CAPÍTULO IX
Selección de Chile
«He logrado identificar tres síntomas de un líder. Cuando entra al vestuario, el murmullo de los jugadores se detiene. Cuando habla, todos tienen el deseo de escuchar. Y cuando el líder cuenta un chiste, todos se ríen, mientras que si lo cuenta otro, no. Creo que el liderazgo está afianzado en la derrota, ahí se ve la capacidad de conducir.
Uno debe querer a quien conduce. Por eso hay que incluir al que no protagoniza y entender que los rebeldes no nos desafían, sino que simplemente están informándonos. Lo que no podemos permitir es que dejen de luchar. El desborde, el desorden, lo que pase está admitido. Lo que no está permitido es que dejen de luchar. Si luchan por el objetivo de todos, merecen estar.»