La salvación en la muerte
En el año 2060, las sofisticadas herramientas de investigación pueden ayudar a atrapar a un asesino. Pero hay preguntas que ni siquiera las más avanzadas tecnologías pueden responder.
Ridley Pearson ha elogiado el suspense de J. D. Robb, calificándolo de «tenso» y «estremecedor». Su última novela impone un nuevo nivel en el suspense, cuando un párroco durante la misa de un funeral católico se lleva el caliz a los labios… y cae muerto.
Cuando la teniente Eve Dallas confirma que el vino consagrado contenía cianuro de potasio, está decidida a resolver el asesinato del padre Miguel Flores, pese al desasosiego que le produce el entorno. No son los supermercados ni las casas de empeño lo que le inquietan, aunque el barrio dista mucho de la mansión de piedra que comparte con su multimillonario marido, Roarke. Lo que le incomoda es el aura de santidad que rodea San Cristóbal.
El registro del espartano cuarto de la víctima no revela casi nada, salvo una medalla religiosa con una misteriosa inscripción cuidadosamente escondida y un par de pasajes subrayados de la Biblia. La autopsia revela más: leves cicatrices de heridas de arma blanca, un tatuaje borrado… y evidencias de cirugía plástica, lo cual sugiere que el «padre Flores» podía no ser el hombre que sus parroquianos creían. Ahora, mientras Eve une las pistas que insinúan conexiones entre bandas y un acto de venganza muy personal, cree estar haciendo progresos en el caso. Hasta que un segundo asesinato, delante de una congregación mayor de fieles, sacude los cimientos de toda la investigación. Y Eve debe descubrir quién ha cometido estos actos impíos y por qué.
Cuidado con los falsos profetas,
que vienen a vosotros vestidos de ovejas,
pero por dentro son lobos rapaces.
- Mateo 7:15
La fe es mirada a través de la muerte.
- William Wordsworth