De las rosas                             (para Moña)

 

Siembra de cuchillos en la vega de los labios.

Una veleta azabache orientaba malos presagios.

Un volcán flamenco,

desde lo hondo,

adormecía.

 

Llovió despacio sobre la cama de hierro,

muchas veces, mucha gente,

tantos besos...

 

Doce veces doce, blues en el Saxo.

Asuntos de lo cotidiano. De amigos y de luna.

 

Por una herida de nube el verano languidecía.

Por una puerta en venta, por un tragaluz ambicioso.

Junto a las rosas germinaba la resaca de la vida.

 

De lana, un manto cálido, serena misión de acuarela.

Frágiles alas de mariposa trasladaron el baúl de la mudanza.

 

Escalofríos bajo las estrellas.

Una sonrisa, eclipse de abismos.

Y de la soledad, bisontes dulces al galope, siembra de flores.

 

Moña abrazó despacio al jardinero místico.

 

(No olvido la luz de la farola a través de la persiana,

no olvido la duermevela,

el precio del descanso.

El instante,

la mano que quiso sujetar tu vuelo.

Vanas palabras en vena, en un cruce de caminos.

 

No olvido tu entrada,

sonriente,

en el escenario de la tarde)