27

 

 

Jueves, 3 de Noviembre

 

Jose salía de comisaría muy contento. Había recibido de los técnicos la ampliación de la fotografía. Por fin, tenían un cabo cerrado, el motivo del chantaje, la relación entre Blair y Sandrine. Todo estaba en esos papeles que aparecían a un lado de la mesa, en una foto hecha por casualidad.

Había salido al mediodía con intención de invitar a comer a Laura y contarle las novedades. Como era pronto para ir a esperarla a la tienda, decidió ir a buscarla a MediaCorp.

Cuando llegó, ella ya estaba esperándolo delante de la puerta principal, no dejaba de mirar el reloj, se la veía muy estresada.

—Hola. —La saludó y le dio un beso rápido en los labios.

—Vamos, que me están esperando para grabar.

—Ups, perdona. —Jose sabía que aún era muy pronto para que ella saliera, y que tendría que estar un rato esperando en el plató. Pero estaba encantado, siempre le había llamado la atención ese mundillo.

—No te preocupes, todavía quedan unos minutos. —Laura se dio cuenta de que había exagerado un poco.

—Por cierto, estás muy guapa. —Ella le sonrió con dulzura. Acababa de salir de peluquería y vestuario, preparada para la grabación. Lo cogió de la mano y lo arrastró por diferentes pasillos y escaleras.

Cuando llegaron al plató, Jose se quedó alucinado de todo el movimiento y alboroto que había. Gente corriendo de un lado para otro, algunas personas iban medio maquilladas, otras con rulos en la cabeza, los hombres llevaban servilletas como si fueran baberos. Era un caos. Pero ellos continuaron y atravesaron toda esa marabunta de gente.

Al acercarse a la zona donde estaban grabando el programa, todo estaba más tranquilo. Una mujer estaba hablando a la cámara, parecía estar presentando la sección de Laura. Detrás de las cámaras, la gente la observaba en silencio, unos de pie y otros sentados en sillas similares a las que se llevan cuando vas a pasar el día al campo.

—La chica que habla es la nueva presentadora, la que está sustituyendo a Tanya. —Le decía Laura en susurros—. Conduce un programa diario de media hora sobre decoración. Tiene mucho éxito. Luego te la presento.

—Laura. —Alguien la llamaba.

—Te dejo. Me toca. —Le sonrió y le dio un beso en la mejilla.

Laura se colocó en su decorado. Encima de su mesa de trabajo tenía una mesa baja de metacrilato. Una chica regordeta y rubia le retocó el maquillaje de la cara con una gran borla.

—Gracias Marisa. —Le oyó decir.

En ese momento, todo el mundo iba de un lado para otro, colocando cosas en un decorado, quitando cosas de otro, parecía que nadie seguía un orden. Jose pensaba que todo era muy desorganizado, no era como se lo había imaginado, rápido pero metódico.

—Laura, ¿preparada? —Le decía una de las personas que estaba al lado de la cámara. Jose no sabía de quién se trataba. Ella asentía, confirmando que cuando quisieran podían empezar—. Tres, dos, uno. Adelante.

En ese momento, Jose sintió que el silencio se había vuelto a crear a su alrededor, la confusión de hacía unos segundos había desaparecido, todo el mundo prestaba atención a Laura. Ella miraba directamente a la cámara con una radiante sonrisa, dispuesta a comenzar.

—Hola a todos. Hoy os voy a mostrar cómo pintar una mesa de metacrilato con pintura en espray. Para ello, vamos a jugar con la pintura y con las transparencias de la propia mesa, para hacer algo que resulte, cuando menos, curioso. —Hizo una breve pausa—. La mesa la hemos comprado en una conocida cadena de muebles a muy buen precio. Vamos a convertirla en un mueble personalizado, que en una tienda nos saldría muy caro. —Sonrió a la cámara—. Lo primero que hay que hacer es limpiar la superficie a conciencia, puesto que el metacrilato es un material poco poroso, lo que implica que ya de por sí, la pintura no se adhiere con facilidad, así que imaginaros si tiene restos de suciedad. Utilizaremos el ya conocido alcohol de quemar. —Laura aplicó en un trapo el alcohol y se puso a frotar—. Recordar cubrir bien la zona para no ensuciar. —Cuando terminó con la limpieza, dio la vuelta a la pequeña mesa—. Vamos a empezar pintando la parte de abajo. Yo he elegido pintura en aerosol de color plata. Lo primero que hay que hacer, antes de empezar a pintar, es agitar enérgicamente el espray para que toda la pintura se mezcle correctamente en el envase. Escucharéis este ruidito, que son las bolas que contiene el aerosol en su interior para que se mezcle perfectamente. —Después de sacudir el bote unas cuantas veces, comenzó a pintar la parte inferior de la mesa. Jose estaba sorprendido de la rapidez con la que pintaba, en unos minutos había dado una mano de pintura, y desde donde estaba él, se veía impecable, no era capaz de ver imperfecciones si es que las había—. Cuando esté seca, le damos la vuelta para continuar con nuestro trabajo. —Seguía diciendo ella mientras lo hacía.

—Corten. —Laura se había manchado al intentar dar la vuelta a la mesa. Apareció Marisa con un trapo húmero para que se quitara la pintura de las manos. Repitieron la toma, volvieron a cortar y le ayudaron a girarla para que no se volviera a manchar.

—Como veis, así ya queda muy bonita, parece que está lacada en plata. Pero nosotros vamos a ir más allá. Ahora entra en juego nuestra imaginación. Con cinta de carrocero vamos a hacer dibujos y formas. Aquí tengo una cinta especial para poder realizar curvas. —Laura empezó a colocar la cinta haciendo formas curvilíneas creando un dibujo. Unos segundos después, apareció un tramoyista con una mesa idéntica, pintada también en plata por debajo y con la cinta de carrocero terminada de adherir formando un bonito mosaico, tal y como el que había empezado ella—. Cuando hayamos terminado nuestro dibujo, lo pintamos en otro color. Podéis hacer cualquier cosa, cuadrados, rayas, círculos, figuras simétricas,… —Se quedó con la mente en blanco, por lo que cortaron. Marisa se acercó de nuevo a retocarle el maquillaje. Laura respiró profundamente tres veces para relajarse.

—Podéis hacer cualquier cosa, cuadrados, rayas, círculos, figuras simétricas, aleatorias, lo que queráis, lo que más os guste y lo que refleje vuestra personalidad. La imaginación es libre. —Volvió a sonreír a los telespectadores—. El color que he elegido esta vez es este bonito color negro. Yo creo que el conjunto de ambos colores puede quedar muy elegante, ¿no pensáis lo mismo? —Esto lo dijo mirando directamente a la cámara. Jose pensó que la gente que estuviera viendo el programa, se imaginaría que los estaba mirando a los ojos y hablando con ellos directamente. Eso mismo había sentido él mientras miraba un monitor a su derecha—. Es importante no echar mucha pintura en un mismo sitio, así que no os quedéis detenidos en ninguna parte para evitar los odiados chorretones. Ir haciendo suaves pasadas, aplicando a unos veinte centímetros de distancia, que suele ser lo habitual. Tener en cuenta que la distancia de aplicación de la pintura depende del fabricante, así que antes leer lo que éste indica. —Laura seguía trabajando mientras daba estos consejos—. Otra cosa a tener en cuenta con este tipo de pintura, es que tenéis que trabajar en lugares ventilados, para que no se acumulen partículas de pintura y gas. Os recomiendo utilizar gafas y mascarilla si disponéis de ellas. —Hizo una pausa, ya estaba terminando de pintar la parte de arriba de la mesa—. Un pequeño truco para que no se atasque el envase para futuros usos, es limpiar la válvula y el difusor. Para ello, ponemos bocabajo el bote, pulsamos el difusor hasta que sólo salga gas, y listo, en perfectas condiciones para un próximo uso. —Empezó a quitar la cinta de pintor para que se viera el efecto de la mesa, toda negra y con los dibujos en plateado, el color que había dado en la parte inferior—. Y este es el resultado final. ¿Qué os parece? También podríais barnizarla. Yo como he elegido una pintura de acabado brillo no le voy a hacer nada más, la voy a dejar así. Espero que os guste.

—Corten. —Se oyó a la misma persona de antes. Parecía que la grabación había terminado.

Otra vez comenzó el movimiento alrededor de Jose. Laura se estaba quitando el micro, que llevaba enganchado en el mono vaquero, con ayuda de un técnico. Cuando terminó, se acercó a él.

—¿Qué te ha parecido?

—Ya te lo dije una vez, te muestras muy natural ante la cámara. Es sorprendente lo fácil que te resulta hablar delante de ella. —Laura le dio un rápido beso en los labios agradecida por sus palabras.

—Creo que es porque me divierto haciendo lo que hago. Si algún día dejo de divertirme, oblígame a dejar la televisión.

—Trato hecho.

—¿Nos vamos?

—Claro, estoy muerto de hambre. —Ella sonrió, eso era lo habitual, lo raro sería que no tuviera hambre, pensó.

—Hay un bar aquí al lado donde bajamos a desayunar, también tienen menú del día. Yo sólo he comido un par de veces ahí, pero la comida no está mal.

—Mejor vámonos de aquí. —Laura se extrañó.

Cuando se dieron la vuelta dispuestos a marcharse, tropezaron con Chus.

—Hola Chus. Te presento a mi pareja, Jose Olalla. Ella es Chus Mena, la nueva presentadora del programa.

—Encantado. Encantada. —Dijeron ambos al unísono.

Jose pensó que Chus aparentaba tener unos pocos años más que Laura, y se imaginó que si Carlos hubiera estado ahí con él, la hubiera definido como una madurita muy atractiva.

—Estoy sustituyendo a Tanya Petrova. —Pareció sonrojarse suavemente—. Espero que por poco tiempo.

—Chus, mañana nos vemos. Nos vamos corriendo que tenemos que llegar al restaurante. Tenemos mesa reservada. —Mintió Laura.

Salieron pitando del plató.

—Tengo que cambiarme. —Jose asintió—. Vas a conocer a Bea, es un encanto. —Ella sonrió. Un día le había dicho que la llamara Bea, que Beatriz era su abuela, y desde entonces, recortaba el nombre, lo cual era mucho más cómodo.

—¿Por qué has cortado de esa manera a tu compañera? Bueno, siendo sinceros, le has mentido en toda la cara. —Jose se había dado cuenta de lo brusca que había sido con Chus.

—¿Se ha notado mucho? —Laura se sintió algo incómoda por si Chus se había percatado.

—Si me estás preguntando si ella se habrá dado cuenta, supongo que no. —Eso la tranquilizó.

—Es muy maja, pero cuando empieza a hablar, no para. Temía que nos dijera de comer juntos y no pudiéramos decirle que no. Tengo muchas ganas de saber qué has descubierto.

—¿Cómo sabes que he descubierto algo? —Preguntó Jose con las cejas levantadas en gesto interrogativo.

—Se te ve feliz y no quieres que comamos aquí, adivino que es para que nadie nos escuche. —Laura sonrió, le había pillado—. Como ves, tampoco soy tan mala detective, lo que pasa es que a veces me despisto. —Ambos rieron.

—Me lo vas a contar o tengo que sonsacarte.

—Qué prisas. Tranquila. Mientras comemos te pongo al día. Ahora relájate y vamos a cambiarte de ropa, aunque ese mono te sienta bien. —Laura le sonrió traviesamente.

—Quizás se lo pueda pedir a Bea.

En ese momento accedieron a una gran habitación, Jose pensó que parecía un almacén por la cantidad de ropa colgada que había.

—Hola Bea, éste es mi chico, Jose. —Jose le dio dos besos en las mejillas y se quedó observando los grandes ojos azules que intentaba ocultar detrás de las diminutas gafas, las cuales llevaba colocadas en la punta de la nariz.

—Hola Jose, encantada. Laura me ha hablado mucho de ti.

—Hola Bea. No sabía que hablara de mí a mis espaldas. —Dijo con tono irónico.

—Pues no para. —Ambos rieron.

Laura, al ver que se lo estaban pasando de miedo a costa suya, decidió hacer mutis por el foro y entrar en el probador para ponerse su propia ropa. Unos minutos después, salía y se encontraba a Bea enseñando a Jose algunos de los trajes que guardaba en el vestuario.

—Bueno Bea, nos tenemos que ir. A ver si desayunamos un día de estos.

—Claro, cuando quieras. ¿Aún no habéis comido? —Ya era bastante tarde.

—No, acabo de terminar la grabación de mi sección. Así que nos vamos ahora mismito.

—Ok, te veo mañana. —Laura y Jose ya estaban prácticamente saliendo por la puerta, pero ella se volvió para lanzarle un beso en el aire de despedida.

—Es un cielo. ¿Qué te estaba enseñando? —Le preguntó mientras se dirigían a la salida.

—Unos trajes impresionantes de época, de una serie que rodaron hace algunos años y de la que aún guardan el vestuario, por si se necesitara en un futuro, me ha dicho. Era una serie que me tenía enganchado, trataba sobre los Reyes Católicos y el descubrimiento de América. No recuerdo el título. —Hizo un gesto con la mano quitándole importancia, seguro que en cualquier momento le venía a la cabeza.

—Interesante.

Laura cogió su coche que se encontraba en el aparcamiento del edificio y llevó a Jose hasta el suyo, que estaba aparcado un par de calles más allá. Se dirigieron a casa, puesto que tanto la comisaría como la tienda, no quedaban lejos de allí. Fueron a un restaurante indio, que estaba a un par de manzanas, y que les gustaba mucho a ambos. En ocasiones, cuando estaban en casa sin nada qué hacer y les apetecía cenar fuera, se acercaban hasta allí.

Cuando llegaron, les dijeron que quedaban diez minutos para cerrar la cocina, que no tardaran mucho en elegir. Por lo que sin mirar la carta, pidieron palak paneer, un guiso de espinacas y queso fresco que servían acompañado de arroz blanco, que era la especialidad de la casa, el típico pollo tandoori, pollo asado marinado en yogur y sazonado con diferentes especias, que hacían que el plato resultara un poco picante, y por último, rajma, un plato vegetariano de judías rojas con curry y especias, acompañado también con arroz. Lo pidieron todo para compartir, pero cuando llegaron todos los platos a la mesa, se dieron cuenta de que habían pedido demasiado. Las raciones de ese restaurante solían ser contundentes, pero como habían llegado con tanta hambre, no pudieron evitarlo.

En cuanto se sirvieron un poco de cada cosa en sus respectivos platos, Jose empezó a contarle a Laura lo que había descubierto.

—Ya sé por qué Lorenzo Blair estaba siendo chantajeado. Y también qué es lo que aparecía en la foto que tanto les preocupaba a Blair y a Sandrine. —Laura se quedó a la espera de que Jose empezara a contarle todos los detalles de lo que había averiguado, pero él estaba más interesado en la comida que en contarle nada.

—Quieres comer más despacio y decirme lo que sabes. —Jose miró a Laura y se dio cuenta de que estaba ansiosa por conocer la verdad, así que dejó el tenedor en el plato, la miró a los ojos y se lo empezó a detallar. Estaba seguro de que le iba a sorprender tanto como le había sorprendido a él.

—Los papeles que aparecen encima de la mesa son unos resultados de un laboratorio. —Laura no sabía a dónde quería llegar—. Una prueba de ADN. Positiva. —A Laura se le abrió la boca y aún se le abrieron más los ojos, todo al mismo tiempo. Le había sorprendido, eso no se lo esperaba.

—¿Me estás diciendo que Sandrine no era amante de Blair sino su hija?

—Eso mismo te estoy diciendo. —Jose estaba de nuevo comiendo, y le contestó con la boca llena—. Este pollo está buenísimo.

Laura estaba impresionada, no se lo había imaginado en ningún momento, ni se le había pasado por la cabeza. No entendía cómo Jose podía estar tan tranquilo y poniéndose las botas. Aunque pensándolo bien, era mejor comer algo, así que se puso a picar de los platos que compartían, antes de que Jose la dejara sin nada.

—Eso tiene sentido. Por ese motivo Blair anuló el testamento. Querría hacer uno compartido para Tanya y Sandrine, pero no le dio tiempo.

—Es lo que he pensado yo. —Jose por fin había parado de comer—. O sólo para Sandrine. Nunca lo sabremos.

—Y al morir Blair, ahora es Sandrine la que se queda con todo, al no haber testamento, ¿no?

—Efectivamente.

—Puede ser motivo para un asesinato. —Laura estaba emocionada, quizás al final pudiera salvar a su amiga.

—¿Realmente crees que hubiera matado a un padre con el que acababa de encontrarse? Últimamente salían mucho juntos y parecían llevarse bien, tener una buena relación. —La lógica de Jose era aplastante—. Además, por lo que sabemos, parece que se ha quedado destrozada con su muerte.

—Puede que tengas razón. Pero quizás esté fingiendo. Tal vez, estuviera tan dolida con él por haberla abandonado de pequeña, que quisiera venganza. Lo mata y se queda con su dinero. No es mal plan, ¿no crees?

—Pero no ha sido así. —Laura sabía que tenía razón. La que se había quedado con su fortuna era Tanya, Sandrine no había reclamado nada, ni si quiera el reconocimiento de ser la hija de Blair—. Además, tampoco sabemos si la abandonó o se acababa de enterar que era padre. —Laura se quedó pensando esa posibilidad—. Lo que sí creo, es que Sandrine no estaba fingiendo su dolor.

—Tienes razón. Tendremos que averiguar si fue abandonada o Blair no sabía ni que existía.

—Ya le he dicho a Carlos que lo investigue.

—Pero tu departamento no está llevando el caso.

—Lo sé, y lo está haciendo extraoficialmente, como un favor hacia mí. Además, Carlos es un buen amigo y le está empezando a intrigar toda esta historia. Sigue pensando que Tanya es la asesina, pero creo que al verme dudar, se le pasa por la cabeza que puedo tener razón. Así que, no sé si lo hace para convencerse a sí mismo o a mí. —Se encogió de hombros—. Lo único que sé, es que su ayuda puede resultarnos muy valiosa. —Laura estaba de acuerdo con él.

—Lo que no entiendo, es por qué Sandrine no ha demostrado ante nadie que es hija de Blair. Si yo fuera ella, y me llevara tan bien con un padre al que acabo de conocer, querría que el mundo supiera que era mi padre, y eso sin contar la herencia.

—Sí, yo tampoco lo entiendo. Lo que dices es la reacción más lógica de cualquier persona. —Jose no sabía qué pensar.

—¿Se lo has contado al poli que lleva el caso?

—¿A Rollón? Claro, es una nueva pista o una nueva prueba, nunca se sabe. De todas formas, aunque me ha agradecido que le informara, me ha dejado claro que eso no cambia nada, que no da un nuevo rumbo a la investigación. Para él, el caso está cerrado. —Lo que se imaginaba Laura. Aunque ellos sabían que era un descubrimiento importante.

—Creo que tendremos que destapar más cosas para que la policía nos preste atención. —Aunque Laura ya no sabía qué necesitaban para que reabrieran el caso. Habían encontrado a un chantajista y ahora a una hija. Empezaba a pensar que cómo no encontraran fotos de alguien rellenando la botella con veneno, ese tal Rollón no les iba a hacer ni caso. Era frustrante.

Asesinato en antena
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