El dolmen que se menciona en esta novela existe en La Campa L’Españal; se encuentra situado en el cordal que separa los municipios asturianos de San Martín y Bimenes. Los dólmenes —palabra bretona que significa mesa grande de piedra— fueron construidos en su mayor parte en la época del Neolítico final y comienzo de la Edad del Cobre —entre unos 6.000 y 2.500 años antes de Cristo—. Se les atribuye el uso de sepulcro colectivo, aunque los expertos también apuntan fines relacionados con el marcaje de un territorio. En el caso del dolmen de La Campa L'Españal, se trata del primer vestigio de la existencia de poblaciones estables en esa zona, la cual ocupa actualmente el concejo de San Martín del Rey Aurelio.
Las xanas son seres mitológicos, muy arraigados en la cultura asturiana, que suelen habitar en arroyos cristalinos, cascadas y otros enclaves especiales. Son mujeres de extraordinaria belleza, de larga cabellera rubia y normalmente ataviadas con una túnica; se entretienen peinándose junto al agua, que muchas veces usan como espejo. En ocasiones, las xanas intercambian a los bebés de alguna madre por uno de sus xaninos, para que éste reciba el bautismo, sea amamantado por su madre adoptiva o aprenda a hablar como los humanos. Además del hada secuestradora existe el hada encantada, que se muestra el primer día de verano junto a una fuente o en algún otro lugar especial, esperando que un valiente la desencante mediante alguna prueba o ritual de iniciación.
Aurelio (Orelión), c. 740-774, fue el quinto monarca de Asturias, donde reinó durante aproximadamente seis años. Poco se conoce sobre este hombre, quien fue izado al trono por elección de la nobleza tras la muerte de Fruela I en una refriega palaciega. Señalan las crónicas que fue coronado en una capilla en la localidad de Sama de Langreo, de la cual no quedaron vestigios tras ser derribada con el fin de alzar otro templo en ese lugar. Sí se han hallado algunas inscripciones que confirman la coronación en ese emplazamiento.
Amante de la caza y de la frondosa belleza del valle del río Nalón, trasladó la corte desde Cangas de Onís hasta San Martín, territorio perteneciente a Langreo, y durante aquel período de tiempo se produjeron los primeros movimientos sociales de contestación anti señorial: los siervos se levantaron contra sus señores, pero fueron nuevamente sometidos e incluso esclavizados.
Cuenta la leyenda que Aurelio negoció la paz con los árabes ofreciéndoles como tributo cierto número de doncellas, dando origen al topónimo de la localidad de El Entrego.
Su reinado fue discreto y pacífico. Se desconoce si Aurelio tuvo mujer e hijos. Se cree que murió por enfermedad a los treinta y cinco años.
El personaje de Alfonso, hijo de Fruela y Munia, está basado en la figura del que más tarde reinaría como Alfonso II El Casto durante dos períodos distintos en el tiempo.
La autora se ha tomado ciertas licencias a la hora de nombrar territorios y asentamientos, adjudicándoles el nombre de pueblos que por aquel entonces no existían como tales.
El resto de personajes y situaciones que aparecen en la novela nacen de la imaginación de la autora. Cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia o casualidad.