca de tu futuro con el guerrero Gabriel y tu misión como silverwalker ––continuó––, y por ello era imperante que todo el proceso de reconocimiento lo pasaras sola, para embeberte de sus enseñanzas. Nadie más que tú y tu señor álmico podían hallar las verdaderas respuestas. Espero de verdad que sepas disculparme.

Aniel sonrió.

––Sé que has actuado pensando en mi bienestar, abuelo. Y te doy las gracias por ello.

El jerarca asintió con la cabeza, satisfecho con la respuesta de su nieta.

––Pero ahora tengo algo más para anunciarles. ––Gabriel y Aniel se contemplaron expectantes y luego dirigieron una mirada cautelosa al jerarca. Ya habían pasado por tanto que no deseaban más sorpresas alarmantes––. No hace falta que vengas aquí ––dijo este, mirando a Gabriel.

––¿Qué quiere decir? ––preguntó el caminante sin comprender.

––Lo que acabo de expresar en forma literal.

––Nadie me alejará de Aniel. No volveré a la realidad física ––advirtió Gabriel de manera grave y rotunda.

––No hablo de separarlos ––explicó el jerarca. Los ojos de los señores álmicos se cubrieron de un destello de esperanza.

––¿Y cómo podríamos estar juntos, abuelo? ––preguntó Aniel con un tono de voz que parecía una súplica. Su abuelo le sonrió con extrema dulzura.

––Si tú vuelves a la vida en la materia.

Gabriel y Aniel se miraron sorprendidos.

––¿Y cómo sería eso posible? ––preguntó el caminante. El jerarca volvió a sonreír y se rascó la cabeza. Luego abrió los brazos hacia los costados.

––El símbolo.

––¿Qué? ––exclamó Aniel, mientras el rostro de Gabriel parecía esculpido en granito.

––El símbolo tiene el poder de devolver la vida a las almas que lo merecen, en el plano que sea solicitado.

––¿El portal? ––interrogó Gabriel aún suspicaz.

––Sí. No solo funciona como un portal de traspaso de almas de la Tierra a la multidimensionalidad, sino también al revés.

––Dios ––susurró Aniel.

––Pero solo debe ser usado en situaciones justificadas. Hay leyes muy severas que regulan este permiso.

––¿Y cómo se establece dicho permiso? ––preguntó Gabriel

––Se reúne un tribunal que decide si esa alma tiene la valía necesaria en la Tierra para continuar con su vida o es mejor que viva en la mutidimensionalidad. Se determina si el karma se cancela y se transforma en un nuevo comienzo.

––Entonces solicito un tribunal para que me evalúe y me permita volver a la materia al lado de Gabriel ––dijo Aniel. Gabriel la abrazó desde atrás, envolviéndola por la cintura con los brazos mientras apoyaba el mentón en su hombro.

––No hace falta que se reúna ningún tribunal ––explicó su abuelo. Gabriel y Aniel contemplaron al jerarca con el ceño fruncido––. Ustedes son los creadores de este portal, así que son ustedes los que deciden qué alma regresa y cuál no.

Aniel giró el rostro para mirar a Gabriel que se irguió sin dejar de abrazarla.

––Lo que nos ha sido legado es muy poderoso ––murmuró el caminante.

––Demasiado. Por eso es que ustedes tienen que mantener un sutil y refinado equilibrio para poder hacer un juicio de este tipo. Y el trabajar como pareja les facilitará dicha tarea ––concluyó el jerarca Johan. Aniel miró a su abuelo con lágrimas en los ojos.

––¿Entonces podría regresar al lado de Gabriel con solo traspasar el portal que hemos creado?

––Sí.

Aniel sonrió de manera deslumbrante y esta vez se desprendió de los brazos de Gabriel para girar y mirarlo de frente.

––¿Piensas que seremos más útiles en la tercera dimensión que en esta, Gabriel?

El caminante la tomó de los hombros.

––Nuestro trabajo como pareja de silverwalkers será de enorme valor si lo hacemos desde la realidad física, Aniel, ya que seremos un ejemplo para los demás caminantes. Además, podremos ayudarlos a comprender el camino del reconocimiento cuando les llegue el momento. ––Gabriel se detuvo de repente y sonrió––. Y otra cosa más, Aniel.

––¿Qué, mi amor?

––Se nos ha dado la sagrada oportunidad de procrear e incrementar la casta de silverwalkers. Es un honor que nos ha sido otorgado después de siglos. Y nada me daría mayor felicidad que el hecho de que estemos juntos en esta nueva tarea como padres. Nuestros hijos nos necesitarán.

Aniel derramó dos lágrimas gruesas. Ese hombre hacía maravillas en ella cuando le hablaba de esa manera.

––Ser padres ––susurró y le devolvió la mirada con una enorme sonrisa––. Regresaré a ti en la materia y comenzaremos a transitar juntos nuestra nueva vida, mi amor.

Los ojos de Gabriel se le humedecieron, ya sin saber cuántas veces había derramado lágrimas en ese día. Le tomó la cara entre las manos y, acercándose, le susurró:

––No solo para ser una silverwalker y una increíble madre, mi ángel, sino también mi esposa.

Las lágrimas de Aniel se derramaron incontenibles ante sus palabras y mirándolo con devoción susurró:

––Será el honor más grande y lo que más deseo, mi dulce león.