La fiesta
Jeff había pedido en matrimonio a Marta formalmente, y todos lo estaban celebrando. Aún tenía que acabar ciertos papeles, pero la boda se había planificado para antes de nacer el bebé, para que pudieran disfrutar del viaje de novios a Estados Unidos, donde visitarían a la familia de Jeff.
- Si me permite tu hermano, me gustaría llevarte al altar, me preguntó mi tío al saberlo…
Mi hermano accedió porque sabía lo importante que era para él y realmente le dio una alegría enorme. Estaba colorado, deseando empezar a preparar la casa… Jeff realmente estaba contento porque en realidad lo que le importaba es que por fin estaríamos juntos.
Yo quería una boda tranquila e íntima, pero me imaginaba la boda de princesa que quería organizar mi abuela, y tampoco estaba tan mal…
Jeff se acercó a Charlie y le preguntó si quería ser su padrino… y ambos se fundieron en un enorme abrazo fraternal, al que se sumó mi hermano, que también formaría parte de los testigos de la boda. Fue una tarde preciosa…
La abuela estaba feliz y maravillada de cómo la vida le había regalado en estos momentos de su vida dos nietos más y un bisnieto y otros dos en camino... a pesar de lo duro que fue perder a su hijo y que pensó que nunca se recuperaría de ese dolor, sentía a su hijo en estas dos queridas y maravillosas personas que habían llegado a su vida. Y la posibilidad de celebrar una boda, de nuevo, con lo doloroso que fue perder a su nieta…, un cúmulo de penas a lo largo de su vida, que comenzaban a dejar paso solo a alegría y felicidad.
Por eso, le iba a preparar una boda a su preciosa e inteligente nieta digna de una princesa de la realeza. De hecho, les tenía que decir que iban a heredar los títulos nobiliarios de su padre, y su fortuna que ella había guardado, no sabía por qué… aunque ellos en ningún momento habían preguntado acerca del tema. Todavía le agradaba más eso. No sabían que probablemente no necesitarían trabajar jamás, y que poseían varias propiedades .. solo estaban felices de tener una familia que les había acogido con cariño. Y ellos lo devolvían con el mismo amor.
Desde luego, Olivia hizo un gran trabajo con los chicos y su marido también, criaron a dos estupendas personas, y eso ella nunca lo olvidaría.
Esa tarde poco pudieron hablar porque después de la cena íntima donde presentaron a sus sobrinos a los mejores amigos, se había pasado el mes tan rápido… que ya casi había llegado el día de la fiesta en honor de la Marquesa, donde iban a venir muchas personas de las embajadas de varios países, y de varias bases, todos con alta graduación. Una fiesta donde todos estarían muy elegantes y engalanados con sus medallas, oropeles y demás complementos del más alto nivel...
Marta y Sophie estaban realmente preocupadas porque no habían tenido tiempo de ir a comprar ningún vestido especial y deseaban estar espléndidas pues sabían que muchas personas las observarían con todo detalle.
Ni siquiera sabían si podrían arreglarse el pelo…. Los chicos se iban a poner un traje de chaqueta muy elegante, incluso Jeff, que prefería no lucir su gran cantidad de medallas, iría con traje de chaqueta o quizá esmoquin.
Estábamos pasando de nuevo el fin de semana en la casa del general, habíamos arreglado el tema de los trabajos de momento con excedencia Sophie, y mi hermano y yo nos habíamos despedido cordialmente, con excusa mi hermano de emprender un negocio, yo del embarazo.
- Abuela he traído un vestido rosa muy bonito para esta noche, que me viene un poquito justo por el embarazo pero creo que será elegante, ¿qué opinas? - le pregunté un poco avergonzada, pues aunque el vestido era bonito, sabía que no estaba a la altura, visto el guardarropa que tenía ella…
La abuela se rió, dejando desconcertada a Marta y a Sophie que entraba en ese mismo momento con otro vestido que había traído de casa…
Mi tía Elena sonrió pícaramente. Había recobrado la alegría desde que tenía nuevos sobrinos e incluso la relación con su esposo había mejorado ostensiblemente las últimas semanas.
- Venid por aquí, chicas- dijo la tía sin dejar de sonreír
Y las condujo a la habitación de invitados del final del pasillo…
Lo que vieron allí fue como un sueño para cualquier mujer…
Cuando entrarons en la habitación aquello pareció el paraíso… había dos perchas de vestidos de fiesta, zapatos, complementos, incluso ¡ropa interior! Había dos chicas que parecían peluqueras y maquilladoras…y que nos dijo mi tía que se encargarían de ponernos guapas.
Mientras no podíamos creer lo que veíamos, e íbamos mirando un vestido aquí y otro allá, un bolso, unos zapatos… colgantes… pendientes… como locas sujetando nuestro vientre ligeramente abultado,… las dos mujeres mayores sonreían de satisfacción
Recién duchadas, nos dispusimos a elegir el vestido más adecuado.
Yo elegí uno color azul claro que hacía juego con mis ojos, estrecho en la cintura y con algo de vuelo, el escote era pronunciado pero no demasiado, elegí unas sandalias plateadas con tacón, Sophie como era morena eligió uno de color marfil suelto porque a ella se le notaba más el embarazo que a mi, y estaba guapísima.
Mi abuela apreció mi elección y me dijo ven, tengo algo para ti. Y sacó un collar de zafiros azules muy discreto y elegante. Me daba la sensación que elegirías algo en azul así que había traído este collar. Es un regalo.
- Pero no puedo… es demasiado.- protesté sin éxito
- Nada es demasiado para mi nieta, por favor acéptalo y haz feliz a esta anciana.. y toma los pendientes a juegos.
Eran preciosos y todavía resaltaban mis ojos y el vestido.
Me sentía realmente bonita, pero antes de ponerme el vestido elegido, tocaba peinar y maquillarme. Realmente estaba como una princesa. Jamás había sentido algo así. Y mi cuñada estaba encantada, haciendo fotos para recordar esta tarde tan maravillosa.
Me hicieron un recogido con rizos que caían suavemente sobre mis hombros, despejándome la cara y haciendo que mis facciones se vieran más finas. El maquillaje acabó por completar el conjunto.
- Mírate en el espejo- decía mi abuela orgullosa de mi aspecto.
Y me miré y no me reconocí, esa chica tan mona, tan elegante.. no podía ser yo. ,,
Casi se me escapan las lágrimas, pero la maquilladora me gritó advirtiéndome, y las contuve.
Me dieron un bolsito plateado a juego para poner el labial y alguna cosa más, me dieron a elegir entre varios perfumes de los mejores del mercado… esto era impresionante. Y cuando ya terminamos, la abuela que también había sido peinada y maquillada, y las dos nos dirigimos al salón.
Los invitados habían comenzado a llegar y se distribuían por el precioso jardín una vez saludado al general y esposa y a la marquesa. La empresa de catering que contrataron había realizado una preciosa decoración en el jardín, lleno de flores blancas y rosas amarillas, las favoritas de la Marquesa. Además, había varios pequeños templetes con mesas con bebidas y canapés, donde elegantes camareros vestidos de blanco atendían a los que iban llegando.
Al y KC también estaban invitados a la cena... Además se había enterado que estábamos comprometidos y con un bebé en camino y me felicitaba de parte de todos y me decía que íbamos a celebrar una fiesta la semana que viene para celebrarlo.
Sophie y yo estábamos en un lado, un poco retiradas pues no conocíamos a mucha gente… y sin embargo, todos nos miraban, pues algunos que conocían la historia, habían ido comentando a otros y se había propagado la noticia por toda la fiesta.
Mi hermano Quique se acercó. Iba muy elegante finalmente con un esmoquin hecho a medida que le hacía parecer un príncipe, pensé, con pasión de hermana… Sophie también le miraba con adoración, y así mismo él a ella. Se les veía tan enamorados, como el primer día.
- Ya verás cuando te vea Jeff, creo que te raptará y se te llevará a la habitación directamente- bromeó Quique
- Bueno, me tiene muy vista, le dije y dejé que se marchasen a hablar con Charlie, pues le iba a presentar a un editor francés que podía aconsejar a Quique en su nueva andadura.
Yo esperaba que vinera Jeff a buscarme, pero no apareció… así que comencé a bajar las escaleras sola y por fin apareció al final de la escalera, venía casi corriendo porque no me encontraba… y se quedó parado completamente, mirándome, sin acertar a subir las escaleras, solo mirando.
Se veía franca admiración y deseo en su mirada, así que, riéndome, bajé deprisa las escaleras y me tiré en sus brazos, besándolo. Él estaba magnífico con su esmoquin y su camisa blanca. Se había recortado el pelo y la barba y parecía un auténtico protagonista de una película. El traje hacía que sus hombros parecieran más anchos todavía y destacaba la masculinidad que emanaba por todos sus poros.
Me abrazó con cuidado, como siempre lo hacía últimamente.
- No podría penar que pudieras estar más bella de lo que siempre eres… me alegro de que lleves anillo de compromiso y que se vea que estás ya reservada- dijo guiñándome el ojo.
Yo estaba encantada con su reacción pues dejarle sin habla era algo impensable.
- Estás guapísimo, menos mal que estamos comprometidos, le dije siguiendo su conversación.
Nos dirigimos al salón donde nos recibió mi tío admirando la pareja que hacíamos, mi hermano ya estaba hablando con cualquiera, había cambiado en las últimas semanas y se sentía francamente cómodo entre personas con poder…
Incluso estaba invitada una periodista de la revista “Hola”, con photocall y todo. Así que seguramente se haría público pues era una historia bastante jugosa. ¿A quién no le gusta la historia de unos huérfanos que de repente son millonarios?
Para mi eso era como de otro mundo, de la noche a la mañana, boda de princesa y ¿salir en las revistas? Creo que no estaría preparada para ello.
La fiesta se desarrollaba de maravilla. A la primera parte de la fiesta habían venido los más íntimos, unos 150 invitados. Después, a las 12 acudirían el resto de invitados, con fiesta con orquesta incluida.
Así que el general subió al escenario, encendiendo el micrófono que luego usaría el cantante, para dirigirnos unas palabras.
- Queridos amigos, estamos como cada año reunidos para festejar el cumpleaños de la mujer más maravillosa que nadie ha podido tener como madre. – hizo una pausa que fue llenada con los aplausos. Pero este año tenemos muchas otras cosas que celebrar.- continuó el general.
- Queridos Amigos, sabéis que hace 28 años mi hermano Enrique falleció de un accidente de tráfico. Sólo tenía 22 años y toda la vida por delante. Cuando falleció nos sumimos en la tristeza….Pero hace poco, descubrimos que se había casado en secreto unos meses antes de fallecer. Y que su esposa estaba embarazada, esperando mellizos
Todo el mundo estaba muy atento, con el corazón en vilo, pues eran amigos de verdad que apreciaban a la familia y muchos vivieron entonces el dolor de la pérdida de Enrique.
- Pero la vida te da sorpresas agradables y maravillosas, y un día mi hijo Carlos encontró a una muchacha en una fiesta de la embajada, que resultó ser la hija de una empleada de la embajada. Investigando acerca de su madre, descubrieron que era la fallecida esposa de mi hermano. Tras realizar distintas pruebas y comprobaciones, se descubrió que eran los hijos de mi querido hermano.
- Y quiero presentaros en esta fiesta tan maravillosa, a mis sobrinos, Marta y Enrique. Por favor acercaros.
Mi hermano y yo nos acercamos al general quien nos dio un fuerte abrazo, emocionado, y todo el mundo aplaudió y vitoreó el emocionante descubrimiento.
- Y no solo eso, además de aportar dos sobrinos, aportan también y de momento, un biznieto para mi madre y otro en camino., Así que ya tenemos asegurado la continuidad de nuestro apellido, exclamó contentísimo.
Todos aplaudieron de nuevo. Y del general les hizo callar de nuevo amablemente.
- Y además otra noticia estupenda. Todos conocen al teniente Caldwell, aquí sentado, conocen que es uno de los oficiales más jóvenes condecorados en nuestro país y que ha destacado en todas sus misiones por su valentía e inteligencia.
Jeff comenzó a ruborizarse
- Y lo más importante, para mi siempre ha sido como otro hijo, compañero y mejor amigo de mi hijo, -continuó entusiasmado- ya no recuerdo cuántas veces tuve que perseguir a ambos y castigar por sus travesuras cuando estábamos en la embajada en Berlín.
- Pues bien, resulta que él y mi sobrina están comprometidos y se casarán en breve, ¡boda a la que estáis todos invitados.!
Ya el aplauso fue atronador, todos se levantaron a conocernos, a saludarnos a presentarse, yo estaba mareada, pero contenta, mi tío estaba enormemente satisfecho, mi hermano en las nubes, todos le decían lo mucho que se parecía a su padre, y mi abuela estaba resplandeciente. Charlie también estaba contento aunque como su madre, se acordaban de su hermana pequeña fallecida a tan temprana edad, que hubiera sido una jovencita adorable. Seguro que se hubiera llevado de maravilla con Marta.
Y después de hablar un rato, comenzó la fiesta. A las 12 empezaron a llegar coche y más coches. Jeff estaba siendo vigilado por Al y KC también estaba allí, yo creo que no me quitaba ojo pero yo estaba con Jeff, ya que casi no conocíamos a nadie.
Me dijo Jeff que venían los de su equipo y que estaban emocionados, porque el general les había invitado. Era un honor. Yo creo que fue también para no sentirnos sin conocer a nadie.
La gente comenzaba a llegar, mi abuela dijo, sube conmigo acompáñame a mi cuarto y por supuesto la acompañé
Me dijo que estaba emocionada por tener su nieto pero que para ella tener una nieta era un maravilloso regalo porque ella adoraba a su nieta Martina, fue una pérdida enorme. Y por ello me pidió por favor que pasase tiempo con ella y que no me molestase por los regalos que podía hacerme, porque ahora mi vida nuestra vida, iba a cambiar y tenía que adaptarme.
- Claro que si abuela, si hace falta viajaré a Alemania, cuando nazca el bebé- le contesté con gran cariño por ella.
- No hace falta que viajes, me quedaré a vivir aquí una temporada. ¿Qué hago yo sola en Berlín, si mi familia está aquí? - me guiñó el ojo- además tenemos que preparar una boda y dos bautizos. Y no me quiero perder nada de estos maravillosos acontecimientos.
Charlie, que también había decidido volver a España, aunque tuviera que viajar a menudo al extranjero se sentía muy feliz.
Fue una gran noticia para mí , Charlie era una persona maravillosa y de verdad que en los pocos días que había conocido a mi abuela la apreciaba con locura.