ANAKIN CONVOCÓ LA FUERZA y rasgó las algas. Pero, en medio de su furia, empujó demasiado fuerte y lanzó a Obi-Wan contra las rocas cercanas.
—¡Obi-Wan!
Anakin se precipitó hacia donde yacía su maestro. Obi-Wan estaba inconsciente. Su casco fracturado se llenaba de agua. Anakin miró en torno, pero el guardia ya no estaba a la vista. No importaba. Tenía que salvar a Obi-Wan.
Tomando la túnica del Jedi, Anakin arrastró a Obi-Wan de vuelta a la superficie. Por el esfuerzo le ardían brazos y piernas.
Más que escuchar la explosión debajo de ellos, Anakin la sintió. Segundos más tarde, una nave emergió del océano y salió disparada hacia el cielo. Era la misma nave que Anakin había perseguido en Coruscant.
La detonación tenía que haber sido obra del guardia para cubrir su rastro. Estaban de vuelta en la casilla uno, sin más pistas que seguir.
FIN