Capítulo 7

Qué burbujeante anhelo me inunda el cuerpo y el espíritu ésta noche. Mis planes para viajar lejos, dejar a mi hermano de corazón al cuido de mi madre y embarcarme a tierras desconocidas son bastante abrumadores, pero quedan ligeramente a un lado ante la perspectiva de ver de nuevo a April. La ajena seguridad de que ella va a regresar ésta noche me ha perseguido durante el día entero.

En medio de la atmósfera de incertidumbre y a la vez de excitación por las aventuras por venir, las voces de mis hombres son un murmullo sordo...distante y lejano. Noto que Caitus me mira con disimulo, sabe mejor que nadie que yo estoy muy lejos en éste momento, claro... es lógico, son muchas las cosas que han cambiado para todos nosotros en tan poco tiempo, y desafortunadamente todas ellas para mal. Habíamos pasado de ser soldados...héroes a los ojos de nuestro pueblo para convertirnos ahora en un grupo de fugitivos, y para poder conservar la vida tenemos que desterrarnos a nosotros mismos lo más lejos posible.

La verdad es que todo eso no deja de preocuparme, pero lo que ocupa mi mente ahora principalmente son los momentos vividos la noche anterior. He intentado inútilmente mitigar los recuerdos de April durante todo el día, pero por más que lo intenté llegaban a mi a raudales cada vez más potentes...inundando por completo mis sentidos. He repasado mentalmente la curvatura de su cuerpo cuando la sujetaba, mientras ella luchaba por safarse de mi agarre. La suavidad perfumada de su cabello, la blancura perlada de su piel...la tentadora línea de sus carnosos labios, esa mirada profunda...

Movido por la ilusión he esperado el anochecer, pero como sucede siempre que ansías algo con muchas ganas esto parece ralentizar el tiempo. Disfrutaba mucho estar junto a mis amigos mientras ellos me recordaban algunas anécdotas sucedidas durante tantos años juntos. Aquello, podía percibir, tenía un trasfondo nostálgico, podía notarlo en cada uno de sus rostros reunidos junto a mí, mientras el fuego en el centro les daba matices dorados a sus facciones. Era como una despedida escondida debajo de las risas y las bromas acompañadas por el vino.

Ésta noche es Talos quien hará la guardia, los demás ya ocupan un sitio junto al fuego o dentro de la cueva cuando atravieso el claro, siguiendo el paso loma abajo...hacia el río. Mientras desciendo trato de controlar este impulso desbocado que crece en mi interior. Me siento henchido de emoción, pero odiaría comportarme como un imbécil cuando ella venga. Espero no asustarla, debo ser muy precavido. Las manos me sudan un poco,me las seco en la ropa. Creo que nunca había estado tan nervioso, ni siquiera el día en que iban a cortarme la cabeza por supuestamente haber asesinado a mi tío.

Divago imaginando como debe ser el lugar de donde proviene, la otra noche me habló de muchas cosas que simplemente no tienen ningún sentido para mí, sonrío para mis adentros al recordarlo. La observaba absorto, la forma en que movía sus manos emocionada al relatarlo, la seguridad y suavidad de su voz, la forma en que me miraba mientras lo hacía. Se había asentado muy dentro de mí...estaba cautivo y no deseaba ser liberado.

Afligido pienso en como el amanecer la arrancó de mis manos, su rostro se contorsionó con terrible agonía, yo no pude hacer nada. Recordarlo me golpea con demasiada fuerza, la impotencia que sentí permanece aún pulsando sorda... espero que esté bien— suspiro pesadamente—. Necesito encontrar una respuesta, quiero sostenerla conmigo...no dejar que se aleje otra vez. De pronto me siento como un completo torpe cuando recuerdo el día en que mi madre me entregó ese collar, ahora que lo pienso, ella quería decirme algo más antes de que la embistiera aquel terrible ataque.

Pienso en su débil y desgastado cuerpo retorciéndose con la furia de su enfermedad. Debo verla, de la forma que sea tengo que llegar a mi madre, necesito encontrarme una vez más con ella...decirle que todo va a salir bien...necesito preguntarle por el origen de ese colgante. Estoy convencido de que ella sabe algo, si es así entonces no perderé a April de nuevo, mañana mismo buscaré la forma de regresar a la ciudadela...debo encontrar una respuesta para esto que está pasando. Llevaba bastante tiempo esperando. Había entrado y salido del agua varias veces. Estaba acostado sobre una piedra mirando hacia el cielo infinito...observando los puntos de luz centelleantes sobre mi, tratando de mantenerme sereno, pero con el transcurso de las horas es un intento frustrante e inútil.

Había estado tan seguro...pero ahora la desesperanza me empaña el corazón. Es absurdo seguir aquí, no creo que vaya a venir. Me incorporo para recoger las ropas del suelo...de soslayo la veo....de pie, cubierta por la telaraña de sombras que forma la enramada sobre su cabeza. Lentamente avanza hacia donde yo me encuentro quedando bañada por la tenue luz de las estrellas.

Las palabras se ahogan en mi garganta, soy consciente que debo verme absolutamente ridículo, de pie, desnudo y exánime...muy posiblemente con cara de idiota. Pero no logro evitar caer en el hechizo de aquella presencia que he estado deseando volver a ver tan angustiosamente. Ahora puedo darme cuenta de lo fuerte que es este sentimiento que difícilmente he tratado de contener durante toda esta larga espera. No habrán palabras suficientes que logren explicarlo con claridad.

Sin dejar de mirarla mis cosas caen involuntariamente de nuevo de donde las había recogido...me levanto muy lentamente. Mi estado de desnudez dejando en evidencia, y muy claramente que es lo que estoy sintiendo precisamente en éste momento. Una ráfaga de vergüenza bastante tardía me embarga. Nuevamente me agacho para coger mi quitón...

—¡ No!— exclama April por encima del barullo del agua, puedo notar que la piel de sus mejillas tiene un adorable tinte rosado, sé que debo cubrirme con algo...lo hago torpemente con mis manos temblorosas— quiero... necesito verte. Yo...no sé porqué, pero tenía que verte de nuevo, no he podido pensar más que en ti durante el día entero— su voz es trémula, la expresión de su rostro insegura—En mi interior algo me dice que te necesito y yo...— gira en un abrir y cerrar de ojos, comienza a caminar avergonzada pero me muevo más rápido para sujetarla por el brazo, firme y suave a la vez, tratando de no lastimarla... no puedo dejarla irse, hay tanto que quiero decirle.

—Cada momento de este día ha sido una agonía— le respondo mientras la atraigo hacia mi, la fuerza que nos atrae es sobrecogedora...siento un escalofrío recorrerme de arriba a abajo— Cada instante en éste día... vienes a mis pensamientos— respirar jamás me había costado tanto trabajo, tomo ambas manos, suaves y delicadas entre las mías— sé que te pertenezco, desde el primer instante en que te vi...no importa el cómo, pero lo sé— extiendo mi palma y la coloco sobre su pecho— aquí...sé que tu cuerpo es el hogar donde habita mi corazón— susurro con voz quebrada.

—¿También lo sientes?, dime que es real... que eres real— me mira esperanzada, brillantes ojos llenos de cautelosa ansiedad, cualquier duda que tenía se ha evaporado...también ella lo siente, eso me colma de júbilo absoluto...de satisfacción pura.

Me inclino hacia ella, deseo y ansiedad nos envuelven pero quiero saborear cada precioso instante. Con tenue dulzura uno mis labios a los suyos, los movimientos son lentos...cargados de contenida impaciencia. Mis brazos se pasean delicadamente por la extensión de su cuerpo maravilloso. Ella me recorre también. Puedo sentir la deliciosa caricia de sus dedos, temblorosos...tímidamente rozando sobre mi piel. No puedo evitar erizarme a su toque, ella suelta una risita nerviosa, yo no puedo evitar hacer lo mismo.

—No quiero apresurarte...si no quieres entiendo...— susurro, bastante dificultosa mi respiración.

Pero ella me silencia con un beso inesperado. Jamás nadie me había cerrado la boca tan maravillosamente. A través de la suave tela percibo la dureza de sus senos, nervioso... con manos temblorosas los acuno mientras con los pulgares acaricio sus pezones. No tardan en endurecerse bajo mi tacto, eso hace que un gemido brote de mi garganta. Ella me desea también, eso...me enciende aún más, soy como una pira llameante.

—Bastiaan...—solloza mi nombre, yo gruño con anhelo febril. Baja sus brazos un poco más segura y empieza a acariar mi trasero.

—Te deseo tanto...desde que apareciste...eres exquisita— susurro mientras le lleno de besos el cuello...su boca abierta con deseoso placer. Con torpes movimientos comienzo a levantarle su ropa, la suavidad de su piel me eriza nuevamente...el calor de su cuerpo agudizando cada parte de mi. Puedo observarla por completo al dar un paso atrás...al contemplarla me falla la respiración. Mueve sus manos rápidamente para cubrirse avergonzada—. Deja que te mire— suavemente le sostengo las manos— ¿porqué habrías de sentir vergüenza? Somos uno sólo, recuerda... una sola piel. Nuestros cuerpos nacieron para estar juntos, más allá de lo que podemos comprender April, de alguna forma los dioses nos han unido extraordinariamente- Tomo su rostro entre mis manos para besarla... me aferro a este sentimiento como alguien que está ahogándose y lucha por buscar aire. Ella es mi vida...lo sé, siempre lo ha sido, la firme certeza es innegable.

—Te he esperado... por tanto tiempo...¡ahhh!— con suavidad nos tendemos sobre la hojarasca. Nuestros besos son hambrientos...nuestras manos van de acá para allá sin control. Cada curva de su cuerpo es absoluta perfección.

Hundo mi rostro y aspiro el perfume de su cabello....que delicioso aroma...tan familiar y nuevo a la vez. Apenas soy consciente del rumor del agua, estoy perdido en sus movimientos. Está bajo mi cuerpo, la miro mientras poso mi mano sobre su hombro...muy despacio desciendo, primero a sus pechos... su vientre... me absorbe por un momento, agacho mi cabeza y planto un beso con delicadeza sobre él. Cuando levanto la mirada sus ojos estan fijos en mi con ligero aire interrogativo, pero sólo por un momento, luego su gesto cambia a profunda necesidad. Mis dedos buscan la suavidad entre sus piernas...la tierna piel está tan húmeda que comienzo a jadear sin poder evitarlo. La beso para ahogar nuestros gemidos al tiempo que me froto contra ella. Estoy tan impaciente...

—Bastiaan...— gime mientras pronuncia mi nombre— te...quiero...— Toma mi dureza entre sus dedos, me masajea fuerte...lenta y exquisitamente. Paseo mi lengua por su cuello, levanta ligeramente su cuerpo hacia mi, arqueando la espalda...buscando nuestra unión.

—Lo sabes ¿verdad?...sabes que nos pertenecemos— devoro su boca, nuestras lenguas ansiosas explorando...sintiendo— no vas a dejarme de nuevo... no puedo soportarlo— le imploro, estoy ardiendo por el deseo...la necesito con tanta intensidad que la rigidez de mi miembro comienza a ser dolorosa.

Levanto su trasero con mi brazo libre...me coloco en medio de sus piernas, el sudor me pega el cabello a la cara, me detengo un momento, esperando que su mirada me indique si quiere continuar. La deseo más de lo que soy capaz de explicar...pero no quiero hacer nada que ella no apruebe, y ahí está, el leve asentimiento, no hay duda alguna en su expresión, con agonizante lentitud me hundo en ella.

—¡ Oh dioses!— gimo...gruño ahogado de total placer. Cada pliegue...cada parte de ella reacciona contrayéndose al sentirme dentro.

—Te deseaba tanto...— su cuerpo y el mío se reconocen de inmediato. Juntos nos movemos con armonía, yo entro...ella se eleva para recibirme... gloriosa. No quiero cerrar mis ojos, verla así, toda...para mí. Comienzo a entrar más rápido, pero me tomo el tiempo para sacar mi dureza muy despacio, es una tortura deliciosa, nuestros cuerpos se retuercen con grandioso placer.

Me recorre con sus labios, su tibio aliento acariciándome. Suspira y gime mientras me deslizo muy profundo para luego salir... una y otra vez. La luna ilumina su precioso cuerpo, su rostro haciendo gestos satisfechos, por un momento me pregunto si no lo estaré imaginando. Pero no...no puede ser... esto que siento y que me está haciendo perder la razón, es real...me dejo llevar por el embrujo de su piel.

—¿ Qué sientes...dime?— me pregunta con un hilo de voz, una sombra de inseguridad en su mirada.

Me detengo... sólo un instante, mi pecho elevándose agitado, ¿Cómo puede dudarlo?. Una ligera sonrisa se extiende por mi rostro mientras continúo moviéndome...retomando el ritmo, sólo que ahora mucho...mucho más despacio.

—No ha habido... ni habrá jamás un hombre que sienta mayor dicha que yo. Tenerte así... sentir tu aliento sobre mi es lo más extraordinario. Eres más de lo que merezco...que hayas vuelto a mi... gracias... gracias...

—Yo...— no puede pronunciar palabra. La tomo con delicadeza...girándome la coloco sobre mi. Me hundo más en ella, siento un remolino crecer desde lo más profundo de mi ser...muerde mi labio sollozando dentro de mi boca...eso me sorprende. ¿ Que es esto?...tanto placer, todo tan nuevo...

Nos acercamos al final, gemimos y gruñimos juntos. Estoy perdido...ella se eleva sobre mi extensión, cada vez con más urgencia para dejarse caer con tortuosa delicia, el colgante refulge rebotándo sobre la piel realmente preciosa de sus pechos...yo me aproximo...las pulsaciones aumentando....puedo sentir su interior apretarse contra mi dureza, palpitando con gran intensidad...me derramo en su interior con tanta fuerza...siento la sangre hervir dentro de mi, caigo a su lado..agotado y jadeante, regocijado y felíz como pensé que no volvería a serlo.

*******

¡Hay no, soy una zorra!— es lo primero que pienso mientras Bastiaan cae bañado en sudor junto a mi, aún agitado, y con su respiración errática. Yo por mi parte me siento como de goma, cada parte de mi se contrae y convulsiona luego de tan asombroso orgasmo. Una pequeña voz interna me reprocha lo que acabo de hacer —Lo sé...lo sé— respondo. Pero a la vez es más grande éste sentimiento que me lanza sin dudas hacia él. Le doy una patada en el trasero a mi racionalidad y me concentro en disfrutar este momento.

Cruzando mi brazo sobre su pecho me giro para mirarlo, me encuentro con un par de ojos azul acero observándome con serena reverencia. Ladeo la cabeza y mi cabello cae como una cortina sobre su hombro, trato de no sonreír como una tonta pero es imposible, me encuentro de pronto riendo casi como una lunática, la situación no mejora cuando veo que él hace lo mismo. Siento los ojos empapados con lágrimas de felicidad, luego de unos minutos de irreverencia...poco a poco me voy recomponiendo.

—Lo siento, no sé qué rayos fué eso— me duelen el estómago y las mejillas, apoyo la barbilla sobre su pectoral. Me limpio los ojos mojados con el dorso de la mano, el rastro de la risa aún juega en mi pecho— Eso fué... ¡Wow!

—No sé lo que quieres decir con eso— una enorme sonrisa le llena el rostro, su expresión iluminada— supongo que es bueno, no... esa no es la palabra, quiero decir magnífico— toca mi nariz con la punta de la suya— maravilloso, celestial— extiende sus brazos para estrujarme en un abrazo que hace dar vueltas mi cabeza— gracias por darme el honor de estar aquí— me besa reverente...mi cuerpo reacciona ante el suyo, como una constante descarga de electricidad— Por un momento temí que no volvería a verte— musita acariciando con su mejilla un costado de mi cabeza.

—No era mi intención hacerte esperar, tuve que ir a un evento de la editorial y...disculpa, estoy hablando de cosas que seguro te van a aburrir.

—Nunca— dice y se sostiene en un codo mientras me mira expectante— quisiera saberlo todo.

—Bueno... todo es demasiado ¿no crees?— sonrío acariciando su cabello, sigo hasta el filo de su mandíbula fuerte y cuadrada— creo que te dije que soy editora, es algo así como revisar libros— cuando lo miro una línea vertical se forma entre sus ojos— ¿Tienen aquí libros de historias y esas cosas?— pregunto, su expresión ahora es de reconocimiento.

—Sí...pergaminos. No todos tienen posibilidad de comprarlos— hace una mueca— es bastante caro sabes, muy pocos pueden costearlos, más que todo están en manos de los sacerdotes y sacerdotisas en los templos donde se conservan nuestras leyendas e historias.

—Bien, los libros son como los pergaminos, muchos de ellos apilados como así— hago un movimiento con los dedos, separándolos unos cuantos centímetros el pulgar del índice— hay de muchas cosas, de recetas de comida, de historias para niños, para adultos, de pinturas y plantas. Yo los reviso para que estén bien estructurados para que luego las personas puedan comprarlos.

—Hum...es muy interesante— dice con honestidad, aunque no creo que comprenda mucho lo que estoy diciendo— ¿ Y hoy...estabas con tu hermana vendiendo esos libros que dices?— murmura con seriedad.

—Algo así— sonrío mirándolo con ternura— ¿Porque sigues viviendo en el bosque, tiene que ver con esto?— con cuidado paso un dedo por la herida que tiene en su costado, se ve bastante curada pero no quiero lastimarlo. Suspira con fuerza, su frente se arruga un poco, veo la duda en sus facciones, pero al final me mira con una leve disculpa en sus ojos.

—Piensan...que he asesinado a mi tío— trato de permanecer impasible, sé que él es inocente, no sé cómo pero le creo— sucede que él era el rey de Esthios— esto se está poniendo feo— todo lo perdí, mi madre... ni siquiera puedo verla— una expresión de dolor cruza su rostro...me contrae el corazón. Me incorporo para abrazarlo, quiero que sienta mi calor y mi apoyo, sus brazos me rodean la cintura— muy pronto también tendré que irme de aquí...de el estado, soy un fugitivo, si la guardia me atrapa...— su voz se ahoga en mi pecho. El calibre de ésta información es como un balde de agua fría. ¿Quiere decir que no volveré a verlo nunca?. Me estremezco con fuerza, pero me asusta pensar ser así de egoísta. Como si hubiera leído mis pensamientos alza la vista con determinación.

—Lo arreglaré...todo esto— toma el collar con su mano— me lo entregó mi madre... pienso que ella debe saber algo... sólo tengo que lograr acercarme lo suficiente.

—¿Dónde esta ella ahora?— pregunto con timidez.

—En Tisius, es un lugar no muy lejos de la ciudadela. La cuidan los suegros de Caitus— replica con nostalgia, ¿Caitus?...o sí, es el hombre que casi me ve con él la otra noche.

—Pero eso es muy peligroso, si te están buscando no debes irte de aquí. ¿Qué pasaría si te atrapan? No lo hagas por favor...— me hundo en sus brazos, no quiero que nada le suceda, aún si eso implica no volver a verlo. Una mano helada me retuerce con violencia el corazón.

—Nada malo va a pasarme— se aferra a mis hombros adoptando una expresión tranquilizadora— te hago esa promesa— me besa con suavidad...yo me derrito en sus labios— ahora más que nunca, quiero...tengo que saber que es lo que mi madre tiene que decirme sobre este collar, lo demás lo iremos resolviendo— cuanto anhelo tiene en su semblante...todos los peligros que acechan ahora su vida y en lo que piensa es en la forma de poder estar juntos. Un torbellino de preguntas y dudas abarrotan mi cabeza. ¿Y si yo lograra encontrar una forma de atraerlo a mi mundo? estaría a salvo, no tendría que esconderse y podríamos estar juntos.

De pronto estoy decidida a buscar esas respuestas, lo quiero conmigo...verlo seguro. Lo siento en cada célula de mi piel, nosotros éramos más que piel y deseo. Éramos dos almas destinadas a unirse más allá de todo pensamiento lógico.

—Por favor, te lo suplico... no hagas nada que pueda ponerte en peligro— me enrollo en torno a su cuerpo, quiero ser su escudo, su protección.

—¡Mmm mujer!, me desarmas— suspira con satisfacción, puedo escuchar el acompasado ritmo de su corazón— eres mi fortaleza...tú representas la esencia de mi vida— manifiesta solemne, su sinceridad me enternece ¿éste hilo invisible que nos conecta también nos hace tener ésta necesidad mutua? es inquietante por la rapidez que están tomando los acontecimientos... pero es evidente que así es.

—¿Puedo...preguntarte algo?— hablo suavemente, floto en una nube de adormilada dicha. Deslizo las yemas de mis dedos en movimientos circulares por las líneas de su brazo mientras que el movimiento de su pecho al respirar me mece acogedoramente.

—Por supuesto, dime— su voz ronca haciendo eco a través de su pecho.

—La otra vez, cuando me viste... ¿Quien es Eranthe?— inmediatamente percibo como se tensa debajo de mi, su reacción... la vez anterior fué de absoluto dolor y desolación, ¿cómo puedo ser tan idiota?— Discúlpame, soy tan estúpida, no quiero hacerte sentir incómodo, no tienes porqué...

—Mi esposa— suelta simplemente, yo quedo muda— hace poco más de diez años...ella, bueno, ella murió— ¡o no!— ella y la criatura— su voz se quiebra ligeramente al final, ¿porqué soy tan imprudente?

—Soy tan tonta, lo siento... no tenía que mencionarlo, no debí preguntar...— hace un momento antes de hacer el amor pude notar cuando besó mi vientre, la forma en que lo hizo, fué tan tierno... percibí su aflicción. Es toda una vida que desconozco, pero quiero intentarlo. Soy yo la que tiene que ir despacio con esto, rápidamente me estruja contra su cuerpo, a pesar de que metí la pata luce relativamente sereno.

—Por favor...no...no te sientas mal— me toma las manos...besa mis nudillos— hay mucho que debemos conocer del otro, pero una noche no será suficiente— ahora acaricia mi rostro con dulzura— ven— tira de mi, nos acostamos sobre las hojas de nuevo, no había reparado en cuanto frío tengo a pesar de que la noche está fresca. Yacemos uno al lado del otro, yo descanso mi cabeza en su hombro mientras nos medio cubre con la tela de su túnica y me acerca más hacia él, su cuerpo cálido es una invitación para acurrucarme como un gato. La plenitud que siento es tan sobrecogedora... ¿Como voy a regresar de nuevo a mi otra vida, cuando lo que más deseo es permanecer aquí junto a él?

—Tienes muchas cicatrices, ¿ Qué edad tenías cuando comenzó todo esto de la guerra?

—Hum, los problemas con los otros estados tienen siglos— su expresión es tranquila, su gesto de concentración me indica que está recolectando sus vivencias para poder compartirlas conmigo— tenía quince años cuando me reclutaron, esa es la edad en que los hombres se unen al ejército...lo quieran o no. En mi caso no tenía porqué ser diferente, aunque mi tío fué rey por muchos años...— el recordarlo...a su tío, le arranca una ligera mueca de dolor pero continúa— nunca tuve un trato diferente al de los demás soldados.

—¿Y esa guerra ya acabó o aún permanece?— con la tranquilidad que tenemos en ese momento me es difícil imaginar un escenario tan espantoso como ese.

—Nunca ha terminado...aunque el general diga lo contrario. Me avergüenza reconocer que la forma en que Esthios se ha expandido es brutal. Es lógico que haya tantos enemigos que quieran atacar. Yo estaba en la frontera, al sur. La vigilancia nunca ha cesado, pero incluso es demasiado tonto pensar que los enemigos vienen solo de afuera, el pueblo no está de acuerdo con éste régimen y hay movimientos que quieren derrocar al gobierno desde dentro. El asesinato de mi tío es parte de eso... estoy seguro, el que lo hizo me inculpó a mi— termina diciendo con voz muy baja, tratando de suavizar aquello con una ligera sonrisa. Qué complicada situación, la magnitud de todo el asunto me deja pasmada. Es algo demasiado grande, lleno de muerte e intriga.

—Me dejas sin palabras... comprendo absolutamente que tengas que irte por un tiempo— el nudo en mi garganta duele al decirlo.

—No lo sé, después de estar aquí contigo...— me mira con calidez, sus dedos trazan líneas placenteras en la parte baja de mi espalda— irme...está dejando de parecerme una buena opción.

—Estar a salvo siempre va a ser una buena opción— replico mirándolo fijamente.

—Eres hermosa— me toma la barbilla entre sus dedos para apropiarse de mis labios, me besa con excesiva ternura, sé que está cambiando el tema, pero su contacto simplemente me desconecta de todo lo demás y le correspondo— llevo tanto tiempo... errante, he luchado y he sobrevivido pero no me importaba en realidad— susurra contra mis labios— antes de ti yo era sólo un alma desierta— me besa de nuevo. Mi boca recibe a la suya entusiasta.

—¿ Qué crees que está pasando?— pregunto en voz baja— quiero decir...el destino o no sé como llamarlo, quiere que estemos juntos. De repente mi vida ya no es común ni ordinaria... todo gira vertiginosamente y no logro entender nada...sólo que me gusta estar aquí contigo— expreso enrollándome más a su lado— me gustaría mucho tener esas respuestas.

—Yo creo que es un obsequio— responde con voz ronca y sensual mientras se posa sobre mi, el corazón quiere salirse de mi pecho, puedo ver una tenue sonrisa bailar en sus ojos— los dioses me dieron el más precioso de los obsequios— sus labios descienden para apoderarse de los míos una vez más— y lo recibo con profundo agradecimiento.

Todo es él ahora. Su peso sobre mi cuerpo, sus labios devorando los míos. Estoy de nuevo húmeda y excitada, noto su erección como una barra de hierro ardiente contra mis muslos. Iniciamos el ritual de tocarnos y besarnos, nos consumimos por el deseo. Mi respiración es pesada...él jadea dentro de mi boca. Con su mano derecha frota mi clítoris haciendo que enloquezca, él también tiembla apasionado...muy excitado como lo estoy yo. Siento la punta de su pene rozar mi sexo...poco a poco penetra con tanta lentitud que es un suplicio. Sale igual, despacio...el aire abandona mis pulmones en gemidos placenteros.

Comienza a acelerar el ritmo de su embiste...yo abrazo con mis piernas los contornos de su cadera. El contínuo movimiento me invade con exquisito deleite, gimo con desesperación. Sujeto su cabello para acercarlo más hacia mí...quiero que sepa que soy suya, que aún cuando nuestra situación no tiene pies ni cabeza, estamos unidos sin importar nada.

—April...— gime mi nombre haciéndome perder la razón— gracias...por hacerme...sentír vivo otra vez— siento su miembro pulsante contra mi interior. Nos acercamos juntos al éxtasis total. Muevo mis caderas para estimularlo aún más. Da un último empujón y se paraliza...se corre con expresión de absoluto placer, yo cierro los ojos tratando de recobrar el aire. Me estremezco mientras permanecemos aún unidos...me abraza, su cuerpo sudado y tembloroso se funde con el mío. Despacio abro los ojos, un dolor me pincha el corazón al ver arriba...hacia el cielo. El negro profundo está comenzando a cambiar, el amanecer está acercándose.

Percibe mi tensión y me mira intrigado, luego gira la vista también para observarlo— ¡ No! — prorrumpe en voz alta negando a su vez con la cabeza. Se mueve lentamente para salir de mi. El delicioso movimiento me arranca un jadeo involuntario.

Nos vestimos con rapidez, el silencio se instala con fuerza en medio de ambos...estamos demasiado nerviosos para hablar. Sé que está pensando, con el ceño fruncido está muy concentrado. No quiere que me vaya...yo tampoco quiero dejarlo, pero ¿ Cómo impedirlo? Se acerca a mi... sabemos lo que va ocurrir cuando el sol por fin anuncie el amanecer, me envuelve con su cuerpo, encerrándome en la fortaleza de su cuerpo...yo me encojo sólo para esperar.

.— No voy a permitirlo— susurra más para el mismo que para mi— todo va a estar bien....— Pasa sus manos por mi cabello alisándolo mientras nos balanceamos. Sus manos me frotan los brazos con urgencia. Cada pocos minutos voltea su rostro hacia el cielo con mirada suplicante—. Vamos a lograrlo April, vamos a estar juntos... todo va a salir bien— repite mientras mira de nuevo al cielo rogando. Cada minuto es una agonía. Está aclarando muy rápido, puedo sentirlo, su cuerpo está rígido por la expectación. No quiero verlo sufrir, después de todo pasamos las últimas horas disfrutando, haciendo el amor... besándonos. Yo soy fuerte...ahora debo serlo el doble por él.

—Me gustó hacerte el amor— musito para distraerlo...me mira intrigado— tenerte dentro... sentirte en mi corazón. Gracias por haber llegado a mi vida— susurro algo azorada— ha sido la mejor noche de mi vida— lo acerco a mí y lo beso, creo que jamás me saciaré de su boca.

—Cuando la vida abandone mi cuerpo, tú rostro será mi último suspiro— dice mientras sostiene el colgante ante mi mirada intrigada— ese es el significado de las letras— lo gira para mostrarme. Las letras desconocidas se enrollan y giran, son bellos detalles alrededor del gran rubí— yo buscaré esas respuestas, aunque deba mover la tierra bajo mis pies, te lo juro— sella sus palabras dándome un beso cargado de compromiso. Quiero esas respuestas, pero no a costa de su seguridad.

—No harás ninguna locura ¿verdad?— le suplico— quiero volver y encontrarte en una sola pieza— trato de sonreír, pero temo lo que esté planeando hacer.

—Y lo harás, no pienses en nada más. Sólo piensa en nosotros... juntos— miro el azul iridiscente de sus ojos, mis labios se contraen tensos, no importa lo que yo diga... sé que terminará haciendo lo que crea que es mejor. Acaricio su rostro mientras seguimos ahí juntos... esperando. Puedo notar que está cansado, bajo sus ojos una leve sombra oscura sobresale en la blancura de su piel.

—Lo siento mucho— musito, mi voz en tono muy bajo— no te he dejado dormir dos noches seguidas, debes estar exhausto— una línea sutil en sus labios forman una mueca de sonrisa.

—Hum...las mejores noches de mi vida— alza ambas cejas, su expresión graciosa me arranca un suspiro de satisfacción con un tinte de melancolía— me siento felíz... y lleno de gratitud, al fin encontré a la mujer que me quita el sueño— dice divertido. Ambos reímos, luego permanecemos en un silencio agradable, sintiendo el calor y la proximidad del otro. Y ahí está, la primera luz del amanecer. Algo que siempre he visto tan hermoso ahora me asusta. Me encojo un poco más, pero es inútil. El malestar de la transición comienza. Mi cabeza se hunde en un mareo vertiginoso, siento que el aire se me escapa de golpe del cuerpo.

—No me dejes... ir...

—¡Maldición!, no por favor, no...¡April!— gruñe con desesperación, lo siento estrecharse más a mi alrededor, sus brazos como de piedra me rodean pero yo me desmorono— escucha April...voy a buscar la forma, la voy a encontrar...— lo miro pero la fuerza que me arrastra es implacable, se inclina para besarme pero apenas si percibo su toque— estaremos juntos, lo juro mi amor, lo juro...