Cádiz
1816
En esos momentos acude en su ayuda una mujer, Antonia de Salis. No sabemos si era joven o vieja, guapa o fea, amiga de los años en que hizo su primera aparición en Cádiz o nueva admiradora suya. Lo único que nos consta es que era mujer devota de Miranda, una amiga segura y fiel del caraqueño[1].