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—Lloré mucho, pero lo he superado. No existes para mí.

—Estás perdiendo el tiempo conmigo.

Fueron algunas de las frases que repitió durante el primer cuarto de hora. Parecía un tiovivo. Luego ordené que se calmara y me escuchara. Cinco minutos más tarde, estaba de nuevo relajada y atenta sobre un taburete. Leo había crecido.

Aunque seguía siendo la chica de los Smiths que se embriagaba en el campus de Oxford, su presencia destilaba tristeza y tintes de madurez. Algo me decía que tenía sentimientos hacia mí, quizá lástima, pero ya era algo.

Envidaba a la gente capaz de sentir algo por otra persona.

Hablamos de nuestro año fantasma y de los correos electrónicos que nunca contesté. También me dijo que salió durante dos meses con un chico y no funcionó.

—¿Era mejor que yo? —pregunté.

—Distintas formas de ser.

—Digo en la cama —insistí.

—Qué más da, Cristóbal.

—No. ¿Verdad? Dirías que sí, pues.

—¿Qué cambiaría si te dijera que sí?

—No. Miénteme si es necesario. Más cariñoso, educado o limpio. Vale, eso no importa, pero no concibo a un desconocido follándote mejor que yo —expliqué.

—¿Es lo único que te importa después de todo?

—No. También me preocupaba si estabas bien, y ya veo que sí.

Comimos en un restaurante, pedimos dos platos combinados y vino de la casa. Hablamos de novedades musicales, de mi trabajo como peón de descarga y acerca de sus planes de futuro. Quería hacer un master y estaba ahorrando dinero.

Disfrutamos plácidamente del vino peleón, pedimos más y también un poco de pan. El alcohol burbujeó y lo que en un principio fue una escusa para recuperar su confianza, acabó en viejas historias con finales felices.

Durante la sobremesa, Leo se sinceró. Tenía los carrillos enrojecidos y un brillo travieso en los ojos. Nos miramos durante unos segundos y juntamos los labios. Ella puso su mano en mi entrepierna y me invitó a tomar la última en su casa. Al parecer, sus padres estaban de viaje por Holanda. Sentí en mi rodilla el vaho de sus bragas.

Pasamos la tarde follando y nos dormimos hasta la mañana siguiente.

Por los viejos tiempos.