A mi Señor Jesús, en cumplimiento de una promesa,
por una gracia concedida.
A mi admirador más entusiasta, mi hermano Lucas.
Negrito, éste es para vos.
Y por supuesto, a mi dulce Tomás.
Deseo agradecer a mi amiga, la escritora Mercedes Giuffré
por haberme permitido que su entrañable doctor Samuel Redhead
dejara de lado por un momento sus investigaciones
en Deuda de Sangre y ayudara a mi querido Roger Blackraven
en dos situaciones complicadas.