El ataque en casa

 

Después de esa semana de amor y alemán, me sentía completamente enamorada… había sido maravilloso. Casi no habíamos salido de casa, pero ni falta. Al final el viaje a Alemania se había pospuesto por unas semanas, lo que me alegró pues se acercaba mi cumpleaños y  me gustaría mucho hacer algo especial.

Pero Jeff se marchó a uno de sus “viajes” ahora que ya estaba completamente recuperado y bueno, no estará para mi cumple, pero debía aceptarlo tal y como era, seguro que más adelante celebraremos muchos cumpleaños. A cambio voy a invitar a mi hermano y los niños a mi casa a una cenita especial.

Llega el jueves, mi cumpleaños, llevo a la oficina una tarta que hice ayer. Me gusta la repostería y además tengo una compañera que es celiaca y he hecho un bizcocho sin gluten por ella. Está delicioso igualmente. Viene el antipático del subdirector también a probar el bizcocho y se me acerca por detrás y me dice que le gustaría probar otra cosa.. es realmente asqueroso, pero nadie le ha oído y no puedo hacer nada. Algún día compraré una grabadora y al menos le avergonzaré delante de los compañeros. Aunque puede que ese día me quede sin trabajo… si Jeff lo supiera se pondría bastante enfadado, pero tampoco quiero decírselo. Mientras solo sea alguna insinuación.. tendré que aguantarme.

Esta noche vinieron mi hermano con Sophie y el pequeño Henry y mis dos mejores amigas con sus parejas, mi sobrino entró gritando emocionado… está hecho un trasto… no se parece a mi tranquilo hermano. Han comprado los pasteles que siempre me gustaban y yo he hecho un sorbete. He preparado cosas para picar, porque saldremos al jardín donde he preparado una mesita con mantel. La verdad que estaría muy bien con mi chico pero mi familia es genial.

Se extrañan que no venga. Solo les he podido decir que es militar, y que tiene que viajar a menudo. De todas formas, tampoco quiero saber qué hace realmente. A veces tiene pesadillas, cada vez menos cuando se queda a dormir conmigo, dice que soy como su aspirina, le tranquilizo. Ahora comprende como cuando sus compañeros están deseando volver a casa y recostarse con sus esposas, porque les producen calma y felicidad, como la que dice que yo le doy. Me hace tan feliz... pero seguimos un poco igual, me siento como si me estuviera probando, de alguna manera… supongo que tendré que tener paciencia

Ya han venido todos, estamos picando jamoncito, queso, unas gambas, risas y música, mi hermano está muy contento porque me ve feliz, después de la mala experiencia con el otro tío, y aunque está un poco a la expectativa, lo que más le interesa es lo radiante que estoy.

Las diez, ya vamos a por el postre.. llaman al timbre de la puerta, miro por la mirilla, siempre… consejo de Jeff, y ahí está, ha venido!! Le abro la puerta y le doy un abrazo enorme, y le beso, todavía está vestido de faena, aunque ya duchado, con su petate, ha venido especialmente para mi cumpleaños. Me dice, no podía faltar, y he hecho todo lo posible por venir. No era necesario, pero me encanta. Sigo besándolo, oigo un carraspeo detrás, ya ni me acordaba del resto del mundo. es mi hermano

-  Ya era hora de conocerte, Jeff, - dice mi hermano poniéndose serio y amenazante- Espero que cuides bien de mi hermana -termina diciéndole en voz baja.

Todos lo reciben con cariño y  le dan una cálida bienvenida, el se ve feliz, aunque no esperaba tanto jaleo, se siente cómodo. Sobre las 12 se van todos, ha sido una velada maravillosa, porque Jeff ha encajado muy bien con mi familia, ha contado anécdotas suavecitas y hemos pasado un buen rato.

Nos quedamos solos por fin, Jeff vaa su petate y saca un pedazo de tela arrugada, y me lo da´, hay algo envuelto, es un colgante de plata antigua y piedras azules que dice que son como mis ojos cuando estoy recién levantada. Me lo compró en un mercadillo justo antes de volver y aunque a mí me parece muy elegante para un mercadillo, el detalle es precioso. Me ha encantado.

Nos vamos a la cama a seguir celebrándolo. Al día siguiente, se tiene que ir, me deja una nota porque tiene trabajo. Solo vino a estar un rato conmigo…realmente me debe de querer, aunque no me lo diga…

Me pongo el colgante para trabajar, aunque es precioso y me lo pondría solo para salir, quiero enseñarlo y lucirlo. Me pongo un top azul casi del mismo color y el colgante queda justo antes del escote, ¡es perfecto! Con mi americana blanca y mis pantalones blancos estoy estupenda, radiante, vital. Es como si cada vez que veo a Jeff y estoy con él, el sol me regalase un poquito de su energía…

Me voy a trabajar y todos me dicen lo guapa que estoy... hoy hay mucho trabajo y posiblemente se decida cuándo nos vamos a Alemania.

A las ocho regreso a casa, todavía no se nada de Jeff, ya me puso en la nota que hoy iría liado así que me iré a casa. Además tengo que terminar un informe que hoy no me ha dado tiempo... nada urgente pero si sale el viaje, es mejor que lo vaya preparando.

Llego a casa y comienza el desastre.

Al abrir ya me parece que algo no funciona… ¿solo había dado una vuelta a la llave? Bueno quizá esta mañana estaba tan emocionada que ni me había dado cuenta.

Pero al entrar, alguien me coge de la cintura y me tapa la boca. Pataleo y lucho todo lo que puedo. No grites, me amenazan en un acento extranjero.

-  Si no gritas quitaré mi mano de tu boca. No te vamos a hacer nada… ¿comprendes? – dice el que parece ser el cabecilla.

 

Asiento con la cabeza y veo que hay dos tíos enormes, uno de ellos de tez oscura y el otro tan rubio que parece albino. Y creo que hay otro dentro de mi cocina.

-  ¿Quien eres tu? -me preguntan sentándose en mi sofá. Y haciéndome sentar a su lado sin soltarme del brazo.

Miro extrañada, me están atacando y no saben quien soy. Me llamo Marta digo temblando..

-  Mira, lleva el colgante. -Dice otro de ellos arrancándomelo del cuello.

-  Es muy fácil zorra -me dice otro, y realmente da miedo, -vas a llamar a la persona que te dio este colgante y le vas a decir que venga aquí ahora mismo, que lo necesitas urgentemente.

Pero les digo, es un chico que a veces salgo y no se si vendrá. Me insisten porque dudan ya que el colgante era caro y no creían que solo era una relación pasajera… Así que me amenazan para que venga o realmente te haremos mucho daño, a ti y averiguaremos quién es tu familia y también le haremos daño.

Uno de ellos sonriendo malévolamente, me amenaza con cortarme cada uno de los dedos sino llamo a Jeff. Les oigo decir su apellido y su rango, creo que lo conocen

Estoy aterrorizada pero no quiero que el miedo me paralice.

Mi padre me enseñó a mantener la calma. El me hizo salir a cazar y una vez se acercó un jabalí tanto que podíamos oler su cuerpo, un hedor horrible. Mi padre me dijo que si me movía el jabalí atacaría, así que tuve que estar unos largos y horribles quince minutos sin moverme. Eso me enseñó a calmar la mente, y además mi padre me entrenó los siguientes años… hasta que murió mi madre… pensé que tenía que mantener la calma, por él y por mi. Y por mi familia.

Dudaba pues si le llamaba estaría en peligro. Si no le llamaba, no sabía qué podrían hacerme. Creo que él querría que le llamase, pero tengo que avisarle de alguna forma.

Al me dio su teléfono, me hizo memorizarlo, si le llamaba a él quizá pueda…

-  Está bien le llamaré, si me prometéis que no nos haréis nada, -asiento asustada pero firme.

Me aseguran que solo quieren hablar con él. No lo creo en absoluto, pero no veo cómo salir.

Llamo a Al y contesta, ¿si?

-  Hola Jeff, soy Marta - Creo que al estará bastante asombrado como para darse cuenta de que algo puede pasar. … espero.- Mira le digo que me preguntaba si podrías venir lo antes posible porque … tengo una sorpresa para ti. Se pone Jeff al teléfono, debían estar juntos. Y me sigue la corriente.

-  ¿Estás bien? – pregunta preocupado

-  Si, ahora estoy bien, pero quiero que vengas, esta noche conmigo, tengo una sorpresa… muy grande, por favor, ¿puedes venir? – mi voz suena un poco apurada pero los hombres no dicen nada.

-  Si claro, -me dice,- llevo una pizza?

Mi cabeza da vueltas… ¿una pizza? Intento comprender por qué me ha dicho que trae una pizza, si realmente ni le gusta.

-  Dime, Marta, cuántos ingredientes  encargo, -enfatizando en el cuantos y creo que lo entiendo… supongo que me pregunta cuántas personas hay,

-  Queso, jamón y champiñones - le digo tres ingredientes, espero que eso le indique algo.

-  Te llevarán la pizza en una media hora, porque yo hasta dentro de una hora aproximadamente no podré ir.- comenta comprendiendo- ¿No te importará pagarla?

-  Claro que no… - contesto con ganas de llorar.

-  Nos vemos en una hora o menos.. ¿podrás esperar? -Me dice preocupado, y le contesto que sin problemas, aunque quisiera salir corriendo.

Su voz se ve algo angustiada pero intenta mantener la calma.

Los hombres asienten y se preparan para recibirlo.. tienen cuchillos grandes, o como se llamen y uno de ellos lleva una pistola. Estoy aterrorizada…creo que no van a hacer nada bueno, me hacen poner la tele y sentarme en el sofá, uno de ellos va a la cocina y dice, que bien nos tomaremos la pizza antes de que llegue y se ríe… los otros dos son muy serios y amenazadores, están conmigo en el salón. El tiempo pasa muy lento, sudo, me quito la americana… pues iba a salir a comprar. Sólo uno me mira con mala intención. Mira mis pechos y se lo que está pensando. Le dice algo en un idioma que no comprendo a otro, me mira y se ríe de forma desagradable. Pero el que parece ser el jefe los hace callar. Se callan. Solo miran por el balcón.

A la media hora suena el timbre. La pizza. Me advierten, no hagas tonterías o tu y el repartidor de pizza lo pagaréis. No quiero meter a esta persona que venga, pero todavía no estoy segura por qué Jeff envió una pizza, ¿no me entendió? realmente ha encargado una pizza. Dios mío, qué pasará cuando él venga. No podrá con los tres, pienso inocentemente, y yo aquí en medio...

-  Abre la puerta al repartidor y ten cuidado con lo que dices. -Me advierten amenazadoramente.

Abro la puerta, viene una chica de color y me dice 18,50, llevo 20 euros pero me dice que necesita el cambio justo, le digo que se lo quede y me dice que no, que no admiten propina, por señas me indica que vaya a la cocina a buscarlo, y me guiña el ojo, veo que es KC ¡! ah… voy hacia el pasillo y entonces todo se precipita.

Ella entra rápidamente detrás de mí y me empuja hacia la cocina, dos personas entran más, van hacia el salón, se oye lucha y cosas por el suelo, cristales rotos….mientras el que estaba en la cocina había ido al baño, KC me empuja hacia la puerta de la cocina, para que salga, y comienzo a salir, mientras ella viene detrás de mi, pero el que estaba en el baño la coge por detrás y la tira al suelo. Comienza a darle patadas. KC me grita que corra, pero no puedo dejarla mientras el tio ese le da patadas, así que cojo una pala del jardín y vuelvo a entrar, dándole con la pala en la cabeza. La pala se parte y yo me quedo muy dolorida de la repercusión del golpe. Se vuelve hacia a mí. Kathy está tirada en el suelo y no se mueve. Entonces cojo una sartén de las que tienen fondo de aluminio y amenazo al tipo con ella. Él va a sacar algo del bolsillo y antes de que lo saque, le doy con la sartén, como si fuera una raqueta, pero él ya había sacado la pistola y había disparado.. a mí.

En ese momento entra Jeff en la cocina y se lanza sobre el hombre y lo derriba, dejándolo inconsciente, o muerto, no se, yo di un paso hacia atrás y vi que salía sangre de mi costado, pero no me dolía mucho, aunque… creo que me iba a desmayar… empiezo a verlo todo negro…

 

Jeff estaba furioso y a la vez angustiado por ella. ¿Cómo es posible que pasara esto? Cuando recibió la llamada de Marta estaba cambiándose para bajar a verla. Y al principio le pareció muy extraño, enseguida adivinó que pasaba algo raro. Cuando le ofreció la pizza y le preguntó por los ingredientes, daba gracias al cielo que ella fuera tan inteligente y hubiera adivinado que se refería a las personas que la retenían.

Si hubiera sido por él, se hubiera metido en su casa como un huracán, estaba tan furioso que no podía pensar. Menos mal que Al y KC pensaron el plan de la pizza. Ella se ofreció voluntaria para entregarla y planificaron que se la llevarían a la cocina. Fueron los tres, aunque tenían a los del equipo preparados por si alguno huía. Llegaron delante de la casa y vieron con cámaras térmicas tres individuos efectivamente y Marta. Un cuarto individuo sospechoso estaba fuera de la casa. Erles se encargaría de él.

Enviaron a KC ala puerta con las pizzas que habían cogido de la cafetería de la base para que fuera más creíble. Y valientemente se acercó a la casa. Llevaba una cámara en la cazadora y así podían ver y oir todo.

Cuando Kathy se acercó a la casa y Marta abrió Jeff sufrió por ver la mala cara. Enseguida se precipitó todo. Ellos preparados para entrar rápidamente en cuanto se llevase a Marta a la cocina, y dirigirse al salón, donde estaban los dos tipos esperando. Otro estaba por dentro, pero tenía que ser así.

Entraron en el salón, hubo una gran lucha, algunos muebles destrozados, pero pudieron reducirlos, mientras escuchó también una lucha en la cocina, Jeff se fue hacia allá alarmado, y llegó en el momento que Marta le daba un sartenazo al tipo que llevaba una pistola, aunque tuvo tiempo de dispararle a marta. Jeff se lanzó por el tipo, que, aunque atontado por el golpe, no había soltado la pistola.

- Marta, Marta- escuché un susurro preocupado

-  No quiero despertar, despertar duele.. – lloriqueo como una niña. Siento que estoy en una cama, supongo que en algún hospital.

- Marta Marta… me escuchas… por favor, dime algo.- suena realmente apurado

Si, es Jeff, me llama... no puedo ni abrir los ojos, pero siento su mano en la mía y se la aprieto un poco. Lo oigo suspirar. Me acuerdo de KC, seguro que Al vendría también .. intento hablar… preguntarle por ellos. Solo me sale Kathy… abro los ojos, Jeff está y ella también, me sonríe, pregunto por Al, quien entra en este momento, lleva el brazo vendado, pero está bien.

Mi chica lista... dice Jeff con orgullo, y valiente dice Kathy. Estamos orgullosos de ti.

- ¿Que pasó? ¿Cómo?- pregunto confusa

- Bueno, antes de contarte nada, - contesta Jeff- solo decirte que está todo arreglado y solucionado.

- El colgante…. – digo balbuceando pues todavía estoy atontada por la anestesia- ellos me lo arrancaron- Jeff me mira., Una cara larga y sorprendida  se asoma en Jeff.

- Cielo – me dice Jeff muy serio- lo siento ahora me tengo que ir. Escucha, en cuanto estés preparada, van a venir a tomarte declaración y es importante que digas todo lo que recuerdas, absolutamente todo. Puedes hablar con tranquilidad. Yo tengo que ir a dar mis informes, pero Kathy se quedará contigo todo el tiempo y si me necesitas ella me llamará  y vendré enseguida. Lo siento..- vuelve a decir besándome suavemente en la frente.

Asiento para que se calme pero no me apetece nada que se vaya. Solo quiero que me abrace y quedarme así para siempre.

-No pasa nada, me voy encontrando mejor. ¿Me operaron? – pregunto a Kathy cuando Jeff ya se ha ido.

- Ha sido un rasguño, la bala te pasó por la piel en un lateral, porque te giraste, fue una suerte o muy inteligente por tu parte…

-Me temo que suerte, pero mejor - suspiro-¿Y mi casa?

-Jeff te contará luego – dice Kathy desviando la mirada

- ¿Tan malo ha sido? – pregunto desanimada

- Me temo que un poco.. sabes lo que son los elefantes en una tienda de vidrios.. – intenta bromear Kathy para quitarle importancia y que no me preocupe.

- Está bien -suspiro cerrando los ojos – al menos estamos bien todos.

No se qué hora es, me entra sueño y me duermo. Me despierto al rato, no se cuánto he dormido. Kathy está conmigo.. Parece también dolorida. El tipo le dio alguna patada, pero es una mujer muy dura y sigue aquí.

Me miró antes preocupada, pero quien más le preocupa es su hombre, Al y Jeff.

Llaman a KC a ver si estoy despierta y en condiciones de declarar. Le digo que si, pero necesito ir al baño y comentan que se pasarán en media hora. Jeff no va a estar… no lo he visto, aunque KC me ha dicho que se había vuelto a pasar cuando estaba dormida.

Son la seis de la mañana, me entero por fin. Tendré que llamar al trabajo. Se lo comento a Kathy, pero no tengo mi móvil aquí… no tengo nada, ni bolso ni ropa, ni siquiera sé en qué hospital estoy. Le pregunto a KC, me dice que estoy en la base. Que no necesito nada que no me preocupe, pero me siento algo frustrada.

Voy al baño aún estoy mareada, me aseo un poco…. Los puntos me tiran. Llevo por delante y por detrás.  Me miro en el espejo..si pienso que realmente he estado a punto de morir… me muero de miedo y me paralizo. Me falta el aliento.

Me lavo la cara y hago las cosas que tengo que hacer. Y salgo. Tienes mejor aspecto me dice KC, animándome. Me da un zumo y unas galletas. No tengo hambre pero me sientan bien, te quedaste sin pizza, bromea ella. Fue una gran idea de tu Jeff, dice, no sabíamos qué pasaba pero fue muy inteligente llamar a Albert en lugar de a Jeff, él está realmente orgulloso de cómo reaccionaste y cómo llevaste la situación. Y le diste bien al tercero,

- ¿si? ¿Lo hice? – digo intentando recordar

-Si le diste un buen golpe con la sartén, lo que hizo posible que Jeff pudiera reducirle. Aunque te disparó fue de lado y gracias a que te defendiste, estás aquí.

- En quince minutos vienen a tomarte declaración. Tu cuenta las cosas tal cual y contesta a las preguntas, a todas, vale, sin esconder nada, es importante. Me dice muy seria.

-De acuerdo- asiento también seria.

Llegan el grupo para interrogarme. Uno de ellos, parece que el que manda, lleva muchos “pines” en la solapa y tiene un aire de líder. Viene con dos personas más, uno de ellos con cámara.

-Soy el general Fernández, me dice, un poco paternal, pero firme necesitamos que nos cuente todo lo que pasó ayer, y lo vamos a grabar, ¿accede a ello?

Miro a KC, asiente, y le digo que si. Supongo que será lo normal.

-Señorita, cómo se llama usted.

-Me llamo Marta Guerrero del Campo,  (muy apropiado piensa el general que ya sabe qué ha pasado)

-Digame Marta, si me permite llamarla así, asiento. ¿en qué trabaja usted? – le miro asintiendo.

-Soy relaciones públicas de una empresa, que fabrica piezas electrónicas  para ordenadores. 

- ¿Viaja usted al extranjero a menudo? ¿Cuando lo solicita la empresa?¿tiene familia fuera?

-No a todo – contesto firmemente. Todavía no he empezado a viajar realmente.

Y así más de veinte preguntas personales… ya estaba enfadándome. Como si yo tuviera la culpa de que me atacaran… Pero seguía

-Qué relación tiene usted con el teniente Caldwell?

- Salimos. Le digo, desde hace 6 meses y medio.

- ¿Tienen ustedes, una relación profunda?

-Si. – pues para mi lo es

-¿Cómo de profunda? – insiste el general Fernández

- ¿realmente esto es importante para la investigación? -Le digo frustrada.
-Si, lo es, - sigue diciendo el general

- Pues bien -le digo, -salimos, nos acostamos y además es un amante fabuloso, ¿esto le vale? Le digo con mi cara colorada por haber tenido que hablar de cosas íntimas.

-Si, - y disimula la sonrisa mirando hacia un lado…

Lo que no supe hasta después es que en la sala de al lado estaban Jeff y parte de su equipo viendo la grabación y todos palmearon su espalda cuando lo dije… si lo hubiera sabido entonces creo que me hubiera hundido en la cama y me hubiera tapado la cara con la almohada. Pero Jeff realmente estaba satisfecho.

-Y ahora, Marta, por favor cuénteme lo que pasó esa noche. Y comenzó el terrible relato, intentando dar todos los detalles posibles de lo que decían, aunque hablaron poco en español, lo que me iba acordando… y al final, después de una hora, ya me dejaron. Las palabras que escuché aunque no entendí…

El general parecía satisfecho con el resultado. Yo después de que me desmayé no supe qué pasó, pero intentaría sonsacar a Jeff o a KC… sobre todo para saber cómo estaba mi casa. Y los vecinos..., si escucharon el ruido. ¿llamarían a la policía?

Necesitaba saber todo eso.

Jeff entró y me dio un beso, nos dejaron solos. Le digo que no se qué tal habrá ido, tranquila, ha ido bien, lo he visto desde la sala de al lado, no podía estar aquí, pero estuve contigo. Uy… ahora caí en lo del amante, por eso estaba tan ufano.

-Ha ido todo bien, el general ha valorado mucho tu actuación. Y tendremos que investigar, pero tu ya tranquila.- dijo acariciándome el brazo.

-Pero ¿y mi casa, mi trabajo? Tengo que avisar, - apremié a Jeff

-Lo siento pero no cogí el móvil ni tu bolso, y tu casa.. bueno, está un poco revuelta. He enviado un par de personas que recojan algo, pero de momento, tampoco puedes volver. No sabemos si tienen localizada tu casa y tu trabajo porque ayer llevaste el colgante a trabajar. Así que cuando salgas mañana, te vendrás a mi casa. Si te parece bien.

Me quedo un poco parada… esto no me lo esperaba. Bueno, ¿pero mis cosas?

-Iremos un momento a buscar una pequeña maleta o envío a KC si no tienes fuerzas. – comentó Jeff resignado que fuera a la casa.

-No prefiero ir yo y coger lo necesario. Pero¿de verdad es necesario?

-Lo es, de verdad. Creeme.- contestó seriamente besándome en la frente.

Y sus ojos tenían una mirada triste como esto no es lo que quería. Siento que debo consolarle.

-No te preocupes, que estar contigo es lo mejor que puedo pedir. Adelantaré las vacaciones y listo.

-Lo importante es que todos estemos bien- insisto, y Jeff me miraba sorprendido porque al final, soy yo la que le estaba animando.

Al día siguiente solicitamos el alta del hospital y me iba a ir a casa de Jeff, el se había ido a trabajar, supongo que a investigar lo que había pasado, así que KC me iba a acompañar, aunque le había dicho que se fuera, que tendría que estar con sus pequeños…. Finalmente se va, tras dejarme en casa de Jeff.

Él me había dicho que cogiera lo que necesite y lo primero necesitaba ducharme, como pueda, sin tocar los puntos y cambiarme de ropa. La ropa que traía estaba manchada y me habían dejado una camiseta que había por el hospital. así que me metí a la ducha y me lavé el pelo.

Olí las colonias de Jeff, me recuerdan a él. La verdad que me hacía sentirme bien tener su olor presente. Voy a su dormitorio y creo que tendré que buscar algo que ponerme. En un cajón veo sus calzoncillos ordenados, escojo unos negros tipo bóxer, y me imagino lo sexy que estará. Y una camiseta no demasiado grande. Yo que soy más bajita que él, me queda como un minivestido, pero para ir tirando, hasta que pueda volver a casa, me vale. Me ha dicho que espere un día porque enviará a alguien que recoja un poco. No se qué puedo esperarme. 4 tios enormes pegándose en mi salón, no quiero imaginarme cómo puede estar aunque la lucha durase poco.

Mejor pongo música y con eso me animaré. Sintonizo una emisora con salsa… ya hace mucho que no vamos a bailar, desde que cogió el alta y comenzó a trabajar, los únicos bailes que hemos hecho ha sido en casa, a veces, cuando le obligo a bailar un poquito conmigo, y por supuesto, los bailes “horizontales”, esos hemos tenido muchos y satisfactorios, la verdad que me siento muy mimada y adorada. Si tenía algún complejo acerca de mis curvas, con lo que le gustan a Jeff, se ha ido completamente.

Justo sale una de mis canciones favoritas y subo un poco la voz. La suerte de la casa de Jeff es que como es una casa individual no tenemos vecinos pared con pared, y además seguramente estén todos trabajando.

Jeff había conectado su webcam del salón de su casa, preocupado de como estaría Marta y la había visto que se había duchado y que se había sentado en el sofá, y cogido su camiseta y lo había olido con satisfacción. Se había puesto uno de sus bóxer  y una camiseta, y un poco de música y cuando ya iba a desconectar, no pudo porque al oir una canción se puso a bailar. No pudo menos que sonreir… Al se asomo a su teléfono, y dijo es una superviviente” como tú, vamos a la reunión,

-De acuerdo, -sonrió Jeff.- Todavía no se creía que no le hubiese dado un bajón… pero tarde o temprano puede que ocurra, una persona como ella no acostumbrada… no puede estar tan bien.

Marta se dispuso a tomarse algo, estaba algo aburrida, y fue a la nevera, a ver qué había, no mucho frunció el ceño.. pero galletas y café si podía tomar…

Recibió una llamada, era Jeff que se verían a la hora de comer,  pero antes iba a pasar  KC a buscarla por si quería ir a casa y recogerlas cosas…

-Casi me da miedo, pero tengo que ir. -suspiró Marta disponiéndose a prepararse, sobre todo mentalmente.

-En diez minutos pasa Kathy – le dijo Jeff, colgando.

Me puse de nuevo el pantalón blanco, y la camiseta que llevaba de Jeff, las sandalias todavía estaban enteras y ya peinada y lista vino ella enseguida.

-¿Qué tal estás? me preguntó un poco seria.

-Bien le dije.. -pero no estaba convencida. - Estoy viva, ¿no?

-Estamos todos bien… es lo que importa- asintió Kathy

- Quiero darte las gracias otra vez por arriesgar tu vida y a tu marido también.

- Tu también te arriesgaste por mí. Volviste… - y KC me miraba como si no fuera cierto, como si hubiera hecho algo totalmente imposible.

Ya…

Y ya no volvimos a hablar en todo el camino., siempre cuidan de Jeff, lo se, pensé eso es magnifico

Llegamos a casa, menos mal que el vecino más cercano estaba de viaje, y no escucharon mucho, al vivir en una casa unifamiliar.. Entré en casa y en el salón… casi me dio un ataque de nervios… la televisión reventada, la vitrina de mi madre con su vajilla , rota, creo que no había nada que se hubiese salvado. El sofá está desecho por una parte y la mesa de centro también. Dos sillas completamente rotas, en un rincón, esperando ser tiradas… y bueno, la verdad que parecía que había pasado un huracán… cuando vi los retratos de mis padres y de mi hermano encima de la mesa, medio rotos ya no pude más y exploté, me fui llorando a mi habitación.

KC no sabía qué hacer. Vino detrás, pero la eché. Le dije que me diera tiempo.. y lloré lloré, por todo, por lo que podía haber pasado, por el peligro, por mis cosas, por la vajilla de mi madre, fallecida y que no podría recuperar, hasta por la tele. Lloré y lloré sin parar, Kathy creo que se asomó pero no dijo nada… al final, ya dejé de llorar. No se cuánto tiempo estuve, si fueron diez minutos o una hora, pero me dije a mi misma lo que había dicho antes. Bien estamos vivos y lo demás no tiene importancia.

Así que me metí al baño y me lavé bien la cara, lo habían limpiado también … recogí las cosas necesarias y comencé a hacer la maleta.

Ya salí con mi cara menos descompuesta, los ojos rojos como si hubieran dado dos puñetazos. KC no me dijo nada, pero yo le pedí que no le comentase que había estado llorando a Jeff. No quiero que se preocupe.

-Además son cosas materiales, todo tiene arreglo- Le dije, más para mi que para ella.

Y ya nos fuimos para la base de nuevo, otra vez sin hablar, sin embargo, la veía un poco más cercana, me miraba de reojo por ver cómo estaba, pero no quería hablar. Había cogido el bolso con el móvil y mi portátil, porque tengo que seguir mi vida. En el trabajo, llamé y comenté que me habían atracado y por eso estaba en casa de mi novio. Es lo más creíble y parecido. A mi cuñada y hermano, les comenté lo mismo. Mi hermano insistió en verme, pero le convencí que estaba bien, solo un poco asustada.

Ya en la base, mi cara estaba más animada, con mis cosas, ya me sentía mejor.

Los días pasaron y yo me iba recuperando tanto física como anímicamente. Y ya estaba dispuesta a volver a casa definitivamente. La casa estaba recogida y limpia, aunque con menos cosas… pero Jeff me había regalado una televisión y habíamos comprado una vajilla juntos, que, aunque eran cosas materiales, me ayudaban a seguir con la normalidad.

La investigación no estaba dando resultados. Los hombres a los que habían interrogado no habían dicho nada y aunque había palabras que le había dicho a Jeff que me sonaba que ellos habían pronunciado, como venganza, americano, y su nombre… además de la palabra violación… que era lo que me debía esperar, ningún contacto había respondido positivamente, nadie los conocía y ni siquiera eran todos árabes. Uno era ruso y los otros dos no se sabía de donde era. Lo que tenía claro es que eran mercenarios contratados.

Jeff debería viajar pronto para seguir investigando, y, aunque estaba más calmado, todavía se enfurecía por haber puesto en peligro a Marta. Se enfurecía consigo mismo. Incluso le había propuesto dejar la relación, pero ella se había negado.

Así que como despedida, ya que él se iría el lunes, el domingo organizaron una barbacoa en casa de Al, todo el equipo. Siempre lo hacían cuando estaban todos, porque nunca se sabía cuándo alguien podía no volver. Así era su vida.