Peña Sola

El 12 de abril de 1947 el sol calentaba con fuerza y hacía un día limpio de un azul intenso. Cuatro hombres se acercaban caminando hacia el pueblo de Agüero, en las primeras estribaciones del Pirineo.

El calor hacía sudar a los hombres marcándoles ronchas en las camisas azules del Frente de Juventudes. Eran Ángel Serón, Fernando Millán, José Lagüens y José María Naya. Cruzaron el pueblo con las mochilas al hombro; llevaban pantalones bávaros recortados por debajo de la rodilla y calzaban alpargatas de suela de cáñamo.

La pared de Peña Sola, un monolito de 200 metros de altura, colgaba sobre las cuatro casas y dos cuestas del pueblo. Los escaladores de Zaragoza invirtieron tres días en completar la ascensión. Solo Millán, Lagüens y Serón llegaron a la cumbre.

Durante la primera noche en una diminuta repisa, una hoguera reverberaba en la oscuridad del pueblo, los mozos les hacían compañía desde la era y cantaban una jota para amenizar la espera:

En Agüero hay un monte

que le llaman Peña Sola.

Dicen que es inaccesible,

¿cuándo llegará su hora?

Rafael Montaner y Pepe Díaz, con la Peña Sola de Agüero al fondo, en la Semana Santa de 1956.