FANFARRIA EN HONOR DEL ESCORIAL
(Poema para el Quinteto
de Organo Número 6 del
Padre Antonio Soler.)
¡Ahí está la alegría, existe la alegría!
Detrás de los muros, donde lo tenebroso,
Estalla el pétreo Escorial en armonía.
¡Todo es jubiloso cántico y es fiesta!
Puede una tumba cantar, si está en belleza construida.
Puede un fraile danzar, si da al linaje de lo angélico,
Como da al prado florecido el torreón en ruinas.
¡Existe la alegría, ahí está la alegría!
El Infante Gabriel toma su violín entre las manos,
Y anuncia que todos pertenecen al reino de la armonía.
¡Purificados fueron! La música los ha tomado arcángeles.
¡Vencida es la sombra y la muerte está vencida!
El órgano no es el gemido de las tinieblas.
El órgano es el piano de las alegres nubes.
Una lluvia de sones eleva en danza los espíritus.
¡Vuelan las torres y bailan los muertos las cálidas sonatas!
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor y Santa Cecilia exulte el clavicordio!
¡Todo es júbilo! Un coro de altos trinos yendo de la tierra al cielo
Arrebata las almas hacia los aposentos invisibles. ¡Aquí está la alegría!
¡Todo es jubiloso cántico y es fiesta interminable!
Los perfectos multiplican para los hombres la perfección de las formas.
La garganta del órgano es también espejo de la garganta del ruiseñor.
El concierto desnuda la concertada huella del Perfecto. ¡Alabado sea!
¡Todo es júbilo! ¡La geometría conduce a la felicidad!
¡Arriba está el Señor! ¡Todo es júbilo! Danzan los niños al arpa, y ríen.
El Infante Gabriel besa las manos de su maestro, y este le dice:
La luz es la sombra de Dios, y su cuerpo está en la música reposado.