CAPÍTULO 17

Nada más en Durrington. Hacía mucho tiempo.

Nada de nada en Durrington, ahora. Todo había pasado.

Después de vagar por los viejos lugares, lleno de pena y amargura, me encontré nuevamente delante del teatro. Todavía estaba cerrado por la hora del almuerzo, silencioso y parduzco, bajo la pálida luz solar. Ningún fantasma más. Shirley y Paul, y Vic, y Sarah, y Geoffrey Glover, y todos los otros, desaparecidos ya, y sé por experiencia que no se los puede invocar, efectivamente, al mismo lugar, el mismo día. La segunda representación siempre es floja, una repetición lavada, con decepciones.

Me fui rápido.

Solo el viaje de vuelta a Londres, ahora, parando brevemente en el George Hotel, Elton, a dieciséis kilómetros de distancia. Las nubes se juntaban al sur. La confrontación final con mi conciencia había terminado.

Yo no maté realmente a Paul Ring Sin embargo lo maté igualmente. Puse en cadena la secuencia de hechos que terminaron en su muerte, y en la muerte de Konsakis, y, llegado a esto, en la muerte de Tony Banks, y la ruina de Joe Gross.

Tales cosas no estaban en la agenda, sin embargo sucedieron. Pero uno vuelve atrás, desafiantemente, enfrenta los hechos, y porque no estaban en la agenda, uno deja Durrington, y siente que fue un malvado, pero no siente que fue un asesino malvado. Tal vez debería, pero no lo hace.

El informe es malo. Uno concibió un complot, manejó el primer tramo de suerte de Paul Ring, se lo presentó a Tony Banks. Los dos fueron asesinados, Konsakis, también, y Joe Gross arruinado.

Uno se dice que fue, en el peor de los casos, homicidio sin premeditación, una vez alejado. Pero ha pasado, y se lo ha admitido. No hay necesidad de luchar más.

Uno puso la escenografía y de las alas laterales, los viejos malos dioses se movieron despiadadamente hacia sus víctimas.

Así, a veces vale la pena volver, aun a Durrington.

En Elton recogí a mi mujer y los dos chicos. Y ya que ella seguramente leerá esto, le digo a Jessie que hay más de una forma de amar, y creo que Shirley tenía razón, y también pienso que trabajar hombro con hombro en el negocio de publicidad, es un terreno de prueba bastante bueno.

Si de tanto en tanto, “queda alguna sombra”, de alguna otra persona, Jessie comprenderá. Ella, también, estuvo enamorada una vez, de distinta manera.