Prólogo
La antigua ciudad, la traza vieja, el Centro, la bella Anáhuac, la Tenoch… ¡Ya no es lo que es… es… otra… la otra… la misma y no…! ¿Cómo la ves, desde a’í?
La otra es la del otro. No la de usted, usted es yo, yo soy usted, el otro.
Su ciudad es la de su tiempo, la de su mente, la que vive y recordará, en la que se reconoce. ¿La otra? es la de los otros…
El Centro es el mito, el lugar, lo que es y lo que está: Dejando de ser, será, y lo que se va, ¡adivinó!, se queda…
En el ayer, y en el hoy estoy para ser en ese tiempo mítico que es lo que vendrá.
¿Soy o me parezco? ¿Me ves o me adivinas? ¿Qué jais, mi buen…? ¿De dónde soy? ¿En dónde de algún modo se vive?
¡Damas y caballeros, bienvenidos sean ustedes! ¡Éste es el lugar de saltapatrás! ¡Un pasito para adelante y uno para atrás! ¡¡¡Pásele, pásele, dos tandas por el precio de una!!!
… ¡¡¡Bye bye Tenochtitlan…!!! ¡Ya estás jabón Dove de Olor!, esto es tu centro, esto es tu ombligo, esto es tu Tenochtitlan…
¡Digo yo no más digo!