Capítulo 3

 

 

 

Cuando Eve volvió a Homicidio para llevarse a Peabody, varios de los detectives en la guarida enviaron significativas miradas en su dirección.

-Rata en el agujero. –comentó Baxter cuando pasó junto a ella, señalando con la cabeza hacia la oficina de ella.

-Gracias. –Ella enganchó los pulgares en los bolsillos frontales de sus pantalones y se dirigió a su oficina.

El teniente Don Webster estaba sentado en la desvencijada silla de ella, sus relucientes zapatos apoyados en el derrengado escritorio. Estaba bebiendo del café de ella.

-Hey, Dallas. Tiempo sin vernos.

-Por alguna razón nunca parece demasiado. –Ella le empujó los pies fuera del escritorio. –Es mi café en ese jarro?

El tomó un largo trago, y lanzó un feliz suspiro. –Debe ser agradable, ser capaz de decir de decir lo que realmente piensas cada vez que estás de humor. Como está Roarke en estos días?

-Es una visita social? Porque no tengo tiempo para charlar. Estoy trabajando.

-No social, más bien amistosa. –el movió sus hombros cuando la expresión de ella permaneció fija y pétrea. –O no. Es duro admitirlo, pero te ves genial.

Ella se estiró y cerró la puerta detrás de si. –Debes haber recibido el reporte del incidente ocurrido ayer entre las mueve y las nueve y treinta involucrando a un oficial uniformado asignado a la Central, quien, estando fuera de servicio, respondió a ....

-Dallas. –Webster levantó una mano. –Tengo el reporte. Conozco el incidente. Se que el oficial Troy Trueheart –una mierda de nombre, por cierto- está en Reconocimiento en este momento. Asuntos Internos va a entrevistar al sujeto e investigar la terminación después de que los resultados que emita Reconocimientos sean evaluados.

-Tiene apenas veintidós años. Todavía está verde pero es sólido. Te estoy pidiendo que no seas duro con él.

La irritación se instaló en el rostro de él. Se envaró. –Te crees que me levanto por la mañana pensando en cuantos policías puedo destruir en este día?

-No se lo que tú o el resto de tu paquete piensan. –Ella comenzó a ordenar su propio café, pero se giró. –Pensé que regresarías. Pensé que habías decidido ser un policía otra vez.

-Yo soy un maldito policía.

-Después de toda la mugre que salió de Asuntos Internos....

-Es por lo cual me quedé adentro. –Lo dijo suavemente, y cortó la tirada de ella. –Lo pensé. –Se pasó una mano por el cabello castaño ondulado. –Lo pensé largo y tendido. Yo creo en el Bureau, Dallas.

-Como? Porque?

-Controles y balances. Necesitamos controles y balances. Donde hay poder hay corrupción. Van de la mano. Un mal policía no tiene derecho a una placa. Pero se merece que otro policía se ocupe de sacársela.

-A mi no me van los policías sucios. –Molesta con el mundo en general, ella tomó el jarro de café de él y bebió. –Maldita sea, Webster, tú eras bueno en las calles.

Le dio un pequeño escozor escucharla decir eso. Saber lo que ella quería decir. –Soy bueno en el Bureau. Pienso que puedo hacer una diferencia.

-Martillando a un novato como Trueheart porque hizo lo que tenía que hacer para proteger a un civil y a si mismo?

-Sabes, la primera cosa que haré cuando vuelva a Asuntos Internos será trasladar las rejas, los aplastadores de pulgares y otros aparatos de tortura. Leí el reporte, Dallas. Está claro que había peligro inmediato. Pero hay huecos, y hay preguntas. Lo sabes.

-Estoy trabajando en ello. Déjame aclararlo.

-Sabes, me encantaría hacerte un favor, sólo para que me debas uno. Pero él debe ser entrevistado, tiene que hacer una declaración. Puede llevar su representante. Puede llevarte ti. Jesús, Dallas, no estamos tratando de joder a este chico. Pero cuando un uniformado termina usando su arma, el hecho debe ser revisado.

-Está limpio, Webster. Es un maldito monaguillo.

-Entonces no tiene de que preocuparse. Si significa algo para ti, me voy a ocupar personalmente.

-Supongo que si.

  -Le dijiste a Roarke que me llamarías para esto? O va a venir a fastidiarme y tendrá que patearle el culo otra vez?

-Oh, era lo que estabas haciendo cuando fuiste sacado fuera de la habitación inconsciente?

-Prefiero recordarlo como que estaba tomando aliento para el segundo asalto.

  Webster se frotó la mandíbula con la mano. Todavía recordaba como se sentía el puño de Roarke impactando en ella. Como un ladrillo bien apuntado.

-Como gustes. Y no me reporto con Roarke.

-Tú sigue pensando eso. –El recuperó el café y lo terminó. –Estás tan casada que veo pajaritos enamorados volando en círculos sobre tu cabeza.

Mortificada, ella se puso de pie. –Roarke no el único que te puede dejar inconsciente de un golpe.

  -Realmente me encanta mirarte. –El le sonrió cuando ella entrecerró los ojos. –Sólo mirarte. –le aseguró. –No tocar. Aprendí la lección. Puedes creerme que lo mantendré limpio, personal y profesionalmente. Es suficientemente bueno para ti?

-Si no lo fuera, te lo haré saber.

  -Entendido. Estaré en contacto. –El abrió la puerta, y miró hacia atrás. Realmente le gustaba mirarla, delgada, dura y sexy. –gracias por el café.

Ya sola, ella sacudió la cabeza. Pudo escuchar que el nivel de ruido caía hasta el silencio en la guarida mientras Webster pasaba a través de ella. El había elegido un camino muy duro, pensó. Un policía que controlaba a otros policías era mirado con sospecha, burla y miedo.

 Una línea resbaladiza para caminar. Supuso que después de todo, él le gustaba bastante para esperar que mantuviera el equilibrio.

  Controló su unidad de muñeca, calculando cuanto tiempo más estaría Trueheart en Reconocimiento. Tiempo más que suficiente, pensó, para sacudir a Morris por los resultados de Cogburn.

 

***

 

 

 

Había apilados, encajonados y empacados en la morgue. Raramente en once años en el trabajo Eve había visto tantos cuerpos en un solo lugar al mismo tiempo.

Un trío de embolsados y etiquetados habían sido depositados en camillas y empujados contra la pared fuera de una de las salas de autopsias.

Saca un número, pensó. Demasiado tarde para ser protegido, pero serás servido a la larga.

Mientras Eve caminaba por el brillante corredor blanco de la muerte, Peabody se agitaba junto a ella.

-Hombre, este lugar siempre es un poco espeluznante, pero esto lo supera. No estás casi esperando que una de esas bolsas se siente y te atrape?

-No. Espera aquí afuera. Si una de ellas corre hacia ti, llámame.

-No creo que sea particularmente divertido. –Y observando cautelosamente las rígidas bolsas negras, Peabody tomó su puesto en la puerta.

Adentro, Morris estaba ocupado trabajando, un escalpelo láser a medio camino del corte en Y en uno de los seis cuerpos desplegados en las mesas.

Llevaba gafas sobre su agradable rostro, una capucha de plástico sobre su largo cabello oscuro tranzado y guardapolvo protector transparente su traje azul naval.

-Cual es el punto de tener un correo de voz si no lo escuchas? –demandó Eve.

-Un montón de compañía inesperada cayó esta mañana, proveniente de una colisión de tranvías áereos. No viste el reporte? Los cuerpos caían del cielo como monos voladores.

-Si hubieran volado no estarían embolsados y etiquetados. Cuantos hay?

-Doce muertos, seis heridos. Algún idiota en un mini aéreo lo embistió. El piloto del tranvía logró mantener el control la mayor parte de la caída, pero la gente entró en pánico. Agrégale a eso la pelea de cuchillos que se llevó a ambos participantes y un espectador, la mujer desconocida que fue encontrada metida en un reciclador, y los atropellos, palizas y brutalidades de todos los días y tendremos la casa llena.

-Tengo una terminación policial con algunas dudas. Un uniformado novato le disparó a un loco, el loco murió. No hay signos de contacto con el aturdidor en la víctima. El aturdidor confiscado del oficial estaba puesto en baja.

-Entonces él no lo mató.

-Está tan muerto como el resto de tus huéspedes.

Morris completó el corte en Y. –La única forma en la que un aturdidor oficial mataría a un hombre, loco o no, sin tener contacto, yo diría que es si el potencial loco tuviera una condición respiratoria o neurológica de gravedad tal, que el choque eléctrico la exacerbara y lo enviara a la terminación.

Era exactamente lo que ella quería oír. –Si ese es el caso, no es en realidad una terminación por uso de la fuerza máxima.

  -Técnicamente no. Como sea ...

-Técnicamente lo es. Se un buen amigo, Morris, dale una mirada. Es Trueheart.

Morris levantó la mirada y apartó las gafas. –El chico con la pelusa de durazno en la cara que parece una propaganda de pasta dental?

  -Ese es. Está en Reconocimiento. Lo siguiente es Asuntos Internos. Y algo no encaja en la forma en que sucedió. El podría tener un respiro.

-Déjame darle una mirada.

-Está ahí. El número cuatro en la línea. –Señaló con el pulgar.

-Déjame ver el reporte.

-Yo puedo....

-Déjame leerlo. –cortó Morris levantando una mano y yendo hacia el centro de datos. –Nombre del loco muerto?

 -Cogburn, Louis K.

Morris pidió el reporte de campo. Mientras lo leía, tarareaba para si mismo. Era una melodía pegadiza, vagamente familiar para ella. Y empezó a rondarle por la cabeza en una forma que ella sabía que se le pegaría por horas.

-Traficante de ilegales. –empezó Morris. –Podría ser una sobredosis, posible daño cardíaco o neurológico. Sangrando de los oídos, nariz, vasos sanguíneos rotos en los ojos. Hmmm.

Fue hacia la mesa donde Louie K. yacía, escuálido y desnudo. Se reacomodó las gafas, acercando tanto su rostro a Louie que parecía que fuera a besar al muerto.

-Grabando. –dijo y empezó a dictar los datos preliminares, los hallazgos visuales.

-Bueno, vamos a abrirlo, a ver que nos muestra. Vas a quedarte a verlo?

  -Si, si es rápido.

-No puedes apurar a un genio, Dallas. –Levantó una sierra para cráneos y la puso en marcha.

Eve a menudo se asombraba de que alguien eligiera esa particular línea de trabajo, o como se mostraban tan encantados haciéndolo. Al menos el aire en la habitación estaba fresco, pensó y deambuló para estudiar las ofertas del pequeño refrigerador. Se decidió por un tubo de Pepsi antes de regresar con Morris.

-Que haces ...

-Ssh!

Ella frunció el ceño, pero obedeció. Usualmente Morris era charlatán cuando trabajaba. En este caso hacía el trabajo en silencio, enviando las imágenes del interior del cráneo de Cogburn hacia la pantalla junto a la mesa.

  Ella las estudió, pero no vio más que formas y colores.

  -Estás haciendo una búsqueda médica en este tipo?

-Si. No ha tenido ningún tipo de chequeo en un par de años. Nada estalló.

  -Oh, sí. Algo estalló. Su cerebro, y un aturdidor común no hizo este daño. No hay un tumor que yo pueda ver. No hay coágulos. Si hubo una embolia debería haber ... Lo que tenemos es una severa presión intercraneal. El cerebro está masivamente hinchado.

-Preexistente?

-No puedo decirlo, no todavía. Esto va a llevar tiempo. Fascinante. Estallar es justo lo que hizo este cerebro. Como un globo muy inflado. Puedo decirte que esto no fue hecho por ningún arma. Fue interno.

  -Entonces fue médico.

-No voy a confirmarlo. Tengo que hacer algunas pruebas. –El la despidió. –Te voy a avisar cuando tenga algo sólido.

  -Dame algo.

-Te puedo decir que aparentemente el cerebro de este tipo estaba en condición seria, previa a cualquier acto por parte de tu oficial anoche. Lo que sucedió aquí no fue el resultado de un disparo. No hubiera sucedido aún si le hubiera pegado un láser policial en la oreja del tipo y hubiera disparado. No puedo decir si el aturdidor causó algún tipo de reacción en cadena que llevó a una terminación. Pero por la pinta de este cerebro, este tipo hubiera muerto en una hora. Te haré saber cuando sepa como y porque. Ahora vete y déjame trabajar.

 

***

 

 

 

Eve traspasó el sello del apartamento de Cogburn. El hedor rancio y el calor atrapado la golpearon como un puño sucio cuando abrió la puerta.

-Dios. Es asqueroso.

-Oh, si. –Peabody volvió la cabeza, tragó lo que se imaginó que sería su último aire limpio, y siguió a Eve al interior.

-Ve y abre la ventana mientras estemos aquí. Es mejor que trabajar en una caja cerrada.

-Que estamos buscando aquí?

-El informe preliminar de Morris se inclina hacia una condición preexistente. Tal vez encontremos algo aquí para verificarlo, que indique que él se auto-medicaba. El lugar se ve como si hubiera estado enfermo. Es lo que me indica primero. Era un cretino, pero un cretino pulcro y organizado. Mantenía su nido normalmente ordenado. Pero en los últimos días, dejó caer el frente doméstico. Sólo pensó en su negocio. Estás enfermo, acalorado, irritable. El vecino te jode, le rompes la cabeza. Te hace sentir mejor.

-Pero, bueno, realmente no importa porque Cogburn estuvo practicando bateo con su vecino.

-Siempre importa el porque. –respondió Eve. –Ralph Wooster está muerto, y Cogburn pagó por eso. Pero importa el porque.

  Abrió cajones que había abierto y revisado el día anterior. –Tal vez él le tenía bronca a Wooster después de todo. Tal vez quería a la mujer de Ralph, o le debía dinero. Y ahora él se siente como una mierda y el viejo Ralph le sacude la puerta y le grita.

Ella se agachó, iluminando con una linterna la profundidad de los huecos del armario. –El punto es que algo lo hizo saltar. Puede que su cerebro estuviera friéndose. Morris dijo que era un hombre muerto.

-Incluso así, Trueheart está en Reconocimiento. –Peabody dio un vistazo a su unidad de muñeca. –O justo saliendo de el. Se va a dar de cara con Asuntos Internos haya tenido o no Cogburn una condición preexistente.

-Si, pero se va a sentir mejor si resulta que le dio al tipo un disparo normal y aceptable, y una preexistente fue la raíz o la causa de la muerte. Si le conseguimos eso, no va a tener treinta días de vacaciones obligadas.

Permanecía agachada, frunciendo el ceño hacia el espacio. –De todas formas, no me gusta como se siente esto. Sólo no me gusta.

-Que es esa canción que estás tarareando?

Eve se detuvo, se maldijo y se puso de pie. –No lo se. Maldito Morris. Vamos a golpear puertas.

 

 

***

 

 

 

Era asombroso como la gente perdía su sentido del oído o sus habilidades para comunicarse en frases coherentes cuando se involucraba una placa.

Más de la mitad de las puertas que Eve golpeó permanecieron firmemente cerradas, y cualquier sonido emitido del interior era sofocado instantáneamente. Las puertas que se abrieron revelaron personas no más colaboradoras, con respuestas que iban desde no lo sé hasta no escuché nada de nadie.

En el primer piso, en el apartamento 11 F, la ya escasa paciencia de Eve fue recompensada.

La rubia era joven y parecía medio dormida. Vestía un diminuto par de pantaloncitos blancos y una delgada bata. Hizo un bostezo enorme en la cara de Eve, y parpadeó ante la placa cuando fue exhibida frente a ella.

-Mi licencia está paga. Tengo todavía seis meses para renovarla, y justo hice mi control de salud obligatorio. Tengo el okay.

  -Que bueno saberlo. –Para ser una acompañante autorizada ésta se veía joven y fresca. La licencia no debía tener más de un año. –No estoy aquí por eso. Esto se refiere a lo que sucedió en el cuarto piso ayer.

  -Oh! Wow! Eso sí que fue algo. Me escondí en el armario hasta que los gritos pararon. Estaba realmente asustada. Hubo una gran pelea y gente siendo asesinada y todo eso.

-Conocía a alguno de los hombres que fue asesinado?

-Un poco.

-Podemos entrar? Señorita ...

-Oh, oh, Soy Reenie, Reenie Pica-bien Pikowski, pero me lo cambié por Pica porque, usted sabe, es sexy. Supongo que podemos entrar. Mi entrenadora me dijo que se supone que debemos cooperar con la policía para no terminar detenidas y todo eso.

Ella era, pensó Eve, la Trueheart en la multitud de acompañantes autorizadas. Mantenerse brillante e inocente a pesar de la ocupación elegida. –Es una buena política, Reenie. Porque no nos damos todos un poco de cooperación? Adentro.

  -Okay, pero el lugar está un poco desordenado. Duermo durante el día, la mayor parte, especialmente desde que hace tanto calor. El supervisor no arregló el control climático. No me parece que esté bien.

-Tal vez pueda hablar con él por usted. –ofreció Eve mientras traspasaba la puerta.

-En serio? Sería grandioso. Es difícil traer clientes aquí porque hace demasiado calor para sexo y eso, y solo tengo licencia para trabajar en la calle y la mayoría de los clientes callejeros no quieren pagar por una habitación de hotel, sabe?

El mobiliario era barato, la disposición idéntica a la de Cogburn. El desorden provenía de ropas de brillantes colores desparramadas aquí y allá, en el trío de pelucas lanzadas de cualquier modo como cabelleras arrancadas y el ejército de cosméticos de realce en un revoltijo dentro del cofre bajo la ventana.

  El aire era lo bastante caliente como para cocinar galletas.

-Que puede decirme de Louis Cogburn? –empezó Eve.

-A él le gustaba derecho y rápido. Nada de adornos.

-Es realmente interesante, Reenie, pero yo no estaba en verdad preguntando sobre sus preferencias sexuales. Pero dado que lo mencionó, él era un cliente regular?

-Algo así. –Ella se movía por la habitación, levantando ropas y poniéndolas en el armario. –Venía cada dos semanas desde que me mudé aquí. Era muy educado, decía que agradable era tener una acompañante autorizada en el edificio. Dijo que podíamos compartir el negocio, pero le dije que necesitaba dinero cuanto antes porque estaba ahorrando para una mejor ubicación, y no quería meterme con ilegales y todo eso. Oh. –Se tapó la boca con una mano. –No quise decir que él estaba traficando, pero supongo que está bien ahora que está muerto.

-Y todo eso. Si, conocemos de su negocio. Alguna vez peleó con alguno de los otros inquilinos antes de ayer?

-Oh, no, no. Era realmente tranquilo, y como le dije, educado y todo eso. Se lo guardaba para si mismo mayormente.

-Alguna vez le hizo mención de Ralph Wooster o Suzanna Cohen, algún problema o rencor que les hubiera tenido?

-Nah. Conozco un poco a Suze. Un poco. Quiero decir que nos decimos hola y como estás. Y hace unos pocos días atrás nos sentamos en la entrada y tomamos algo porque hacía tanto calor adentro. Es agradable. Dijo que ella y Ralph estaban pensando en casarse y todo eso. Ella trabaja en un local de veinticuatro horas a la vuelta de la esquina y él era cuidador en un club. No recuerdo cual. Tal vez debería ir a verla en el hospital.

 -Apuesto que ella lo apreciaría. Notó algo diferente en el Sr. Cogburn en los últimos días?

-Algo. Hey, quieren un trago frío? Tengo algo de Fizzy Lemon.

-No, está bien. Hágalo usted.

-Yo tomaría algo de agua. –apuntó Peabody. –Si no le importa.

-Seguro, claro. Es difícil ser un policía y todo eso?

-Puede ser. –Eve observaba como se levantaba el pequeño trasero de Reenie cuando se inclinaba para buscar su Fizzy Lemon en el refrigerador. –Pero te muestra .... todos los lados de la condición humana.

-También ves un montón siendo una acompañante.

-Dijo que vio algo diferente en el Sr. Cogburn recientemente?

  -Bueno.. –Reenie regresó con un vaso de agua para Peabody, y luego se tomó un momento para sorber delicadamente de su suave bebida. –Toma el día en que Suze y yo estábamos en la entrada. Louie K. Subía para entrar. Parecía estar mal, ya sabes, todo pálido y sudoroso y encogido. Así que le dije, sabes, demasiado calor para ti? Y el me miró en forma realmente desagradable y me dijo que debería mantener mi boca cerrada si todo lo que decía eran estupideces.

Sus labios sin pintar se unieron en un pequeño mohín. –En serio hirió mis sentimientos, pero tú sabes, Louie K. no acostumbraba a hablar así y realmente no se veía bien, así que le dije, aw, Louie K., te ves agotado. Quieres un trago de mi bebida? Y por un minuto, pareció que iba a ser desagradable otra vez, y Suze se puso toda rígida. Pero entonces se frotó la cara y dijo que lamentaba haber dicho eso, y como lo afectaba el calor, y tenía ese horrible dolor de cabeza y todo eso. Le dije que tenía algunos bloqueadores si quería, lo cual, supongo, fue estùpido también a causa de su negocio. Pero él no lo dijo, y comentó que tal vez se echaría un rato y trataría de dormir para que se le pasara el dolor de cabeza.

Ella hizo una pausa como si estuviera recordándolo. –Y eso es todo. -Concluyó.

-Usted lo vio entre ese momento y ayer?

  -No lo vi. Pero lo escuché ayer a la mañana. Yo estaba durmiendo, pero él me despertó golpeando la puerta del supervisor y gritándole para que arregle el control climático. Estaba maldiciendo a los gritos, lo cual no era algo que le escucharas hacer, pero el supervisor no abrió la puerta, y Louie K. se volvió a meter adentro, no salió como hacía la mayoría de los días.

-Volvió a su apartamento después de tratar de encontrar al supervisor.

-Si, y fue un poco extraño porque Louie K. era serio, sabes, como disciplinado con el trabajo. Creo que no volvió a salir, ahora que lo menciona. De todas formas, yo estaba vistiéndome ayer cuando escuché todos los gritos y los golpes arriba. Sólo me asomé por un segundo, y vi a ese bonito policía subir corriendo. Luego me escondí en el armario. El policía bonito estaba pidiendo que alguien llamara al 911. Supongo que debería haberlo hecho, pero estaba totalmente aterrorizada y todo eso.

-Escuchó el pedido del oficial para que alguien llamara pidiendo apoyo policial?

Reenie asintió con la cabeza. –Si. Lamento no haber ayudado, pero pensé que alguien más lo haría y yo estaba asustada. Supongo que no hubiera hecho ninguna diferencia de todas formas porque todo pasó muy rápido. El policía, el tipo lindo, creo que es un verdadero héroe por subir en la forma en que lo hizo cuando todos los demás se quedaron adentro y a salvo. Tal vez, si usted lo ve, podría decirle lo que yo dije. Y me siento mal por no haber ayudado.

-Seguro. –replicó Eve. –Se lo haré saber.

 

 

***

 

 

 

En vez de escribir un reporte actualizado, Eve optó por ir derecho a lo del comandante Whitney para darle un informe oral. Había tenido que sobornar a la asistente del comandante para que le diera una ventana de cinco minutos, pero estaba dispuesta a tomarla para asegurarse un cara a cara.

-Gracias por hacerme tiempo, comandante.

-Si yo pudiera hacer tiempo, mi día sería un poco menos acuciante. Hágalo rápido, teniente.

El continuó leyendo los datos en su pantalla de escritorio. Su perfil era pétreo. El tamaño de él concordaba con el enorme escritorio, normalmente desordenado, como lo hacía el peso de su comando. Eve tenía razones para saber que tanto el peso como el tamaño ocultaban músculos de acero.

-Con respecto al incidente que involucró al Oficial Trueheart, señor. He reunido información adicional, que indica que el asaltante eliminado podría haber sufrido una condición preexistente que causó su muerte. El EM Morris está todavía corriendo pruebas pero ha declarado que debido a esta condición el sujeto hubiera muerto en menos de una hora.

-Morris me envió un informe preliminar del caso. Usted tiene socios leales, Dallas.

-Señor. Trueheart está completando Reconocimiento en este momento. Los resultados deberían estar en la mañana. Quisiera posponer cualquier intervención de Asuntos Internos hasta que la investigación del incidente de ayer demuestre claramente si es necesaria alguna investigación.

Ahora Whitney se volvió hacia ella, su cara ancha y oscura cerrada. –Teniente, tiene alguna razón para creer que una investigación normal de Asuntos Internos y una entrevista puede echar alguna sombra sobre las acciones tomadas por este oficial?

-No, comandante.

  -Entonces déjelo seguir. Déjelo seguir. –repitió antes de que ella pudiera hablar. –Deje que el chico se sostenga por si mismo. Tenerla a usted en su esquina es una cosa. Tenerla a usted como un escudo es otra muy distinta.

-No estoy tratando de ... –Ella se detuvo, dándose cuenta de que estaba haciendo justo eso. –Permiso para hablar francamente, comandante.

-Lo más corto que pueda.

-Me siento de algún modo responsable, ya que traje a Trueheart aquí adentro. Unos pocos meses atrás él fue seriamente herido en uno de mis operativos. Siguió órdenes al pie de la letra y tuvo un montón de problemas. Pero sus instintos aún se están desarrollando y su piel todavía es fina. Es sólo que no quiero que reciba más golpes de los que se merece.

-Si él no puede levantarse de ésta, es mejor que esté fuera. Usted lo sabe, Dallas.

-Si hubiera una preexistente, los treinta días obligatorios podrían no ser aplicadas. Usted sabe, comandante, como lo se yo, el sufrimiento emocional y mental que pueden traer una suspensión, aunque sea reglamentaria. El respondió a una llamada por ayuda. Se puso a si mismo en la línea, sin dudarlo.

-El falló al no hacer una llamada por respaldo.

-Si, señor, lo hizo. Usted nunca olvidó hacer una llamada por apoyo?

Las cejas de Whitney se elevaron. –Si lo hice, merecí ser pateado por eso.

-Ya lo pateé yo.

-Voy a considerar la aplicación, teniente, una vez que todos los datos y resultados estén aquí y sean estudiados.

-Gracias, señor.  

 

 

 

***

 

Acurrucado en su cubículo, Halloway corría otra serie de escaneos en la unidad de Cogburn. Y se lamentaba.

Juega un pequeño Cruzado en tu descanso, y tendrás toda una mierda de tareas cayendo sobre ti. A quien demonios le importaban los datos almacenados en el disco de la unidad de un pequeño traficante muerto? Que quería Feeney que hiciera? Chismorrear con sus clientes del tamaño de una pinta sobre sus mamás?

Cuatro horas, pensó, y tragó un bloqueador para el fiero dolor de cabeza que trompeteaba dentro de su cráneo. Cuatro jodidas horas escarbando en datos inútiles en una unidad inútil de segunda mano y todo porque la grandiosa Dallas fue a pedírselo al grandioso Feeney.

Se echó atrás, frotándose sus ojos vidriosos.

No había podido traspasar el escudo de esa transmisión de Pureza. Cogburn no había generado el mensaje. Era todo lo que había verificado. Había venido de afuera, pero que mierda importaba?

Absoluta Pureza. Probablemente algún tipo de loción de bebé.

La cabeza lo estaba matando. Y dios, que calor hacía. El maldito control climático debería haberse descompuesto otra vez. Nadie hacía su trabajo. Nadie salvo él.

Salió de atrás del escritorio, y dejó el cubículo, desesperado por agua, por aire.

Empujó a otros policías fuera de su camino, ganándose algunas inventivas sugestiones para auto-gratificarse.

Ante el agua fresca, tragó vaso tras vaso mientras observaba los movimientos de sus colegas.

Míralos. Como un manojo de hormigas en un nido. Alguien podría hacerle un favor al mundo y eliminar algunas hormigas.

-Hey, Halloway. –McNab se refrescaba al volver de una misión de campo. –Como te va? Escuché que ligaste un trabajito de mierda.

-Que te jodan, idiota.

El enojo se mostró en la cara de McNab, pero entonces notó la palidez de Halloway, y las gotas de sudor. –Te ves un poco demacrado. Tal vez deberías tomarte un descanso.

Halloway bajó más agua. –Alguien va quedar demacrado. No te metas con mi caso si no quieres que le demuestre al resto de estos imbéciles lo que es realmente la amada mascota de Feeney.

-tienes un problema conmigo? –Si lo era, era uno nuevo. Hasta ese momento McNab y Halloway no habían tenido incidentes. –Podemos encontrarnos en el gimnasio y conversarlo. A ver quien es la mascota de DDE.

Feeney entró, deteniéndose en seco cuando sintió el caliente muro de tensión. –McNab, necesitaba el reporte hace diez minutos. Halloway, ya se pasó tu tiempo para refrescarte. Puedo encontrar más trabajo para ti. Muévanse.

Después. –Murmuró Halloway por lo bajo, y regresó a su cubículo con su cabeza bramando.