Un amor con pan de azúcar
Hay amores que trascienden el tiempo y la misma existencia…
David Tibaldero, es un apuesto joven de 17 años, lleno de energía y de ilusión, que viaja a Rio de Janeiro, Brasil para estudiar ingeniería naval en la Universidad Federal de Rio de Janeiro. Al llegar a esta ciudad carioca, conoce a una preciosa mujer de unos 26 años, Fernanda Braga y a su adorable hija de 6 años, Rafaela, bella criatura, inteligente y traviesa, quien le cautiva con sus ojitos pardos y su cabello rizado, y con quien genera estrechos lazos de una hermosa y pura hermandad. Con el pasar de los días, un amor profundo florece entre Fernanda y David, sin ellos esperarlo, ni planearlo; simplemente sucede. Su diferencia de edad no detuvo los designios del destino. El amor tomó las riendas de los dos. Pero al cabo de un año, David se ve obligado a abandonar Río de Janeiro dejando atrás a ese ser que había movido los cimientos de su existencia: Fernanda. Y ella guardó consigo un pequeño secreto toda la distancia: una condición de salud que le robaría la vida tiempo después de él marchar de Río…
Y este secreto y ese amor que les colmó sus corazones llevó a Fernanda a tomar la decisión arriesgada de quedarse con una parte de David para siempre…
David se desconectó de Brasil por algo más de 20 años. Luego, la sorpresa llega a su vida. Él es visitado por Rafaela, quien ahora es una hermosa y deslumbrante mujer, copia de su madre, y que sacude su existencia, llevándolo al pasado en un viaje sin igual para develarle lo desconocido por él y mostrarle el futuro que desde ese entonces fue soñado por Fernanda, un sueño que podía materializarse a través de los ojitos pardos de su pequeña hija Rafaela, un amor que pudiese consumarse nuevamente, frente al Pan de Azúcar, con el Corcovado viéndoles sonriente y bendiciéndoles…
Lo que sucede en la vida de David y los seres amados a su alrededor demuestra que el amor no solo nos murmura al oído, sino al corazón; no solo besa nuestros labios, sino el alma. Se trata de un viaje para hacernos recordar que a este mundo venimos a experimentar aunque sea una sola vez la magia del amor, y si tenemos la suerte en esta existencia, poder coincidir con ese amor que nos lleva a trascender el tiempo y nuestra propia existencia…