El portero echó un vistazo al vehículo de Eve y haciendo una mueca dejó su puesto y se acercó a grandes zancadas . Llevaba una sonrisa pegada a su cara, ella tenía que concederle eso.
—¿Qué puedo hacer por usted señorita?—
Ella levantó su placa mientras salía del coche. —Un par de cosas. En primer lugar asegúrese de que mi coche se queda donde lo he dejado. En segundo lugar informarme del piso donde vive Adrianne Jonas. Tercero…—
—Tendré que consultar con la Señora Jonas antes de darle ninguna información. Ah…— el echó otro vistazo a su placa, —Teniente—
—Buena suerte con ello. Está de camino a la morgue—
—¡Oh, vamos!— El sincero choque y la angustia le hicieron desear haber sido algo más discreta. —¿La Señora Jonas está muerta? ¿Qué ha ocurrido?—
—¿La conocía bien?—
—Es la mejor dama que nunca he conocido. Siempre tenía una palabra y una sonrisa para todos ¿Tuvo un accidente?—
—No, alguien la mató a propósito—
—¡Oh, vamos!—, repitió —¿Quiere decir que alguien la asesinó? ¿Por qué alguien querría matar a una mujer tan bella como esa?—
—Me gustaría averiguarlo. Para ello necesito que me deje entrar.— Como había hecho él con su placa ella también miró su placa de identificación. —Luis, tengo un consultor experto en camino. Déjelo pasar cuando llegue—
—Necesito un minuto.
Se quitó su gorra, de color rojo con adornos en plata, bajó la cabeza y cerró los ojos. La simplicidad del gesto le llegó a Eve e hizo que se metiera las manos en los bolsillos y le concediera su minuto de silencio.
Él dejó escapar un suspiro y volvió a ponerse su gorra cuadrando los hombros. —Tengo que verificar su identificación.— Fue hacia la puerta y la abrió dando paso a un vestíbulo tranquilo y prístino. Y necesitaré el nombre del consultor.
Eve sacó su placa de nuevo. —Roarke—
La cabeza del portero se alzó rápidamente. —Oh.— Le echó otra mirada más cercana a su placa. —No me di cuenta. Siento no haberla reconocido teniente Dallas.—
—No hay problema.— Así que Roarke era propietario del edificio. Gran sorpresa.
—Debe tomar el ascensor hasta el piso cincuenta y uno y entonces… Dios no estoy pensando con claridad.— Se pasó la mano por la parte trasera del cuello y sacudió la cabeza. —La Señora Wallace ya está allí. Llegó hace una media hora—
—¿La Señora. Wallace?—
—La asistente de Jonas, y Maribelle, el ama de llaves, salió un poco más temprano a hacer unos recados. ¿Debo avisar a la Señora Wallace de que está usted en camino?—
—No ¿Alguien más que trabaje para ella o viva en el piso?—
—Está Katie, supongo que se puede decir que es el chico de los recados, pero hoy no ha llegado todavía. Maribelle tiene su propio apartamento al lado del de la Señora Jonas.—
—Está bien. Gracias—
—Ella tiene ciento cincuenta y un años, Teniente. Me refiero a la Señora Wallace—, dijo mientras iban hacia el ascensor. —No quisiera decirle como hacer su trabajo, pero si pudiera tener algo de tacto con ella, estaría bien. Se va a llevar un duro golpe.—
Eve asintió con la cabeza, se metió en el ascensor. El asesinato llamaba de nuevo, pensó ella mientras tecleaba el código que le había dado el portero y subía sin problemas cincuenta y una plantas
Al pulsar el timbre junto a las puertas dobles del 5100 se preguntó como podría —tener tacto—
La mujer que contestó tenía unas cinco libras de loco pelo negro encrespado y piel de color del café que Peabody bebía regularmente. Sus ojos de suave verde hoja, miraron a Eve fijamente durante un largo rato. Lo suficiente, pensó Eve como para no preocuparse de tener tacto.
—Yo la conozco, la voz sonaba sin aliento. Se quien es usted. Es Adrianne, le ha pasado algo. Sus labios temblaban, su mano se aferraba al borde la puerta. Por favor dígamelo muy rápido.
—Tengo que informarle que Adrianne Jonas está muerta. Siento su pérdida.—
Se tambaleó, pero mientras Eve se preparaba para agarrarla, ella se endureció. Las lágrimas brillaban en esos suaves ojos verdes, pero no cayeron. —Alguien mató a Adrianne—
—Sí—
—Alguien mató a Adrianne, repitió. No estaba aquí cuando llegué. No contesta a su link y ella siempre contesta a su link. Alguien mató a Adrianne.—
El hecho de que la mujer no fuera a desmayarse o no rompiera en gritos o le diera un ataque de histeria no quería decir que no estuviera en shock. Ser gentil, supuso Eve, podía serlo en diferentes niveles.
—Me gustaría pasar ¿Por qué no vamos dentro y nos sentamos?—
—Sí, tengo que sentarme. Sí adelante—
El vestíbulo de entrada daba a una serie de puertas, abiertas ahora, que desembocaban en un enorme espacio que era el salón con altos techos y una fila de anchas ventanas. Se habían construido hábilmente asientos bajo las ventanas, con cristal más trabajado en la parte media.
La mujer eligió una silla y se sentó despacio. —¿Cuándo?—
—Esta mañana temprano. Fue encontrada en Central Park, cerca de Great Hill ¿Sabe por qué pudo haber ido allí?—
—Tenía una cita a las tres de la mañana—
—¿Con quién?—
—Darrin— su voz se quebró. Sacudió la cabeza, se aclaró la garganta. —Darrin Wasinski. Un cliente. Quería organizar la boda de su hija allí, a esa hora de la mañana. Ella y su novio se habían comprometido allí a esa misma hora.—
Se puso los dedos sobre los ojos, inspiró y expiró. —Lo siento, estoy tratando de pensar con claridad—
—Tómese su tiempo ¿Quiere algo? ¿Un poco de agua?—
—No. Quería que el encuentro fuera allí. Quería hacerse una idea del lugar, ver como estaba a esa hora. Su hija quería algo romántico y único. Algo que nadie más hubiera hecho. Quería a Adrianne para ocuparse de la logística. ¡Oh Dios! ¿Ha sido asesinado también Darrin? Oh, Dios.—
—No. ¿Es un nuevo cliente?—
—No, nos conocíamos de antes, personal y profesionalmente. Es director financiero de Intelicore en Nueva York.—
Por supuesto que lo es, pensó Eve
—Debería de haber ido con ella—, su respiración se desgarró y jadeó mientras luchaba por recuperar el control. —Adrianne es muy autosuficiente, y dios sabe que puede manejar lo que sea por ella misma. Pero debería de haber ido con ella. Estuvimos en una fiesta y se iba directamente desde allí.
—¿Dónde fue la fiesta?—
—En casa de Winston Dudley. Todavía estaba muy animado cuando me fui a la una y media. No se a que hora se fue ella. ¿Se encontró Darrin con ella? ¿Sabe si…—
Eve la interrumpió —¿Pidió él personalmente la reunión?—
—Sí. Él le mandó un e—mail ayer por la tarde. Teniente, Darrin no habría hecho daño a Adrianne. Puedo jurarlo. Es un hombre encantador, dedicado a su familia, por eso iba a llegar a tales extremos para llevar a cabo una idea de su hija.—
—¿Sabe si usted, la Señora Jonas o cualquier otro miembro del personal habló directamente con él acerca de los arreglos para la reunión?—
—Solo por e—mail. Fue algo de última hora, y no teníamos porque dudar de Darrin, es un antiguo cliente. Y como era un cliente regular y conocido a pesar de que Jonas estaría fuera, invitada a la fiesta de Dudley, le aseguró que estaría donde y cuando ellos quisieran.—
—Me gustaría copias de los correos electrónicos. La Señora Jonas ¿Ha trabajado alguna vez para Moriarity o Dudley?—
—Sí. Son muy buenos clientes. ¿Fue un robo?—
—No—
—No veo como podría serlo. Ella se entrenaba en defensa personal, era cinturón negro en varias disciplinas de artes marciales y llevaba un spray repelente y un botón del pánico.—
—¿En el bolso?—
—El spray sí. En su unidad de pulsera llevaba el botón del pánico. Es muy parecida a la mía.— Wallace tocó su muñeca. —Adrianne nos dio una a todos los que trabajamos con ella. Entramos en lugares inusuales, a menudo en momentos poco oportunos. Todos tomamos cursos de defensa personal. Ella nos quería a salvo—, agregó Wallace, y la primera lágrima se derramó por su mejilla. —¿Me puede decir que le ocurrió?—
Se sabría muy pronto. —Fue ahorcada—
—Oh, Dios mío. Dios mío.— Ella palideció agarrando sus manos sobre su regazo —¿Cómo puede estar pasando esto?—
—Se que es duro pero tengo que ver esos e—mails. Sería de gran ayuda si pudiera investigar por el apartamento ¿Tenía un despacho aquí?—
—Sí. Sí, trabajábamos principalmente en la unidad contigua principalmente, aunque si estábamos desbordadas también lo hacíamos en la salita de estar.—
—¿Usted, la Señora Jonas y Katie?—
—Oh, Jesús, tengo que decírselo a Katie. No vendrá hasta el mediodía. Debería de contactar con ella. Y con Bill y Jullie.—
—¿Bill y Jullie?—
—Sus padres viven en Tulsa. Ella es de Tulsa—
—Se lo notificaremos a los padres. Tal vez pueda ponerse usted en contacto con ellos más tarde cuando ya hayan sido informados.—
—Está bien. Sí, está bien. Me preocupé un poco cuando vi que no estaba aquí esta mañana. Pero pensé que tal vez volvió a la fiesta después de la reunión y que tal vez se fue a casa de alguien. No es algo habitual, pero ella y Bradford Zender, uno de los invitados de anoche, se ven de vez en cuando. Pero no contestó a su link, y ella era tajante sobre contestar siempre, o al menos reconocer el contacto. Me dije que no era nada, que le daría unos minutos más, que estaría en la ducha o…
Entonces, la vi en la puerta y lo supe. Contamos con un archivo completo sobre usted.—
—¿Qué?—
—Oh, eso sonó mal.— Se frotó la húmeda cara con las palmas de las manos. Adrianne cree en el proceso de elaboración. Usted podría ser cliente algún día, así que mantenía un archivo con artículos y datos básicos. Ella la admiraba. Ella cree firmemente en las mujeres que dejan una profunda huella haciendo lo que quieren hacer. Y en cuanto la vi supe porque no estaba ella en casa, porque no contestó al link. Es mi mejor amiga en el mundo y supe que estaba aquí para decirme que había muerto.—
Wallace se limpió otra lágrima y se recostó sobre el respaldo. —Va a encontrar a quien le hizo esto. Ella lo esperaría de usted. La llevaré a las oficinas.—
Cuando estaban a medio levantar, sonó el timbre
—¿Me disculpa un momento?—
Cuando Wallace se dirigió a la puerta Eve se movió para mantenerla a la vista. Observó entrar a Roarke y como la tomó de las manos. Mantuvo la voz baja por lo que solo podo oír el reconfortante tono.
Cuando se dio la vuelta, Eve vio que las lágrimas habían ganado de nuevo.
—Les llevaré a ambos a las oficinas y conseguiré copias de esos correos que usted quería.—
—Sería de gran ayuda si consiguiera una lista de personas que supieran que la Señora Jonas iría al parque, y cuando.— Un trabajo que mantendría ocupada a la mujer y la daría algo que hacer.
—Está bien.— Les guió a través del vestíbulo y de las puertas abiertas a otra habitación de gran tamaño.
Otro espacio diseñado, a los ojos de Eve, para mantener cómodos a los clientes. Elegante, soleado, con equipos de entretenimiento probablemente empotrados, y un suministro de refrescos
Más tarde, decidió Eve, pasaría por el resto del piso y estudiaría los espacios más personales.
—¿Puede decirme si tenía problemas con alguien? ¿Algún cliente insatisfecho o molesto? ¿Un problema personal con alguien?—
—Ella nunca dejaba a un cliente descontento. Encontraba la manera de conformarles y si no era exactamente lo que ellos querían, se las arreglaba para hacerles creer que era eso lo que querían, o que lo que habían conseguido era mejor que lo que querían. A nivel personal, lo mantenía todo a nivel casual. Decía que no estaba lista para mantener una relación seria. Sinceramente, no sé de nadie que pudiera hacerle esto. Gustar a la gente era parte de su éxito. Dar a la gente lo que quería y ser agradable.—
Salieron a otro espacio más pequeño convertido en oficina. A Eve le recordó a Mira. No por la decoración, sino por lo femenino del entorno y su aspecto eficiente a la vez.
—Puedo poner los e—mails en disco para usted, a menos que prefiera una copia impresa—
—Si pudiera ser en ambas formas no estaría de más.—
—Está bien. Se sentó y activó el equipo. Cuando terminó le entregó a Eve un fino archivo de papel, y un disco en su estuche.—
—Me gustaría ver algo más de su correspondencia y algunos de sus otros archivos.—
—Tendría que decirle que este negocio funciona sobre la privacidad y la discreción, pero no estoy de humor para preocuparme por eso ahora. Y sabiendo lo que le ha ocurrido a Adrianne, sé que se pondría furiosa si no le doy todo, suena estúpido.—
—No, no lo hace, suena preciso—
Wallace logró una débil sonrisa. —Ella también querría que usted tuviera todas las herramientas que necesitara para poder hacer su trabajo. Me gustaría que me dijera si hace copias o transfiere algún archivo.—
—No hay problema—
—Si no es necesario que me quede me vendrían bien unos minutos.—
—Adelante. ¿Señora Wallace?— Agregó Eve antes de que se marchara. —La Señora Jonas tuvo buen juicio al elegir a sus amigos.—
—Eso fue algo amable—, murmuró Roarke
—No me siento muy amable. Adrianne no es la única que se encontraría furiosa en estos momentos. Te dije que podía manejar esto sola.—
—¿Tengo que interpretar eso como que estás enfadada conmigo?—
—No especialmente—, suspiró Eve. —Un poco. Pero sobre todo porque estás aquí y puedo darte un puñetazo si lo necesito.
—Si no hubiera venido, no estarías enfadada conmigo, pero entonces tampoco estaría aquí para que me usaras de sparring.—
—No estoy para lógica en este momento. Tuvieron una noche realmente grande, una ostentosa fiesta, con su espectáculo privado en un lateral. Me figuré que usarían esa fiesta para darse una coartada mutua, con el bono de que así podrían conseguir también a Jonas. Uno sale, pincha al chef y más tarde sale el otro y cuelga al comprador personal. Y así se cubren al uno al otro. No me dijiste que fueras el dueño del edificio.—
—Tengo la mayoría de las acciones, pero no pensé en ello cuando me diste la dirección. Yo la conocía un poco. A Adrianne.—
—¿Eras cliente?—
—No.— Se metió las manos en los bolsillos, vagando por la habitación. —Yo puedo conseguir lo que quiera por mi mismo. Y si no tengo tiempo o no me interesa lo suficiente, tengo a Caro y a Summerset. Pero ella era muy buena en su trabajo.— Tocó el marco de una foto en la que Adrianne y Wallace aparecían abrazadas por la cintura y sonrientes.
—Una mujer encantadora con mucho estilo y encanto—, añadió —y un gran talento para el pensamiento fluido. Conozco a varias personas que fueron clientes o trabajaron con ella o con Bonita Wallace,— agregó ante la mirada en blanco de Eve —¿Cómo la atrajeron al parque?—
Le contestó mientras examinaba los correos electrónicos
—Por ese tipo Wasinski, no sabemos nada más. Lo revisaré, pero parece lo mismo que con los demás. Solo contacto con la víctima, la diferencia con los demás es que él conocía personalmente a la víctima.—
—Añaden más conexiones—, dijo Roarke
—Sí, suben las apuestas cada hora. Mira su e—mail, le indica que no contacte con él vía link ya que estará en reuniones todo el día. No dejes mensajes de voz, como esto era una sorpresa no quería que su esposa pudiera revisar los mensajes, bla, bla. Solo utiliza esta cuenta de correo electrónico que ha creado, no es la suya habitual, para mantenerlo todo en secreto hasta que todo esté solucionado.—
—Y ella no lo cuestionó.—
—Es un cliente, uno al que conoce desde hace tiempo Él usa el nombre de su hija, de su esposa, mete las suficientes cosas personales. Incluso menciona que sabe que ella ha sido invitada a la fiesta en casa de Dudley ¿Por qué iba a cuestionarlo? Probablemente no sea la petición más extraña que le haya llegado.—
Eve se sentó en la mesa y comenzó a mirar la correspondencia más reciente. —Ya que estás aquí, y no voy a golpearte, tal vez podrías mirar la memoria del link—
—Lo haré, con una condición. Que dejes de culparte a ti misma, ahora mismo, aquí mismo.—
—No estoy haciéndolo. Exactamente.—
Miró la foto, y comprobó que había tenido razón, Adrianne Jonas había sido una mujer muy bonita en vida.
—Me siento como si me estuviera quedando atrás en este concurso, porque hoy han muerto dos personas más. Pero también sé que el concurso está amañado. Lo han establecido de tal forma que no pueda saber quien es un objetivo y por eso tengo que perder tiempo comprobando coartadas y a inocentes.—
—¿Por qué malgastas el tiempo si sabes que te están engañando y sabes que las coartadas son tonterías?—
—Porque no puedo jugar según sus reglas. Tengo que demostrarle a un juez, y finalmente a un juez y a un jurado que he investigado, comprobado y eliminado. Que he recopilado las evidencias. Tal vez ese Wasinski Darrin echó una canita al aire y tenía una aventura, o quería tenerla, con la víctima. Tal vez decidió imitar los otros asesinatos y la mató porque no quería irse con él a Mozambique, o porque ella le amenazó con contarle a su esposa que ellos estuvieron haciendo cosas sucias en Mozambique cuando se suponía que él estaba de negocios en Alburquerque.—
—Nada de lo cual te crees por un instante—
—Ni por un nanosegundo, pero tiene que ser revisado, verificado y eliminado. Cuando saco a la víctima de la foto, no queda margen de maniobra, todo sigue un patrón. Se trata de establecer una causa probable lo suficientemente sustancial como para pedir una orden de registro, para permitirme meterlos en una celda.—
Y Dios, pensó ella, cómo los quería allí. Quería ver esos rostros engreídos encerrados con una sonrisa en la cara.
—Esos hijos de puta se piensan que son tan jodidamente inteligentes, más aún piensan que están a salvo porque son malditamente ricos e importantes y porque tengo que jugar según las reglas. Pero son las reglas las que van a atarlos y estrangularlos al final.—
—Ordenador. Intenta acceder a la cuenta en pantalla, no mande ningún mensaje.—
Un momento, por favor…la cuenta ha sido cancelada. ¿Desea utilizar una alternativa?
—No, cancelar. La cuenta que se creo como señuelo ya está cerrada y puedes apostar lo que quieras a que lo han hecho a distancia. Podemos trabajar con eso.—
—Podemos. Seguir los pasos y las reglas podrían frustrarle, pero admitía que darle la vuelta a las coartadas podía ser entretenido. Muy bien. Cualquier persona del EDD puede encontrar la ubicación del ordenador utilizado para establecer la cuenta y luego cerrarla. Y ellos ciertamente sabrían eso.—
—Así que utilizaron a otro incauto para que lo hiciera por ellos, o utilizaron un ordenador público con una ID falsa. Pero eso deja rastro. Hasta el momento van por delante del juego, pero están dejando un montón de migas de galleta para seguir.—
Tuvo que sonreír cuando ella se pasó una mano por el pelo. —Es dejando migas de pan—
—Prefiero tener una galleta. Y si recojo las migas suficientes puedo hacer una galleta de mierda. Pero tienes razón con lo del EDD. Los traeré para que traten con ello.—
—Puedo conseguir las localizaciones en menos tiempo de lo que te llevaría arreglar eso.—
Ella vaciló. —Tenemos permiso. Adelante. Todavía meteré al EDD. Ellos pueden hacer lo que sea que hagan y yo puedo hacer mi camino a la Central vía morgue. Han conseguido dos por el precio de uno.
—Enferma—, dijo él
—Sí, pero me ayuda ser una enferma. Si consigues las localizaciones mantenlo en la línea, sin imágenes borrosas, voy a conseguir la autorización para mirar el resto de habitaciones de la víctima. Nunca se sabe.—
No encontró nada en las habitaciones privadas de Adrianne que fuera de importancia, pero pudo verificar que tanto Moriarity como Dudley habían utilizado sus servicios en el pasado. Con el permiso de Wallace, usó el link de la víctima para contactar con los familiares. Cuando terminó Roarke se inclinó para besarla en la coronilla. —Devastador para ellos, doloroso para ti.—
—No puedo pensar en eso ahora. No podía permitirse a sí misma sentir, no todavía. Usó un mando a distancia, probablemente un link desechable, por ejemplo, las dos veces. Para configurar la cuenta y para cerrarla.—
—El mismo dispositivo las dos veces.— Confirmó Roarke. —Lo correos se mandaron de diversos lugares, tengo una lista para ti—
—Tengo que terminar antes de poner todo esto junto. Me has ahorrado algo de tiempo, así que no hay puñetazo.—
—Mi cara se siente aliviada, pero yo estoy extrañamente decepcionado.—
—No sé cuando llegaré a casa.—
—Ni yo, cuando termine alguno asuntos pendientes, iré a la Central a ver si puedo serle útil a Feeney.—
—Te diría que Feeney se las puede arreglar solo, pero con nueve muertos no voy a rechazar la ayuda de nadie. Probablemente no tiene sentido decirte que no compres comida para un montón de policías ¿verdad?—
El le envió una sonrisa alegre. —Ninguno en absoluto si tengo hambre.—
Cuando estuvieron en la calle, tomó la cara de ella entre las manos. —No tiene sentido decirte que te tomes una hora de sueño, incluso aunque sea en el suelo de tu oficina.—
—Probablemente hoy no.— Su link sonó. —Un momento, Dallas—
—Dime que me quieres.
—No puedo, mi marido está aquí y podría sospechar.—
—Lo entenderá—, aseguró Peabody, —cuando oiga lo que he encontrado. Adivina que mamá tuvo un lío ardiente con un chef francés muerto antes de que muriera. Hace como unos veinticinco años.—
—¿Delaflote movió el esqueleto con la madre de Dudley?—
—Esa es la palabra sobre todo en francés. Fue en un verdadero escándalo en Europa en ese entonces. La víctima era más joven y ella aún estaba casada con su padre. Ella dejó al marido para formar un hogar con Delaflote. Quizá no duraran más de seis meses, pero el matrimonio se rompió, y según los rumores causó varios problemas a la familia Dudley.—
—Esto vale un —te tengo mucho aprecio——
—Aww, lo hago todo por el amor.—
—Búscame una relación entre Adrianne Jonas y Moriarity, aparte de la de haber sido un cliente ocasional y hablaremos de amor ¿Cómo vamos con el tema del zapato?—
—He estado enterrada en aventuras ilícitas, moda, travesuras matrimoniales y escándalos de famosos. Lo comprobaré.—
—Me voy a la morgue, cuando acabe iré hacia allí. Mantenlo en funcionamiento, Peabody.—
—Creo que todo está empezando a encajar. De verdad
Eve cortó. —Me tengo que ir—
—¿Qué pasa con el zapato?— Exigió él mientras ella saltaba al coche.
—El bastardo estaba usando los mismos zapatos que en el video de seguridad cuando lo interrogué esta mañana. Migas de galleta.—
Él la vio alejarse y decidió que podría recoger unas cuantas docenas de galletas antes de encontrarse con ella en la Central.
Peabody volvió a contactar con ella mientras bajaba por el blanco pasillo de la morgue. —Todavía estoy en — te aprecio mucho—, dijo Eve.
—Puedes estar lista para un —eres dulce — por lo menos. Extraoficialmente McNab dice que si no es el mismo maldito zapato se lo comerá con salsa barbacoa.—
—Es capaz de comerse cualquier cosa con salsa barbacoa. Necesito algo oficial—
—Feeney acaba de confirmar oficialmente que el zapato que Dudley llevaba esta mañana era del mismo tamaño, marca y color que el que aparece en el video del parque.—
—Cerca, pero no lo suficiente como para llegar a —dulce—
—No se puede afirmar sin ninguna duda que se trate del mismo zapato. Puede darte una probabilidad de ochenta y ocho punto siete.—
—Quiero el noventa. Mira a ver si puede mejorar más las imágenes, o hacer cualquier otra cosa para ello. Noventa es mejor que ochenta y ocho.—
—Se lo diré.—
Eve se guardó el link en el bolsillo, y pasó a través de las puertas de la sala de autopsias.
Morris levantó la vista de su trabajo. —Bueno Dallas, estamos teniendo un infierno de verano.—
—Va a ser un infierno para dos bastardos antes de que termine.—
—Antes de ponernos a trabajar quiero agradecerte por haber organizado esa reunión mañana.—
—Oh. Creo que…—
—Me encuentro a mi mismo pensando más en el pasado, con demasiada frecuencia, que estando con los amigos. Es más sencillo, y más autoindulgente, estar solo. Necesito un empujón de vez en cuando para salir del ciclo.—
—Sí—. Y ahí se fue todo su racional y razonable plan de posponer todo el asunto. —Bien—
—¿Puedo pedirte un favor? Me gustaría llevar a alguien.—
Su mandíbula casi cayó al suelo. —Ah, claro…No sabía que estuvieras…—
—No esa clase de persona. Chale, el Padre López. Es un buen amigo ahora, y sé que a ti te cae bien. Él te tiene cariño.
Había una gran cantidad de afecto dando vueltas, pensó ella. Un sacerdote en una fiesta de policías. Mayormente policías, se corrigió. ¿Qué más da?
—No hay problema. Estará bien volver a verlo.—
—Gracias. Y ahora a por tu doble cabezazo.—
—Ah. Yo lo llamé un dos por uno. Los dos estamos enfermos—
—¿Qué más se puede obtener después de un infierno de verano?—
—El francés en realidad es de Topeka, por cierto. Nacido Marvin Click—
—¡No me digas!—
—Peabody hizo la búsqueda, que incluyen datos completos, y el cambio legal del nombre. En cualquier caso tu suposición inicial en la escena era correcta. Muerte por arpón. Ha sido identificado como tal, pistola de arpones, creo que se llama, la ha identificado el laboratorio.—
—Ese no es nuestro método habitual. ¿Lo has verificado con Dickhead?—
—Todos estamos dando un poco más de nosotros mismos en esto. Y yo tenía curiosidad. Él está enamorado, ¿sabes?—
—Sí lo he oído—
—Es un poco preocupante—
—¡Sí!— Ella le dio un empujón de solidaridad. —Gracias a Dios, se me pusieron los pelos de punta.—
El humor iluminó los oscuros ojos de él y dio a Eve el primer impulso del día. —Es algo cruel, pero confieso que me ocurrió lo mismo. Tienes el arma identificada en la unidad de tu oficina. Fue una herida en el corazón. En términos simples, el arpón atravesó el pecho, pasó a través del corazón y salió por la espalda. El arpón ha sido extraído, registrado y enviado al laboratorio. No hay otras heridas. Había consumido apenas ocho onzas de vino blanco. Estoy analizando de que tipo.—
—Tengo la botella—
—Lo confirmaremos. Había hecho una comida ligera varias horas antes de morir. Ensalada, langostinos a la plancha, espárragos a la plancha y un poco de crema vainilla a la crème brule.—
A pesar de las circunstancias el estómago de ella gruñó. —Suena bastante bien.—
—Espero que estuviera bien. Había contenido más actual en el estómago, pero a juzgar por las cantidades y la variedad, yo diría que se trataba de pruebas de lo que estaba haciendo, además de un poco de queso y un par de galletas. No había drogas en su sistema. Era fumador.—
—Todo encaja—
—Tenía algo de esculpido en cara y cuerpo—, continuó Morris. —Mínimo, se mantenía en buena forma, sus músculos están bien tonificados.—
—¿Qué pasa con ella?—, Eve se movió hacia el cuerpo de Adrianne.
—Ella no murió tan rápidamente. Había consumido cerca de dieciséis onzas de champagne, y neutralizó sus efectos con Sover Up. Te daremos la hora de ello. Algunos alimentos de la fiesta en su estómago. Caviar, pan tostado, bayas, algunas verduras y así sucesivamente, muy pocas cantidades consumidas entre dos y cuatro horas antes de morir. No hay señales de actividad sexual, forzada o consentida.—
Le levantó una mano. —Hay algunos moretones en los talones de sus manos, y en las rodillas, que concuerdan con una caída, estos rasguños profundos en la garganta, coinciden con la sangre y la piel encontradas bajo sus uñas. Se agarró la garganta y se rompió tres uñas consiguiendo encajar dos.—
—Agarrando el látigo.—
—Le rodeó el cuello tres veces y con fuerza. Le desgarró la piel en estos patrones de aquí, le bloqueó las vías respiratorias, le contusionó la laringe.—
—No pudo gritar—
—No. Y mira. ¿Quieres unas microgafas?—
—No, puedo verlo—, aún así se inclinó más cerca. —Tiró de ella, tal vez incluso la arrastro por los pies. Luego la suelta, la levanta por los brazos y tira de ella hacia arriba con el látigo, hasta la rama. Su cuello no está roto—, miró a Morris para confirmarlo, —tiene movimiento de cabeza. Por lo que habrá sido doloroso y aterrador, y sin fin. Solo un minuto, quizá dos, pero interminable.—
—Sí, me temo que sí.— Junto con Eve, miró hacia el cuerpo. —Habrá sufrido bastante.—
—Sus padres se comunicaran contigo.—
—Les diré que fue rápido y que no sintió ningún dolor.— Puso una mano sobre el brazo de Eve brevemente. —Ellos quieren creerlo así que lo creerán.—
Mientras regresaba por el pasillo blanco ella deseaba poder creerlo también.