Capítulo IV
1 He aquí que tú eres hermoso, mi entrante; he aquí que tú
eres hermoso; tus
2 ojos pedunculados en tu pasta;
tu pasta como aglutinación de tallarines, que aparecen en mi plato.
Tus albóndigas como bolas de carne y pan rallado, que
están
3
cubiertas en salsa; lo cual las hace gemelas, y
ninguna entre ellas es no-esférica. Tus labios son como tallarín
cubierto de salsa grana, tu hablar hermoso;
4 tu
postre es como un pedazo de tiramisú sobre mi plato. Tu ensalada es
como el Astrodome edificado cual ensaladera,
5 mil
escudos están colgados en ella, todos platos de hombres valientes.
Tus dos albóndigas son como dos bolas que son carne, que
6 se
apacientan entre tallarines. Hasta que despunte el día y huyan las
sombras, me voy a ir a
7 La Montaña y al cerro de
Alubias con Chorizo. Todo tú eres hermoso, amor mío; no hay mancha
en ti (salvo tal vez esas pequeñas salpicaduras de salsa
puttanesca).
8
Ven conmigo desde el Castillo de Proa,
camarada, ven conmigo desde el Castillo de Proa: mira
9 desde la cumbre de la Cubierta de Popa, desde la Cumbre
de La Mesana y del Mástil de Proa, desde La Sentina, desde Las
Montañas de Los Retaquetes. Prendiste mi estómago, mi entrante, mi
cena; has
10
apresado mi estómago con uno de tus ojos, con
un apéndice de tus tallarines. ¡Cuán hermosos son tus sabores, mi
entrante, mi cena! ¡Cuánto mejor
11 son tus salsas con
vino! ¡Y el olor de tu aceite de oliva y todas tus especias! Tu
queso, oh mi entrante, destila cual panal de miel: tomate y
albahaca hay
12
debajo de mi lengua; y el olor de tu salsa es
como el olor del Ragú. Un jardín cerrado es mi entrante, mi cena;
manantial sellado,
13 fuente cerrada. Tus plantas
son huerta de tomates, con hierbas suaves;
14 albahaca, orégano;
Orégano y ajo; y mejorana, con todos los árboles de
15 tomillo; romero y cebolla, con todas las principales
especias. Fuente de huertos, Volcán de Cerveza viva, y arroyos
de
16 La Montaña. Despierta, oh viento del norte; y ven, al
sur; soplad sobre mi Jardín De Los Olivos, de forma que las
especias del mismo puedan fluir. Deja que mi camarero venga a mi
mesa, y traiga mi entrante extruido
1 He aquí que tú eres hermoso, mi entrante; he aquí que tú
eres hermoso; tus ojos pedunculados en tu pasta; tu pasta como
aglutinación de tallarines, que aparecen en mi plato.
2 Tus albóndigas como bolas de carne y pan rallado, que
están cubiertas en salsa; lo cual las hace gemelas, y ninguna entre
ellas es no-esférica.
3 Tus labios son como tallarín
cubierto de salsa grana, tu hablar hermoso; tu postre es como un
pedazo de tiramisú sobre mi plato.
4 Tu ensalada es como el Astrodome edificado cual
ensaladera, mil escudos están colgados en ella, todos platos de
hombres valientes.
5 Tus dos albóndigas son como
dos bolas que son carne, que se apacientan entre
tallarines.
6
Hasta que despunte el día y huyan las sombras,
me voy a ir a La Montaña y al cerro de Alubias con
Chorizo.
7
Todo tú eres hermoso, amor mío; no hay mancha
en ti (salvo tal vez esas pequeñas salpicaduras de salsa
puttanesca).
8
Ven conmigo desde el Castillo de Proa,
camarada, ven conmigo desde el Castillo de Proa: mira desde la
cumbre de la Cubierta de Popa, desde la Cumbre de La Mesana y del
Mástil de Proa, desde La Sentina, desde Las Montañas de Los
Retaquetes.
9
Prendiste mi estómago, mi entrante, mi cena;
has apresado mi estómago con uno de tus ojos, con un apéndice de
tus tallarines.
10 ¡Cuán hermosos son tus
sabores, mi entrante, mi cena! ¡Cuánto mejor son tus salsas con
vino! ¡Y el olor de tu aceite de oliva y todas tus
especias!
11
Tu queso, oh mi entrante, destila cual panal
de miel: tomate y albahaca hay debajo de mi lengua; y el olor de tu
salsa es como el olor del Ragú.
12 Un jardín cerrado es mi entrante, mi cena; manantial
sellado, fuente cerrada.
13 Tus plantas son huerta de
tomates, con hierbas suaves; albahaca, orégano;
14 Orégano y ajo; y mejorana, con todos los árboles de
tomillo; romero y cebolla, con todas las principales
especias.
15
Fuente de huertos, Volcán de Cerveza viva, y
arroyos de La Montaña.
16 Despierta, oh viento del
norte; y ven, al sur; soplad sobre mi Jardín De Los Olivos, de
forma que las especias del mismo puedan fluir. Deja que mi camarero
venga a mi mesa, y traiga mi entrante extruido.