El abanico político a la muerte de Franco

Las fuerzas del régimen

Pese al decreto de unificación (abril de 1937) que creaba Falange Española Tradicionalista y de las J.O.N.S y a la ley fundamental de Principios del Movimiento Nacional, las fuerzas del régimen han estado siempre claramente diferenciadas, aunque unidas en su apoyo a éste y al general Franco.

Entre estas fuerzas cabe distinguir:

a) La extrema derecha violenta. Está formada por grupos reducidos de activistas y su línea es afín a los postulados fascistas y nazis: Guerrilleros de Cristo Rey (Sánchez Covisa), C.E.D.A.D.E. (Jorge Mota), P.E.N.S. (Partido Español Nacional Sindicalista), G.A.S. (Grupos de Acción Sindicalista); A.T.E. (Antiterrorismo E.TA.), etc.

b) La extrema derecha. Abarca un amplio abanico. En general prefiere la violencia verbal a la de los hechos, aunque ésta no la excluya en absoluto. Destacan las agrupaciones Fuerza Nueva (cuenta con la revista de igual título: Blas Piñar), Comunión Tradicionalista (el diario El Pensamiento Navarro mantiene posiciones cercanas a las suyas; está dirigido por Sixto de Borbón), Federación Nacional de Combatientes (el diario madrileño El Alcázar es su órgano de prensa; está dirigida por Girón de Velasco), Guardia de Franco y algunos de los grupos que reclaman para sí la autenticidad de la línea falangista y, por tanto, la exclusiva del nombre Falange Española.

c) Grupos de gobierno. Abarcan desde la extrema derecha no excesivamente belicosa hasta la derecha autoritaria. Los ministros de Franco han surgido todos de estos grupos. No son partidarios de la violencia «incontrolada», pero sí del orden y la autoridad a toda costa, de considerar que el gobierno posee el «monopolio de la violencia». De los más inmovilistas a los más evolucionistas, son Tradicionalistas (derivan del carlismo pero no comulgan con Carlos Hugo ni con Sixto; están por el Estado del 18 de julio sin modificaciones: familia Oriol), tecnócratas (en su mayoría relacionados con el O pus Dei; están por el desarrollo y la eficacia, siempre dentro de la más pura ortodoxia económica, social y política del Estado del 18 de julio: los López-Rodó, Bravo, de Letona), monárquicos alfonsinos posibilistas (su propio nombre ahorra mayores explicaciones: conde de Vallellano) y propagandistas católicos (relacionados con la asociación de este nombre, representan el ala más derechista de la democracia cristiana: Martín Artajo, Silva Muñoz). Los otros dos grupos de este apartado merecen ser citados aparte. Los militares, que en funciones de gobierno no han tenido una adscripción política concreta, y los falangistas o, mejor, representantes del Movimiento. Por su origen y composición, por la práctica ininterrumpida de casi cuarenta años de poder, el Movimiento no prefigura una opción política única. Las posturas de los falangistas abarcan todo el abanico de fuerzas que apoyan al régimen; sin embargo, las tendencias que con mayor fuerza se han expresado en cada momento han sido las situadas a ambos extremos de los grupos de gobierno. En realidad, el Movimiento y sus políticos han pasado a representar la burocracia del régimen, una burocracia que también se ha escindido entre inmovilistas y evolucionistas (Girón de Velasco o Martín Sanz y Martín Villa o Adolfo Suárez).

El abortado asociacionismo político promovido por Solís no alteró en absoluto el panorama anterior, pese a la multitud de siglas que aparecieron como asociaciones del Movimiento.

Los reformistas

En este apartado se incluyen varios grupos que, bajo diversas formas (grupos de estudio, sociedades anónimas, etc.), rechazan el asociacionismo de Solís y pretenden llevar al país hasta una democracia «fuerte» por la vía de la reforma, sin apartarse de la legalidad del régimen. Tácito (equipo de pensamiento, situado en la derecha de la democracia cristiana, que publica artículos periodísticos semanales como medio de penetración: Reguera Guajardo) y F.E.D.I.S.A. (sociedad anónima cuya finalidad consiste en realizar estudios y trabajos que conduzcan a una «democratización efectiva de la vida pública española»: Pío Cabanillas) son los grupos reformistas más importantes.

La oposición moderada

Está formada por grupos liberales, democratacristianos y socialdemócratas. Son agrupaciones de notables y suelen darse el nombre de partidos políticos. Tienen fuerza potencial, pero ninguna fuerza efectiva, si no es la testimonial; por ello, desean la democracia, pero no están dispuestos a pactar con los reformistas o con la oposición (ni tampoco están en situación de hacerlo). Se incluyen aquí los liberales, muy divididos entre sí (Enrique Larroque, Joaquín Garrigues, Ignacio Camuñas), algunos democratacristianos (fundamentalmente los agrupados en torno a Álvarez de Miranda) y muchos de los numerosísimos partidos socialdemócratas (Fernández Ordóñez, García López, Díez Alegría…).

La oposición

Los partidos de la oposición se hallan agrupados en cuatro grandes bloques: centristas no incluidos en formaciones unitarias, Junta Democrática, Plataforma de Convergencia Democrática y grupúsculos izquierdistas.

a) Centristas no incluidos en formaciones unitarias. El partido más importante de este bloque es, sin lugar a dudas, el constituido en torno a Gil Robles. Su Federación Popular Democrática, que forma parte del Equipo demócrata-cristiano del Estado Español (E.D.C.E.E.) —homologado por la Democracia Cristiana internacional—, tiene gran prestigio entre todos los grupos y partidos, tanto del régimen como de la oposición; su colaboración es muy buscada. También se incluye en este bloque el sector histórico del P.S.O.E., sector minoritario de este partido; su dirección está instalada en el exilio desde el fin de la guerra civil y se le acusa de estar desconectada de los problemas reales del país actual; preconiza un tipo de política socialista típica de la época de «guerra fría»; secretario general, Rodolfo Llopis.

b) Junta Democrática de España. Formación unitaria creada alrededor de dos partidos fuertes: el Partido Comunista de España (preconiza la «reconciliación nacional» y la superación de la guerra civil mediante una amnistía total; se sitúa en la linea del «eurocomunismo». Secretario general. Santiago Carrillo; presidente, Dolores Ibárruri, la «Pasionaria») y el Partido Socialista Popular (creado por antiguos militantes del P.S.O.E. disconformes con la línea que imponía la dirección en el exilio; partidario de la alianza de todas las fuerzas de la izquierda y del federalismo. Secretario general, Raúl Morodo; presidente, Tierno Galván). La integran partidos políticos, organizaciones sindicales y personalidades independientes. Entre los más destacados; Partido del Trabajo de España antiguo Partido Comunista de España [internacional], procede de una escisión del P.C.E.; su línea política ha sido zigzagueante y suele definirse por oposición al P.C. Secretario general, «Ramón Lobato» —seudónimo—, Comisiones Obreras (organización sindical con gran fuerza en el país; su dirigente más conocido es Marcelino Camacho), Antonio García Trevijano (abogado del diario Madrid y del dirigente independentista de Guinea ecuatorial y actual presidente del país, Macías) y Rafael Calvo Serer (miembro del Opus Dei, monárquico liberal y representante de un sector de la derecha democrática).

c) Plataforma de Convergencia Democrática. Formada también alrededor de dos grandes partidos: Izquierda Democrática (forma parte del E.D.C.E.E. y se sitúa en el ala izquierda de la democracia cristiana. Máximo dirigente, Joaquín Ruiz Giménez) y el sector renovado del Partido Socialista Obrero Español (procede asimismo del desacuerdo de los militantes del interior con la dirección del P.S.O.E. en el exilio; es el sector mayoritario y sigue la línea de los socialismos mediterráneos. Secretario general, Felipe González). No admite personalidades independientes y además de los partidos citados incluye, entre los más destacados, al Partido Carlista (está por el socialismo autogestionario y procede del carlismo; había formado parte de la Junta Democrática. Dirigente máximo, Carlos Hugo de Borbón —representante de la dinastía carlista—; secretario general, José María Zabala) y el Movimiento Comunista (procede de una escisión de E.T.A. y repudia el eurocomunismo, sin por ello caer en la oposición sistemática al P.C.E. Secretario general, J. del Río).

d) Grupúsculos izquierdistas. Son muy numerosos, cuentan con muy escasos efectivos y pueden clasificarse en varios apartados: los que preconizan la acción directa y violenta —P.C.(m-l), maoístas, F.R.A.P., organización de masas del anterior, recluta sus efectivos entre los estudiantes (una minoría) y el subproletariado (los más), P.C.(r), P.C.(i), etc.—, los que se dedican principalmente a realizar estudios teóricos —O.C.E. (Bandera Roja), O.I.C.E., etc.— y grupos trotskistas y anarquistas (P.O.R.E., L.C.R.).

Las nacionalidades (o las regiones)

Queda para el final un tema conflictivo: el de las nacionalidades que integran el Estado español (en formulación de la oposición) o de las regiones de España (en términos de los grupos del régimen).

En Cataluña, País Vasco (Euzkadi) y Galicia, pero también en Andalucía, Valencia, Baleares y Canarias, existen grupos y partidos circunscritos a esas áreas y que reclaman, aparte los puntos de sus programas homologables con los grupos o partidos similares de cualquier otra parte del mundo, diversos grados de autonomía. El E.D.C.E.E. está formado, aparte los partidos de Gil Robles (F.P.D.) y Ruiz Giménez (I.D.), por Unió Democràtica de Catalunya, Partido Nacionalista Vasco y Unió Democràtica del Pais Valencià; la Federación de Partidos Socialistas, por partidos de este tipo, bastante escorados hacia la izquierda, actuantes en cada una de las nacionalidades (o regiones); una de sus diferencias con el P.S.O.E. consiste en que éste es un partido con estructura federal, en tanto que la Federación es la coordinadora de partidos independientes.

a) Cataluña. La Assemblea de Catalunya agrupa casi todos los partidos, organizaciones y personalidades independientes de Cataluña, desde la democracia cristiana hasta los grupúsculos izquierdistas (excluidos, por voluntad propia, los anarquistas). Reivindica las instituciones catalanas configuradas por el Estatuto de Autonomía concedido por la República en 1932.

Entre los partidos más importantes: Unió Democràtica de Catalunya (miembro del E.D.C.E.E.; Antón Cañellas), Convergencia Democràtica de C. (centro izquierda, nacionalista; Jordi Pujol, Miquel Roca i Junyent), Convergència Socialista de C. (miembro de la Federación de Partidos Socialistas; J. Revenios), Front Nacional de C. (nacionalista; Cornudella), Partit Socialista Unificat de C. (comunista, aliado con el P.C.E. —que no existe en Cataluña—; López Raimundo, Ardiaca), Reagrupament Socialista i Democràtic de C. (socialdemócrata y nacionalista; Pallach). Actúan también grupos violentos, sin ninguna incidencia (O.L.L.A., F.A.C.).

b) Euzkadi (País Vasco). El panorama está dominado por E.T.A. (Euzkadi ta Azkatasuna), organización que mediante la acción directa y violenta pretende la independencia de Euzkadi. Ha sufrido diversas escisiones, entre las más importantes: E.T.A. VI Asamblea (que deriva hacia el trotskismo), E.T.A. político-militar (que da más importancia a la lucha política que a la acción directa, sin que renuncie a esta última) y E.T.A. militar (la más radical, que preconiza la prioridad de la lucha armada). Actúan también el Partido Nacionalista Vasco (del E.D.C.E.E.), el P.C. de Euzkadi y el P.S.O.E., como más importantes.

c) Galicia. El desarrollo de las fuerzas políticas autonomistas es inferior al de Cataluña y Euzkadi. Union do povo galego, que intenta seguir el ejemplo de E.T.A., P.C. de Galiza y P.S.O.E. son los más importantes.

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Esta obra se edita en castellano casi un año después de la muerte del general Franco. Durante este período se han producido algunos reajustes en el cuadro anterior. Con la subida al trono de Juan Carlos I ocuparon el poder las fuerzas evolucionistas o reformistas del régimen, las cuales fueron desplazadas seis meses después por una alianza de evolucionistas del Movimiento y reformistas.

La Junta Democrática y la Plataforma de Convergencia Democrática se unieron y crearon Coordinación Democrática («Platajunta»), que no ha conseguido extenderse hacia los sectores de oposición moderada. Por otra parte, se han agudizado los problemas de las nacionalidades (o regiones) con la exigencia cada vez más firme de estatutos de autonomía. Desde el régimen se han creado unas Comisiones para el régimen especial de las regiones, mientras que desde la oposición se han creado organismos unitarios en casi todas las nacionalidades y se ha establecido un Comité de enlace entre estos organismos unitarios y Coordinación Democrática.