SI NO PRESIDO, NO VOY
Artur Mas declina asistir a un acto
en Barcelona porque va a cerrarlo, con
un discurso, la vicepresidenta Sáenz
de Santamaría, y no él. Las horas previas
son muy tensas e interviene incluso Mariano
Rajoy. Nuestros micrófonos estaban por allí.
–Si no presido no voy.
–Si nos das plantón me enfado.
–No es plantón, que te he avisado.
–Cabreándome ya estoy.
–Y como el dueño yo soy
del local, mando yo allí.
–Pues yo te lo transferí.
–Pues si santa Rita Rita,
lo que se da no se quita...
–A los sensatos. No a ti.
–¿Ya vuelves con amenazas?
–Que presido yo, te insisto.
–Que no insistas, que te embisto.
–¿Por qué serás tan bocazas?
–Y tú, censor, que amordazas
mi voz sin dejarme hablar.
–Te dejo discursear,
pero sólo tres minutos.
–En tan poco, pocos frutos
mi oratoria puede dar.
–¡Cómo serás tan creído!
–¡Anda que tú, chulo playa!
–¿Cómo has dicho? ¡Como vaya...!
–He dicho lo que has oído.
–Vas creciendo de engreído
–Y tú poniéndome cebos,
unos viejos y otros nuevos.
–Y tú, en cáscara amarga.
–Pues yo la tengo más larga.
–Pero yo tengo más huevos.