Capítulo 8 - ¡Ahora vas y lo cascas!
Estoy hasta los cojones (que es más que harto) de la gente que no dice las cosas claras. De los que dicen una cosa y hacen otra. De los que piensan una cosa y dicen la contraria.
Si soy mayor para el puesto y piensas que mi próximo trabajo tendrá que ser por cuenta propia, porque nadie me contratará, ¡dímelo!... Si crees que en cuanto pase el periodo de prueba, me voy a poner a parir como una coneja por ser una treintañera sin hijos, ¡dímelo!... Si estás pensando que por tener hijos no voy a ser capaz de hacer bien mi trabajo, ¡dímelo! Dímelo si tienes cojones, no seas hipócrita y quita de la mesa esa foto de tus hijos. ¿O es que esto sólo se aplica a los demás? ¿O es que tú tampoco haces bien tu trabajo?
Si crees que por estar yo en paro vas a poder abusar… Pues sí, ahí tienes razón, puedes abusar y lo sabes (a lo Julio Iglesias), pero… ¿sabes lo qué te pasará? Que a cada cerdo le llega su San Martín. Yo creo en la justicia divina y tarde o temprano el universo se dará la vuelta contra ti y te mirará a los ojos, y te dirá: “¡Joputa, ahora vas a probar de tu propia medicina!” Y te dará dos platos rebosantes, para que repitas. Así que no te preocupes, ya tendrán su merecido. “Quid pro quo, Clarice”. Lástima no ser uno el Justiciero de la Noche… ¡qué algunas veces dan ganas! Pero, a lo que voy. Si sospechas, intuyes o tienes la corazonada de que tienes algún factor de rechazo (porque nadie te lo dirá claramente) tienes que neutralizarlo. Tíñete las canas; di que no puedes tener hijos, porque tu marido tiene los espermatozoides vagos; o que los hijos que tienes son autosuficientes, se hacen la comida y ya van solos al médico… lo que se te ocurra.
Porque será muy difícil que alguien te lo diga y saldrás de la entrevista con un “es mío” y te costará mucho entender qué pasó y porqué nunca me llamaron. Mala semilla. ¿Tanto costará llamar para decir que has llegado a la pantalla de “game over”? En fin, que no hay que culparse. Pide siempre una retroalimentación y valórala. Algunos la dan, velada, pero la dan. Te ayudará a ir perfeccionando la venta de tu producto. O sea, tú. Yo ya me vendo hasta en la frutería. Nunca se sabe quién escucha al otro lado de los tomates…
Otra cosa, nunca muestres desesperación, aunque la tengas. Antes de entrar te pegas un buen par de yoyas que diría mi amigo Perales (sin dejar marca, claro) y te repites al espejo a lo Rocky Balboa: “Así es cómo se gana y si sabes cuánto vales, ve a buscar lo que mereces, pero debes ir dispuesto a que te den golpes y no a culpar a otros. Los cobardes lo hacen y tú no lo eres. Tú eres mejor. Tú eres el mejor.” Si tú estás convencido, te vendes mejor. Nadie quiere contratar a un triste, una amargada o alguien que vendería su alma al diablo.
Dilo ¿Qué quieres? ¿Qué buscas? Ser transparente no es malo. Eso sí, si puedes, deja que sea el otro el que hable primero para encajar bien tu discurso. Acuérdate de responder sólo a lo que te preguntan.
Un trabajo, un currito. Eso es lo que quiero.
Una vez que tienes claro el objetivo hay que trazar la hoja de ruta, la estrategia y el plan. Y pedir siempre feed-back. Aceptarlo y analizarlo. Nos cuesta mucho recibir críticas. Y si son sin ánimo de herir, son necesarias para la mejora continua.
Me atrevería a afirmar que más del 80% de los nuevos puestos de trabajo no se anuncian en ningún sitio, ni se contratan a través de caza talentos. ¿Quién no tiene un familiar en paro? La mayoría de las vacantes se cubren con una recomendación de un familiar, amigo, un favorcillo pendiente o un contacto de alguien cercano que responde. El famoso Networking. Y para que funcione bien, tienes que tener muchos contactos y te tienes que repetir más que el ajo.
Te acuerdas del juego ese… ¿cómo se llamaba?... que tenías que ponerte una carta en la frente y los demás tenían que darte pistas para que adivinases el personaje de la carta… Pues esto de buscar curro es parecido. Te tienes que poner en la frente, con letras bien gordas, “estoy buscando trabajo” y hacerte el famoso “elevator pitch”, que no es otra cosa que soltar la chapa, pero resumida. Hola Jesús, ¿cómo estás? (¡ahí voy! ) ¡Estoy de puta madre! (La gente se sorprenderá, porque serás de los pocos que no dice eso de: ya ves, tirando…, pues ya sabes, echando “pa’lante”… que con la que está cayendo… o hasta los “güevos”…) Te preguntarán: ¿Y eso? Aquí viene tu minuto de gloria. Tienes que ser conciso y punzante. Tu mensaje tiene que quedar clavado como la estaca en Flandes en la cabeza del inconsciente que te preguntó, en un alarde de originalidad, por tu estado anímico. Pues estoy buscando trabajo de Director General de una empresa mediana de Gran Consumo. ¡¡Zas!! Ahí la llevas.
Ahora, que lo repita con sus propias palabras. El mensaje tiene que calar, porque nadie saldrá de vuestro encuentro trabajando tu candidatura, pero amigo, si la has clavado bien, (la idea digo) cuando en el sitio más insospechado, el insensato oiga que se necesita un Director General, su subconsciente saltará como un resorte y apelará a ¿quién coño me dijo que estaba buscando…? ¡¡Coño!!¡¡ Jesús!! Y ahí, fruto de la más injusta casualidad, puede surgir el brote verde que haga que tu situación profesional cambie. Fíjate si es importante.
Ensaya el discurso. Impacta con tus palabras. Utiliza la estrategia que quieras, el cuento de la pena, publícalo en Facebook, pon lo de “buscando una oportunidad de desarrollo profesional” en LinkedIn, reparte CV’s, hazte el video CV, el Digital CV o la mierda que se te ocurra. Pero difunde tu situación como un virus informático para ampliar las probabilidades de encontrar algo.
El método de no lo digo por vergüenza, no quiero arrastrarme o qué dirán de mí, te lo puedes meter por donde amargan los pepinos. No funciona y es el principal motivo por el que la gente no encuentra trabajo, ni marido, ni novia, ni “ná”. El que quiere peces se moja el culo. ¿Quieres algo? Pídelo por esa boquita que Dios te ha dado. Estás luchando contra la ley de la probabilidad. ¡Aumenta tus posibilidades, joder!
Me acuerdo que en una fiesta de mis amigos Montse y Joaquín, después de estar cenando, bailando y bebiendo copiosamente hasta altas horas de la noche, nos quedamos al final con otra pareja, que no conocíamos de nada y que simplemente nos unían los anfitriones, que eran amigos comunes. En el sofá, comentando las mejores jugadas y eso, la mujer me preguntó. ¿Y tú a qué te dedicas? Como podía haberme preguntado ¿A quién vas a votar? o.., ¿De qué equipo eres? Eran las cinco de la mañana, Santo Domingo ocho de Enero, sin visa para un sueño… y después de haber hecho los vasos comunicantes con la botella de Seagram’s Gin, sólo tenía dos opciones. Una, la fácil, decir cualquier cosa y salir como pudiera de aquella conversación. O dos, soltar el “erectator pitch”, digo el “elevator” a unos desconocidos, con más sueño y menos ganas. Pues oye, me erguí en mi posición, me puse recto como una polla y lo solté. Estoy buscando curro, de bla, bla, bla… De verdad, que mis amigos son testigos y pueden corroborar mis palabras. La mujer resultó ser Head Hunter, Caza Talentos. Y para más inri estaba en ese momento buscando una posición de Director General para una empresa de Códigos de Barras Alemana. No era lo más glamuroso, ya lo sé, pero… Si esto sucedía en la madrugada del sábado para el domingo, el lunes a las 9:00 a.m. estaba yo delante de ella con el CV entre los dientes vestido de romano, para darlo todo. No me cogieron, pero coño, tuve una oportunidad, que si hubiera sido tímido o dejado, habría pasado por delante de mis narices y lo peor, ni siquiera me hubiera enterado.
Hola ¿qué tal? Fenomenal, buscando un currito de peón del metal. ¡O de lo que sea que busques! Procura que rime, queda mejor. Haz tu "elevator pitch".
Bueno una vez establecida la estrategia de la caza por azar, hay que escribir el resto de dónde, cuándo y cómo vas a buscar trabajo. Aquí hay que ser metódico como el ya mencionado Hannibal Lecter, ¡jodó que comparación! Una hojita Excel con cada una de las conversaciones, visitas, fechas, nombre del contacto, teléfono, correo electrónico e información relevante para retomar una conversación coherente.
Si has sido un trabajador por cuenta ajena y quieres seguir siéndolo, recuerda que tu mayor valor estará en empresas del mismo sector, exceptuando claro, de la que te sacaron violentamente. No quiero decir que no puedas trabajar en otros mercados, pero tu valor en tiempos de crisis disminuirá. Hoy en día buscan que te montes en la bicicleta en marcha, y que imprimas más velocidad que el que dejó la silla caliente y por la mitad de precio o menos. Así que, si pretendes aprender algo en tu próximo trabajo va a ser a costa de tu bolsillo, si es que te dejan. Y probablemente y para mayor gozo, la bici no tendrá sillín. ¡¡Ahhh!!
Una vez identificadas esas empresas, habrá que conseguir los correos de los empleados que se encarguen del reclutamiento y de los de recursos humanos y ver qué amigos de amigos, trabajan allí. O amigos de familiares. Empieza tu CSI particular. Hoy en día entre Google, Facebook, el Instituto Nacional de Estadística y LinkedIn pocos escapan… El objetivo es no ser el “candidato invisible” y que al menos tu historial profesional sea visto. Ya no es que te cojan, ahora es que te lean. Con eso ya tenemos mucho ganado. Te tienes que diferenciar. Ser original.
Y mucho seguimiento. Sin ser pesado, pero hacer seguimiento de todas y cada una de las interacciones. Mostrando interés. Es un balance difícil, pero necesario.
Si eres camarero y buscas trabajo, pues a patearse todos los establecimientos HORECA (Hoteles, Restaurantes y Cafeterías) donde te interesaría trabajar. Hola Buenos Días, aquí estoy yo. La primera impresión es la primera impresión y dar la cara siempre es bueno. Y si eres peón de obra, pues te personas en el tajo y el primer día a trabajar gratis, para que el encargado vea que te dejas la piel. Si eres peluquera le cortas el pelo a la dueña que si te coge es que no lo has hecho del todo mal. Ya vendrá el contrato basura o el… hazte autónomo y ya veremos. Lo importante es volver a la rueda. Luego ya buscaremos una más mullida.
También puedes emprender. Pero eso será objeto de otro libro… ;-)
O diversificar, establecer varios frentes para disminuir el riesgo. Eso sí, sin perder foco. Hay que volver a la senda del ingreso. La vida anterior no se sujeta sobre pilares de ilusión ni fantasía. Hay que volver a currar y mucho. Y vete haciéndote a la idea de que será por mucha menos pasta. Que si luego igualas, pues ¡oye! ¡Eso que te llevas puesto!
Yo abrí el abanico de posibilidades como una abuela de esas en misa. De pezón a pezón, de par en par. Y lo hice en varios frentes: volver a trabajar por cuenta ajena, montar un negocio (¡el mundo franquicia es para mear y no echar gota!), retomar la docencia que tanto me gustó al inicio de mi carrera, dedicarme un poco más a mis hijos (que para eso los traje al mundo) y así ya en plan locura, escribir un libro para ayudar a los demás, ¡con dos cojones! Y sí, lo confieso, tengo alma de actor, pero de los famosos ¡eh!… no sé, una de estas locuras que te pasan por la cabeza cuando estás en paro… cualquier día me veis en la gran pantalla… haciendo de Jimmy ¡feliz! Que aunque sólo sea por diversificar el riesgo, ya es bueno.
Que todo el mundo sepa mi sufrir, que si estás buscando trabajo, ahora vas y lo cascas. Los chulitos digitales dirán “ahora vas y lo tuiteas”, y yo que voy creando tendencia digo “ahora vas y lo glasseas” que no es con azúcar molida, que es con las gafas esas de Google. Lo voy a patentar…